OIT: El trabajo peligroso mata a millones y cuesta billones
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- El 1 enero, 2000
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GINEBRA – Según datos de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), las enfermedades profesionales y los accidentes relacionados con el trabajo provocan cada año dos millones de muertes, cuyo costo para la economía global se estima asciende a 1,25 trillones de dólares de los Estados Unidos. En un informe titulado “Por una cultura para la seguridad en el trabajo”, la OIT señala que el número de muertes y enfermedades accidentales podría contenerse si los trabajadores, los empleadores y los gobiernos respetasen las normas internacionales existentes en materia de seguridad.
Según Juan Somavia, Director General de la OIT, “los accidentes y enfermedades no deben formar parte del trabajo cotidiano. Las muertes, accidentes y enfermedades en el trabajo pueden prevenirse. Debemos promover una nueva ‘cultura de la seguridad’ en el lugar de trabajo -donde quiera que éste se realice- que esté respaldada por políticas y programas nacionales adecuados para lograr lugares de trabajo más sanos y seguros para todos”.
En el nuevo informe se pasa revista a los conocimientos actuales sobre el número de enfermedades, accidentes y muertes que se producen en el lugar de trabajo, cuyo costo supone unas pérdidas anuales de aproximadamente 1,25 trillones (1.250.000 millones de dólares de los Estados Unidos) para el producto interior bruto (PIB) global. La OIT señala que sus estimaciones se basan en cálculos conforme a los cuales el costo de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales representa aproximadamente el 4 por ciento del PIB anual.
Estas cifras son mundiales, se basan en las últimas estimaciones de la OIT, y son sólo parte del inmenso sufrimiento causado por el trabajo peligroso. En este planeta, 160 millones de personas aproximadamente sufren de enfermedades relacionadas con el trabajo. Por su parte, el número de accidentes del trabajo (mortales o no mortales) se eleva a 270 millones anualmente.
No obstante, las diferencias entre regiones son importantes. Según la OIT, en algunas partes del mundo en desarrollo, las tasas de mortalidad son cuatro veces superiores a las de los países industrializados más seguros.
Por primera vez en la historia, la OIT ha calculado lo que representa este problema mundial raramente mencionado. Tales cálculos figuran en un nuevo folleto 1, que se publicó el 28 de abril, el Día Mundial sobre la Seguridad y la Salud en el Trabajo. La OIT desea aportar a éste acontecimiento su propia fuerza particular: el tripartismo. En otras palabras, la colaboración entre gobiernos, empleadores y trabajadores en igualdad de condiciones.
Además del pago de indemnizaciones, la sociedad debe hacer frente a diversos gastos debidos en parte a las enfermedades profesionales y a los accidentes relacionados con el trabajo, como son:
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El descenso de la competitividad: El International Institute for Management Development (IMD) de Lausana publica cada año una de las clasificaciones de países con más autoridad en materia de competitividad. La OIT contrastó diversas clasificaciones de competitividad realizadas por el IMD en 2002 con sus propias clasificaciones de seguridad y salud en el trabajo. Los resultados muestran la estrecha relación que existe entre el aumento de la seguridad y el aumento de la competitividad. El mismo ejercicio, pero esta vez utilizando las clasificaciones de competitividad del Fondo Económico Mundial aportó resultados bastante similares.
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La jubilación anticipada: en países de altos ingresos, las discapacidades son la causa de cerca del 40 por ciento de las jubilaciones anteriores a la edad legal. En promedio, esta causa reduce la vida laboral en unos cinco años y equivale al 14 por ciento de la capacidad laboral de la fuerza laboral empleada en términos de vida útil.
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El absentismo: un promedio del 5 por ciento de la fuerza laboral se ausenta del trabajo cada día. Esta cifra puede oscilar entre el 2 y el 10 por ciento en función del sector, el tipo de trabajo y la cultura de gestión.
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El desempleo: en promedio, un tercio de los desempleados tiene una incapacidad para trabajar que no es lo suficientemente grave como para tener derecho a cobrar una pensión o indemnización por discapacidad, pero que reduce seriamente sus posibilidades de volver a ser empleado.
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El empobrecimiento de los hogares: una lesión profesional en un trabajador puede reducir considerablemente los ingresos de un hogar. En los Estados Unidos, por ejemplo, los trabajadores que perciben una incapacidad parcial por lesiones profesionales pierden cerca del 40 por ciento de sus ingresos en cinco años. En muchos casos, otros miembros de la familia deben dejar sus trabajos para cuidar al trabajador lesionado, reduciendo aún más los ingresos del hogar.
La seguridad es rentable para las empresas
Según la OIT, una mala seguridad y salud puede tener consecuencias en el balance final de una empresa, que van desde el aumento del nivel de absentismo y del tiempo de inactividad, lo que conlleva una pérdida de productividad, la infrautilización de plantas de producción costosas y un posible descenso de las economías de escala y de la moral del personal, que a su vez produce la pérdida de productividad, la pérdida de empleados calificados y experimentados, además de lo invertido en formación, la dificultad para contratar a empleados de calidad, hasta el pago de indemnizaciones y daños a los trabajadores lesionados o enfermos o a los familiares a cargo de los trabajadores muertos. Además, las empresas deben hacer frente a costas legales, al pago de pluses de peligrosidad, a las altas primas de los seguros, al material de equipo y locales dañados por incidentes y accidentes, a las multas, a los conflictos con los sindicatos, las autoridades públicas o los residentes locales, a la pérdida de imagen, a la pérdida de clientes -especialmente en el caso de empresas subcontratadas por empresas más grandes- y, en casos evidentes, a la pérdida total o parcial de la “licencia para operar”.
Es evidente que los costos directos para las empresas son muy altos. En la UE, por ejemplo, cada año se pierden 150 millones de días laborables como consecuencia de los accidentes del trabajo, y los costos incurridos por la industria en materia de seguros se elevan a 20 billones. En los Estados Unidos, las empresas deben pagar cada año 170,9 billones de dólares en gastos relacionados con las lesiones y enfermedades profesionales.
Las empresas que deseen llevar a cabo un análisis de la relación costo-beneficio de la seguridad y la protección de la salud encontrarán una serie de guías prácticas en el nuevo folleto de la OIT.
Por una cultura de la seguridad global
Las principales causas de muerte en el mundo son el cáncer (un 32 por ciento aproximado de todas las muertes relacionadas con el trabajo), las enfermedades músculo-esqueléticas (23 por ciento), los accidentes (19 por ciento) y las enfermedades transmisibles (17 por ciento). Está claro que la mayoría de estas muertes se pueden prevenir. Por lo tanto, la OIT hace un llamamiento al rápido desarrollo de una cultura mundial de la seguridad en el trabajo. En particular, hace hincapié en que:
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La gestión y el compromiso de las empresas desempeñan una función clave. Las empresas que disponen de un sistema de gestión de la seguridad y la salud (OSH-MS), establecido de acuerdo con las Directrices de la OIT relativas a los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo (ILO-OSH 2001), obtienen mejores resultados, tanto en lo que respecta a la seguridad como a la productividad.
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Cuanto más fuertes sean los sindicatos, más seguros serán los lugares de trabajo. La participación de los trabajadores en la planificación y gestión del OSH-MS de la empresa y la libertad sindical son de vital importancia en ese sentido.
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Gran parte de las medidas sobre seguridad y salud deben tomarse a nivel local, pero gran parte del marco debe ser global.
En relación con todos estos puntos, el programa SafeWork de la OIT está bien situado para influir en los programas mundiales. La cuestión de la seguridad y la salud figura de forma destacada en las normas mundiales del trabajo establecidas por la OIT. La campaña a favor de un “trabajo decente” en todo el mundo representa, a su vez, el centro de las preocupaciones de la OIT. Obviamente, un trabajo decente debe ser también un trabajo seguro.
Sin duda alguna, los mismos miembros de la OIT están concediendo una atención particular a las cuestiones relacionadas con la seguridad y la salud en el trabajo. En 2002, una minuciosa encuesta de la OIT sobre la cuestión aportó las respuestas de 102 Estados Miembros. Asimismo, se recibieron las respuestas de 47 organizaciones representativas de empleadores y de trabajadores, que se remitieron a través de los gobiernos o se enviaron de forma separada. Los resultados de la encuesta se incluirán en un nuevo informe pormenorizado que se presentará en la sesión plenaria de la Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT en junio de 2003. El tema que surgió con más fuerza del informe y de la encuesta es que la promoción de las normas y otros instrumentos de la OIT, como repertorios de recomendaciones prácticas y directrices, es de vital importancia.
La OIT está desarrollando dos estrategias principales para mejorar la aplicación de sus normas, que se presentan a continuación:
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Un enfoque integrado, en el que se incluyan todos los medios de acción, con objeto de obtener de los Estados Miembros una aplicación más efectiva de la seguridad y la salud en el trabajo.
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El recurso a medidas voluntarias y, en especial, el recurso generalizado de las nuevas Directrices de la OIT relativas a los sistemas de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo (ILO-OSH 2001).
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