Nuevo paradigma de equilibrio
- Creado por admin
- El 26 octubre, 2006
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La naturaleza puede producir mucha riqueza. La clave es que lo haga en un punto de armonía y perdurabilidad en el tiempo, donde el hombre es quien debe adecuar los factores de producción y ambiente respetando los ciclos de la naturaleza, sus tiempos y conforme a sus métodos. Los servicios ambientales que presta son un tema en cuestión a la hora de asignar valor estratégico; sólo resta pensar en el agua acumulada del paisaje del Calafate, en las aguas cayendo en Iguazú, en la del Iberá o en la variedad de nuestros lagos del sur, resultan valores intangibles pero factibles de medir como servicios que brinda.
La naturaleza supone un valor actual y potencial de tanta entidad para el futuro de la Argentina que no puede dejarse librada al arbitrio de los intereses del mercado o de los planteos globalizantes, que piensan en las necesidades a futuro de los centros de poder mundial. Desde esta perspectiva, el agua representa uno de los activos estratégicos del país que requiere de acciones encaminadas desde el Estado (que hace de lo ambientaluna política) para revertir, en primera instancia, como consecuencia de las alteraciones antrópicas, la contaminación y recuperar y preservar este recurso estratégico.
La idea de agua, como recurso vital, ha despertado en la población la necesidad de velar por su preservación y sustentabilidad al reconocer su valor como uno de nuestros activos ambientales. Esta impresión se percibe desde la perspectiva del ciudadano que observa en los escenarios mundiales las luchas que se entablan por los recursos naturales, cada vez más escasos. En otro sentido, también el agua adopta algunas otras características que la destacan como fuente de vida y de energía del futuro, debido a que parte del hidrógeno ya se estáproduciendo del agua.
La conciencia ambiental
En Argentina, el tema ambiental tomó fortaleza colectiva con la Cumbre de la Tierra (Río ‘92) y dimensión institucional con la constitución del ‘94. Por otro lado, comenzaron a ponerse en marcha los sistemas de evaluaciones de impacto en radicaciones industriales y en medición de efluentes.
Desde entonces, vamos caminando en una buena senda, pero con la lentitud que estos procesos conllevan. En relación con el agua, estamos tratando de preservar la idea de bosque vinculado a la cuenca y estamos trabajando en proyectos de manejo de los sitios Ramsar. Desde el lugar del agua como sitio de vida, tanto en lo marino como en lo fluvial, estamos trabajando en la preservación de los recursos pesqueros, vinculando contaminación, biodiversidad y acción antrópica.
Todos éstos son temas sociales y económicos muy complejos.A veces se piensa en la resolución de problemas ambientales desde una perspectiva facilista, esto es, desde la mera prohibición.Esto puede compartirse desde lo institucional o desde la ética de lo ambiental, pero a la hora de aplicarlo en el terrenono es tan sencillo porque aquellos que están vinculados a una actividad contaminante necesitan reconvertir toda una cultura productiva.
Por ejemplo: ¿cuántos productores agropecuarios conocen las consecuencias del uso de pesticidas en la contaminación del agua o en la vida de distintas especies? Para cambiar un proceso de falta de cuidado del ambiente se necesitan tecnologías amigables, nuevos insumos, nuevas prácticas y que el actor vea que ese cambio le genera un resultado beneficioso.
La gente que tiene problemas hoy ve la cuestión de las generaciones futuras como una utopía. Tenemos que comprender ese dato. Aún cuando una persona tenga una vocación pro ambiental, pedirle cambios posponiendo beneficios es pedirle una conducta heroica. Y el mundo no está lleno de héroes, sino de personas comunes que toman decisiones muchas veces en función de su conveniencia a corto plazo.
Los incentivos
Los bienes ambientales son bienes colectivos y públicos y la responsabilidad de su cuidado afecta a todos los actores sociales. La sociedad civil argentina tiene vocación ambiental pero, si en muchos municipios no se paga el barrido, ¿es esperable que la población esté dispuesta a pagar un plus por el tratamiento,
reciclado y reutilización de la basura?
Preservar el ambiente supone conductas restrictivas y eventualmente tiene costos. Esto no está internalizado en el común de la población. Por eso, en muchos casos se necesitan incentivos de financiamiento público para la preservación. Argentina está comenzando a trabajar en esa línea, específicamente en la
promoción del bosque nativo. Si existieron subsidios como, por ejemplo, a la industria automotriz ¿por qué no podría haber un subsidio para un productor que protege el bosque? Pero esto implica cambiar la cultura de qué es lo que tiene valor. El Estado va a tener que aumentar sus presupuestos en materia
ambiental, pero también los actores de la sociedad civil y los actores socioeconómicos van a tener que hacer aportes para preservar recursos para todos.
El valor de nuestros recursos
La percepción de que el agua en Argentina es un recurso abundante es equivocada. Actualmente existen problemas de provisión de agua potable, de salinización, de arsénico y de contaminación de napas superficiales. Por eso, el agua debe ser tomada como un recurso escaso.
El consumismo y el despilfarro contribuyen a la escasez: lavamos los autos con agua potable, los sistemas de agua tienen pérdidas enormes en sus cañerías, en los domicilios particulares o en los baños públicos las canillas pierden durante todo el día por impericia o por no llamar a un plomero. Hay una falta colectiva de conciencia de que el agua es un bien valioso.
Esto no significa que el agua tenga que tener un precio de mercado. El agua es un elemento de vida, como el aire. Por eso hay que ser muy prudentes en diferenciar una concesión de un “mercado del agua”, que tendería a la restricción y al aumento de las desigualdades.
Es central, entonces, valorizar el recurso. Para eso, el agua tiene que entrar en la estructura de costos, así como entran los fertilizantes, las semillas, el arado. Si esto no sucede, entonces no se internalizan los costos ambientales para luego devolverlos a la naturaleza. Si tomamos los recursos gratuitamente, aumentamos la rentabilidad a costa de pobreza futura.
Dimensionar el valor económico de la naturaleza es algo novedoso, pero permite evaluar la disminución o manutención del capital natural: nutrientes, agua, superficies, bosques, fauna, biodiversidad, capacidad genética. Ponerle un valor económico al agua nos permitirá evaluar si con determinadas prácticas nos estamos descapitalizando para el futuro.
Glosario
- SITIOS RAMSAR
El Convenio de Ramsar, o Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitats de Aves Acuáticas, fue firmado en la ciudad de Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971 y entró en vigor en 1975. Este acuerdo internacional se centra en un ecosistema específico, los humedales, y aunque en origen su principal objetivo estaba orientado a la conservación y uso racional en relación a las aves acuáticas, actualmente reconoce la importancia de estos ecosistemas como fundamentales en la conservación global y el uso sostenible de la biodiversidad, con importantes funciones (regulación de la fase continental del ciclo hidrológico, recarga de acuíferos, estabilización del clima local), valores (recursos biológicos, pesquerías, suministro de agua) y atributos (refugio de diversidad biológica, patrimonio cultural, usos tradicionales).
Actualmente, en Argentina hay 14 sitios Ramsar. - ANTRÓPICA
Generada por el hombre.
Por: Dr. Homero M. Bibiloni
Subsecretario de Recursos Naturales, Normativa, Investigación y Relaciones Institucionales
Fuente: Hydria | Año 1 – Nº 4 | Diciembre 2005
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