Plan Maestro de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos – ACUMAR. Parte 2
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- El 31 marzo, 2017
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6- Diagnóstico
6.1- La gestión de los Residuos Sólidos Urbanos
La problemática asociada al manejo de los residuos sólidos urbanos constituye una preocupación creciente para los gobiernos locales y para la población en general.
La gestión inadecuada, ineficiente e insuficiente de los RSU tiene como una de las principales consecuencias la presencia de basurales a cielo abierto. La urgencia de la erradicación de los mismos y de implementar medidas para evitar su formación, se debe a la enorme fuente de contaminación que constituyen tanto para el ambiente natural, como para el social, afectando directamente los recursos naturales, la salud de la población y la calidad de vida en general.
En Argentina, la Constitución Nacional en su Artículo 41 dispone el derecho a gozar de un ambiente sano y es responsabilidad del Estado, en todos sus niveles, proteger este derecho y utilizar racionalmente los recursos naturales.
La gestión de los Residuos Sólidos Urbanos es en nuestro país de competencia municipal. Por ende, son los gobiernos locales los encargados de gestionar los residuos generados en sus jurisdicciones a fin de promover la valorización de los mismos, minimizando la cantidad de residuos dispuestos finalmente y reduciendo los impactos que estos producen sobre el ambiente (Ley Nacional Residuos Domiciliarios Nº 25.916).
En general, los municipios bonaerenses comprendidos por la Cuenca poseen serios problemas para afrontar la gestión de los residuos en forma sustentable. Una primera limitación consiste en que la gran mayoría de ellos tiene problemas de financiamiento producto de contar con una recaudación insuficiente, que debe ser complementada por fondos provinciales y, en ocasiones, nacionales. Esta realidad los coloca en una situación de inestabilidad económica que les impide manejar con autonomía su funcionamiento y tener un claro horizonte para llevar adelante sus programas. La recaudación escasa, obliga a realizar recortes imprevistos y a utilizar partidas que habían sido originalmente previstas para un fin, para cubrir una situación de urgencia no esperada.
En cuanto a la gestión de los RSU, incluso cuando esta tarea se reduce a la recolección, higiene urbana y disposición final en basurales a cielo abierto, la misma representa en promedio entre un 15% y un 30% del presupuesto anual. A ello se suma un relativo desorden y desintegración en materia contable, financiera y presupuestaria de todo el municipio, en general, y de gestión de RSU en particular. Esto enmarcado en una situación de problemas estructurales de ingresos y baja capacidad de cobrabilidad de las tasas municipales. De ahí que el municipio se vea en profundas dificultades a la hora de solventar obras de infraestructura necesarias para realizar una gestión ambientalmente adecuada de los residuos. Esto conlleva frecuentemente a limitar el manejo de los residuos a sistemas con escasos controles ambientales y los consiguientes riesgos derivados para la salud y el ambiente.
Otra limitación que poseen los gobiernos locales es que raramente en la estructura municipal existe un área responsable de la gestión los residuos sólidos dotada de recursos, herramientas y capacidad técnica para afrontar los esfuerzos que requiere la elaboración y desarrollo de planes integrales de gestión de RSU. En muchos casos, la ausencia de información suficiente, y la falta de criterios uniformes y difundidos, dificulta el diseño e implementación a nivel municipal de planes, programas y proyectos de gestión relacionadas con los RSU.
El caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es sensiblemente diferente, específicamente en relación a la cuestión presupuestaria, que permite otra autonomía respecto de las necesidades sobre gestión de residuos. Otra cuestión a contemplar de la ciudad para comprender la complejidad de la gestión de sus residuos es que por ser el centro político administrativo del país, a nivel público y/o privado, existe un flujo diario de personas y bienes que incrementa de manera evidente la generación de residuos.
Más allá de las debilidades o fortalezas que puedan enfrentar los municipios y la CABA a nivel individual, la Cuenca Matanza Riachuelo posee la dificultad propia de las áreas metropolitanas, donde los conglomerados urbanos constituyen una única unidad urbana real, en la cual actúan una pluralidad de gobiernos locales. La falta de articulación entre estos últimos para la generación de políticas concretas, disminuye las capacidades de abordar eficientemente la gestión de los residuos sólidos urbanos.
Por otra parte una cuestión fundamental que incide negativamente en el logro de una gestión sostenible de los residuos, es el escaso conocimiento que la población tiene sobre el manejo de los mismos y lo que sucede más allá de los límites de su propiedad. En efecto, la población en general está acostumbrada a desvincularse del problema de los residuos, una vez que los deposita en su vereda y no indaga acerca de su destino final. A esta actitud ciudadana de aparente desinterés, también contribuye el hecho de que, generalmente, en los sistemas tributarios municipales, la gestión de los RSU no aparece discriminada sino incluida en otros servicios o en tasas inmobiliarias, lo que impide que los contribuyentes conozcan específicamente lo que a cada uno le cuesta la administración de sus RSU.
Por otro lado, la complejidad social que trae aparejada la problemática de los residuos en las zonas metropolitanas de nuestro país está dada por la existencia de un circuito informal de materiales recuperados. Este circuito que termina en las industrias, comienza con una preselección en vía pública llevada a cabo por recuperadores informales que encuentran en los residuos su medio de subsistencia, seguido de una segunda selección, normalmente realizada en sus mismos hogares, en zonas cercanas a ellos o de los “depositeros”, con el consiguiente vertido de los materiales no aprovechables en lugares no adecuados para tales fines, propiciando las condiciones para la formación de nuevos basurales.
A partir de lo expuesto precedentemente, se pone en evidencia no solo la fragilidad institucional y las limitaciones de los municipios para enfrentar estas cuestiones sino cómo se hace inviable, técnica y económicamente buscar la solución en el marco de la gestión estrictamente municipal y porqué se requiere del trabajo en un ámbito mayor y la necesidad
de una política regional al respecto.
6.2- Análisis técnico
En la actualidad la CMR posee una población de 7.265.338 habitantes (Censo 2001), en promedio se calcula que cada habitante genera entre 0,80 y 1,20 kg. /día. Según fuentes del CEAMSE 11.664 Tn/día son dispuestas finalmente entre Norte III y basurales municipales en el caso de los municipios de la Subcuenca alta. Sin embargo se estima que se genera un 30% adicional de residuos, que hoy no están siendo gestionados por el circuito formal.
A continuación se presenta una tabla de los residuos generados a 2010 y su proyección al 2024 por municipio, proyección que se ajustará durante la implementación del Plan, con el verificado crecimiento poblacional:
En cuanto a la composición de los residuos generados en la CMR, poco menos del 50% de los residuos son orgánicos, el 10% son corrientes de escombros -y otros residuos de la actividad de construcción y demolición- y poda. Asimismo el 6% son residuos inorgánicos reciclables como plásticos, cartón, papel y metales y el resto son rechazos.
A continuación se presenta un gráfico con la representación porcentual de cada grupo y una tabla que detalla los materiales incluidos en las categorías “Inorgánicos reciclables” y “Rechazos”:
Ahora bien, la gestión actual de los residuos en la Cuenca se limita en líneas generales a la recolección y disposición final. La tarea de recolección domiciliaria y transporte de los residuos es realizada por empresas privadas y en pocos casos es realizada por el propio municipio. Sin embargo hay barrios que por su difícil acceso y/o por ser nuevos asentamientos no identificados al momento de definir los pliegos para la contratación del servicio de recolección, hoy no cuentan con el mismo. Esta falta de cobertura genera la presencia de basurales en las inmediaciones de los barrios no servidos por el servicio de recolección.
La Ciudad de Buenos Aires en lo que respecta al servicio de higiene urbana y debido a los volúmenes generados se encuentra dividida en siete zonas, seis de ellas a cargo de empresas privadas o uniones transitorias (UTE) y una, administrada por el Poder Ejecutivo local, a través de un ente municipal (Ente de Higiene Urbana) creado a tales efectos. De las 25.000 cuadras, un 30% de la Ciudad se encuentra bicontenerizada con equipamiento de carga trasera y contendores plásticos de 1.000 litros, diferenciando residuos húmedos de secos. El restante 70% también registra un procedimiento de recolección manual con bolsas dispuestas sobre el cordón de la vereda, de la misma forma que el producido por el barrido.
En cuanto a la disposición final los municipios ubicados en la subcuenca media y baja (Alte. Brown, Avellaneda, Esteban Echeverría, Ezeiza, Lanús, La Matanza, Lomas de Zamora, Merlo, Morón y Presidente Perón) y la CABA disponen sus residuos en los rellenos sanitarios de la CEAMSE. Los municipios ubicados en la sub cuenca alta (Cañuelas, Las Heras, Marcos Paz y San Vicente) disponen sus residuos en basurales municipales con diferentes niveles de control.
Por otra parte, más allá de los residuos gestionados en el circuito formal, existe un circuito informal de residuos dado por los materiales recuperados por los recuperadores informales. Los mismos, tal como se mencionó anteriormente, comienzan con una preselección en vía pública seguido de una segunda selección, usualmente realizada en sus mismos hogares, lo que colabora con la formación de basurales y puntos de arrojo. Es de destacar que en algunos municipios se han implementado puntos verdes para gestionar estos vuelcos que han sido exitosos en el control y ordenamiento de los mismos.
En cuanto al mercado del reciclado en el ámbito de la Cuenca las experiencias con mayor continuidad en el tiempo se han dado de la mano de organizaciones informales con un alto grado de dinámica operativa y logística, pero basando sus niveles de rentabilidad en la precariedad de la mano de obra, infraestructura y recursos. Estas, a su vez poseen un
dinamismo que oscila según algunas variables propias del mercado, respondiendo a los valores de reventa de los distintos materiales.
No obstante, es posible hacer una caracterización de aquellas que han resultado más exitosas. En este sentido, se destacan dos experiencias del sector, las cuales abarcan la línea de materiales y residuos de mayor incidencia dentro de los porcentajes de RSU domiciliarios: papel, cartón, vidrio y plástico; y son a su vez los que poseen la mayor movilidad y flujo dentro del mercado.
La primera es la desarrollada por la Central de Trabajadores Informales (CTI) con sede en La Matanza. Esta organización nuclea actualmente un total de 14 cooperativas de trabajo y servicios de rubros a fines entre sí, que son parte del universo del mercado del reciclado. Su desarrollo ha centralizado la coordinación de alianzas estratégicas entre diferentes cooperativas que realizan trabajos dentro del mismo sector en diferentes etapas de la producción. Por ejemplo el proyecto nuclea una cooperativa de carreros que recolectan botellas y a su vez las entregan a una cooperativa de lavado de botellas; que finalmente comercializa a través de otra cooperativa de productores rurales las botellas para el envasado del producto; el cual, finalmente comercializan informalmente en vía pública con vendedores ambulantes que pertenecen a otra cooperativa miembro de la CTI.
El segundo caso, el cual incluye la participación del estado municipal y su complementariedad con el sector informal, es programa impulsado por el IMDES (Instituto Municipal de Desarrollo Económico Social) del municipio de La Matanza, que consiste en la recuperación de los desechos reciclables a través de la separación en origen, recolección domiciliaria, clasificación y posterior reciclado, alcanzando dos objetivos fundamentales, “Dignificar y formalizar el trabajo”, mediante la transformación paulatina de los cartoneros en promotores ambientales asociados a Cooperativas de Trabajo; Y “Preservar el Medio Ambiente”, elevando sustancialmente la cantidad de residuos tratables y reutilizables, por medio de la separación domiciliaria y el reciclado, fomentando así, la participación comunitaria y la generación de vínculos de solidaridad entre los vecinos. Actualmente, este programa se lleva a cabo con total éxito en 80 manzanas de la localidad de Aldo Bonzi y se planea extenderlo a otros puntos del Distrito.
En la mayoría de los municipios de la cuenca (excepto la CABA), las líneas de residuos de poda y escombros (producto de tareas de construcción y demolición) por las características propias que estos poseen (volumen, estacionalidad, etc.) y los requerimientos especiales para su manejo, suelen ser gestionados por fuera del circuito formal de residuos domiciliarios. En la Ciudad de Buenos Aires las mismas empresas contratadas para el Servicio de Higiene Urbana prestan los servicios de recolección de restos verdes, restos de obra y voluminosos de tipo domiciliario, así como la atención de villas de emergencia y barridos mecánicos y lavados especiales. En muchos casos el inadecuado manejo de estos residuos representa el inicio de la formación de basurales.
Actualmente se han detectado en la CMR, 348 basurales, que representan 288 hectáreas. Es de destacar igualmente el carácter informal, variable y dinámico que presentan los mismos.
A continuación se presentan 3 esquemas ilustrativos de la situación antes expuesta:
A continuación se presentan una serie de tablas que enumeran los basurales arriba graficados, mientras que en el anexo se adjuntan fichas técnicas con descripción detallada de cada uno de los sitios mencionados.
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