Los estudios ambientales como herramienta para la prevención y el control
- Creado por admin
- El 16 mayo, 2014
- 0
Herramientas auxiliares de evaluación y gestión ambiental, los estudios ambientales cumplen el papel de recursos técnicos que complementan o mejoran la ejecución de los instrumentos propios de la gestión ambiental: los preventivos, los correctivos y los de recuperación.
Se trata de herramientas o métodos de trabajo, tanto de carácter técnico, sociológico y jurídico como de carácter general. El grado de éxito de un instrumento de gestión depende de la interacción compleja de un conjunto de factores que condicionan la eficacia y la eficiencia del mismo.
Se destacan, entre otros, la naturaleza de los problemas ambientales involucrados; la integración y vinculación con otros instrumentos; los diferentes actores y sus criterios y percepciones sobre la relación empresa-sociedad-ambiente; el contexto económico, político, social y legal; las capacidades de gestión; las voluntades de coordinación para incorporar las distintas percepciones de los diferentes actores (Sabatier y Jenkins, 1993).
Evaluación estratégica
La Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) -que para el planificador implica un procedimiento administrativo reglado por una norma, la Directiva Europea 2001/42/CE- es un instrumento de apoyo orientado a la incorporación de la dimensión ambiental a la toma de decisiones, las que usualmente se identifican con políticas, estrategias, planes o programas. Constituye un procedimiento para mejorar estos instrumentos de planificación.
El objetivo de ese procedimiento es facilitar la incorporación de consideraciones ambientales desde los primeros momentos del proceso de planificación.
Por tanto, la EAE tiene también una dimensión sustantiva, que se resume en incorporar criterios ambientales en el proceso de planificación.
Adosar criterios ambientales a la decisión, implica a su vez mejorar la calidad del proceso de toma de decisiones estratégicas desde una perspectiva ambiental.
Los objetivos parciales que se espera alcanzar durante el procedimiento de EAE son: considerar los objetivos del plan evaluado y su relación con otros planes y programas; contemplar la situación ambiental actual en sus aspectos relevantes; tomar en cuenta las características relevantes de las zonas posiblemente afectadas; observar los problemas ambientales existentes; analizar los objetivos de protección ambiental, internacional, comunitario o nacional concernientes al plan evaluado; estudiar alternativas razonables que conciernan a los objetivos y al ámbito de aplicación geográfico del plan o programa; anticipar los probables efectos significativos en términos de biodiversidad, población, salud, fauna, flora, tierra, agua, aire, factores climáticos, bienes materiales, patrimonio cultural (arquitectónico y arqueológico) e interrelación entre esos factores; postular medidas de prevención o compensación; y plantear las medidas de supervisión.
La EAE puede aplicarse de manera gradual. En el caso de que no exista legislación que así lo obligue, se implementa de manera voluntaria. Una decisión que tiene una perspectiva estratégica no se preocupa únicamente por la causa inmediata de un efecto deseado (o indeseado), sino por la estructura que hay detrás y que la genera de forma recurrente.
Gestión de sitios
La Gestión Ambiental de Sitios Contaminados (GASC) comprende las herramientas metodológicas que ofrecen lineamientos sistemáticos preestablecidos, cuya aplicación permite ejecutar la remediación como medida correctiva que se aplica para mitigar o eliminar la contaminación de un sitio.
A fin de cumplir con este objetivo supremo, previamente deben abordarse acciones para conocer exhaustivamente el origen, la calidad y cantidad de la contaminación existente en un sitio, junto con el riesgo que ella significa para la salud humana y el ecosistema.
Muchos sitios contaminados constituyen pasivos ambientales históricos, algunos sólo sospechados, con escasas evidencias: de origen ignorado o poco preciso, con una dudosa delimitación espacial, sin caracterización total o parcial del perfil químicotoxicológico de los contaminantes, de su distribución espacial en el sitio.
Instrumentos de Gestión Ambiental |
Para la aplicación de una GASC, se debe establecer una organización del trabajo. Se debe identificar el sitio como potencialmente contaminado, es decir que se sospecha que representa un riesgo al ambiente, los elementos naturales o la salud humana.
Asimismo, se debe realizar una determinación de las características del lugar, los contaminantes presentes y, el (los) medio(s) afectado(s).
Para la aplicación de GASC en un sitio específico se requiere realizar una caracterización que aporte datos para la identificación de los contaminantes críticos, los receptores de las sustancias tóxicas presentes y las rutas posibles.
El estudio de sitio puede incluir dos fases: la investigación preliminar y la investigación detallada.
En la primera, se propone un modelo teórico en base a la información disponible: referencias históricas del sitio y del área circundante; caracterización física regional y detallada que incluya el sitio; usos pasados, actuales y futuros; estudios previos y datos analíticos, y reconocimiento somero del sitio y el área circundante.
En la investigación detallada, se verifican y complementan las informaciones obtenidas anteriormente.
Con un diseño y ejecución de nuevos muestreos y análisis, y de la interpretación de los resultados obtenidos, se valida o reconstruye el modelo teórico establecido en la fase anterior.
Evaluación de riesgo
La Evaluación de Riesgo Ambiental (ERA) es un proceso que tiene como objetivo asignar magnitudes y probabilidades a los efectos adversos de la contaminación. En consecuencia, un instrumento que puede utilizarse para definir si un sitio contaminado merece ser ambientalmente intervenido.
Permite definir cuales serán los objetivos de la remediación del sitio, los cuales pueden ser límites máximos permisibles establecidos por la legislación existente o por autoridad de aplicación, o límites específicos del sitio, con base en una evaluación de riesgo.
Una ERA permite, en primer lugar, establecer si las concentraciones presentes son susceptibles de producir efectos adversos o no, y en base a ello determinar cuánto debe limpiarse un sitio contaminado.
En este punto se conjugan todos los datos a fin de responder a la pregunta: ¿el sitio representa un riesgo, actual o potencial para la población humana o para la biota?
En caso afirmativo, entonces deberá evaluarse cuál es la magnitud del riesgo encontrado; si el sitio debe ser restaurado a fin de reducir el riesgo; y si en caso de que no se restaure el sitio, el riesgo puede incrementar y/o extenderse.
Contestadas estas preguntas, la ERA constituye una herramienta para la toma de decisiones con respecto a la necesidad de realizar acciones correctivas en el sitio contaminado y fijar el punto final de la remediación.
En la etapa de remediación, establecer el nivel de limpieza objetivo, con base en una evaluación de riesgo, significa que no tiene que remediarse el sitio hasta un nivel cero de contaminación, sino hasta que los contaminantes alcancen la concentración necesaria para asegurar un punto final en el cual la concentración residual del contaminante no sea un riesgo para la población humana o el entorno.
Implica el análisis y selección de las alternativas de remediación, además del diseño, implementación y operación de la remediación. La exploración de alternativas consiste en considerar conjuntamente tecnologías aplicables y aceptables, tecnologías disponibles, y costos comparativos.
Instrumentos auxiliares de evaluación y gestión ambiental |
El análisis de las alternativas, en tanto, implica evaluar beneficios y dificultades comparativas de cada tecnología, especificación a detalle, costos detallados (económicos y ambientales), y análisis de impactos adversos.
En el diseño, implementación y operación de la remediación, se desarrolla la ingeniería del proceso para la alternativa de remediación seleccionada.
Una vez autorizada la propuesta técnica, se realiza la puesta en marcha, operación y mantenimiento hasta que se cumplan los objetivos de la remediación.
Las diferentes fases de la GASC requieren de monitoreos que se entienden como el conjunto de actividades llevadas a cabo para evaluar su marcha, y así confirmar que se han alcanzado los objetivos de la remediación y en el sitio se han minimizado los riesgos al ambiente o a la salud humana. El uso final que se le vaya a dar al sitio tratado debe ser especificado.
Cumplidos los objetivos de remediación debe confeccionarse un informe final que resuma los resultados de todas las acciones cumplidas en la GASC, además de los resultados analíticos de los monitoreos que permitan a la Autoridad de Aplicación certificar la limpieza del sitio.
La ERA es, en suma, la determinación de la naturaleza y probabilidad de que las actividades humanas provoquen efectos indeseables en los animales, las plantas y el ambiente. Ayuda a identificar los valores ambientales de interés y los riesgos más importantes, e identifica los huecos de información, con lo que ayuda a decidir qué clase de intervención debe ser desarrollada a futuro y en qué deben ser invertidos los recursos limitados con los que se cuenta.
Monitoreo Participativo |
Responsabilidad ambiental
El Modelo de Oferta de Responsabilidad Ambiental (MORA) proporciona una herramienta de caracterización y valoración de daños ambientales acorde con los requerimientos de la normativa medioambiental vigente.
Esto significa que los daños ocasionados a los recursos naturales se evalúan a través de su correspondiente costo de reposición (compensación), considerando la equivalencia del tipo recurso-recurso, siempre conforme a la normativa vigente.
En el modelo de valoración se contempla la totalidad de los recursos naturales cubiertos por la legislación ambiental, suelo, agua, hábitat, especies. Para cada uno de estos recursos, se analizan las distintas actuaciones que sería necesario implementar, con el fin de subsanar los efectos causados por el daño. En concreto, el modelo considera los siguientes agentes causantes de daño químico (asociado a la liberación de una sustancia en una concentración superior al umbral de toxicidad de dicha sustancia en determinado medio receptor), físico (referido al exceso o defecto de una sustancia que no tiene asociado un nivel de toxicidad), biológico (entre otros, los organismos modificados genéticamente, las especies exóticas invasoras y los microorganismos patógenos), y de incendio (una combinación de agentes físicos y químicos).
Las técnicas de reparación a aplicar en cada caso son función del agente causante del daño, del recurso natural receptor y de las condiciones del medio en el que éste se produce (pendiente, permeabilidad del suelo, accesibilidad, etc.). En base a dichas condiciones, el MORA sugiere la técnica de reparación considerada más adecuada, así como el costo unitario que supone su aplicación y el tiempo requerido para la reparación.
Los parámetros en base a los cuales se determinan tanto las medidas reparadoras que deben aplicarse (primaria, compensatoria o complementaria) como las técnicas de reparación concretas, se estructuran en cuatro bloques que incluyen los siguientes aspectos: localización, agente causante, cuantificación y reversibilidad del daño.
En la información de salida del modelo (output), se toma en cuenta el costo unitario de la reparación primaria (según los datos, el modelo recomienda la aplicación de una determinada técnica de reparación, técnica que lleva asociada un coste promedio de ejecución y un tiempo necesario para la reparación), el costo unitario de la reparación compensatoria (el modelo ofrece la cantidad adicional de recurso que sería necesario reparar con el fin de compensar a la sociedad por el tiempo transcurrido hasta que la reparación se hace efectiva la medida compensatoria) y el costo unitario de la reparación complementaria (ofrecido en el caso de los daños declarados irreversibles, mediante la realización de la reparación primaria en un lugar distinto del inicialmente dañado). La herramienta MORA, en el análisis de riesgos, ocupa la función de la monetización de los riesgos para el cálculo posterior de la garantía financiera.
Monitoreo participativo
Los procesos de monitoreo y evaluación son actividades continuas de recolectar y analizar Información para demostrar el avance hacia los resultados esperados. El monitoreo es un ejercicio sistemático de recolección de información que se orienta por las evidencias y debe estar basado en criterios de calidad que permitan demostrar que la información recolectada es rigurosa y muestra la situación y/o el avance logrado por los programas y proyectos.
La evaluación es el ejercicio de juzgar la intervención del desarrollo con el fin de determinar si fue relevante, eficiente, efectiva, si tuvo efectos positivos y logró sostenibilidad.
El objetivo del Monitoreo Ambiental Participativo (MAP) es transparentar el proceso en todas sus etapas (colecta de muestras, avistamientos, relevamientos y resultados). Los resultados se entregan a los participantes del monitoreo, quienes podrán conocerlos sin intermediación de la compañía y darlos a conocer públicamente a su comunidad.
Los MAP son procesos que deben cumplir principios de participación (reconocen a los actores locales y promueven su inclusión activa en los procesos de obtener, analizar y utilizar la información), aprendizaje (fortalecen la reflexión crítica y permiten tomar decisiones informadas), negociación (favorecen y fomentan el dialogo ante reclamos, expectativas e intereses de los diferentes actores involucrados en la negociación, y facilita que los equipos técnicos aprendan a reconocer y valorar las inquietudes comunitarias), flexibilidad (no pueden ser diseñados como marcos metodológicos estáticos, deben tener la capacidad de adaptarse para generar mediciones en ambientes complejos y en algunos casos con situaciones de orden público difícil), empatía crítica (que permita reconocer los logros y a su vez tener la libertad de señalar los errores y fallas de la implementación, incidiendo en un cambio y mejora continua), ética de la información (generando una retroalimentación mediante reuniones, buenas prácticas, publicaciones, documentos, talleres de socialización de la información), y reconocimiento de la diferencia (considerando las diversas necesidades de las comunidades en cuanto a género -roles y diferencias entre hombres y mujeres-, étnico cultural y de ciclo de vida -edades de la gente-).
Fases de la EAE |
Fases de la GASC |
Los interesados en participar reciben una capacitación previa para comprender el proceso de monitoreo, el cual tiene como finalidad demostrar a las comunidades el efecto y la importancia de los controles ambientales. Posteriormente, los resultados
son entregados a la comunidad.
El monitoreo comunitario permite acercar a la población local al trabajo técnico, promoviendo la concientización sobre el cuidado de los recursos, sumando información técnico-científica para la gestión ambiental de la región y elucidar caminos a seguir. La participación de estudiantes y formadores tiene un sentido clave, ya que son multiplicadores del conocimiento y futuros emprendedores de proyectos dentro del área.
Los procesos participativos traen ventajas asociadas a los miembros de las comunidades y sus líderes desarrollan capacidades sobre la base del conocimiento real de los temas ambientales que los preocupan.
Permiten que las decisiones de los miembros de la comunidad y de los actores involucrados sean más acertadas. Asimismo, el personal y los equipos técnicos logran comprender mejor las necesidades e intereses de la comunidad; se fortalece la comunicación entre los miembros de las comunidades y entre la comunidad y los diferentes actores involucrados, y se incentiva el intercambio de conocimientos y resultados de los proyectos e iniciativas comunitarias entre diferentes comunidades.
Información geográfica
Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) se definen como “un sistema de hardware, software y procedimientos diseñados para soportar la captura, gestión, manipulación, análisis, modelado y visualización de datos espacialmente-referenciados para resolver problemas complejos de planeamiento y gestión” (NCGIA lecture by David Cowen, 1989).
Todos los elementos que forman parte del sistema tienen una expresión espacial que puede ser georeferenciada en el espacio con respecto al origen de un sistema de coordenadas determinado. Esto permite almacenar en forma de capas la información ordenada para poder analizarla y obtener de ella nueva y mejor información.
La utilidad de un SIG radica en su capacidad para construir modelos del mundo real a partir de las bases de datos digitales y utilizar esos modelos para simular el efecto de un proceso específico en el tiempo para un determinado escenario.
Los mapas de terreno pueden combinarse con mapas hidrológicos y datos climatológicos a fin de producir mapas donde figure la aptitud de la tierra para distintos tipos o intensidades de usos. Y pueden añadirse datos de calidad actual de los recursos representados.
Fases de la ERA |
Por: Ing. Graciela Pozzo Ardizzi
Fuente: Revista Futuro Sustentable
VER ARCHIVO DE ARTÍCULO
0 comentarios on Los estudios ambientales como herramienta para la prevención y el control