Los efectos potenciales de los productos agrícolas transgénicos sobre los ecosistemas naturales
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- El 1 enero, 2000
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Por Sergio F. Méndez Velarde* y Eliane Ceccon**
En las últimas décadas, los avances tecnológicos relacionados con la biología, entre ellos la biotecnología, han tenido un desarrollo y crecimiento muy importantes, como ha sido en la industria farmacéutica y más recientemente en la agricultura. Después de la revolución verde en los años sesentas, se considera que la biotecnología (producción de transgénicos), en un futuro próximo deberá ser un factor importante en la duplicación del rendimiento medio de los productos agropecuarios. Aunque se menciona que la biotecnología será en el futuro la solución a los problemas en cuanto a la producción de alimentos, en cantidades tales que lograrán combatir el hambre en el mundo, existen muchos investigadores que no están totalmente de acuerdo con estas afirmaciones, y que si bien se logrará cumplir parcialmente lo antes mencionado, los costos sociales, de salud y ambientales serían demasiado altos.
Pero al final, ¿qué es un producto transgénico? Esta duda ha inquietado a muchas personas en el mundo, sin embargo, la información en la prensa acerca de estos organismos es generada esencialmente por dos corrientes: por un lado los que pertenecen o representan a la industria privada (prácticamente cinco compañías) y gobiernos de algunos países, y por el otro, algunas instituciones de investigación y organizaciones no gubernamentales. Las primeras están de acuerdo en el uso y aprovechamiento de los transgénicos en la producción de alimentos y le encuentran muchos beneficios en varios ámbitos, mientras que los segundos, dudan de la gran mayoría de estos beneficios y desean ponerlos a prueba mediante la investigación científica.
Todos los organismos vivos están constituidos por conjuntos de genes. Las diferentes composiciones de estos conjuntos determinan las características de cada organismo. Esa composición es conocida como genoma y está formada por genes. Lo que hace un animal ser diferente de una fruta es el genoma que tiene. Entre individuos de la misma especie, existe la variedad genética, fundamental para la viabilidad de la misma especie ya que resulta en individuos diferentes entre sí, con capacidades distintas de adaptación a un ambiente. Sin embargo, individuos de la misma especie tienen genomas iguales. Los transgénicos u organismos genéticamente modificados, son individuos creados en laboratorio con técnicas de la ingeniería genética y que consiste en la transferencia de un gen responsable de una determinada característica de un organismo a otro, manipulando su estructura natural, modificando así su genoma. No existen límites para esta técnica. Es posible crear combinaciones nunca imaginadas entre animales, plantas, bacterias, etc. Un ejemplo muy conocido es el del maíz transgénico Bt, un maíz al que se le han agregado los genes de la bacteria Bacillus thuringiensis que produce naturalmente las proteínas que protegen a la planta contra los insectos tales como el barrenador del tallo en el maíz europeo. Es importante mencionar que en estos organismos el impacto potencial no sólo lo constituye la presencia de un gen novedoso en el organismo, sino la posibilidad o probabilidad de que el gen sea transferido a las variedades silvestres o criollas en la reproducción, con posibles efectos que no necesariamente se pueden conocer de antemano.
En realidad, mucha gente considera que el principal problema con relación a los transgénicos es la desinformación hacia los consumidores potenciales y a la escasez de verdaderos estudios científicos, relacionados a los posibles riesgos, tanto a la salud humana (consumo) como al ambiente (liberación). Casi siempre los cambios en la ciencia llegan a toda la población a través de interpretaciones periodísticas, que van de lo alarmista hasta lo puramente técnico, sin que medie una interpretación práctica que ayude a la población a tomar una posición frente a los avances en la ciencia, por lo que las innovaciones que involucran modificaciones genéticas resulten aun más lejos del entendi-miento de la sociedad en general.
Posibles afectaciones por los trangénicos a los ecosistemas naturales
En la actualidad, el objetivo principal de las investigaciones de los organismos genéticamente modificados en la agricultura se centra en el incremento de las cosechas, utilizando la biotecnología para generar plantas con ciertas carac-terísticas que beneficien su desarrollo como serían el:
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Aumento de la sobrevivencia a las sequías, heladas y otras condiciones ambientales extremas.
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Reducción del uso de pesticidas. Como sabemos el uso de buena parte de los pesticidas tiene efectos negativos en la salud humana y en los ecosistemas. Las industrias biotecnológicas argumentan que el uso de pesticidas sería mucho más reducido en los cultivos de organismos genéticamente modificados pues sólo utilizan uno (actualmente el glifosato), que afecta menos el ambiente y la salud humana.
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Mejor alimentación y nutrición. Se afirma que los organismos genéticamente modificados tienen un gran potencial para mejorar la nutrición de los seres humanos y animales, ya que se puede insertar genes para que sean más nutritivos, contengan más vitaminas, minerales o proteínas.
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Mayor productividad agrícola. Los organismos genéticamente modificados tendrían mayor rendimiento por hectárea, lo que posibilitaría contar con más alimentos para las poblaciones que pasan hambre.
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Mejor posibilidad de conservar los alimentos. Se han insertado genes para alargar el tiempo de maduración del jito-mate para que pueda conservarse más tiempo en los anaqueles, lo que podría evitar que se pierdan alimentos y que haya más oferta.
Sin embargo, los beneficios que pudieran obtenerse de los avances de la biotecnología podrían ser breves, ya que éstos a la larga podrían tener implicaciones graves y provocar daños a la salud y posibles afectaciones a los ecosistemas. En el caso de los daños al ecosistema, el principal problema lo tienen aquellos organismos genéticamente modificados que son liberados al ambiente y los riesgos de que estos organismos sufran modificaciones, varía de acuerdo con la construcción genética de que se trate y son estos riesgos los que deben evaluarse, sobre todo si se considera su liberación al ambiente a gran escala. Es en este tipo de riesgo hacia donde se deben encaminar las in-vestigaciones, ya que se considera que en la actualidad no han sido suficientemente estudiados, y se desconoce el comportamiento de ciertos transgénicos en los ecosistemas, tales como los efectos que sus modificaciones puedan generar sobre sí mismos y otros organismos y lo que pueda ocurrir bajo condiciones ambientales distintas de aquellas en que fueron creadas, como serían; variaciones de temperatura, exceso o falta de agua, relaciones con otros seres vivos, por mencionar algunos.
Dentro de las afectaciones a los ecosistemas y cultivos que podrían causar los organismos transgénicos ya disponibles en el mercado podrían ser:
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Perdida de variedades silvestres, criollas y comerciales (erosión genética), ya que en estos cultivos innovadores se continúa con el modelo agrícola basado en la homogeneidad genética y/o monocultivo. El mayor riesgo se presenta sin duda alguna, en las zonas tropicales, caracterizadas por su amplia biodiversidad en flora y fauna.
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Desplazamiento de otras especies que comparten un mismo ecosistema, por poseer ventajas que le fueron conferidas mediante la ingeniería genética.
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Pequeños cambios en las condiciones ambientales pueden provocar efectos negativos en el desarrollo de las mismas especies transgénicas debido a su homogeneidad génica.
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Posible formación de peligrosos virus y bacterias. Los organismos genéticamente modificados liberados en el medio ambiente pueden mutar, o transferir sus genes nuevos a otras especies, con efectos impredecibles para las especies y los seres humanos.
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Contaminación genética, es decir, los genes de estos organismos pueden reproducirse, transmitirse, sufrir mutaciones y vincularse por fertilización cruzada a OGM u otras especies cultivadas o silvestres. Un caso representativo es del maíz mexicano, ya que México es el país centro de origen de este cultivo. Según los conocimientos y la teoría actuales de la genética del maíz, el cruzamiento con trangénicos no tendría un gran efecto en su diversidad genética. La mayoría de los genes del maíz son independientes y se difunden en manera independiente en una población de maíz porque no permanecen ligados a otros genes. Por ejemplo, si una variedad transgénica de grano amarillo que contiene un transgen como el Bt se siembra junto a un maíz tradicional de grano blanco, después de algunas generaciones, habría: plantas de grano amarillo con el transgen; de grano blanco con el transgen; de grano amarillo sin el transgen; y de grano blanco sin el transgen. Por lo tanto, aunque el gen haya sido introducido en el campo, la diversidad no ha disminuido, incluso se podría argumentar que ha sucedido exactamente lo contrario, es decir, la diversidad en general ha aumentado. Sin embargo, es fundamental recordar que las variedades de maíz que se cultivan en el campo están sometidas a la selección natural y al manejo de seres humanos, lo cual influye grandemente en si un gen (y la carac-terística que éste confiere) se pierde o se fija, y con qué frecuencia ocurren esas dos situaciones. En el caso del maíz mexicano posiblemente el factor más contundente y menos comprendido que influye en la diversidad genética y en el mantenimiento de los maíces criollos sean las prácticas que utilizan los agricultores, sobre todo las que aplican a la hora de seleccionar la semilla que sembrarán el próximo año, porque promueven el flujo de genes. Por tanto, sería razonable pensar que si los pequeños agricultores de México tuvieran acceso a variedades transgénicas y las perci-bieran como valiosas, las difundirían entre sus poblaciones de maíz criollo. Todo este proceso es muy complejo e incierto y por tanto es importante investigar, principalmente, cómo todo esto afectaría los ingresos y las prácticas agrí-colas de estos pequeños agricultores.
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Aceleración en el desarrollo de la resistencia de organismos patógenos para los que se diseñaron los organismos transgénicos. Las plantas naturalmente producen su propia resistencia a los patógenos, esto significa la exposición en todo momento de los insectos considerados plaga a un factor de presión, lo que en cualquier ser vivo obliga a desarrollar mecanismos de resistencia, que en este caso puede ocurrir más rápido, lo que pudiera provocar un desequilibrio en el ecosistema natural.
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El que se desarrollen las consideradas como “súper malezas”, por el desarrollo de resistencia a herbicidas en parientes silvestres consideradas algunas como “malas hierbas o malezas”.
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-Efectos imprevistos en la biogeoquímica, especialmente debido a las repercusiones sobre las poblaciones microbianas del suelo.
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Los cultivos de soya transgénica, que utiliza el herbicida glifosato están causando un gran incremento el uso de este herbicida. Existen evidencias de la persistencia de glifosato en millones de hectáreas, que va a parar a los cuerpos de agua, en los ríos y las capas freáticas.
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Una pérdida de diversidad vegetal por el uso de un mayor número de herbicidas, ya que el 70% de los cultivos trans-génicos han sido modificados para resistir los herbicidas. O por el uso de la tecnología denominada “terminator” mis-ma que fue objeto de un amplio rechazo mundial, fuera del ámbito de las transnacionales productoras de los organismos genéticamente modificados. Como su nombre lo indica, es un gen que programa la terminación o improductividad de las semillas híbridas al ser resembradas. Ese gen aún no se usa pero, indican voceros de Monsanto, citados en Scientific American, “podría ser requerido para proteger sus patentes”. En muchos países este gen es visto como una amenaza a la agricultura tradicional porque los campesinos generalmente separan una parte de los granos producidos para resembrarlos en el siguiente ciclo. Ese gen podría acabar con la sabiduría milenaria de los campesinos para seleccionar semillas adaptadas a las condiciones reales de la agricultura. El único beneficio en este caso, está en manos de unas pocas transnacionales que garantizan una venta anual de semillas manipuladas, a la vez que au-mentan el comercio de determinados agroquímicos, relacionados con los organismos genéticamente modificados.
Estudios emblemáticos: Los efectos sobre los organismos no considerados como blancos de la modificación genética
En Estados Unidos el polen del maíz transgénico Bt, fue transportado (por vientos, lluvias, pájaros, abejas e insectos) y depositado en el “algodoncillo” único alimento de las larvas de la mariposa monarca. El efecto sobre esta especie fue una baja en el crecimiento hasta la muerte de cerca del 50% de la población, según comprobaciones con base a experimentos realizados por la Universidad de Cornell, Nueva York en 1999 y por la Universidad de Iowa. Ambas universidades llegaron a la conclusión que el polen del maíz transgénico Bt, afecta negativamente a esta especie de lepidóptero.
Un estudio más, fue el que realizó la Royal Society, solicitado por el gobierno de Reino Unido. Este estudio evidenció afectaciones negativas severas para los ecosistemas asociados a cultivos transgénicos. Como ejemplo, se encontró una reducción hasta en cinco veces de la flora aledaña a los cultivos transgénicos de remolacha y canola, lo cual tiene un impacto en cadena sobre las especies de abejas y mariposas (que se redujeron hasta en un 25%), y posteriormente sobre las especies de aves que se alimentan de éstas, afectando significativamente la cadena trófica.
Los estudios arriba mencionados presentan algunas evidencias de los efectos negativos de los organismos genéticamente modificados a los ecosistemas, pero es necesario aún realizar un número mayor de investigaciones. También, por lo menos se les debe exigir a los gobiernos, sobre todo de los países consumidores de los organismos genéticamente modificados, el etiquetado de los mismos, lo que le daría a la población confianza y la opción de elegir.
Se debe exigir a los gobiernos de Latinoamérica y países consumidores no productores el cumplimiento de las leyes y acuerdos internacionales, que como el caso de México; aunque cuenta con la ratificación y la aceptación el Protocolo de Cartagena de Seguridad Biotecnológica, aparentemente ésta no es respetada. También para el caso particular de México, se debería dar celeridad a la aprobación de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados en la cámara de diputados, misma que como ya se comentó fue aceptada por el Senado de la República en el mes de abril del presente año.
Por último, se considera de gran utilidad, el preparar técnica y científicamente a un mayor número de personas con relación a la gestión de los transgénicos, en todos los países donde exista algún contacto con éstos.
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