Informática y Ergonomia: Sintomatología y factores del impacto sobre la salud visual
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- El 1 enero, 2000
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La informática o procesamiento de datos nació de la necesidad del hombre de adecuar y estructurar los múltiples conocimientos heredados de sus antepasados, con el objeto de tenerlos a disposición cuando se los necesite. Este factor de desequilibrio ha podido liberar al hombre de operaciones mecánicas y rutinarias (suma, comparación, memoria), a fin de que pueda dedicar la mayor parte de su tiempo a tareas más útiles y creativas.
Esta toma de datos suele efectuarla un especialista que lee e interpreta los documentos escritos y los transforma en lenguaje informático, codificándolos mediante una máquina con teclado.
Este nuevo sector de la esfera laboral, encargado de trabajar con una computadora, es el que en mayor medida se ha visto afectado por un tipo de enfermedad profesional causado, precisamente, por su tarea: el “Síndrome de Tokomosho”.
Este desequilibrio entre las funciones psico-biológicas y el avance tecnológico está originando reclamos sindicales en diversas partes del mundo, a punto tal que la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) recomendó limitar el tiempo de exposición frente a las pantallas de visualización a no más de 4 horas diarias.
La Organización Obrera Francesa también denunció enfermedades en los ojos, músculos y cabeza, caída del cabello, fatiga general, irritabilidad y dolores cardíacos. Merced a estos reclamos, los trabajadores franceses han conseguido que declaren “insalubre” su tarea, reduciendo su horario habitual de labor a tan sólo 4 horas y media por día, con intervalos de descanso cada media hora.
Salud visual de los operadores
Por la permanencia frente a las pantallas, uno de los sectores corporales más afectados lo comprenden los ojos. La queja más común, en lo que concierne a molestias visuales, es vagamente descripta como “cansancio de vista”. Más específicamente, dichas quejas se refieren a síntomas tales como ardor, ojos llorosos, ojos rojos, contracción del músculo ocular u ojos secos. Otros síntomas de empeoramiento visual reportados indican empañamiento o dificultad para enfocar objetos de cerca o de lejos, visión vacilante y de colores o doble imagen. El dolor de cabeza es el síntoma general más común, pero no siempre debe conectarse con el cansancio visual.
Mediante estudios sobre empleados de oficina que trabajan en diferentes áreas (programación, terminales conversoras, oficina tradicional y tipeo) se demostró que el empeoramiento visual era más frecuente en operadores de computadoras. Por otra parte, esta empeoramiento persistía, frecuentemente, en el dormir.
Un examen realizado en Canadá revela un alto índice de problemas visuales en operadores de computadoras en comparación con otras actividades de oficina. Mientras, los trabajadores cuya tarea requiere el uso intensivo de computadoras (“línea de producción” e “ingreso de datos”) denotan sustancialmente una mayor cantidad -y, además, un incremento en la severidad- de problemas de salud en comparación con el resto de los empleados.
Otro estudio, realizado en Inglaterra, demostró que el “cansancio de vista” es la enfermedad más común de los operadores, y que el dolor de cabeza y la jaqueca son padecidos en mayor proporción por el staff de preparación de datos.
En Francia, un trabajo llevado a cabo por el Institute National de Recherme et de Sécurite permitió comparar a un grupo de operadores de ingreso de datos con otro de operadores interactivos, que utilizaban la computadora en un diálogo de preguntas y respuestas. Este estudio dio como principal resultado un alto valor de problemas visuales entre los primeros (50-60%) en relación con los segundos (30-40%), a pesar de que la proporción total de tiempo de trabajo mirando la pantalla representa solamente un 15 o 20% para los trabajadores de ingreso de datos y un 30 o 40% para los que se desempeñan en el sistema de diálogo.
Factores perturbadores
Específicamente, los síntomas de cansancio o fatiga visual pueden ser agravados por diversos factores. Uno de ellos, que puede influir en la probabilidad y severidad de la fatiga visual, concierne a las características personales del operador, defectos visuales, edad, postura de trabajo y factores constitucionales como mala salud y cansancio.
La visión perfecta es rara, y ha quedado demostrado que la fatiga visual ocurre o es magnificada si los trabajadores sufren malas correcciones de sus problemas visuales. Por otro lado, la performance visual se deteriora gradualmente en los adultos y este decrecimiento es especialmente marcado entre los 30 y 50 años.
Los desórdenes visuales más comunes son la hipermetropía, la miopía, el astigmatismo y los problemas de acomodación, debido a la edad. La prescripción de lentes para ver de cerca se establece normalmente para la lectura a 30 cm del ojo. Las lentes para distancia o visión lejana son, usualmente, establecidas para 200 cm o más. Por lo general, los operadores de computadoras observan la pantalla a distancias comprendidas entre los 50 y 70 cm y el teclado, entre 40 y 50 cm. Esto significa que el uso de lentes prescritos, sean de visión lejana o cercana, puede llegar a crear problemas de enfoque.
La agudeza visual no es el único factor perturbador. Se ha notado que, ante una pantalla, el ojo debe adaptar continuamente su foco. Además, el movimiento desde la pantalla al teclado o al documento de referencia resulta continuo, ya que estos elementos están localizados a una distancia disímil. Este proceso de adaptación y acomodación constantes puede plantear problemas, particularmente en trabajadores de edad avanzada, ya que los mismos tratan de reducir la distancia cambiando la posición corporal, lo que deriva en fatigas en el cuello y la espalda.
La situación se agrava para los operarios que usan lentes bifocales, pues deben adoptar una fatigosa posición de la cabeza que deriva en una excesiva tensión en el cuello y pinchazos nerviosos en la columna superior.
Otra clase de factores que influyen sobre la salud visual comprenden las particularidades de los lugares laborales y del trabajo en sí. Estos factores comprenden: las características designadas del teclado, la pantalla (tamaño de caracteres, legibilidad, espacio), los muebles (sillas y escritorios ajustables) y la configuración que abarca toda la situación de trabajo; la naturaleza, contenido o tipo de tarea computarizada y la organización del trabajo, como duración de períodos ininterrumpidos de labor, el grado de concentración requerida, etc; y las características del medio laboral, tales como el efecto de las superficies reflectantes, la decoración de la oficina y la cantidad de ventilación y ruido.
Sin lugar a dudas, uno de los factores que más incidencia tiene sobre los trastornos visuales es la iluminación directa a base de tubos fluorescentes. Se ha descubierto que provoca los siguientes trastornos:
Riesgos de acomodación y refracción. Debe tenerse en cuenta que el ojo normal acomoda -entre cerca y lejos- una cantidad imaginable, pero en esta actividad laboral se producen cerca de 30 mil acomodaciones musculares en el estrecho margen de un horario habitual de labor de 8 horas continuadas. Dicho esfuerzo de los músculos ciliares, al consumir glicógeno y transformarlo en ácido láctico, produce una larga fatiga general, acompañada por fuertes dolores musculares en la mayoría de los casos. Estos riesgos de acomodación y refracción son producidos, principalmente, por espasmos de los músculos ciliares.
Falta de compensación del astigmatismo fisiológico corneal. En casi todo ojo normal existe un astigmatismo leve corneal, denominado astigmatismo fisiológico, que generalmente no supera las 0,50 o 0,75 dioptrías. Este astigmatismo es compensado, en la mayoría de los casos, con otro astigmatismo inverso de cristalino que lo neutraliza. Sin embargo, existen condiciones especiales de iluminación por la cuales no actúa el astigmatismo compensador del cristalino, dejando sin corrección al corneal que, aunque leve, produce una alteración astigmática del sistema visual, traducible en síntomas de astenopía. Estos síntomas se evidencian a medida que más se dificultan las condiciones de visión. La misma se vuelve borrosa, acompañada de dolores de cabeza; los ojos arden, se enrojecen y aparentan estar siempre en llanto, además de producirse comezones y picazones; los bordes de los párpados pueden inflamarse y aparecen dolores intraoculares que obligan al operador a restregarlos, reiteradamente, o a abandonar la fijación sobre el monitor para lograr cierto alivio.
Exceso de contraste. Otro de los inconvenientes provocados por la luz de los tubos fluorescentes es el excesivo contraste presentado por las letras que el operador debe traducir en lenguaje de computación y que observa, en forma continua, sobre el blanco del papel. La difusión de la luz sobre el papel y la falta de absorción de tan siquiera alguna de las longitudes de onda que componen el haz de luz que lo impresiona (ya que son reflejadas totalmente hacia los ojos del observador) hacen que se agudicen los síntomas de astenopía anteriormente mencionados.
Sensación de deslumbramiento por reflexión. La pantalla del monitor es otro de los factores perturbadores que más perjudica al operador, no sólo por los defectos causados por sí misma como fuente permanente de luz, sino por los reflejos de las luces de la sala que se proyectan sobre la pantalla, llegando en forma directa a los ojos del observador y produciendo una sensación de deslumbramiento que lo obliga a adoptar diversas posturas corporales para evitarlos y poder seguir leyendo.
El deslumbramiento
Para explicar cómo y en qué circunstancias se produce el deslumbramiento, es preciso repasar algunos conceptos acerca de cómo se origina la sensación de visión. Cabe acotar que sólo una mínima parte del espectro electromagnético impresiona en la retina, produciendo la sensación visual. Esta parte está constituida por longitudes de onda comprendidas entre los 400 y 800 mm, denominadas luz.
En algún momento, esta energía luminosa (recibida en los conos y bastones de la retina) se transforma en estímulo eléctrico, provocando su respuesta. Aunque este proceso de transformación no se conoce con exactitud se deduce que, al menos en su primera fase, debe ser fotoquímico. Esta energía luminosa recibida se fractura en algún tipo de sustancia retinal sensible a ella.
Si esta sustancia fuera transparente no sería absorbida por la luz, ya que para que exista esa fractura propia del proceso fotoquímico que la transforma la luz debe ser asimilada por esa sustancia.
Pigmentos fotosensibles. Las sustancias capaces de absorber la luz se denominan pigmentos. Estos deben su coloración a aquellas longitudes de onda que reflejan. Aunque la mayoría de los pigmentos absorben mejor algunas longitudes de onda que otras, con un máximo en una longitud de onda en particular que se denomina, justamente, absorción máxima del pigmento.
Se conoce que los bastoncitos son los fotorreceptores que actúan en la visión crepuscular o nocturna, es decir, en ausencia de luz. Precisan para actuar intensidades muy inferiores a las necesarias para los conos.
En el extremo de cada bastoncito existe un pigmento fotosensible denominado rodopsina, cuya ruptura -en bajos niveles de iluminación- pone en funcionamiento el mecanismo de la visión nocturna. En el ojo adaptado a la oscuridad, los bastoncitos se constituyen, entonces, en el móvil de visión.
Adaptación luz-oscuridad. Según la longitud de onda de que se trate, el ojo tiene diversos máximos de sensibilidad. Esta sensibilidad del ojo a diversas longitudes de onda se denomina “curva de luminosidad”.
En el ojo adaptado a la oscuridad, la curva de sensibilidad se denomina “curva de luminosidad escotópica”. En el ojo adaptado a la luz, por el contrario, la curva de sensibilidad se denomina “curva de luminosidad fotóptica”.
Existen diferencias entre ambas, ya que el nivel máximo de sensibilidad en un ojo adaptado a la luz tiene lugar a los 550 nm (parte verde del espectro), en tanto que este máximo en la curva de luminosidad escotópica se encuentra alrededor de los 500 nm (parte azul del espectro). Esta diferencia entre ambas curvas de luminosidad se denomina “desplazamiento de Purkinje“, que demuestra en forma fehaciente que en el ojo existen, por lo menos, dos formas de fotorreceptores: un mecanismo que se activa en la oscuridad y otro que se pone en funcionamiento a alta intensidad luminosa.
Adaptación del ojo a la luz. Así como en los bastones existe un pigmento fotosensible denominado rodopsina, los conos poseen una clase diferente de pigmento llamado yodopsina, cuyo nivel máximo de absorción está íntimamente ligado con la curva de luminosidad fotóptica. Es interesante destacar que la visión escotópica el ojo es diez veces más sensible que cuando debe adaptarse a la luz.
Esta adaptación a la luz, realizada con la intervención de los conos, se produce en forma rápida si se compara con la adaptación del ojo a la oscuridad, que se realiza aproximadamente en una hora. La adaptación del ojo a la luz se produce en dos etapas sucesivas:
- Adaptación alfa. Posee una duración aproximada de 1/20 de segundo.
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Adaptación beta. Tiene lugar durante los 6 minutos subsiguientes al cambio de iluminación.
En un ojo ya adaptado a la luz, existen diferencias en la fuerza de la sensación. Si se toman, por ejemplo, dos excitaciones luminosas de la misma intensidad pueden provocarse en la retina sensaciones diferentes, ya que las mismas van a depender del ángulo con que cada excitación penetra en los medios oculares. El rayo lumínico, que atraviesa la pupila por su centro, producirá una sensación más fuerte que el que lo haga por las zonas periféricas de la misma.
Deslumbramiento. Todo cambio producido en este estado de adaptación se denomina “deslumbramiento”. Según Trotter: “el deslumbramiento puede producirse cuando las diferencias locales de intensidad luminosa del campo visual son tales que la adaptación local no basta ya para compensarlas”. En este caso se habla de adaptación relativa. Podría también hablarse de un deslumbramiento de adaptación limitada localmente. Esto último tiene un papel de primera importancia, sobre todo en la técnica del alumbrado; son muchos los trastornos ocasionados por focos molestos.
Cuando la intensidad luminosa sobrepasa el poder de adaptación se produce un deslumbramiento absoluto. Este puede ser directo (cuando es provocado por focos luminosos reales) o indirecto (cuando objetos muy pulidos o metálicos reflejan focos de luz, o producido por objetos muy difusores de la luz en el campo visual).
En el caso motivo de este estudio se observa que el deslumbramiento indirecto es el que más atenta contra la salud visual del operador. Esto se debe a la conformación estructural de la computadora que es amplia en superficies reflectantes, donde las ya nocivas luces fluorescentes se reflejan proyectándose a la retina por el centro pupilar.
Los síntomas de fatiga visual descriptos anteriormente (visión doble, ojos llorosos) son reversibles. Después de un período corto de reposo, estos síntomas desaparecen y la visión normal vuelve. Los tests de efectos irreversibles se hallan inconclusos, y la posibilidad de que existan no poseen sustento basado en la experiencia médica.
Por otra parte, es necesario destacar que la fatiga de los operadores de computadoras puede ser experimentada, como varios síntomas de problemas visuales, pero el origen del problema no tiene que ser necesariamente visual. El estudio de estos fenómenos laborales es un verdadero desafío y, quizás, la Sociedad de Ergooftalmología y la Sociedad de Luminotecnia tengan algo que decir al respecto.
El anteojo de computación
En Francia, la SNOF (Sociedad de Oftalmólogos) realizó un coloquio sobre el trabajo en computadoras, el que resultó sintomático: los Oftalmólogos, la Medicina Escolar, los Ópticos, las Industrias Ópticas y otras ramas conexas buscaron la solución y encontraron dos propuestas, las cuales actualmente están a disposición de los operadores de computadoras.
La idea es que el Oftalmólogo pueda prescribir la pequeña graduación de descanso que irá, preferentemente, en la parte superior, especialmente en individuos de más de 30 años. En los présbites, una graduación intermedia permitirá fijar a una distancia mediana.
Selección de color. El tinte especial, dado en la parte superior del anteojo, tiene por finalidad neutralizar el cansancio y producir la rotación de los caracteres y la anulación del deslumbramiento.
Se ha seleccionado este color ya que la curva de luminosidad fotóptica tiene su pico máximo en los 550 nm, correspondiente a la longitud de onda que provoca la sensación visual que se conoce como verde.
Según Adler: “Desde el punto de vista fisiológico, la radiación apropiada puede producir sensación de brillo y color. El brillo observado no es, simplemente, función del contenido energético. Las longitudes, identificadas subjetivamente como verdes, son mucho más eficaces en la estimulación de la sensación visual que las longitudes que producen la sensación de rojo o azul, aún cuando la unidad de cantidad o cuánto de la radiación verde contiene menos energía que un cuánto de radiación azul”.
Desde hace mucho tiempo se sabe que la luz verde es mucho más eficaz que otros colores del espectro para producir sensación visual; precisa menos vatios de luz verde cayendo sobre un área de la retina para producir un brillo determinado que cualquier otro color. En un ojo adaptado a la luz, la longitud de onda más eficaz es de 550 nm.
Proceso de multiacotado. Todo el anteojo es tratado mediante un proceso llamado multiacotado, que consiste de ocho capas sucesivas entrecruzadas con un bombardeo electrónico de iones minerales a alto vacío, especialmente diseñado para resolver el problema del desequilibrio de luminosidad encontrado en las personas que utilizan las pantallas de visualización.
Resultados comprobados
La parte inferior clara del anteojo de computación produce un mayor equilibrio entre ambas áreas de lectura. El contraste negativo (blanco sobre el documento escrito) produce un balance confortable.
En cuanto a la luminosidad exterior (vidrios, tubos fluorescentes, etc.) es atenuada por la parte entintada. De acuerdo a los casos expuestos, la mejora visual, luego de un período corto de adaptación, es casi de un 90% en la mayoría de los casos.
El mundo actual impone una nueva forma de mirar la realidad. En la ciencia de la computación se hace imprescindible considerar al ser humano como tal y no como un simple anexo de la computadora. En la medida en que se tome conciencia de esta necesidad, la solución del “Síndrome de Tokomosho” será posible. Sobre todo, si se aceptan los esfuerzos de otra rama científica como la óptica, que ha salido en su auxilio prestamente y en la actualidad ofrece a los operadores de computadoras una solución posible.
Bibliografía
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Josefina F. Dy, “Visual Display Units: Job content and stress in office work“, (O.I.T.).
-
Jorge Trotter, “El ojo“.
-
“Optique“, Edición Nº 85, Francia.
-
Syndicat National des Opthalmologistes, “SNOF“, (Francia).
-
Fernández y Galloni, “Física óptica“.
-
Ives Le Grand, “Óptica Fisiológica“.
Licenciada Alicia Lombardi
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