Necesidad de indicadores económicos en la gestión ambiental global
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- El 5 mayo, 2011
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El medio ambiente está jugando un papel trascendental en la nueva forma de entender el desarrollo. Cada día es mayor la preocupación sobre el grave deterioro ambiental que sufre nuestro planeta, resultado en gran medida, de una inadecuada gestión de los recursos naturales. La necesidad de la utilización de un enfoque económico al análisis ambiental y por ende, la incorporación de instrumentos económicos a la gestión ambiental ha ganado aceptación a nivel mundial para complementar los esquemas tradicionales de regulación directa.
El presente artículo tiene como objetivo: Fomentar la utilización de instrumentos económicos para minimizar los impactos ambientales que conllevan a una degradación constante del medio ambiente debido al desenfrenado desarrollo económico.
En el cuerpo del artículo se realiza una síntesis de la evolución que ha tenido la gestión ambiental, una valoración de la incipiente aplicación de instrumentos económicos en el mundo, así como la relación entre medio ambiente y desarrollo.
Se utilizaron diferentes métodos teóricos como el Histórico- Lógico, Analítico- Sintético; y métodos empíricos como el Análisis de documentos, lo cual garantiza confiabilidad en la información.
El principal resultado de este trabajo es valorar el tratamiento económico que ha tenido el desarrollo de prácticas irresponsables que perjudican con creces al medio ambiente.
Introducción
La crisis ambiental contemporánea y por ende la gestión ambiental, ha traído consigo que se analice una de las corrientes dentro de la economía que estudia vías sustentables para demostrar, con claridad, el uso racional de los recursos naturales, sean estos renovables o no renovables. La Economía Ambiental se concentra en cada una de las facetas de la relación que existe entre calidad ambiental y comportamiento económico de los individuos y de los grupos. Analiza y utiliza como herramienta fundamental para determinar el nivel de degradación ambiental, la teoría de las externalidades, la cual se interpreta como la utilización gratuita de los bienes y servicios del medio ambiente.
Los instrumentos económicos son todos aquellos que inciden en los costos y beneficios imputables a los cursos de acción alternativos que enfrentan los agentes; afectan por ejemplo la rentabilidad de los procesos o tecnologías alternativos, o el precio relativo de un producto o actividad, y en consecuencia las decisiones de productores y consumidores.
Estos instrumentos ofrecen, en efecto, la oportunidad de complementar los esquemas de gestión ambiental gracias a dos ventajas básicas: introducen mayor flexibilidad mediante incentivos basados en precios y costos; y ofrecen también la posibilidad de obtener recaudación para financiar la gestión e inversiones ambientales a través de fondos específicamente destinados.
El éxito en la aplicación de este tipo de instrumentos está íntimamente ligado al grado de desarrollo institucional alcanzado y la capacidad del aparato público para hacer operativos objetivos de política de largo plazo, como lo es la política ambiental.
Al realizar un análisis de esta problemática en el mundo se aprecia que aún son insuficientes las acciones que se han llevado a cabo, debido a que los instrumentos económico – ambientales que hoy se practican, no se están aplicando con el rigor y la efectividad imprescindibles para el logro del objetivo propuesto; incidiendo, por encima de todo, la falta de una voluntad política que respalde el correcto funcionamiento de dichos mecanismos de regulación.
I. Evolución de la gestión económica ambiental en el mundo
Luego de la Segunda Guerra Mundial muchos fueron los debates de varios gobiernos con respecto al desarrollo, aparejado a esto había surgido el tema ambiental. A comienzos de los años 70 se reconoció la existencia de costos ambientales del desarrollo. Es cuando en 1972 se desarrolla la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente en Estocolmo, reuniendo a 113 Estados. A través de la Declaración sobre el Medio Ambiente, el Plan de Acción para el Medio Ambiente y el Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente, se avanza en compromisos y en medidas para preservar y mejorar el medio en evaluación, gestión y sostenimiento, en fomentar convenios protectores, etc . En función de los acuerdos de esta Conferencia, el Banco Mundial aprobó en 1991 el Fondo Fiduciario para el Medio Ambiente Mundial, con el fin de otorgar donaciones y préstamos a países en desarrollo, para ayudarles a ejecutar programas que protejan el entorno natural en un ámbito mundial.
El Informe Nuestro Futuro Común (Informe Brundtland) también impulsó un emergente compromiso político y económico hacia las preocupaciones ambientales, el cual culminó en la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992, realizada en Río de Janeiro. La Conferencia de Río aceleró la firma de acuerdos sobre clima y biodiversidad, además de proponer una nueva visión del desarrollo expuesta en la Agenda 21. De esta conferencia se derivan dos conceptos: “quien contamina paga”, incorporado a la Declaración de la Conferencia, junto a las recomendaciones de instrumentos económicos.
En 1997 tuvo lugar la Conferencia Internacional sobre el cambio climático en Kyoto (Japón) que, entre otras cosas, aprobó un protocolo para reducir las emisiones a la atmósfera de gases causantes del efecto invernadero.
En el año 2002 se desarrolló la Cumbre de Johannesburgo sobre Desarrollo Sostenible, centrada a frenar la pobreza creciente y el aumento de la degradación ambiental. Agua y saneamiento, energía, salud, agricultura y diversidad biológica estuvieron en la agenda de la cumbre, en la que se obtuvieron resultados insuficientes, considerados así tanto por los países en desarrollo como por una buena parte de la opinión pública occidental.
En el año 2010 se celebró la Cumbre de Copenhague con el objetivo de llegar a acuerdos concretos sobre el cambio climático, la cual no tuvo ningún resultado lo que generó un estado de opinión muy similar a la Cumbre anterior.
En muchos países desarrollados se destaca la labor individual y la de la Oficina de Estadísticas de la Comunidad Europea (EUROSTAT). También se localizan proyectos en países en desarrollo, apoyados por la División de Estadísticas y el PNUMA, entre los que se encuentran México, Colombia, Venezuela, Chile , Indonesia, Namibia, Papua Guinea, la República de Corea, y Tailandia. A continuación, se comentan algunos de estos trabajos:
– El Banco Central de Chile desarrolla cuentas ambientales enfocadas a sectores mineros y forestales.
– Noruega, compila cuentas físicas sobre recursos energéticos y la contaminación del aire. Utiliza estos datos como insumos en un modelo macroeconómico.
– Indonesia, primer país para el cual se calculó el costo del agotamiento de los bosques y se integró estos datos en su “PIB verde”.
– Namibia, prueba un método sobre recursos naturales claves. Por ejemplo; analiza la mejor forma de asignar agua en usos competitivos.
– Los Países Bajos desarrollan una “Matriz de Contabilidad Nacional” incluyendo Cuentas ambientales.
En España, el tema de la Contabilidad de Gestión Medioambiental, que está orientado hacia el campo de la Contabilidad de Costos ya es de aplicación casi general. De este modo se puede destacar que la AECA, Asociación Española de Contabilidad y Administración, encargada de elaborar las Normas y Principios Contables, tiene considerada, a la fecha, la elaboración de uno de sus principios de Contabilidad de Gestión que está orientado justamente a la “Contabilidad de Gestión Medioambiental”.
En Cuba, la protección del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos naturales es una cuestión que se aborda con un enfoque sistémico, para lo cual a partir del Título III, capítulo 9, de la Ley No.81/97 del Medio Ambiente, se presentan los Instrumentos Económicos en función de la protección del medio ambiente y se identifica el establecimiento de medidas como la inclusión de las variables ambientales en el Sistema de Cuentas Nacionales.
II. Realidades que demuestran la necesidad de prácticas económico-ambientales sustentables
El desarrollo sostenible debe ser definido como un proceso multidimensional, basado en objetivos económicos, sociales y ambientales; y donde cada una de estas dimensiones constituye una condición necesaria pero no suficiente para la sostenibilidad.
Al analizar los resultados registrados en el último período, en materia económica, social y ambiental, se percibe que la brecha que separa a los países desarrollados y subdesarrollados continúa siendo preocupante. Los países subdesarrollados, con 80% de la población mundial, aportan sólo 22% del PIB global; mientras que a los países altamente desarrollados, con alrededor del 14% de la población mundial, les corresponde 73% del PIB total. Debe tenerse en cuenta entonces que la mayoría de los países subdesarrollados son afectados por serias restricciones comerciales y financieras, vinculadas directa o indirectamente a la elevada deuda externa que gravita sobre sus economías.
En correspondencia con las estadísticas antes expuestas, la quinta parte de la población mundial que vive en los países de mayores ingresos es la que genera mayor contaminación del medio ambiente global.
La pobreza ha sido identificada como uno de los principales obstáculos para un desarrollo ambientalmente seguro y la mayoría de los pobres viven en áreas ecológicamente vulnerables. La Cumbre de Río demostró que en torno al eje Norte-Sur se acumulan los más agudos contrastes en lo que respecta a la equidad y la justicia social.
La degradación del suelo ha afectado a unos 1900 millones de hectáreas de tierras en el mundo, con impactos muy negativos especialmente para las economías en desarrollo, altamente dependientes de las actividades agrícolas (PNUMA, 2000).
Reportes más recientes indican de que los pobres sufren de manera desproporcionada los efectos de la degradación de la tierra, especialmente en zonas secas, donde radican unos 2000 millones de personas, de los cuales 90% son habitantes de países subdesarrollados (PNUMA, 2007).
En relación con los recursos de agua dulce, el crecimiento del consumo mundial duplicó a la tasa de crecimiento poblacional durante el siglo XX. Esta cifra podría ascender a dos terceras partes en el año 2025, con serias afectaciones sobre todo para países africanos y de Asia Occidental.
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la disminución de recursos de agua dulce, en términos de cantidad, y el deterioro de su calidad podría llegar a ser el problema dominante en materia de medio ambiente y desarrollo en el presente siglo.
Además, un aspecto que no se puede dejar de mencionar es que la degradación ambiental, a causa también del calentamiento global y emisiones de compuestos químicos a la atmósfera, está provocando entre otras cosas, desastres sociales debido a eventos naturales cada vez más severos. Ello se traduce en la pérdida de la diversidad biológica, la contaminación de mares, océanos y zonas costeras en un grado aun mayor.
Como es de suponer, las peores afectaciones se concentran en las regiones más pobres del planeta, que son, de hecho, las más vulnerables desde el punto de vista económico, social y ecológico para enfrentar situaciones o eventos ambientales extremos.
Asimismo, la apertura de las economías altamente industrializadas a la competencia internacional, la actividad continua y ascendente del capital financiero y las nuevas tendencias de la exportación de capitales a nivel global, han inducido a un aumento inmoderado de la escala tecnológica y de producción; inadecuados modelos de desarrollo con políticas macroeconómicas y sectoriales discriminatorias, se han llevado a la práctica, haciendo uso para ello del 75% de los recursos naturales que se comercializan.
III. Estado actual del desarrollo de instrumentos económicos de gestión medioambiental en el mundo.
Las investigaciones desarrolladas por varios autores y organizaciones han intentado introducir modos de conservación de la naturaleza y su entorno, a través de la aplicación de instrumentos económicos para la protección del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, en el paquete de información sobre “Gestión de Recursos Hídricos en América Latina y el Caribe” a la reunión preparatoria de la XIV Reunión del Foro de Ministros de Medioambiente de América Latina y el Caribe, Panamá 2003, refiere que los instrumentos económicos presentan características de interés para mejorar el desempeño ambiental, internalizar los daños y beneficios ambientales (aplicación del principio contaminador-pagador; pago por servicios ambientales) y para conseguir objetivos de carácter ambiental al menor costo posible. Además tienen capacidad de, al mismo tiempo de corregir problemas ambientales, recaudar ingresos que pueden dedicarse también al área ambiental.
Se cuenta con una experiencia, relativamente poca, en la utilización de estos instrumentos. Sin embargo, existen algunas aplicaciones de instrumentos económicos destacables, particularmente en países con mayor desarrollo institucional. Muchos autores han hecho propuestas concretas de mecanismos o instrumentos que se pueden utilizar en la gestión económica ambiental.
Baidez; et. al., 2004, en su trabajo “Los Estados Financieros (EF) como portadores de información medioambiental” propone que los sistemas contables en sus distintos contextos, deben presentar información medioambiental sobre datos relevantes derivados de acciones o hechos que hayan afectado, afecten o puedan afectar en un futuro al medio ambiente en: Balance de Situación( activo y pasivo); Estado de Ganancia y Pérdida (gastos e ingresos); Memoria (programas, políticas); Informe de Gestión (objetivos, mejoras) e Informe de Auditoría (comprobaciones en los estados financieros).
Blanco, 2006, en el capítulo “La presentación de la Información medioambiental”, de su tesis doctoral “Influencia de la legislación en la información suministrada por las empresas” considera que la contabilidad debe recoger el impacto medioambiental para calcular adecuadamente sus costos y sus márgenes y resultados definitivos, e indicando que en la contabilidad financiera tradicional deben incluirse las partidas medioambientales del balance (activo y pasivos); las de pérdidas y ganancias (gastos e ingresos); los ratios medioambientales para conocer tasas de reciclaje, de desechos, de costos o activos; el cuadro presupuestario medioambiental, recogiendo todas las partidas con estas características, tanto en activos, gastos, etc.; y los indicadores monetarios medioambientales de costos, de ingreso de rentabilidad y de inversión.
En el capítulo “Las cuentas nacionales” de la citada tesis doctoral, Blanco refiere que la contabilidad financiera medioambiental se puede definir como aquella parte del sistema contable que tiene el propósito de proveer información sobre el impacto financiero de aspectos medioambientales, a través de las Cuentas Anuales y relaciona de forma pormenorizada las situaciones con sus respectivas cuentas que a su juicio se deben recoger en el balance y en el estado de ganancias y pérdidas.
En el trabajo “La contabilidad de costos y costos ambientales” de la Asociación Uruguaya de Costos, el autor valora que, al no contemplar el valor del medio ambiente, el mercado de bienes y servicios no estaría reflejando el verdadero valor de los recursos que han sido empleados para su producción. Realiza una valoración monetaria de los recursos naturales y presenta una expresión matemática para el cálculo del costo de un factor.
Beneyto, 2000, en su trabajo “Medio Ambiente en Europa”, publicado en la Universidad de Alicante deja evidenciado que la problemática medioambiental, la contaminación, gestión de residuos, desarrollo sostenible, etc., es fundamentalmente económico, y por lo tanto deben ser económicas las medidas que se adopten para su gestión. Es por ello que presenta los principales instrumentos de intervención en materia de medio ambiente, clasificando las medidas en cuatro frentes sobre los que deben incidir: jurídico-legales, macroeconómicas, microeconómicas y biológicas. Respectivamente se pueden mencionar: un mayor rigor de los jueces para acabar con el delito ecológico, incentivos y la imposición directa mediante una eco-tasa, confección de estados contables que desagreguen el deterioro y costes medioambientales, desarrollo de productos y técnicas con directa vocación natural.
En el Tema 8: “Contabilidad Nacional y Medioambiente” del curso Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2007-2008, disponible en la red, se señala que en la actualidad la información que proporcionan los agregados de la Contabilidad Nacional (PIB, PIN, PNB, PNN, Renta Nacional, Ahorro Nacional, etc) deja de ser fiable en al menos dos aspectos:
- no informa sobre el bienestar real que la sociedad deriva de la producción de bienes y servicios que obtiene con sus recursos, y
- no indica si el nivel de consumo conseguido con ello, se podrá mantener en el futuro.
En este curso se da una panorámica de los problemas que la ausencia de las variables ambientales implica en la contabilidad nacional y una vez que define los criterios para contabilizar los gastos de protección al medioambiente, hace una clasificación de las actividades de protección ambiental, así como de las que implican gastos en la materia.
Se presentan también algunas experiencias como la propuesta de Francia de las cuentas de patrimonio y la cuenta de los bosques de la agencia Oficial de Estadística de la Unión Europea (EUROSTAT). En la parte final de dicho curso propone una metodología de elaboración de las cuentas satélites con dos enfoques diferentes: medir la carga de contaminantes vertida por cada sector al medio o calcular los términos de pérdida de bienestar, el aumento de la concentración de contaminación promovida por cada actividad, así como los impactos asociados.
Conclusiones
1. La promoción de instrumentos para mitigar los daños ambientales se ha realizado con un enfoque insuficiente desde el punto de vista económico.
2. Es necesaria la introducción en el sistema empresarial de un enfoque económico y ético sobre los impactos ambientales que provoca.
3. La dimensión ambiental debe ser incorporada en el sistema de contabilidad de cada país.
4. Los instrumentos de regulación económica deben ser mejor valorados para analizar eficientemente el uso de los recursos naturales.
Recomendaciones
1. Que se ofrezca una mejor visión de las cuestiones aquí tratadas desde un punto de vista que considere elementos de decisión de carácter económico y que se relacionen con decisiones sociales para contribuir a mitigar los daños ambientales.
2. Que la aplicación de instrumentos económicos no se limite a la elaboración de instrumentos de la política fiscal.
3. Que se valoren perspectivas adecuadas a las condiciones específicas nacionales y los diferentes impactos degradantes.
Bibliografía
BAIDEZ GONZALEZ, A., (et.al). Los Estados Financieros como portadores de la información medioambiental. Disponible en http://www.atenea.unicauca.edu.co/~gcuellar/contamedio.
BENEYTO SANTA MARÍA, M.J., (2000). Medio Ambiente en Europa. Retos para un desarrollo sostenible. Publicaciones Universidad de Alicante.
BLANCO RICHART, E.R., (2006). La presentación de la Información medioambiental. Disponible en http://www.eumed.net/tesis/2006/erbr/3a.htm – 61k.
C. FIELD, Barry. (1995). Economía Ambiental. Una Introducción. Department of Resources Economics, University of Massachusetts al Amherst.
Instrumentos económicos y política fiscal. Informe a la XIV Reunión del Foro de Ministros de Medioambiente de América Latina y el Caribe. Disponible en: http//www.pnuma.org/forodeministros/-venezuela/.
MARTINEZ, O., PICHS, R. (2009). Tendencias actuales de la economía mundial. Editorial Pueblo y Educación, Cuba.
PORTO-GONÇALVES, C. (2008). La globalización de la naturaleza y la naturaleza de la globalización. Fondo Editorial Casa de las Américas. Cuba.
Tema 8. Contabilidad nacional y medioambiente. Curso 2007-2008. Disponible en http://www.upu.es/generales.
Por: Miriam Elizabeth Martínez Pérez
Estudiante de Licenciatura en Economía de la Universidad de Holguín. Cuba.
Fuente: Gestiopolis
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