Seguridad desde la fuente de agua hasta la canilla
- Creado por admin
- El 18 febrero, 2013
- 0
La primera publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre calidad de agua potable se realizó en 1958, bajo el título Estándares Internacionales para Agua Potable, revisada en 1963 y 1971. En los periodos 1983-1984 y 1993–1997, la OMS publicó las ediciones primera y segunda de las Guías para la calidad del agua potable, en tres volúmenes.
En 1995, se inició un proceso de desarrollo adicional de las Guías mediante su revisión continuada, que se tradujo en la publicación de apéndices a la segunda edición en 1998, 1999 y 2002. En 2000 se acordó un plan pormenorizado para la elaboración de la tercera edición de las Guías, que fue publicada en 2004, y que incorpora un nuevo enfoque sobre cómo abordar la calidad de agua para consumo humano.
Hydria dialogó con Mirna Arguetta, ingeniera hondureña especialista de Organización Panamericana de la Salud (OPS, oficina regional de OMS) en Planes de Seguridad de Agua Potable, con intensa actividad en su segunda visita a nuestro país para la promoción del nuevo enfoque que la organización mundial le está dando a la temática.
¿Qué cambios incorpora la edición 2004 de las Guías pa ra la calidad de agua potable respecto de las versiones anteriores?
Contrariamente a lo que venían siendo las ediciones anteriores, en la tercera edición que se publicó en 2004 cambió radi calmente la conceptualización de ciclo del agua en términos de calidad. Antes mirábamos sólo el producto final en la red de
distribución, por lo que se establecieron una serie de valores guía para los diferentes parámetros que, luego, cada país adoptaría en sus propias normas.
En 2004 se terminó con ese enfoque y se incorporó una metodología propia de la industria alimentaria, que es el análisis de peligros y la determinación de riesgos en toda la cadena de producción. Es lo que denominamos Planes de Seguridad del Agua (PSA). Es decir, ver el agua desde que nace en la cuenca hasta el punto de consumo, pasando por la captación, la conducción, el tratamiento y la distribución al usuario, tomando ese ciclo como un todo integrado, en un enfoque holístico.
Entonces, más que ver si se cumple o no con una serie de valores de referencia, lo que importa es cómo se maneja el agua a través de toda la cadena productiva. ¿Qué mejoras incorpora este nuevo enfoque ?
Las mejoras son decisivas, ya que el operador del sistema de agua va a ir minimizando la contaminación desde la propia captación, reduciendo costos y evitando la contaminación en el almacenamiento, en la distribución y en el manejo del propio usuario.
Hay que tener en cuenta que un análisis que hacemos al agua demora dos o tres días para ver si cumple o no cumple conla norma. En la práctica, cuando tengo los resultados, los casos de enfermedades hídricas ya se han producido. Es decir, es un análisis fuera de tiempo. En cambio, con esta metodología se privilegia un enfoque más preventivo.
Recorrido del grupo de trabajo por los canales de conducción del agua cruda en la localidad de Amaicha del Valle, Tucumán, como parte de la evaluación de riegos para el Plan de Seguridad del Agua. |
¿Se está mejor preparado frente a potenciales eventos de contaminación? Exactamente, porque cuando hacemos un análisis de riesgos en cada componente del sistema nos estamos preguntando qué podría fallar en ellos y cómo podríamos corregirlo.
Es un enfoque preventivo más que reactivo. El enfoque anterior era eminentemente reactivo, ya que las correcciones se hacían cuando el resultado de un análisis nos arrojaba un resultado negativo. Este enfoque incorpora nuevos actores.
En el enfoque tradicional, el único actor era el operador del servicio. Ahora entendemos que donde el agua nace, en la microcuenca, tenemos sectores agrícolas, ganaderos, mineros y de otras actividades que tienen un rol que cumplir. La metodología prevé generar una mesa de diálogo y concertar acciones para minimizar la contaminación del agua desde su origen.
Las normas nac ionales sobre calidad de agua –como nuestro Código Alimentario Argentino– están basadas en el enfoque anterior. ¿La OMS está promoviendo un proceso pa ra que los países vayan adoptando la nue va metodología?
Sí. El Código Alimentario Argentino, en su anexo A, establece los límites para la provisión de agua potable para los parámetros microbiológicos, físicos, químicos y organolépticos que el operador del servicio tiene que cumplir. Pero en otros casos, como en Brasil, la legislación nacional sobre calidad de agua ya establece que toda institución que operare un sistema de provisión de agua potable tiene que establecer planes de riesgo basados en estos Planes de Seguridad del Agua. En Perú y también en algunos países de Centroamérica se está modificando la legislación para incorporar esta nueva concepción.
Usted ha dicho que los PSA son un “traje a medida”.¿Puede haber un Plan diferente para cada región?
Cuando la OMS propone esta metodología entiende que hay particularidades en cada país, en cada región. El Manual para
el desarrollo de planes de seguridad del agua tiene sus pasos de aplicación y su metodología, pero es necesario adaptarlo antes de adoptarlo. Es decir, es una herramienta flexible. Nosotros consideramos que es una herramienta de gestión de riesgos sanitarios, pero que también es una herramienta de gestión de riesgos ambientales, tecnológicos y de sostenibilidad de los sistemas de agua.
¿La metodología sirve tanto para áreas urbanas y rurales , para ciudades pequeñas y grandes , para países pobres y ricos, o está especialmente recomendada para ciertos casos?
La metodología no depende de la complejidad del sistema sino de la decisión de adoptar un plan de agua segura. Está pensada para que pueda adaptarse a un sistema rural con pocos componentes, a sistemas individuales con cosecha de agua de lluvia o a sistemas muy complejos que cubran áreas metropolitanas de grandes ciudades. Lo importante es identificar peligros y riesgos y proponer medidas de control de acuerdo con los componentes que tenga el sistema. Y a partir de allí elaborar un plan de acción.
¿Cuál es el panorama en América latina respecto de l desarrollo de Planes deSeguridad del Agua ? Actualmente se están llevando adelante este tipo de planes en ocho países de América latina. En algunos de ellos, la OPS promovió junto con diferentes agencias de Naciones Unidas, a través del Fondo del Agua de España, diferentes Planes de Seguridad del Agua en zonas postergadas, como en el sur de México. En Panamá y Brasil estos planes son impulsados por los ministerios de salud; en Honduras por los propios prestadores de servicio; en Colombia por el Ministerio de Protección Social junto con las gobernaciones de los estados (provincias).
Un caso interesante es una iniciativa binacional entre Ecuador y Perú, en dos comunidades a cada lado de la frontera que comparten la fuente de agua. Los operadores de ambos sistemas, en una decisión conjunta, han avanzado en la conceptualización y evaluación de peligros y riesgos.
Otro caso emblemático –que fue además la primera experiencia en el continente– fue el Plan de Seguridad del Agua en Spanish Town, Jamaica, donde se logró que la Agencia de Cooperación Japonesa(JICA) financiara las obras más grandes
que habían sido planteadas, y que por su costo se habían considerado para el largo plazo. Pero la calidad del plan que se elaboró en esa comunidad motivó a la agencia para financiar las obras.
Pero quiero subrayar que implementar estos planes es una decisión que primeramente deben tomar los prestadores del servicio, acompañados por los actores de salud y del ambiente, y por las agencias cooperantes que quieran participar.
¿Cómo ha sido la experiencia en Argentina?
Aquí habíamos tenido una reunión informativa en 2006 para difundir la metodología, pero no se le dio continuidad. El tema
vuelve a retomarse el año pasado, cuando realizamos una capacitación en Buenos Aires, en la Planta San Martín de AYSA, donde participaron varios operadores del país.
De allí surgió el interés concreto de la gente de Corrientes y de Misiones, quienes solicitaron replicar el curso en sus respectivas provincias.
Es por ello que en este viaje se programó un taller en la ciudad de Corrientes, donde participaron unas 60 personas provenientes de operadores del noreste del país, incluyendo la empresa local y diferentes cooperativas y organismos municipales y provinciales de la región. El objetivo es que de aquí a enero del año próximo tener desarrollados dos Planes de Seguridad del Agua en la propia capital correntina y en la localidad de Saladas. En la ciudad de Resistencia, Chaco, también se empezará a trabajar en ello.
Por otra parte, también se realizó un segundo taller para zonas rurales en la localidad de Amaicha del Valle, Tucumán, cuyo objetivo también fue el de difundir la metodología y hacer una experiencia puntual con los servicios de agua de la zona, para lo cual hemos recorrido el sistema, incluyendo las áreas de captación, para detectar peligros y riesgos.
Puntualmente, ¿cuáles son los objetivos de la implementación de un Plan de Seguridad del Agua?Hablamos básicamente de cuatro objetivos principales. En primer lugar minimizar la contaminación del agua donde el agua nace, en la fuente de abastecimiento. En general se trata de un territorio que no es propiedad del operador y donde actúan muchos actores; tenemos que analizar las prácticas agrícolas, el uso de agroquímicos, el manejo de las heces de animales, el pastoreo, etc. Entonces el promotor del plan promueve reuniones con ellos para armar planes de manejo.
El segundo objetivo es eliminar la contaminación en el proceso de tratamiento. Es decir, incorporar buenas prácticas en todos los pasos de la operación de una planta de potabilización; en este caso es una responsabilidad absoluta del prestador del servicio.
El tercer objetivo es prevenir la contaminación en la red de distribución, en el almacenamiento y en la manipulación del agua por parte del usuario en su propia vivienda. Aquí ya participa tanto el operador como la comunidad.
Por último, hacer una gestión integrada de riesgos. Hasta ahora hemos hablado mucho de gestión integrada de recursos hídricos, entonces adoptamos este concepto aplicándolo a la gestión del agua potable. Hablamos de riesgos sanitarios, ambientales, tecnológicos, de administración, etc.
Usted mencionó las ciudades de Corrientes y Resistencia, que están ubicadas sobre un gran río.¿Cómo trabajan en esos casos de cuencas muy grandes?
El caso de Chaco es muy interesante, porque la mayor parte de las acciones para minimizar la contaminación depende del
organismo que maneja los temas fluviales, ya que ha habido accidentes de barcos que han afectado el agua y las obras de toma y captación. En casos como éste hay que coordinar con los responsables de esos organismos y elaborar una plataforma concertada.
Los PSA también consideran al usuario como un actor funda mental del proceso.
Absolutamente. Antes, un operador consideraba que el agua le interesaba solamente hasta el medidor, ya que lo que el usuario hacía dentro de su casa o con sus prácticas y sus hábitos higiénicos no era de su competencia. La OMS está diciendo que no hay que actuar de esa manera, porque todo lo que se ha invertido en proveer de agua segura a la población puede perder su valor en el punto de consumo. Entonces el usuario tiene que participar incorporando buenas prácticas en el manejo del agua dentro de su vivienda o en sus hábitos higiénicos.
¿Cómo sintetizaría los beneficios concretos de un PSA?Es una guía que nos permite anticiparnos a lo que pueda ocurrir. En cada componente del sistema nos preguntamos qué podría pasar aquí que afecte la calidad del agua o la infraestructura. Cuando internalizamos esta forma de pensar podemos tener una respuesta más apropiada y más rápida a una situación de emergencia. Es decir, es un plan que nos prepara para enfrentar eventualidades, lo que no podríamos lograr si solo miráramos la calidad del agua producida.
Otro beneficio es que se aprende a trabajar en equipo. En las empresas de agua a veces trabajamos sin una visión compartida, con cada área mirando sus propias metas. Los PSA nos obligan a trabajar coordinadamente en busca de los cuatro grandes objetivos que hemos enumerado: minimizar, eliminar y prevenir la contaminación y gestionar los riesgos.
Finalmente, es una forma de mejorar la toma de decisiones. Cuando priorizamos los problemas a atender, en función de su
gravedad y de los recursos disponibles, estamos simplificando la formas de tomar las decisiones.
Recomendación ministerial El 16 y 17 de junio de 2005, Mar del Plata fue sede de la Reunión de ministros de salud y de ambiente de las Américas. En la Declaración del evento se recomendó, entre otras cuestiones, implementar Planes de Seguridad del Agua, en consonancia con los postulados de la OMS.A pesar de este temprano impulso, el temas retomó en Argentina recién el año pasado. La Declaración indica que, en materia de recursos hídricos, los países enfocarán sus esfuerzos, entre otros aspectos, en:
|
Fuente: Revista hydria
0 comentarios on Seguridad desde la fuente de agua hasta la canilla