Conociendo a las PyMES, para desarrollar alternativas que permitan su reorganización y posterior desarrollo
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- El 1 enero, 2000
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Por Dr. Fernando Javier Marcos.
1. Introducción:
Nos proponemos en esta nota, brindar al empresario algunos rudimentos que le permitan conocer con mayor profundidad aquellos lugares comunes que identifican a las pequeñas y medianas empresas, para dar, a medida que avancemos en la tarea, algunas ideas y recomendaciones para sortear los obstáculos que puedan presentarse, sin olvidar extraer de nuestro análisis, conclusiones prácticas, basadas en nuestra observación y experiencia profesional y de la investigación universitaria.
Estas, apreciaciones servirán para adentrarnos en el análisis de las PyMES, sin que este importe ingresar terrenos netamente técnicos o científicos que puedan ser ajenos al lector.
Partiremos de la enunciación de características que les son propias, de algunos de sus aspectos más sobresalientes, para luego arribar al diagnóstico de ciertas patologías que las aquejan.
Es posible, que a lo largo del camino lleguemos a establecer algunos puntos que resulten molestos, ríspidos y, hasta incómodos. Pero no es función de estas breves líneas, lograr el agrado de los lectores por medio de la adulación, sino colaborar, a partir de un estudio profesional y realista del sector, con el desarrollo y crecimiento de las PyMES aportando ideas que resulten de utilidad.
Tampoco podremos eludir ingresar en el amplio campo que presentan las necesidades de transformación a que se ven sometidas las empresas, en medio de un mercado que se encuentra bastante alejado de aquel que idealizaron sus los cultores, aún los contemporáneos y, como consecuencia de ello, mostrar algunas herramientas que están al alcance de las PyMES tales como las fusiones, transformaciones, escisiones, joint venture, sociedades accidentales, contratos de colaboración empresaria, alianzas estratégicas, consorcios, parques industriales, hasta llegar a expresiones basadas en la solidaridad empresaria como las cooperativas y cámaras del sector.
Daremos además algunos lineamientos para prevenir y detectar las crisis empresarias y los estados falenciales, proponiendo algunos remedios a tales situaciones.
2. ¿ QUE ES UNA PyME ? – SU IMPORTANCIA EN EL DESARROLLO ECONOMICO:
A menudo y, como una especie de lugar común inevitable, si queremos analizar y proponer ideas para el desarrollo del comercio, los servicios y, especialmente en nuestro caso, de la industria, las “Pequeñas y Medianas Empresas” (PyMES), resultan ser sin lugar a dudas, uno de los sectores de mayor interés y significación.
Este característico plexo económico, está compuesto por un complejo abanico de manifestaciones empresariales, que independientemente del criterio que se utilice para su clasificación -económico, jurídico, o ambos-, pone en evidencia la existencia de tres grupos claramente diferenciados, a saber: Microempresas, en la mayoría de los casos a cargo de empresarios individuales, sociedades irregulares y de hecho, que cuentan con menos de diez empleados), pequeñas empresas ( generalmente operan jurídicamente adoptando el ropaje de algún tipo societario) y medianas empresas (normalmente son las más profesionalizadas y mejor organizadas económica y jurídicamente).-
En nuestro país, si bien en reiteradas oportunidades se han tratado distintos aspectos íntimamente relacionados con las PyMES, los institutos relevantes vinculados a estas, han sido analizados de manera aislada y sin atenerse a una metodología adecuada que permita un acabado tratamiento de la cuestión.
Particularmente, han sido motivo de estudios relacionados con la llamada “sociedad de familia”, o al tratar la cuestiones vinculadas con la “sociedad irregular y de hecho” y, también porque no decirlo, cuando se ha discutido la, erróneamente denominada “sociedad de un solo socio” (entendemos que la designación correcta sería “empresario individual con responsabilidad limitada”) o la “sociedad anónima simplificada” (conf. Proyecto de Reforma de la Ley 19.550. elaborado por Comisión designada por resolución del Minst. de Justicia 465/91).
También han sido tenidas en cuenta al ser analizados diversos aspectos de la legislación laboral, del derecho tributario o de las llamadas Sociedades de Garantía Recíproca, cuya operatividad ha sido nula a la fecha, el sistema de “riesgos del trabajo” (A.R.T.) y previsional (A.F.J.P.), mereciendo la atención de los estudiosos del derecho, la economía y de las ciencias sociales en general.
Volviendo sobre nuestro análisis inicial, la participación en el sector, compuesto microempresas, las pequeñas y las medianas empresas, nos enfrenta con la imposibilidad de manejar a esta realidad empresarial que son las PyMES, como una clase uniforme a la que puedan aplicarse normas, soluciones y políticas similares en todos los supuestos.
En definitiva, lo que sí corresponde establecer, es que dentro de este concepto, deben estar comprendidas el conjunto de empresas que, ajenas a grupo denominado de “las grandes empresas”, “de las multinacionales”, comparten algunas características en común, que no las hace iguales en especie, pero sí parecidas en sus necesidades y problemáticas, sin olvidar que son responsables de manera significativa del desarrollo de la economía.
A la hora de proponer soluciones, no debemos olvidar la gravitación de estas empresas en el producto bruto interno, no solo de la Argentina (participan en la dación de empleo entre un 65% y un 70 % -según las fuentes- sobre el total de la masa laboral activa), sino de países integrantes de la Unión Europea tales como España (donde son responsables del 64 % del empleo), Italia (con igual incidencia), sin olvidar los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, en los cuales se da una tendencia similar.
Generalmente no se encuentran presentes en aquellas áreas donde se requieren altas tasas de a inversión, particularmente en los denominados MACRO SECTORES, como los de la energía, las comunicaciones aunque, actúan con una presencia más débil en el área de transporte y de servicios financieros.
Pero al margen de los expuesto, se pueden hallar en todo tipo de actividades industriales, comerciales y de servicios.
3. DE LA EMPRESA PERSONALISTA A LA ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL:
En la mayoría de los casos, comienzan siendo un mero emprendimiento familiar, cuyo funcionamiento está basado en una organización, métodos de producción y comercialización precarios.
Se omiten formalidades que permiten documentar la percepción de utilidades, retiro de fondos (muchas veces se confunden retiros por utilidades con honorarios ayudados por una mala práctica contable), todo ello, a partir de la “confianza excesiva”, que caracteriza la relación entre los fundadores, pero que al momento de resolver cuestiones entre socios muestran las consecuencias de tal abuso.
Cuando asumen figuras societarias regulares (debidamente inscriptas ante la autoridad competente), estas adoptan estructuras cerradas, en muchos casos familiares o sustentadas por vínculos de amistad.
Ello, cuando no están montadas sobre una titularidad directamente unipersonal.
En gran medida, se trata de empresas basadas en un modelo personalista, al menos en la mayoría de ellas, donde cobra una relevancia e influencia casi absoluta la figura de su fundador -o fundadores en su caso-, quien en un principio fue la base y sustento del nacimiento de la empresa, pero que en algunas oportunidades, puede resultar un escollo para el crecimiento, naturalmente, sin desearlo.
También las caracteriza, el difícil y costoso acceso a la profesionalización de sus cuadros, lo que conspira con un adecuado posicionamiento en el mercado, que le permita competir adecuadamente.
Para luchar contra ello, se han elaborado a partir de la labor del estado, de las cámaras empresariales y de las Universidades, programas de capacitación ( léase: IDEB, CETOB, etc.).
No debemos olvidar que la posibilidad de una empresa para capacitar a sus integrantes es directamente proporcional a su capacidad para desarrollarse con éxito y soportar el cambio.
En la actualidad, las PyMES enfrentan un desafío sin precedentes, que las impulsa a adaptarse a una transformación sustancial ocurrida en el marco de la hoy llamada economía globalizada, que definitivamente ha modificado en su substancia, las reglas de la economía interna, regional ( p.e. MERCOSUR) y las propias del intercambio transnacional.
Tales reglas de juego llevan a la necesidad romper la barrera de la organización personalista, para arribar, mediante la capacitación de sus integrantes, de su profesionalización y del acceso a modernas tecnologías de producción, de organización y de comercialización, al modelo de la organización empresarial, donde cobra relevancia la empresa como tal, sin que ello conspire con la vigencia de aquel axioma fundacional de la economía y del derecho que es el “bienestar de las personas” y, en el campo societario “el interés de los socios”.
Esta concepción, donde la empresa, su desarrollo y conservación es el objetivo, determinará que a la hora de programar y fijar las estrategias propias que hacen al sostenimiento y crecimiento de aquella, los intereses “particulares” ocupen un lugar secundario, cobrando verdadera relevancia los intereses empresariales, que no son otros que los de todos los sujetos interesados, vistos en su conjunto, como equipo y no individualmente.
La nueva estructura impone la necesidad de preocuparse por la formación de quienes deben continuar la tarea de los fundadores, confiando en los que vienen que son potencialmente el futuro, desprendiéndose de la creencia que hace pensar que “si yo no estoy, nada funciona”.
Este criterio personalista, va contra aquello que la economía exige del management de una empresa moderna, a saber: APRENDER A DELEGAR (no soy el único que puede resolverlo todo), APRENDER A CONTROLAR (permitiendo la formación y el crecimiento de aquellos que deban reemplazarme en el futuro), APRENDER A TRASCENDER ( pasar de la estructura personalista al desarrollo de una dirección o gestión basada en la verdadera conducción empresarial), entendiendo que la EMPRESA NO SOY “YO” sino que LA EMPRESA ES LA EMPRESA, actividad económica organizada destinada a producir bienes y servicios, para lograr el BIENESTAR DE QUIENES SE SIRVEN DE ELLA.
Es, sin perder la noción de jerarquía, entender la necesidad de trabajar en equipo, cobrando relevancia la confianza cimentada ahora, no ya solo en la amistad o las relaciones de familia, sino en la capacidad y profesionalismo de quienes me secundan.
Otro problema que debería ser eliminado, es el que se produce a partir de aquello que hemos dado en llamar el derecho hereditario al control y gerenciamiento basado en los vínculos familiares de los socios, lo que en muchos casos termina dando por resultado que el que sabe trabaja y el que no sabe administra y manda.
Esta asidua y perniciosa práctica, que afecta a muchas empresas del sector, y que no es ajena a algunas grandes empresas también de estructura cerrada y familiar, no tienen en miras las necesidades de la empresa como tal, ya que privilegia estos intereses particulares, familiares, en muchos casos ajenos a los que determina la realidad empresarial, cuando no sustentados en rivalidades internas entre “clanes” (familia A dueña del 50 % y familia B dueña del resto) , meras intrigas familiares o status social.
Ello provoca además, el pago de una mayor cantidad de “honorarios” dirigidos a los directivos, que no siempre está relacionado con el crecimiento de la empresa. Pero lo que es paradójico, es que a pesar de esta situación, en realidad son los fundadores los que siguen ocupándose de los verdaderos problemas.
No siempre el crecimiento de la empresa es proporcional con el crecimiento de la familia de los socios y, muchas veces, se incorporan ocupando cargos jerárquicos, hijos, yernos, nueras, etc., sin necesidad alguna y, lo que es más perjudicial, sin tener la formación suficiente para ocuparse de las tareas encomendadas, circunstancia esta que tampoco fue tenida en cuenta al momento de ocuparlos.
Seguramente esto podrá resultar para algunos definitivamente antipático. Pero, sin lugar a dudas, más de uno encontrará cierta identificación entre lo expuesto y su propia realidad y, podrá una vez establecida la patología efectuar los cambios necesarios. Este es nuestro objetivo, colaborar, ayudar a encontrar los problemas y resolverlos.
Lo expuesto nos conduce a establecer que solo las reglas claras, el criterio definitivamente empresarial -no familiar o sustentado en la amistad- y la clara convicción del bienestar de los sujetos que participan de la actividad económica, nos llevará a ganar la partida.
Hacemos hincapié en el bienestar de los sujetos de la actividad económica, es decir, empresarios y trabajadores, ocupando el lugar que les corresponde a cada uno y no otro, porque es ese bienestar lo que da sustento y razón de ser al crecimiento de las empresas y, como consecuencia de ello, al desarrollo de la economía en general. Por otra parte, no concebimos el desarrollo económico como un fin en sí mismo.
Y a la hora de preocuparse por el “hombre concreto”, han sido las PyMES las que sin lugar a dudas han dado el ejemplo a lo largo de la historia, cuando han soportado en sus planteles a trabajadores, aún en desmedro de sus intereses económicos soportando pérdidas de importancia para no dejar una familia sin sustento.
4. OTROS LUGARES COMUNES:
Entre otros problemas o patologías que en la actualidad afectan a las PyMES en general, encontramos aquellos derivados de la tasa de cambio y el déficit fiscal producido por una deficiente administración de los recursos por parte del Estado.
También se impone una seria y realista legislación laboral, no idealizada, que genere un sistema seguro para la empresa y el trabajador de aplicación posible.
He aquí otra paradoja. La actual legislación vigente no colabora en la dación de empleo, entorpece el crecimiento de las empresas y desproteje al trabajador.
Sobre lo último, es de importancia que se logre una legislación laboral moderna, cuyo cumplimiento no signifique en muchos casos, la afectación patrimonial de las empresas.
La elevada presión del fisco, apartada de aquel principio fundacional del derecho tributario que fijaba el límite de dicha presión en la “capacidad contributiva” del sujeto, que en muchos casos solo tiende a lograr una mayor recaudación para resolver el déficit fiscal al que hicimos referencia anteriormente.
Comparten cuestiones relacionadas con su infraestructura, tales como las vinculadas a la energía, transporte y comunicaciones, sin olvidar la falta de apoyo real, efectivo y posible para el desarrollo de las PyMES.
En cuanto a los “factores internos o endógenos”, que son aquellos que definen la competitividad de la empresa, las PyMES presentan algunos problemas vinculados a:
a.- Su dimensión: Se encuentran sobredimensionadas o subdimensionadas, siendo lenta y compleja su capacidad de reacción.
b.- Su pontencial de crecimiento es limitado por la falta de recursos genuinos.
c.- Tienen un difícil acceso al mercado financiero para la obtención de créditos, el cual, en el mejor de los casos, les ofrece una elevada tasa de interés, comparativamente con aquellas a las que se aplican a las empresas en el exterior.
Esto se agrava por la existencia de un mercado que no toma riesgos, que presta dinero solo basado en el patrimonio del deudor, comprometiendo en el caso de sociedades comerciales el patrimonio familiar de los socios, cuando en rigor de verdad, debería tener en miras los antecedentes de la empresa y a la potencialidad del proyecto a desarrollar.
Todo ello sin olvidar, la imposibilidad de las PyMES para acceder al financiamiento externo, a pesar de lo cual, debe competir en condiciones de evidente inferioridad, con firmas que si tienen acceso a créditos “blandos”.
d.- La vulnerabilidad frente a momentos de crisis por la dependencia del activo circulante, hoy disminuido sustancialmente por la elevada morosidad de la cartera de clientes, es otro de los obstáculos que deben enfrentar.
Esto no solo está determinado por una economía recesiva, sino también, por la ausencia de una política empresarial dirigida conocer los nuevos clientes, para establecer su crédito comercial y solvencia. En muchos casos no se preocupan por establecer el perfil de dicho cliente, con el letal riesgo que significa el otorgar créditos en cuenta corriente sin requerir garantías suficientes, o lo que es peor, en muchos casos, sin saber con quien se contrata.
A veces solo toman como base para aceptar o no al cliente, el hecho de una o dos operaciones en efectivo contra entrega que hubieran tenido resultado positivo.
Es fundamental…tomar conciencia que cuando entrego mi mercadería a un cliente, en realidad estoy entregando el capital de mi empresa. Esto seguramente merecería una gestión más responsable para evitar luego altas tasas de morosidad, que pueden llevar a la empresa a un virtual estado de cesación de pagos.
e.- No existe una sólida estructura de comercialización.
f.- Falta una política adecuada de asignación de recursos, careciéndose en muchos casos de una seria estructura de costos.
g.- No se protejen adecuadamente las marcas, modelos y patentes de invención.
h.- A veces por desconocimiento y otras por falta de recursos, no se da cumplimiento a las normas de calidad en la producción.
5.- Hasta aquí, hemos pretendido plantear el estado de situación del sector, exponiendo algunas -no todas- características comunes que, como señalamos en párrafos anteriores, hacen que las PyMES, si bien no iguales en especie, sean parecidas en sus necesidades y problemáticas.
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