Pago por servicios ambientales: convirtiendo problemas en soluciones. Parte 4
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- El 21 abril, 2017
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Un mecanismo para reducir el impacto negativo de los derechos de exportación de granos, mejorar la producción agropecuaria, promover el desarrollo rural, ahorrar gas y mejorar los servicios de los ecosistemas.
Autores Idea y edición: Fernando Milano (M.Veterinario, esp en sustentabilidad agropecuaria). Especialistas temáticos: Alejandro Bricker (Lic. Administación de empresas, Innovación tecnológica), Adriana Basualdo (Climatóloga), Graciela Canziani (Ecóloga Matemática, esp en Servicios de los ecosistemas), Pedro Espondaburu (Abogado, esp en Desarrollo local y empleo), Rosana Ferrati, (Ing. en Recursos Hídricos) Néstor Maceira (I. Agr. esp. en agroecosistemas), Fanny Martens (Ing. Agrónoma, extensión), Graciela Nogar (Geógrafa, esp en Desarrollo Rural). |
Discusión
Aunque el trabajo tiene numerosos puntos de análisis queremos concentrarnos en algunas pocas ideas.
La metodología
Este trabajo apunta a generar una metodología preliminar, sencilla y práctica que pueda sumarse a la discusión en los grupos de trabajo que tratan sobre servicios ambientales.
El desarrollo rural
Este fue incluido en el presupuesto por tres razones:
a) es un pilar fundamental del desarrollo sustentable de un país y tiene como consecuencia, si no se lleva adelante, la emigración rural y la generación de cinturones de pobreza en las grandes ciudades con sus consiguientes impactos económicos, sociales y ambientales.
b) esta condición de pobreza tiene un costo tal para los estados que son una de las principales razones por las que los países de Europa occidental promueven los subsidios agrícolas.
c) una parte importante del dinero generado con las cosechas de granos es dirigida por el estado para cubrir necesidades básicas y promover la generación de empleo.
¿De dónde proviene el dinero?
La pregunta puede ser respondida en distintas etapas.
a) El autofinanciamiento
Este interrogante, que parece decisivo en principio, puede carecer de importancia si la fuente generadora termina siendo parcial o totalmente reintegrada del dinero, a partir de las mejoras en la productividad de la tierra y/o del aumento tributario que ello puede generar.
Los cálculos realizados hasta el momento evidencian que el sistema se sostiene con aumento de productividad en su escenario inicial aunque esto cambia al llegar a la meta de reemplazo de un tercio de la agricultura para rotarla con ganadería sobre pasturas. El balance tributario en este caso es negativo. Este escenario es complejo de analizar porque sucedería en varios años y, de alcanzar una escala territorial nacional, generaría un cambio en la cantidad de granos exportados y, probablemente podría influir en alguna medida en el precio internacional de algunos commodities como la soja. Además podría haber variaciones importantes de los precios internacionales por otras razones. Por esto es un escenario complejo que requiere de próximos análisis profundos. Sin embargo se realizó en este trabajo una primera aproximación. Esta marca que el escenario es viable y autofinanciaría la propuesta frente a cambios en la carne tanto en retenciones, exportaciones, aumento de precios y/o de la producción por hectárea. El primer punto es, en principio, transitorio aunque si se mantuviera para los granos también podrá ser aplicado a la carne (facilitando que se alcance el objetivo de autofinanciamiento) que, frente a escenarios de creciente demanda interna y externa podrá reforzar el aumento de precio. Las exportaciones planteadas podrían se factibles de alcanzar. El precio, además, estaría potenciado por la reducción o encarecimiento de carnes basadas en el maíz (aves, cerdos) que hoy están siendo subsidiadas por el Estado Nacional ( La Nación 12 de enero de 2007). El aumento de productividad de un valor regional de 450 kg/ha/año debe llegar a 667 y 750 para alcanzar el balance tributario “0” y el autofinanciamiento respectivamente. Si bien el aumento es importante, es factible de alcanzar como lo demuestran experiencias de INTA Manfredi que con una alimentación de 80% de aIfalfa y 20 % de silo de maíz alcanza los 1000 kg/ha/año.
En última instancia, si esta fuera la única opción, podría reducirse la superficie agrícola a reemplazar o emplear alguna estrategia intermedia como la suplementación estratégica.
Sin embargo otros dos factores serán determinantes en la decisión antes de llegar a esa instancia:
– el notable ahorro de gas que puede derivarse a la industria
– la reducción gradual de costos asociados al deterioro de los servicios ambientales.
Respecto a la emisión de metano de los rumiantes el criterio de reemplazo apunta a reestablecer la proporción de ganadería y tipo de dieta existente en los inicios y mediados de los noventa (pasturas de alto valor nutricional y relativamente baja generación de metano), período de referencia en los acuerdos internacionales sobre el cambio climático. Igualmente se apunta a mejorar la eficiencia relativa aumentando la cantidad de terneros para la misma producción de metano.
b) La reducción de problemas ambientales y sus costos
La estimación realizada, sólo como aproximación y considerando sólo alguno de los servicios que se mejoran indica un ahorro anual para Tandil de $ 556.997. Si bien se extrapolaron datos de una localidad vecina y de un estudio nacional, ambas estimaciones guardaban una relación razonable. Esta extrapolación cobrará cada vez más fuerza a medida que el sistema propuesto se promueva en otras regiones. Por otro lado este costo incluye infraestructura privada y pública pero no incluye pérdidas productivas agropecuarias que, como en el caso de las inundaciones de Santa Fé de 2007 produjeron 3,6 millones de has inundadas, con reducción en el abastecimiento de leche y el posterior otorgamiento de subsidios por 20 millones de pesos y exención al pago de electricidad ( La Nación 24 de Mayo de 2007).
Queda como tarea pendiente el profundizar este análisis y realizarlo con otros servicios y/o gastos como calidad de agua, reducción de subsidios de baja respuesta productiva, enfermedades vinculadas al ambiente, etc.
c) La compensación de las actividades que generan impacto negativo.
El análisis de las experiencias de referencia arroja las siguientes conclusiones:
a) Mercado del Carbono: los fondos para promover un servicio ambiental provienen de quien lo perjudica ( “el que contamina paga”). El sistema tiene garantizado continuidad ya que el dinero se obtiene del circuito económico-comercial.
b) Aprovisionamiento de agua: el consumidor paga un sobreprecio ambiental directamente o indirectamente a través del Estado. Garantiza continuidad al igual que el punto anterior.
c) Pago por servicios ambientales a los ganaderos: en este proyecto instituciones internacionales ( entre ellas el Banco Mundial) proveyeron fondos de manera experimental. No garantiza continuidad ya que no hay un fondo permanente enfocado a esto.
El mecanismo internacionalmente avalado es, entonces, que paga quien produjo el impacto negativo. Dado que los cultivos que producen granos son responsables de este efecto pero también objeto de retenciones a las exportaciones, es razonable destinar un muy pequeño porcentaje de las retenciones a un fondo para el pago por el mejoramiento de los servicios ambientales, que poseerá una concepción y operatividad completamente distinta al mecanismo de las retenciones. ¿Qué beneficios aportaría esta situación a los tres sectores involucrados? Al Estado le permitirá obtener:
– recaudación en función al movimiento económico nuevo generado
– ahorro en diversas partidas: inundaciones, generación de empleo, mejoramiento de la calidad del agua
– la generación de empleo genuino
– aumento de la producción de carne y trigo
– una herramienta para reclamar por la reducción de los subsidios agrícolas a nivel internacional ya que Europa pide en la negociación una reducción de las retenciones.
– ahorro de masivas cantidades de gas por la fijación biológica de nitrógeno que reemplaza la síntesis química de fertilizantes nitrogenados basados en el consumo de gas. La derivación a industrias con ritmo de producción reducido puede generar grandes volúmenes de dinero. Sólo en el mes de agosto de 2007 y fruto de la deficiencia de electricidad y gas el país perdió 322 millones de dólares por la compra de combustibles que los reemplazaron, situación que ya había sucedido en el mes de julio (La Nación 25 de agosto de 2007, La Nación 25 de septiembre de 2007).
– un posicionamiento muy favorable con el sector agropecuario y el movimiento ambientalista
– garantía de la producción agrícola a corto y largo plazo.
Más allá de estas consideraciones cabe destacar que el concepto de pagar por los servicios de los ecosistemas se encuentra arraigado en leyes y políticas de los estados provinciales y nacional. Las leyes ya fueron detalladas en la introducción y algunas de las políticas son:
– la decisión de tener, desde el nacimiento del sistema de retenciones en 2002, un valor bajo (5%) para las producciones orgánicas debido a los beneficios ambientales y sociales que ellas generan. Hacia mediados de 2007 esta política fue ratificada por el Ministro de Economía mediante resoluciones formales.
– La creación del Fondo Argentino del Carbono que apunta a promover las inversiones, la incorporación de nuevas tecnologías y facilitar la promoción y el desarrollo de proyectos del Mecanismo para un desarrollo limpio (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable 2006).
– La propuesta del Presidente Kirchner en la reunión de la ONU en Nueva York en septiembre de 2007 donde manifestó la necesidad de, textualmente, “ nuevos y creativos medios financieros y tecnológicos, reconociendo, por ejemplo, como mecanismo de pago de la deuda externa, la contribución que implica el mantenimiento de nuestros reservorios naturales de vegetación y bosques". (La Nación 25 de septiembre 2007)
– Por otro lado las provincias forestales del norte ya han reclamado la creación de un “Fondo de compensación por servicios ambientales” en el marco de la Ley de Bosques en tratamiento durante el corriente año. El fundamento es que si deben detener muchos procesos económicos que degradan los recursos merecen un reconocimiento por los ecoservicios prestados por los bosques que benefician a todo el país (Escobar 2007).
Por otro lado sería muy beneficioso también para los productores en general ya que promueve:
– que el dinero retorne al sector
– la estabilidad de políticas que permitirá una mejor planificación
– la rápida adquisición de tecnologías ya existentes (como la agricultura de precisión) o el desarrollo y transferencia de nuevas que seguirán generándose cada año
– el aumento y/o estabilización de la producción.
– la protección de los recursos productivos de la empresa (suelos y agua) sin los cuales la misma carece de futuro
– una actitud flexible frente a la sociedad para las propuestas integrales de desarrollo que los incluyan mientras la sociedad toda se beneficiaría al contribuir al mejoramiento de los servicios ambientales.
Los ganaderos en particular se beneficiarían además por los siguientes puntos:
· La ganadería pastoril no aportaría fondos y recibiría, como pago por sus bondades ambientales, cantidades importantes de dinero.
· Particularmente los campos naturales serán sistemas fuertemente premiados por los importantes aportes al ecosistema. Así también las pasturas consociadas recibirán premios mejorando su rendimiento económico frente a planteos agrícolas.
· A ambos tipos de coberturas deben sumarse los aumentos de producción previstos por mejores prácticas (subdivisiones con eléctricos o manejos reproductivos). Esto se potencia frente al aumento de la demanda interna y a la externa la cual, en tiempos de crisis de energía y cambios climáticos, presenta un panorama excelente para los próximos años.
· Por otro lado muchos ganaderos transformados parcial o totalmente a la agricultura han querido mantener sus vientres e, incluso, aumentarlos. Para esto y en muchos casos, han reducido la eficiencia de los mismos (porque el mayor interés es mantener su capital) o han arrendado campos de cría a precios no viables económicamente para lo cual necesitan autosubsidiarse con sus tierras agrícolas. Estas situaciones perjudican al productor y al país y se verían en buena medida mejoradas al aumentar los márgenes de la ganadería bajo pautas de sustentabilidad ambiental.
Los agricultores, por su parte, se beneficiarían considerando que:
· El crecimiento de cualquier empresa requiere de realizar las inversiones adecuadas y de analizar los mercados a futuro. Respecto al primer punto, el principal recurso e inversión del agricultor es el suelo. El mantenimiento de su capacidad productiva es, junto a los precios de los productos, la principal garantía del negocio. Un mal uso del mismo lleva, en pocos años, a la pérdida de esta capacidad. Los niveles leves y moderados de erosión pueden alcanzarse en pocos años de manejo inapropiado e incluyen una reducción de la materia orgánica. En estas condiciones los rendimientos bajan en términos económicos y según márgenes de Junio de 2007 50 a 200 $/ha en soja, 27 a 95 $/ha en trigo y 100 a 370 $/ha en maíz (Irurtia y Mon 2000). Respecto a los mercados es necesario recordar que dos de las razones centrales por la que los precios de los granos han subido a valores record durante 2007 tienen base ambiental:
– Los cambios climáticos que generan problemas en cosechas en diferentes regiones
– La demanda por biocombustibles, conducida por el propio problema ambiental climático
El trabajo que nos queda es evitar que exista un nuevo aumento porque las tierras pampeanas estén perdiendo productividad.
Por su parte las empresas de agroquímicos podrán ganar aportando a la notable extracción de minerales de la agricultura actual que ha dejado una gran deuda ambiental para futuras generaciones que ya se hacen evidentes hoy. Además de las repuestas al fósforo, nitrógeno y azufre, varios cultivos responden a otros macro y micronutrientes. La adecuada reposición de los mismos permitirá generar una alternativa económica muy importante ( ya en desarrollo) para las empresas al tiempo que contribuye a la sustentabilidad mediante la reposición de nutrientes, el aumento de producción por hectárea y, por ende, la posibilidad de reducir la presión sobre la frontera agrícola.
d) El pasaje del costo a los consumidores de los países industrializados compradores de commodities.
Desde otro punto de vista, el generar un fondo y reducir retenciones podría ser importante para las negociaciones de los subsidios agrícolas, particularmente con Europa, ya que este grupo de países tiene subsidios importantes en tres cajas distintas. Ellas son:
. la ambar: incluye precios sostén y subsidios directamente ligados a la producción entre otras.
Esta caja está sujeta a compromiso de reducción.
. la verde: incluye retiro de tierras, protección ambiental, desarrollo rural, entre otras. Caja exceptuadas de compromisos de reducción.
. la azul: incluye pagos compensatorios y retiro de tierras entre otras. Puede ser exceptuada de compromisos de reducción ( Romanelli 2004).
En las negociaciones Europa reclama que se eliminen las retenciones a las exportaciones, que perjudican a algunas de sus empresas. Por ello el pasaje de, por ejemplo, un 10 % de las mismas, a un fondo para pago de servicios ambientales sería equivalente a generar una caja verde, exceptuada de compromiso de reducción y, al mismo tiempo, bajar las retenciones.
Esto daría margen para negociar la reducción parcial de los subsidios que implicaría probablemente un mejoramiento leve de precios. De cumplirse esto podría ser el consumidor europeo (particularmente en la importación de soja destinada a consumo animal) el que final y directamente pague por vía de un pago en el mercado tradicional.
Sin embargo, existe una segunda alternativa que tiene que ver con un planteo ético. Como sucede en algunos ejemplos ya citados, los consumidores, particularmente de los países ricos, deberían hacerse cargo de los impactos ambientales que genera la producción de commodities. Esto se basa en un concepto de espacio ambiental, vale decir, el hacerse cargo de las consecuencias sobre el territorio que generan los requerimientos que cada sociedad tiene para mantener su calidad de vida.
De esta manera son dos los caminos por los que los consumidores podrían aportar. Sin embargo en el primer sistema planteado al no ser un sobreprecio con destino ambiental se corre el riesgo de que se expanda la frontera agrícola y el impacto sea aún mayor.
Para tener una idea concreta de la factibilidad de esta posibilidad, un aumento del 15,9 % del precio de la soja exportada sería suficiente para cubrir el presupuesto propuesto.
e) Una combinación de todos las opciones anteriores.
Esto podrá implementarse para complementar los orígenes de fondos en función a las necesidades que existan.
Conclusiones
La propuesta se basa en el mejoramiento de los servicios ambientales a través del estímulo a las buenas prácticas, el monitoreo ambiental y los premios al mejoramiento de los servicios ambientales, además del aporte al desarrollo rural. El dinero para esto podrá surgir de:
– un aumento de la productividad
– una reducción de costos por problemas ambientales atenuados ( inundaciones, enfermedades, etc.)
– un aporte del aquel sector que recibe beneficios económicos directos por prácticas que tienden a perjudicar a los servicios de los ecosistemas. Esta es una opción internacionalmente avalada a través del mercado del carbono. Sin embargo y paralelamente debe considerarse que el dinero generado por los derechos de exportación de los granos proviene de cultivos que producen diferente grado de impacto ambiental. Se propone que un porcentaje muy bajo de estas retenciones generadas en elpartido de Tandil se destine a este proyecto de desarrollo creando un fondo específico conceptual y operativamente diferente de las retenciones a las exportaciones.
– una combinación de los factores anteriores
Sin embargo debemos apuntar a que no sean ni los productores ni el estado el que aporte estos fondos. Hoy existen empresas generadoras de impactos ambientales que participan de sistemas de pagos por servicios ambientales y, en muchos casos, ellas han incorporado a sus costos este tipo de pago. Es en esos casos en los que el consumidor termina pagando por el servicio, tal como sucede con los pagos para preservación de las cuencas hídricas. En nuestro caso deberá ser el consumidor de los países ricos compradores de granos y carnes quien pague para generar los fondos necesarios. El Mercosur es el principal exportador de soja y carne vacuna del mundo y tiene mucho peso en numerosos otros productos.
Nuestros países necesitan antes que cualquier tipo de cooperación internacional, una justa valoración de su naturaleza y sus culturas. Una alianza estratégica entre ellos para lograr un sobreprecio ambiental para estos productos podría construir este fondo. Proyectos pilotos como el presentado en esta propuesta serán indispensable para demostrar la vía en que ese fondo podrá transformarse de una idea a un mecanismo operativo. Este podrá generar un cambio importante en el estado de los ecosistemas sudamericanos dejando un precedente mundial para una nueva visión de la producción agropecuaria.
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