Ahorcado está
- Creado por admin
- El 18 septiembre, 2009
- 0
En un post anterior me he referido a los grandes cambios en el reparto estacional de la energía solar como factores decisivos en el comienzo y final de los períodos glaciales e interglaciales. Más insolación en verano y menos en invierno, o viceversa, y que son debidos a la diferente configuración de la órbita de la Tierra alrededor del Sol o a los cambios lentos en la inclinación del eje terrestre.
Aparte de estos cambios astronómicos estacionales de la insolación que llega a la Tierra y que suponen variaciones en algunas latitudes de decenas de Watios por metro cuadrado en tal o cual estación del año, existen otros pequeños cambios, menores y de ciclos mucho más cortos, de la energía que sale del Sol, y que no están relacionados con la órbita terrestre ni con la inclinación del eje.
Muy estudiados desde hace siglos son los ciclos solares de 11 años, en los que en la superficie del Sol van apareciendo y desapareciendo manchas que se relacionan con cambios en su emisión de energía. Pero entre un máximo y un mínimo de estos ciclos de 11 años, la variación es muy pequeña, de tan sólo unos 0,2 Watios por metro cuadrado.
Durante estos últimos tiempos, revistas como Nature y Science, muy comprometidas con la cruzada contra el CO2, han menospreciado la influencia de estos ciclos sobre la evolución del clima presente. Ahora estamos pasando por un mínimo desde hace muchos meses, sin manchas, y comienza a intrigar la tardanza en el comienzo del próximo ciclo, por lo que comienzan de nuevo a ponerse de moda los ciclos solares de 11 años. Así que esas revistas, por si acaso, comienzan a cubrirse y publican, por ejemplo en Science la semana pasada, un artículo que comienza así:
“Uno de los misterios que afectan al sistema climático de la Tierra es por qué las relativamente pequeñas fluctuaciones en la intensidad solar en ciclos de 11 años pueden producir la magnitud de la señal climática que se observa en el Pacífico Tropical asociado a esa variabilidad solar. “
Luego sigue un “intenso” artículo sobre un modelo que intenta demostrar esta relación articulando una serie de complicadas conexiones entre los cambios en la insolación, la evaporación, las precipitaciones, las presiones, los vientos, las corrientes de agua en el Pacífico y tal y tal… Bastante complicado, especulativo y cosido con alfileres (a cualquier otro esto no se lo hubiesen publicado, pero como el autor principal es un senior del IPCC, afecto al régimen, pues sí).
La gráfica que pongo arriba, de Wikipedia y que me envía un lector, representa esta variación de la frecuencia de manchas solares en los últimos siglos. Se observan ciclos de 11 años, pero también una subida de los máximos durante el siglo XX, que por algún efecto secundario y amplificador (rayos cósmicos y nubosidad, radiación ultravioleta y formación de ozono, etc) podría explicar en parte la ligera subida de la temperatura media global que se supone ha sido de unos 0,7ºC.
En definitiva, la ciencia climática está que bulle, pero el CO2 ya ha sido ahorcado y más de uno se ha llenado el bolsillo con la recompensa generosamente repartida. Y no piensan soltarla.
ref. G. Meehl et al., “Amplifying the Pacific climate system response to a small 11-year solar cycle forcing”, Science 28 August 2009.
Por: Anton Uriarte
Fuente: Mitos y Fraudes
0 comentarios on Ahorcado está