Accidentes de exposición a la sangre (AES) reglamentación, accidentología, seguimiento biopatológico
- Creado por admin
- El 24 junio, 2011
- 0
El crecimiento económico representa, en términos simples, la expansión de la totalidad de lo que produce un país. Se desprende del cálculo del producto bruto interno, tratándose de una visión cuantitativa de expansión, pero este índice nada dice sobre la calidad de ésta, como por ejemplo la distribución del ingreso de la población o la degradación del capital natural. No captura el bienestar general.
Proporcionar una mejor calidad de vida significa algo más que concentrarse en el crecimiento económico. Sobre todo si se quiere dar respuesta a los desafíos más complejos de nuestro siglo: la reducción de la pobreza, el cambio climático y el desarrollo sustentable.
Tal como lo señala el último Informe de Desarrollo Humano del Banco Mundial, el crecimiento económico es condición necesaria pero no suficiente para enfrentar estos retos.
Es bastante reciente la concientización de las cuestiones medioambientales, a nivel de las políticas de los organismos internacionales. Si bien en 1972, en la Cumbre Internacional de Estocolmo, se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente, la noción de desarrollo sustentable, oficialmente, fue acuñada en el famoso informe Brundland de 1987, en estos términos: “Es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer las suyas”.
Las acciones de hoy determinan los costos potenciales de las generaciones futuras, los cuales son imprevisibles dada la complejidad de los sistemas ecológicos. Por ejemplo, el cambio climático puede poner en peligro la agricultura de supervivencia en muchas áreas del mundo, de la misma manera que puede aumentar la frecuencia y los peligros de las tormentas tropicales.
El citado informe de desarrollo humano es contundente respecto del impacto del cambio climático en el desarrollo: “A raíz del cambio climático resultará todavía más difícil alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y garantizar un futuro seguro y sostenible después de 2015”.
La Argentina presenta factores sociales y económicos favorables para alcanzar este desarrollo. Entre otros podemos citar la particularidad de su territorio, su diversidad climática, los recursos naturales y el nivel de educación poblacional.
A lo largo de nuestra historia, gracias al esfuerzo de muchos empresarios, se desarrollaron diferentes industrias que dieron lugar posteriormente a sus respectivas cadenas de valor. Así, por ejemplo, en el campo de la informática, energía, siderurgia, metalurgia, gráfica, agroindustria, textil, construcción, diseño, turismo, entre otras.
Esta es una dinámica que continúa, y los empresarios debemos trabajar para seguir agregando valor, creando nuevas empresas sin apartarnos de un fuerte compromiso social, económico y medioambiental para así poder enmarcarnos en un correcto capitalismo solidario e inclusivo.
Hoy, el 76% de nuestras industrias se encuentran concentradas en la región metropolitana. En el capitalismo inclusivo argentino, la promoción industrial que permita consolidar nuestro interior debe estar orientada a fortalecer las economías regionales, potenciando sus empresas y sus respectivas cadenas de valor. Esto seguramente nos permitirá lograr una mayor competitividad.
El actual reparto de los ingresos públicos es otro de los debates pendientes en el país, ya que si verdaderamente pretendemos respetar el espíritu federal, debemos trabajar en un modelo alternativo, justo y equitativo de coparticipación, que posibilite contribuir a la sostenibilidad de nuestro desarrollo como país.
Condiciones necesarias
En conclusión, zanjando la discusión sobre si la responsabilidad debe recaer sobre el Estado o el mercado y adentrándonos en el entendimiento de que el compromiso de lograr un desarrollo sostenible deben asumirlo todos los sectores, hoy tenemos, como empresarios argentinos, el gran desafío de aprovechar el real potencial económico del país.
Para esto debemos trabajar en un concepto de articulación público-privada, en colaboración con la sociedad civil, para lograr potenciar las distintas políticas públicas sectoriales fijando las condiciones necesarias para un desarrollo sostenible, tales como un marco legal e institucional adecuado, la infraestructura, la capacitación de los recursos humanos, el financiamiento, la promoción orientada a la investigación y la innovación.
Debemos, como empresarios, gestionar los negocios en un marco de mayor institucionalidad, entender el desarrollo económico basado en la innovación, asumir el contexto y la coyuntura a partir de un mundo globalizado y promover el desarrollo económico federal. Este es, sin lugar a dudas, el único camino para atraer inversiones y orientar el desarrollo y los flujos de capital público y privado hacia actividades integradoras y sostenibles.
Para La Nación
El autor es empresario y miembro de la Unión Industrial de Salta
0 comentarios on Accidentes de exposición a la sangre (AES) reglamentación, accidentología, seguimiento biopatológico