Respuestas nacionales en materia de seguridad y salud en el trabajo frente al COVID-19: Impactos, lecciones aprendidas y oportunidades para el futuro. Parte 5
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- El 19 julio, 2022
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3d. Horas perdidas por enfermedad por 1000 horas trabajadas por trabajador, según la rama de actividad económica
Los datos analizados respecto de las horas perdidas por cada 1 000 horas trabajadas por trabajador indican que cada contexto nacional impacta de manera diferente en las actividades económicas. Los sectores económicos que han demostrado las tasas medias más altas durante el periodo prepandémico fueron «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca» en Brasil, «enseñanza» en Chile, «comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas» en Jamaica, «construcción» en México, «actividades de atención de la salud humana y de asistencia social» en Perú y «administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria» en la República Dominicana.
En el contexto de la pandemia de COVID-19, se esperaba que el sector «actividades de atención de la salud humana y de asistencia social» fuera uno de los más afectados por las ausencias laborales, debido al mayor riesgo de contaminación con el virus. Sin embargo, este sector estuvo entre los de mayor crecimiento de la mediana de tasa de horas perdidas al comparar el periodo 2015-2019 con el periodo 2020-2021 en países como Chile, México, Perú y República Dominicana.
El sector «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca» ha presentado un aumento de horas perdidas por enfermedad en Jamaica y una reducción significativa en la tasa de la República Dominicana al comparar el periodo previo a la pandemia con 2020. En Brasil, México y Perú no se ha percibido una variación relevante en el número de horas perdidas por enfermedad después del inicio de la pandemia de COVID-19 en 2020.
I) Brasil
El gráfico 9 muestra que en el sector «actividades de alojamiento y de servicio de comidas» se ha observado el registro de las mayores tasas medianas de pérdida de horas por enfermedad, que llegaron a 12,5 horas en 2020B. Se percibió un aumento de 5,1 horas perdidas (278,5 %) en la mediana de 2020 frente a la mediana anterior al inicio de la pandemia. El incremento en las horas perdidas en el sector «transporte y almacenamiento» fue de 4,3 horas, con una mediana de 6,1 horas en 2020 (245,9 %)
Por su parte, el registro de las horas perdidas en el sector «actividades de atención de la salud humana y de asistencia social»59 había alcanzado un máximo anterior entre 2018C y 2018D, aunque a un nivel inferior al alcanzado entre 2020A y 2020B. La mediana de la tasa aumentó en un 286,1 % en 2020. En el sector «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca» se ha percibido una reducción de solamente un 2,7 % al comparar el periodo 2015-2019 con la mediana de 2020.
II) Chile
En relación con las horas perdidas según la rama de sector económico, se observa en el gráfico 10 un aumento de las tasas medianas a partir de 2020 en la mayoría de los sectores, con una posterior reducción en los periodos siguientes, aunque siempre con una tasa superior a la mediana del periodo prepandémico.
El sector en el que se ha comprobado la mayor tasa mediana en el periodo 2016-2019 ha sido «enseñanza»60, con 53,2 horas perdidas, y el de menor número de horas perdidas fue «construcción» (17 h).
Tras el inicio de la pandemia, el sector «transporte y almacenamiento» ha tenido un incremento de 40,5 horas perdidas y ha sido el más afectado (156,8 %). El segundo sector más perjudicado ha sido «actividades de atención de la salud humana y de asistencia social», con un alza de 29 horas (55,3 %) en la mediana. Por su parte, «actividades financieras y de seguros» ha tenido el menor impacto tras el inicio de la pandemia, con una reducción de un 0,4 % en las horas perdidas por enfermedad.
III) Jamaica
En cuanto a las horas perdidas por enfermedad por rama de sectores económicos, en el sector «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca» se alcanzó el máximo histórico entre 2017D y 2018A. En 2020, se ha percibido un incremento de 0,7 horas (31,5 %) en la tasa mediana de 2,4 horas.
Por otro lado, en el sector «comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas»61, la ausencia de información sobre los varios periodos analizados impide trazar una tendencia histórica. De manera aislada, se observa que el resultado en 2020B (3,3 h) ha sido un alza de las horas perdidas por enfermedad. Asimismo, se ha experimentado una reducción en 2020C (2,1 h), aunque el resultado sea mayor que en otros periodos en que los datos están disponibles.
IV) México
La tasa mediana histórica más elevada se encuentra en el sector «construcción» (0,80 h), seguida de la tasa del sector «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca»62 (0,78 h) (gráfico 11). En el año 2020, se ha observado una reducción de 5,2 % en la mediana en el primer sector, mientras que en el segundo se ha observado un aumento de un 0,9 %
Los pocos datos disponibles sobre el sector «actividades de atención de la salud humana y de asistencia social» solo nos permiten señalar que las tasas para 2020C (1,2 h) y 2020D (1,3 h) son las más altas entre todos los sectores económicos.
Se ha observado un descenso importante con relación a la mediana de la tasa antes y después del inicio de la pandemia para la actividad de «transporte y almacenamiento» (-51,5%). El mayor incremento en la mediana fue en el sector «comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas», del 74,9 %.
V) Perú
El gráfico 12 presenta la comparación entre sectores respecto de las horas perdidas por enfermedad en Perú. En este contexto, el comportamiento histórico de las medianas de las tasas calculadas y analizadas demuestra una estabilidad en el número de horas perdidas hasta el inicio de 2020, con un fuerte incremento en sus primeros trimestres y una reducción posterior, aunque con resultados en niveles superiores a la mediana anterior. La única excepción fue el sector «actividades de alojamiento y de servicio de comidas»63, en el que se ha experimentado un descenso persistente desde 2019D y en los dos periodos de 2020 en los que hay datos (A y C), con una reducción de 3,4 horas (-74,3 %).
Pese la ausencia de datos para varios periodos de la serie temporal, se oberva que «actividades de atención de la salud humana y de asistencia social» fue el sector con mayor tasa mediana en el periodo 2015-2019 (9,5 h) y el que sufrió el mayor incremento de horas perdidas por enfermedad a partir de 2020 entre todas las actividades económicas analizadas (544,0 %), alcanzando un total de 90,4 horas en 2020B.
El sector «administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria» solo dispone de datos a partir de 2018A y, asimismo, ha sido el segundo sector con mayor crecimiento en 2020 (231,4%). Por su parte, el sector en el que se presentó la menor diferencia entre las medianas fue «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca», con un aumento de un 46,6 % en las horas perdidas.
VI) República Dominicana
En República Dominicana, el sector económico «administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria» es el en que se presenta la tasa mediana más alta en el periodo previo a la pandemia (40,6 h), seguido de «enseñanza» (39,4 h) y «actividades de atención de la salud humana y de asistencia social» (30,3 h) (gráfico 13). Además, el sector en el que se ha experimentado el mayor incremento a partir de 2020 fue «enseñanza», con un crecimiento sostenido a lo largo de 2020 (151,9 %), alcanzando niveles de hasta 114 horas en 2020C. Los demás sectores alcanzaron su punto máximo en 2020B y, posteriormente, vieron reducirse sus horas perdidas, pese a que las tasas se mantuvieron en niveles más altos que la mediana anterior
En cuanto a los demás sectores, en «Industrias manufactureras» ya se había estado constatando un crecimiento del 66,6 % en las horas perdidas por enfermedad, desde 2019D. El sector «transporte y almacenamiento» ha observado el surgimiento de una curva ascendente en cuanto al número de horas (81,1 %). «Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca» fue el único sector en el que se ha constatado una reducción de la mediana antes y después del inicio de la pandemia (-47,7%)
4. Lecciones aprendidas y oportunidades para el futuro
En términos generales, los países estudiados desarrollaron respuestas públicas recomendadas por la OMS y la OIT para la prevención y mitigación de la COVID-19 en el lugar de trabajo, como sugerir la realización de evaluaciones de los niveles de exposición laboral al SARS-CoV-2, promover la prevención de la transmisión en el lugar de trabajo, estimular el fomento del teletrabajo, poner en marcha un plan de reapertura gradual y segura de los lugares de trabajo, realizar la vigilancia de la salud de los trabajadores, hacer efectivas las respuestas de licencia por enfermedad con goce de sueldo y reconocer la COVID-19 como una enfermedad profesional.
Considerando el desafiante escenario de una enfermedad desconocida, es difícil, si no imposible, medir cuánto ha influido cada una de las respuestas analizadas en la gestión de la pandemia en cada uno de los países seleccionados, en especial en lo que respecta a los aspectos de garantía de la seguridad y la salud en el trabajo mediante la gestión de los riesgos laborales. Cabe señalar que las acciones están en línea con lo recomendado por el Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155) de la OIT, a pesar de que, entre los países seleccionados, esta norma haya sido ratificada solamente por Brasil y México, y con el orden de jerarquía de las medidas preventivas establecido en las Directrices relativas a los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo (ILO-OSH 2001)64. La coordinación de las respuestas nacionales merecería un análisis adicional para facilitar la reflexión y comprensión de su impacto en la falta de control de la propagación de la enfermedad en América Latina y el Caribe.
Es importante mencionar que, hasta la fecha, solo cinco países de la región65 han ratificado el Convenio sobre el marco promocional para la seguridad y la salud en el trabajo, 2006 (núm. 187), que brinda orientación sobre la elaboración e implementación de respuestas nacionales de SST y promoción de una cultura nacional de prevención de la seguridad y la salud en el trabajo mediante el establecimiento de un sistema nacional de SST. La relevancia que ha adquirido la SST es una oportunidad para promover la ratificación del Convenio núm. 187 y relanzar el marco promocional de la OIT en materia de SST, mediante la formulación de políticas y programas nacionales de SST y el fortalecimiento de los sistemas nacionales en esta materia.
Un punto que debe revisarse en el proceso de manejo de una pandemia es el acceso a los sistemas de salud, especialmente de los servicios de salud en el trabajo, lo que tiene un impacto directo en las respuestas de rastreo de los casos sospechosos o confirmados de contagio. Esta debilidad en las respuestas de vigilancia de la salud pública y de salud ocupacional en el contexto de la pandemia de la COVID-19 en América Latina y el Caribe está relacionada con el insuficiente posicionamiento de los países estudiados en el ranking mundial de pruebas. El Convenio sobre los servicios de salud en el trabajo, 1985 (núm. 161), que prevé el funcionamiento de servicios de salud en el trabajo, con funciones esencialmente preventivas, ejercidas para mantener un ambiente de trabajo seguro y saludable en las empresas, fue ratificado por apenas tres países de la región66
La falta de discusiones sobre la importancia de los servicios corporativos de salud, que podrían ser el foco de atención en la implementación de acciones de cribado y rastreo, puede reconocerse como una importante carencia en las respuestas públicas de salud pública relacionadas con la mitigación de la propagación comunitaria de la COVID-19. Reconocer y estimular la valoración de los entornos laborales como espacios para desarrollar prácticas de promoción de la salud podría resultar en un mejor control de la pandemia.
Los datos estadísticos analizados en esta nota técnica muestran que el escenario general indica una reducción importante de las horas trabajadas durante el primer semestre de 2020, lo que puede estar relacionado con la indicación de aislamiento social obligatorio como una de las acciones determinadas para mitigar la propagación del SARS-CoV-2. Sin embargo, la política de definición de las actividades laborales esenciales, que terminó por permitir la circulación permanente de algunos grupos de trabajadores y la interacción social en muchos entornos laborales, puede haber influido negativamente en la efectividad y consecución del resultado esperado por el conjunto de las respuestas públicas adoptadas.
A pesar de la proposición de estandarizar los datos sobre las actividades económicas, esta nota técnica no permite relacionarlas con la tasa individual de horas trabajadas. Ya sea porque la agrupación mezcla diferentes tipos de empresas, como en el sector «industrias manufactureras», ya porque los patrones divergen entre sectores dentro de un mismo país y entre los mismos sectores en diferentes países.
Un dato positivo es la recuperación de las horas trabajadas a partir del cuarto trimestre de 2020, como se confirma en un estudio de la OIT67 publicado recientemente. Para los años 2021 y 2022, se espera una mejora en estos índices en función de la extensión gradual de los programas de vacunación en la región, lo que permitirá la plena apertura de los lugares de trabajo y el retorno de los trabajadores. Por tanto, será necesario revisar los planes de gestión de los riesgos laborales, los cuales deberán considerar un aumento gradual de la presencia de personas, aunque sin descuidar las medidas de mitigación de la exposición al agente biológico, a fin de evitar nuevos brotes.
Como era de esperarse, en una pandemia con repercusiones que podrían conducir a la discapacidad y muerte, los países han demostrado tener un perfil similar respecto de las horas perdidas por enfermedad a partir de principios de 2020. El sector económico «actividades de atención de la salud humana y asistencia social» fue considerado esencial en todos los países. Igualmente, y no por coincidencia, ha sido el que aparece con mayor frecuencia entre los sectores más afectados por las horas perdidas por enfermedad. El reconocimiento de la exposición ocupacional frente al agente de riesgo justificó que todos los países estudiados hayan, en su momento, considerado la posibilidad de caracterización de la COVID-19 como una enfermedad relacionada con el trabajo. Sin embargo, en algunos de ellos este vínculo causal solo es reconocido entre los profesionales de la salud.
Se debe resaltar la diferencia significativa que existe entre los países en cuanto a las tasas de horas perdidas por enfermedad por trabajador, incluso en el contexto del periodo prepandémico. A fin de minimizar posibles errores en la visualización y análisis de estos datos, se ha utilizado como indicador la tasa de horas perdidas por enfermedad por cada 1 000 horas trabajadas por trabajador. Sin embargo, aunque hay poca variación en el número de horas trabajadas por trabajador en cada uno de los países seleccionados, se observa una gran variabilidad entre ellos debido al número de horas perdidas por enfermedad, como, por ejemplo, la fluctuación observada entre México, con menos de una hora perdida por trabajador, y Chile, con una mediana histórica de 28,8 horas. En este contexto, vale la pena discutir sobre la acuidad de estas informaciones, sobre cómo cada encuesta nacional elabora y aplica las cuestiones que generarán los diversos datos, y sobre el impacto de las respuestas nacionales de seguridad social que permiten a los trabajadores ausentarse adecuadamente cuando estén enfermos. En cuanto al escenario causado por la COVID-19, el derecho al goce de sueldo por enfermedad es una política practicada por todos los países, aunque con variaciones en el número de días disfrutados y en la definición de quién será responsable de realizar el pago.
Los sistemas de información de SST deberían ser lo suficientemente robustos a fin de producir informaciones útiles para la elaboración y ejecución de respuestas públicas de prevención de los riesgos laborales. Los desafíos encontrados al elaborar esta nota técnica, como la falta de información sobre las diversas actividades económicas, reducen en algunos casos la posibilidad de realizar un análisis más específico. La falta de estandarización metodológica con relación a las bases de datos globales, como la ausencia de cuestiones sobre horas perdidas por enfermedad, justificó la exclusión de otros países de la región que habían sido incluidos en el plan original de análisis de esta nota técnica, lo que ha limitado la discusión de este tema en el escenario de América Latina y el Caribe.
De igual manera, el impacto para los trabajadores en la economía informal merecería un estudio adicional, dado que es una característica común en la región y que impacta en la gobernanza y en la gestión de la seguridad y salud en el trabajo. Mientras se elaboran y difunden lineamientos generales o sectoriales para muchas actividades económicas formalizadas, la ausencia de medidas de prevención y mitigación relacionadas con el trabajo en la economía informal expone a esta población de trabajadores, sus familias y clientes a un riesgo de contagio permanente de COVID-1968.
El enfoque ecológico del estudio no permite inferencias causa-efecto, pero contribuye para la discusión de los diversos aspectos de la salud ocupacional, por ejemplo, los datos de las actividades económicas realizadas al aire libre y con poca interacción entre las personas, como en el sector «agricultura, ganadería, silvicultura y pesca», en el que no se ha observado un impacto significativo en las horas perdidas en algunos de los países seleccionados. Por otro lado, en los sectores con alta movilidad y circulación de personas, lo que resulta en un aumento del riesgo de contagio, como el sector «transporte y almacenamiento», se ha experimentado un aumento relevante en las horas perdidas por enfermedad. Otro ejemplo importante es el sector «enseñanza», en el que se ha mantenido la tasa de horas trabajadas por trabajador en niveles inferiores a la mediana histórica debido a las respuestas nacionales para reducir la propagación de la enfermedad a partir del cierre de las escuelas.
De manera objetiva, se puede afirmar que el escenario del año 2020, en el contexto de la pandemia por la COVID-19, se reflejó en impactos importantes sobre la cantidad de horas trabajadas y horas perdidas por enfermedad en los países seleccionados. Sin embargo, todavía es necesario medir el costo social y financiero de este periodo considerando estos aspectos, pero también evaluando el impacto relacionado con la expansión del desempleo y el mercado laboral informal, los costos derivados de la productividad reducida y del pago de días no trabajados, además de las secuelas con discapacidad observadas entre muchos de los recuperados, y las muertes.
También es importante reconocer el impacto de los cambios ocurridos en la organización del trabajo tras el inicio de la pandemia. Estos efectos podrían suponer un incremento del estrés físico y mental derivado de aspectos como el aumento de la carga de trabajo, el alargamiento de la jornada laboral y la reducción de los periodos de descanso69. A estas preocupaciones se sumó el temor de los impactos negativos derivados de los cambios bruscos debidos a las respuestas a la pandemia, como la institucionalización generalizada del teletrabajo sin garantizar una formación mínima a los trabajadores ni acceso a una infraestructura adecuada, lo que ha promovido, en muchos casos, la incursión de la vida profesional a la personal. Tales desencadenantes psicosociales pueden haber influido en las horas perdidas por enfermedad, como resultado de condiciones como depresión, ansiedad, agotamiento, estrés, burnout, entre otras.
La crisis causada por la COVID-19 demuestra la interrelación entre las respuestas de salud laboral, de salud pública y de protección social. Los hechos también han resaltado la necesidad de revisar los conocimientos sobre la prevención de enfermedades profesionales, en especial las causadas por agentes biológicos, y los aspectos del reconocimiento de las infecciones como enfermedades profesionales. Los trabajadores están más expuestos en algunos sectores que en otros, dependiendo del tipo de agente de riesgo y mecanismo de transmisión. Cabe destacar que los avances en las medidas de control de la COVID-19 también representan una protección frente a otros riesgos biológicos presentes en los ambientes laborales.
El diálogo social tripartito podría representar un importante punto de partida a partir del cual los países establecerían y promoverían las medidas de prevención y protección necesarias para afrontar adecuadamente esta crisis y las futuras. Algunos países de América Latina y el Caribe promovieron el diálogo social durante los primeros meses de la crisis: en Perú y Chile hubo una discusión tripartita que buscaba afrontar la pandemia de manera concertada. En México, se alentaron tanto un diálogo bipartito como uno tripartito durante la gestión de la crisis causada por la COVID-1970. El conocimiento de los interlocutores sociales de las necesidades y realidades de las empresas y trabajadores debería de ser un motivo para valorar su participación efectiva en la toma de decisiones para enfrentar y mitigar los efectos de la COVID-19 en el mundo del trabajo.
El diálogo social podría ayudar a reconciliar intereses en conflicto y generar confianza, compromiso y adhesión en las respuestas, sistemas y programas nacionales de seguridad y salud en el trabajo. La promoción de condiciones de trabajo seguras y saludables es fundamental para el fomento de la agenda del trabajo decente, como lo expresa la Declaración del Centenario para el futuro del trabajo, de la OIT (2019)71. Asimismo, el informe final de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, que ha establecido las bases para la adopción de la Declaración del Centenario, ya recomendaba que «ha llegado el momento de que la seguridad y la salud en el trabajo sea reconocida como un principio y un derecho fundamental del trabajo»72. Actualmente, el tema está siguiendo los trámites discutidos en el ámbito del Consejo de Administración y está prevista su discusión durante la 110.ª sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo, que se realizará en junio de 2022.
Por último, el fortalecimiento de los sistemas nacionales de SST es fundamental para que los países estén preparados para responder con resiliencia a los desafíos actuales y a las situaciones futuras. El diálogo social tripartito podría representar un importante punto de partida a partir del cual los países establecerían y promoverían las medidas de prevención y protección necesarias para afrontar adecuadamente esta crisis y las futuras.
Bibliografía
Además de la bibliografía directamente utilizada en la elaboración de la nota técnica, se indican, a continuación, las siguientes referencias bibliográficas que contribuyen a contextualizar las reflexiones aportadas.
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59 Fue considerada una actividad esencial por el Gobierno federal durante la pandemia
60 Fue considerada una actividad esencial por el Gobierno federal durante la pandemia.
61 Fue considerada una actividad esencial por el Gobierno federal durante la pandemia.
62 Fue considerada una actividad esencial por el Gobierno federal durante la pandemia
63 Fue considerada una actividad esencial por el Gobierno federal durante la pandemia
64 OIT, Directrices relativas a los sistemas de gestión de la seguridad y salud en el trabajo (ILO-OSH 2001), 2002.
65 Antigua y Barbuda, Argentina, Chile, Cuba y República Dominicana son los países latinoamericanos y caribeños que ratificaron el Convenio núm. 187.
66 Brasil, Chile y México son los países latinoamericanos y caribeños que ratificaron el Convenio núm. 161.
67 OIT, Observatorio de la OIT: La COVID-19 y el mundo del trabajo, 2021
68 ILO, Prevention and mitigation of COVID-19 in the informal economy through safety and health: An action oriented tool for supporting street and market vendors, 2021.
69 OIT, Gestión de los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo durante la pandemia de COVID-19, 2020
70 OIT, Peak-level social dialogue as a governance tool during the COVID-19 pandemic: Global and regional trends and policy issues, 2020.
71 OIT, Declaración del Centenario de la OIT para el futuro del trabajo, 2019.
72 OIT, Trabajar para un futuro más prometedor. Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, 2019
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