Generación Eléctrica de bajo costo y ambientalmente sustentable
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- El 29 marzo, 2017
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El modelo de desarrollo de un país está montado sobre el sistema energético, que funciona como su base de sustento o columna vertebral. El sistema eléctrico es una porción muy particular de la energía total, ya que atiende una multiplicidad creciente de usos, implica una gestión en tiempo real teniendo en cuenta la variabilidad de la demanda y la oferta eléctrica¹ y posibilita la diversificación de las fuentes a partir de las cuales es posible la generación.
El consumo eléctrico aumenta en forma constante e ininterrumpida, incluso en periodos en que la actividad económica se encuentra en declive, y esta tendencia se mantendrá en el futuro, aun si se incorporan mayores niveles de eficiencia en el consumo, tanto industrial como doméstico.
Los países con mayor calidad de vida del mundo tienen actualmente un consumo de electricidad per capita que es hasta 4 veces mayor que el de Argentina, que a su vez es uno de los más altos de América Latina². Es decir, para que nuestro país profundice los niveles actuales de desarrollo e inclusión social deberá aumentar su capacidad de generación eléctrica.
Otro indicador de la importancia de la electricidad está dado por la relación directa que existe entre el consumo eléctrico y el Producto Bruto Interno, ya que las variaciones en la economía de un país impactan inmediatamente sobre la demanda eléctrica. En el cuadro Relación electricidad-PBI puede observarse claramente esta relación para los últimos 25 años en nuestro país, donde las curvas de ambos indicadores tienen prácticamente un comportamiento idéntico.
Es por ello que, además de desarrollar nuevas tecnologías en la explotación de gas (que actualmente constituye la fuente del mayor porcentaje de la generación eléctrica en el país), de seguir potenciando el sector nuclear –en el que hoy somos líderes en la región–, Argentina ha retomado el sendero de ejecutar proyectos de aprovechamiento de la energía del agua para fortalecer al sistema eléctrico con una fuente económica, no contaminante y que permite independizar la generación de los costos internacionales de combustibles.
El rol de la hidroenergía en el sistema eléctrico
La hidroelectricidad tiene una serie de ventajas como fuente de generación: aprovecha el conocimiento de nuestros propios ingenieros, tiene un gran impacto sobre la economía regional y nacional³, permite usos múltiples de los embalses (como la disponibilidad de agua para riego y para consumo humano, la promoción del turismo, la acuicultura, entre otras) y la posibilidad de mitigar crecidas.
Es necesario subrayar que, al margen de la posibilidad de contar con otras fuentes de energía que puedan complementar la capacidad de generación, son solo 3 las fuentes que permiten una base sólida, confiable y segura del sistema eléctrico: la térmica (con combustibles fósiles), la nuclear y la hidroeléctrica.
La matriz eléctrica de un país es una combinación posible de estas fuentes, a la que se suman pequeños porcentajes de fuentes complementarias y que no proporcionan “energía firme”, como la eólica, la solar, la biomasa o la geotérmica, entre otras.
Otra característica diferencial de la energía hidráulica es su alta disponibilidad de potencia; es decir, la cantidad de tiempo que una máquina está disponible para generar electricidad. La hidroeléctrica, junto con la nuclear, tiene una disponibilidad del 95%, muy superior a cualquiera de las demás tecnologías de generación4.
Si bien un proyecto hidroeléctrico tiene un alto costo inicial, porque implica inversiones cuantiosas que involucran la obra civil, los aspectos ambientales y sociales y la infraestructura complementaria (caminos, puentes, reconstrucción de la infraestructura afectada, líneas de transmisión, etc.), el costo del kw generado es el más competitivo entre todas las tecnologías de generación, ya que no requiere el uso de combustible, tienen un bajo costo comparativo de mantenimiento y tienen una larga vida útil.
El diferente comportamiento de los ríos, en cuanto a los momentos de mayor aporte de agua, constituye un elemento importante para la planificación energética. En el caso argentino, en el que la generación es predominantemente a gas, y que este combustible se utiliza masivamente en la calefacción de hogares, el periodo invernal requiere de una fuente alternativa para la generación que permita reemplazar el gas que se deriva al consumo doméstico. Es por ello que los ríos de la región Comahue –que presentan un mayor caudal en los meses de invierno– contienen un número importante de los proyectos previstos en el Plan Hidroenergético.
El plan hidroeléctrico
En la actualidad, Argentina tiene el menor porcentaje de hidroelectricidad en su matriz entre los países de Sudamérica, que ronda el 30%. Si bien no tenemos la riqueza hídrica de otros países del continente, este dato da cuenta de una interrupción en los proyectos hidroeléctricos producto de la desarticulación en los años 90 de las empresas nacionales Agua y Energía e Hidronor, que fueron las que desarrollaron los grandes proyectos nacionales de hidroenergía. En 2009, a través de la Resolución Nº 762 de la Secretaría de Energía, se crea el Programa Nacional de Obras Hidroeléctricas, ejecutado hoy por la Subsecretaría de Energía Eléctrica, en conjunto con la Subsecretaría de Recursos Hídricos, con el objetivo de retomar el rol del estado en la planificación de este sector estratégico.
Los proyectos hídricos llevan mucho tiempo de gestación y estudios, y luego, un largo proceso de ejecución. Es por ello que un plan hidroeléctrico se inscribe en una planificación de largo plazo del sector energético.
El Plan Nacional de Emprendimientos Hidroeléctricos toma de base, para la priorización de los proyectos, un inventario realizado por Ebisa5 en 2006, que incluye 30 emprendimientos, categorizados en base a una evaluación estática multicriterio, entre ellos, la valoración técnica en cuanto a su grado de desarrollo; aspectos ambientales; el beneficio y el costo de generación con un criterio determinado.
A su vez, en las provincias donde existe más de un emprendimiento es ella la que define su preferencia, tal como sucedió en Mendoza, que priorizó Los Blancos por sobre varios otros aprovechamientos inventariados en el documento de Ebisa.
La potencia es otro factor que se toma en cuenta para priorizar la construcción, por lo que se priorizan emprendimientos de más de 400 Mw, a partir de la necesidad de inyectar potencia en el Sistema Argentino de Interconexión (SADI).
Es decir que la conveniencia económica se cruza con otras variables para decidir la ejecución de un proyecto, considerando también la oportunidad, la proximidad de las líneas de transmisión, etc. Un aspecto fundamental del plan es el aporte de un contrato de compra de energía futura del emprendimiento, por parte de Cammesa6, con un precio prefijado y con prioridad de cobro, que garantiza el aporte de financiación nacional e internacional, permitiendo el repago de las obras en 15 a 20 años.
Desde el punto de vista ambiental, las hidroeléctricas presentan algunas ventajas significativas, como el ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero, en particular el dióxido de carbono (C02). En 2014, en Argentina, la energía hidráulica despachada media fue de 40.663 GW/h. Las emisiones de C02 para generar esta cantidad de energía si se produjera a partir de la combustión de combustibles fósiles, sería de: 44.257 toneladas al año para centrales a carbón, de 40.600 toneladas para centrales a diésel, y de 20.300 toneladas para centrales a gas7.
Por cada Gigawatt/hora generado por centrales a combustibles fósiles, se estima que se requerirían unas 19 hectáreas de bosque para captar el dióxido de carbono emitido a la atmósfera, y de esa manera compensar el impacto ambiental de la generación. Por lo tanto, en sólo un año, la hidroelectricidad cumpliría en términos generales la función ambiental de 750.000 hectáreas de bosques8. Se debe considerar, además, lo que se evita en emisiones de otros compuestos, como óxido de azufre, óxido de nitrógeno y metales pesados, que son subproductos de la combustión.
El parque generador
Para 2014 –último año con datos completosnuestro país tenía una potencia instalada para la generación eléctrica de 30.873 MW. De ellos, algo más de 10 mil MW correspondían a capacidad de generación hidroeléctrica (un 32,5%).
El parque generador hidráulico se mantuvo en valores casi constantes en la última década, en la que la incorporación más importante fue la repotenciación de Yacyretá a partir de la ejecución de obras que permitieron elevar en 5 metros la cota del embalse, que permitió llegar a los niveles previstos en el diseño original, lo que aportó una porción significativa de energía al SADI. Además, en la década se construyeron las presas Los Caracoles y Punta Negra, en San Juan, ésta última de reciente inauguración.
La expansión del consumo y las pocas incorporaciones de nuevas centrales hidráulicas hicieron que, en términos porcentuales, en la década 2005-2014 el aporte de generación hidroeléctrica a la matriz fuera disminuyendo del 39,9% al inicio del decenio, al 31%9 (ver Hidroenergía en Argentina).
Los proyectos hidroeléctricos en ejecución y en estudio constituyen una forma de cubrir con oferta hidráulica el crecimiento de la demanda y revertir la disminución de la participación de esta fuente de energía dentro de la matriz eléctrica argentina. En particular, las centrales Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, que están en ejecución sobre el río Santa Cruz, sumarán casi un 6% al parque de máquinas generadoras, mientras que Chihuido I, sobre el río Neuquén –próximo a comenzar– sumará otro 2,2%.
Por otra parte, están en distintas etapas de avance una cantidad de proyectos que se listan en la tabla El plan hidroenergético, algunos de ellos de carácter binacional, que permitirán además mejorar la interconexión con los países vecinos.
El desarrollo futuro de la generación hidroenergética permitirán al país aprovechar el potencial de sus ríos, reducir el consumo de combustibles fósiles para la generación eléctrica (en particular gas) y disponer de una fuente más competitiva en términos económicos, geopolíticamente estratégica y ambientalmente sustentable.
El plan hidroenergético
La tabla muestra una serie de proyectos hidroeléctricos en distinto grado de desarrollo, incluyendo los que están en ejecución, y los realizados en la última década. En los proyectos en evaluación (aún en fase de definición) los datos de potencia instalada y de energía generada serán definidos una vez que los estudios respectivos estén disponibles. En los proyectos en estudios estos datos también podrían variar en función de los resultados finales de las evaluaciones técnicas. Aun así, la tabla presenta un panorama de los aprovechamientos que podrían incorporarse al sistema eléctrico nacional y de su significativo aporte a la matriz eléctrica.
- La electricidad no puede almacenarse, por lo tanto se debe generar en el mismo instante en que se la consume.
- Algunos ejemplos de consumo eléctrico en el mundo (en kW/h per capita): Argentina: 2.955; Brasil: 2.462; Uruguay: 2932; México: 2.012; Alemania: 7.270; España: 5.553; Estados Unidos: 12.954. Fuente: Banco Mundial, Indicadores de consumo de energía eléctrica 2011-2015.
- Por ejemplo, las hidroeléctricas Kirchner y Cepernic, actualmente en ejecución sobre el río Santa Cruz, tienen un 70% del costo en productos, mano de obra o servicios argentinos.
- . Informe Anual Cammesa 2014, página 33.
- EBISA: Emprendimientos Binacionales S. A., dependencia de la Secretaría de Energía de la Nación.
- . CAMMESA: Cámara Administradora del Mercado Mayorista de Electricidad S.A.
- Habría que restar de este valor la proporción de gases que emiten los embalses, en particular al inicio de su implantación, dependiendo de su magnitud, de la latitud de su ubicación y de la profundidad del lago, entre otros factores.
- Estos valores deben considerarse como estimativos, dado los estudios existentes son parciales y aplicables a los casos particulares estudiados, pero se citan para dar una idea general del orden de magnitud del beneficio ambiental de las hidroeléctricas.
- No deben confundirse los datos de potencia instalada (citados en el primer párrafo de este apartado) de la generación, a la que hace referencia este dato. Si bien en este caso son similares, entre ambos datos puede haber diferencias significativas; por ejemplo, los valores de potencia instalada de fuentes como la eólica y la solar suelen ser bastante más alto que el porcentaje de energía que efectivamente aportan a un sistema eléctrico, ya que son tecnologías intermitentes con bajo factor de uso. La atómica presenta el caso contrario.
Por: Gustavo Villauría
Coordinador de Proyectos Especiales de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación
Fuente: Revista Hydria Nº 54
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