Sequía II
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- El 8 febrero, 2012
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Sin duda este es un tema sumamente complejo, cuya correcta dilucidación requiere el trabajo concienzudo y prolongado de equipos multidisciplinarios, y su correcta ejecución demandará que se inserte en las Políticas de Estado, a ir concretándose paulatinamente a lo largo de –previsiblemente- varias décadas de complejas y costosas tareas. Pero sin duda, son obras del tipo de las que se pagan solas, si bien los beneficios tienen la característica de ser “invisibles”, pues usualmente pasan desapercibidos, beneficiando al todo el tejido social en el cual ejercen su influencia.
Como ejemplo clásico, y a la vez casi totalmente desconocido, se tiene el caso de la gigantesca presa hidroeléctrica de El Chocón (la primera de gran porte construida en Argentina), que al año de estar en servicio, evitó una gran inundación que hubiese barrido toda la extensa cuenca del Río Negro, muy poblada y con gran importancia económica, sobre todo en el tramo de la alta cuenca, región de principalísima importancia frutihortícola.
Analicemos sintéticamente algunas ideas respecto a distintas regiones de nuestro vastísimo territorio continental.
En la muy árida Patagonia Argentina, la provisión de agua –en principio- podría responder a dos fuentes diferenciadas y complementarias. Por una parte, los pocos grandes ríos que la atraviesan en sentido oeste – este, desde Los Andes al Atlántico, tienen una utilización escasa, si bien en sitios puntuales sus efectos positivos son notables, transformando en vergeles lugares que de otro modo serían áridos arenales matizados de formaciones pedregosas. Por caso, el caudaloso río Chubut, que desde la Presa Ameghino hacia aguas abajo, exhibe una sucesión de pintorescos, limpios y ordenados pueblos arbolados, con jardines y parques ornados con flores y césped, y con quintas que producen frutales y verduras. ¡Pero es una mínima superficie, y la mayor parte de su generoso caudal se vuelca al mar sin utilizarse su savia húmeda en las vastedades de tierras resecas, fértiles pero áridas por falta de agua. Por gravedad en su mayor parte, y por bombeo donde sea necesario, bien podría existir una rica zona productora, que discurra junto al río, con un ancho de entre 10 a 20 kilómetros por lado, pasando a ser una faja productora, que a la vez brinde las condiciones para incrementar la población argentina en esas vastedades casi despobladas.
Seguramente procesos de irrigación similares pueden realizarse en los otros grandes ríos patagónicos, como el Santa Cruz, el Negro en sus tramos medio e inferior, el Colorado, y otros cursos menores alimentados por las nieves cordilleranas.
En los lugares alejados de esos regadíos fluviales, la extracción de agua por bombeo para posterior uso agropecuario y humano, podría realizarse con energía hidroeléctrica (proyectos Cóndor Cliff, La Leona, Los Monos, Chihuido I y II y otros), así como con energía eólica, estabilizada mediante acumuladores de energía. Esto último es caro, pero mucho más costoso es no producir ni tener asentamientos humanos, por carecer de agua.
En el norte, está pendiente la canalización del Bermejo, complejo de obras de usos múltiples, que brindará notables beneficios no solo al gran Chaco Argentino, pues también eliminará la principal fuente de arrastre de materiales sólidos en solución, que a través de los ríos Bermejo y Paraguay llegan al Paraná, provocando su taponamiento, que obliga a costosas y constantes tareas de dragado. Las obras del Bermejo, con varias presas de contención, eliminarán las sucesivas sequías y grandes inundaciones, regulando caudales. Además de generar hidroelectricidad, podrán beneficiar con regadío a extensas zonas áridas del Gran Chaco, multiplicando su capacidad productiva agro – ganadera e industrial.
Algo similar, seguramente en una escala menor, podría hacerse a lo largo del río Pasaje – Juramento – Salado, que naciendo bien al noroeste desagua en el Paraná junto a la ciudad de Santa Fe (recordar la última trágica creciente, que con obras de regulación no se hubiese producido). Las obras propuestas, al almacenar parte de su caudal, pueden ser focos difusores de redes de regadíos.
Los largamente diferidos proyectos del Paraná Medio (cierres norte y sur), tendrán múltiples beneficios: enorme producción hidroeléctrica, limpia, económica y prácticamente a perpetuidad; navegación con calado apto para buques de ultramar hasta Barranqueras (Chaco); aprovechamiento integral de la potencialmente rica zona de los Bajos Submeridionales, en el norte de Santa Fe y al sur del Gran Chaco Argentino; nuevos polos de atracciones turísticas (las grandes presas lo son, tal como Itaipú del lado brasileño); y sin duda el potencial de regadío de este complejo de obras es simplemente descomunal. Partiendo desde bien al norte, a la altura de Reconquista, pueden nacer canales o acueductos, que en sentido noreste – sudoeste, penetren profundamente la llanura, llevando agua a parte de la zona chaqueña y a la rica Pampa Húmeda. El agua podrá transportarse por bombeo y/o por gravedad, justificándose plenamente los costos con las cosechas y cabezas de ganado que estarán a salvo de sequías. Otros acueductos, movidos por la económica y limpia energía hidroeléctrica, podrán instalarse sucesivamente hasta las inmediaciones de Rosario. En la margen izquierda del Complejo Paraná Medio, posiblemente resulte más económico derivar parte del agua de los muchos cursos que surcan a Corrientes y Entre Ríos, bombeándose donde sea menester, utilizándose la enorme producción hidroeléctrica de Paraná Medio.
En las llanuras áridas del borde oeste de Buenos Aires, La Pampa y San Luis, la extracción de agua por bombeo, con energía hidroeléctrica, eólica y eventualmente algunas unidades del reactor nuclear CArEM, podrían mejorar la situación de buenas partes de esas vastedades potencialmente muy ricas.
En otros lugares cordilleranos, además de utilizar aguas de deshielos, se podrá reforzar la provisión de agua mediante pozos, cuyas bombas funcionarían con energía hidroeléctrica, eólica (donde existen vientos constantes), o mediante interconexión, con tarifas preferenciales.
En la Mesopotamia, es un contrasentido que se padezcan sequías, contando con los grandes ríos que la delimitan, y con numerosos ríos interiores y el enorme reservorio de agua del Iberá. La barata energía hidroeléctrica de las grandes obras, debe posibilitar el bombeo, para abastecer adecuadamente a las poblaciones, y suministrar regadío a las explotaciones rurales.
Por supuesto que la definición in situ de las propiedades a irrigarse puede dar lugar a irritantes cuestiones, que solo podrán solucionarse con bien estudiados trabajos multidisciplinarios, y con la participación de entes que garanticen la objetividad y transparencia de las decisiones. Complejo sin duda, pero si en Cuyo y El Comahue se hizo razonablemente bien, esas experiencias pueden extrapolarse a otras regiones. Sin duda no se irrigarán los casi 3.000.000 de Km2, pero toda solución parcial debe ser bienvenida, y será positiva.
Por otra parte, la agricultura extensiva, con sus enormes superficies, plantea problemas de difícil solución para su correcta irrigación. Pero aún soluciones parciales serán mejores que la indefensa inacción ante grandes sequías. ¿Y por que no apostar a la creatividad de los científicos argentinos para encontrar soluciones?
Se dispone de los antecedentes de acueductos que abastecen las ciudades de Sáenz Peña (Chaco) y Madryn (Chubut). ¿Por qué no implementar esas soluciones para abastecer redes de regadíos u otras soluciones similares?
Son obras muy costosas, sin duda; pero ¿cuanto valdrán las cosechas y ganados que se salvarán de futuras sequías, y se protegerán de futuras inundaciones?
En el siguiente artículo me referiré a Misiones, mi provincia.
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mboror
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