Energías alternativas en Misiones
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- El 22 julio, 2011
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El tema es complejo técnicamente, y aún buscando la simplicidad conceptual, deben definirse algunos conceptos básicos, pues de lo contrario se cae en divagaciones o imprecisiones, o pueden provocarse involuntarias confusiones en lectores no especialistas en la cuestión.
Definiéndolas por omisión, son consideradas energías alternativas las que no son las tecnologías consideradas convencionales, de uso masivamente difundido, técnicamente probadas, eficaces (no todas eficientes), y capaces de funcionar como energía de base de cualquier sistema eléctrico importante, sea este interconectado o no.
En consecuencia, las fuentes de energía eléctrica convencionales son la termoeléctrica (quema combustibles fósiles), la nuclear y la hidroeléctrica.
Todas las otras se incluyen en el variado abanico de las energías alternativas, incluyéndose también en el concepto a las micros centrales hidroeléctricas.
Debe definirse que las micros centrales hidroeléctricas son aquellas que no superan los 100 KW de potencia, es decir muy chicas, sin escala para funcionar interconectadas ni para dar energía a un pueblo, ni un aserradero.
Aportando a la confusión, muchos opinantes asimilan como sinónimos de “energías alternativas”, a las “nuevas fuentes de energía” y a las “energías renovables”; pero si bien se solapan parcialmente no son la misma cosa. Esas mezclas y confusiones conceptuales, suelen ser cometidas adrede por los fanatizados activistas del ecologismo fundamentalista, dentro de sus habituales campañas de terrorismo mediático. Y cuentan con los fogoneos de los lobbystas del petróleo y el gas (energía termoeléctrica), y de los que pretenden inundarnos al como sea de eólicas y solares –subsidios enormes mediante-, total si se dan “los vamos a pagar todos y nadie se dará cuenta”.
En breve síntesis, las energías alternativas que son factibles de ser usadas en Misiones –siempre en su justa medida-, son la solar, eólica, biomasa y con serias limitaciones las micros hidroeléctricas. Analicemos.
La energía solar utilizada para proveer agua caliente, puede ser una solución interesante. También –con las limitaciones del caso- los artefactos semi caseros, que colectan y concentran los rayos del sol para calentar agua y cocinar, sin duda funcionan –de día y mientras no llueva o esté nublado-, y tampoco es para ansiosos o apurados…
La eólica, en sitios muy puntuales, puede proveer energía en cantidades reducidas, como complemento de las centrales de base. En teoría pueden instalarse algunos molinos eólicos en determinados cerros o altiplanicies de las sierras centrales, pero deben justipreciarse cuidadosamente los costos de interconexión, así como los de mantenimiento, si se ubicaran en lugares algo alejados y de difícil acceso.
Sin embargo, los molinos eólicos podrían instalarse como parques eólicos, a la vera de los embalses de Yacyretá y de Garabí, pues los amplios espejos de agua y los entornos de bajas altitudes favorecerán la presencia de vientos constantes, y en esos casos los costos de interconexión serán reducidos, por la existencia de las líneas de dichas centrales hidroeléctricas.
En ambos casos puntuales, tal como corresponde a las características técnicas de la energía eólica, funcionarán como complemento de la energía segura y constante, en esos casos provista por las dos grandes hidroeléctricas, las que a la vez operarán como estabilizadoras de las siempre variables e impredecibles eólicas.
Habría que profundizar los análisis, pero en principio, con los molinos actuales, de potencias de entre 1,5 y 2 MW, tal vez podrían alcanzar un tope de potencia de entre el 5 % y el 10 % de la potencia de la respectiva hidroeléctrica a cuyo embalse rodearían. Repitámoslo: un complemento, no un reemplazo ni una “solución integral”.
La bioenergía abarca una más amplia variedad de alternativas, dentro de las que caben citar: a) los biodigestores, b) los residuos de la madera, c) los biocombustibles (a su vez de diversas fuentes), d) otros.
Los biodigestores pueden ser una solución a escala familiar o de un muy pequeño emprendimiento, para autoabastecerse de gas. Necesita instalaciones de relativo bajo costo, para disponer de los desechos de origen animal o humano, de los cuales se utilizan los gases –principalmente metano- resultantes del proceso de putrefacción de las heces. En casos específicos, como criaderos de aves, la cantidad de materia orgánica disponible puede ser interesante, sin perjuicio de tener que lidiar con lo trabajoso y nada grato de su traslado al lugar de utilización.
Los residuos de la madera pueden ser utilizados como combustible de pequeñas centrales ubicadas al pie o cerca de los establecimientos madereros. Debe tenerse muy en cuenta que los costos de manipulación y de transporte de esos residuos (aserrín y otros) pueden ser considerables y tornar no competitiva esta alternativa si se pretendieran escalas de generación algo mayores.
Los biocombustibles abarcan una variada gama, según el uso al cual están destinados, y según el origen de los mismos.
Están los alcoholes, utilizables en mezclas o como combustible base, tal como desde hace décadas lo hace Brasil.
Existen los combustibles oleaginosos, algunos utilizables como bio naftas, y otros como bio diesel.
Sin tener la fertilidad y rendimientos de los suelos de la Pampa Húmeda, Misiones posee algunos cultivos –y sus desechos- aptos para la obtención de biocombustibles, entre ellos el bagazo de la caña de azúcar. Algunas pocas empresas ya producen aceites combustibles para autoconsumo. No obstante, por prudencia las expectativas deberían ser moderadas, en función de la conocida fragilidad de la capa fértil de los suelos misioneros, que no hacen recomendable cultivos de alto rendimiento oleaginoso, como la soja y la jatrofa.
Las micros centrales hidroeléctricas solo sirven de soluciones puntuales para pequeñísimos consumos aislados. Interconectadas son como mini jeringas de inyecciones, a las que se quisiera usar para aumentar el enorme flujo de una gran manguera de incendios: irrelevantes y molestas.
Debe enfatizarse que estas micros hidros son de hasta 100 KW de potencia, o sea 0,1 MW.
Respecto al hidrógeno, más allá de su alto costo y su ruinosa ecuación ambiental, los problemas logísticos que demandaría su eventual utilización a escala comercial, resultan hoy totalmente insuperables, dentro de un planteo de sana lógica.
En consecuencia, dentro de sus limitadas potencialidades, las energías alternativas pueden tener sus nichos de utilización.
Pero para las grandes necesidades eléctricas que sin duda tendrá Misiones, si no queremos volver a quemar irracionalmente cuantiosas cantidades de preciosos hidrocarburos (petróleo o gas), Misiones debe utilizar sus enormes potencialidades hidroeléctricas, con las que ha sido bendecida por la naturaleza.
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé
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