Mapeo de los Servicios Ecológicos en la cuenca baja del Río Luján y su valoración económica
- Creado por admin
- El 20 mayo, 2016
- 0
Fernández* L. & S. Batakis
Instituto del Conurbano, Universidad Nacional de General Sarmiento, Los Polvorines (PBA), Argentina,
Palabras clave: Educación Ambiental: Servicios Ecológicos: Cuencas hidrográficas: Ordenamiento Territorial.
Resumen
Las cuencas hidrológicas no sólo permiten el asiento de población y actividades sino también brindan beneficios directos e indirectos: la población depende de las cuencas para la explotación de los ‘recursos naturales’ de los distintos ecosistemas como por ejemplo para la provisión de alimentos y otro tipo de producciones que representan valores de usos directos. Además, los distintos ecosistemas de la cuenca cumplen ‘funciones ecológicas’, como ser la regulación del ciclo hidrológico, ciclos biogeoquímicos, refugio de biodiversidad, depuración de aguas, y sus ‘atributos paisajísticos’ posibilitan en muchos contextos geográficos actividades culturales, turísticas, recreacionales y residenciales. A este tipo de aprovechamientos para la sociedad se los denomina servicios ecológicos (SE), y son los que proporcionan, en gran medida, el sustento de la sociedad humana y la economía mundial (Constanza et al., 1997, 1998). El propósito del trabajo es poner en discusión el rol que cumplen los servicios ecológicos de las cuencas hidrológicas. Se realizó un mapeo de los distintos ecosistemas en la Cuenca Baja del Río Luján de la Provincia de Buenos Aires y se detectaron formas de valoración económica para las zonas que proveen servicios ecológicos relevantes para la Región Rioplantense de la Argentina. Cinco ecosistemas representativos se han considerado: praderas herbáceas altas, forestaciones, bosques de albardón, cursos de agua y urbanizaciones. En este trabajo, cuatro servicios ecológicos relevantes para la Región son identificados: regulación hidrológica, refugio de biodiversidad, depuración de las aguas y valores socio culturales. Este trabajo concluye que los conflictos detectados en la provisión de los servicios ecológicos demanda una estrategia de manejo sostenible que contemple la administración de los valores de usos de las cuencas hidrológicas; y entonces, el enfoque de los servicios ecológicos debería ser incorporado al ordenamiento territorial.
Introducción
Las cuencas hidrográficas no sólo permiten el asiento de población y actividades sino también brindan beneficios directos e indirectos: la población depende de las cuencas para la explotación de los ‘recursos naturales’ de los distintos ecosistemas productivos como por ejemplo para la provisión de madera, frutas y otro tipo de producciones que representan valores de usos directos (Guo, 2000). Además, los distintos ecosistemas de la cuenca cumplen ‘funciones ecológicas’, como ser la regulación del ciclo hidrológico, ciclos biogeoquímicos, refugio de biodiversidad, depuración de aguas, y sus ‘atributos paisajístico’ posibilitan en muchos contextos geográficos actividades culturales, recreacionales y residenciales (Fernández, 2002). A este tipo de aprovechamientos para la sociedad se los denomina servicios ecológicos (SE), y son los que proporcionan, en gran medida, el sustento de la sociedad humana y la economía mundial (Constanza et al., 1997, 1998).
En general se reconoce que es el Estado quien debe encargarse del manejo de los SE bajo distintos enfoques, como el de regulación y control, el de incentivos económicos, el de clasificación y difusión de información, entre otros. Sin embargo, la realidad muestra que en muchas ocasiones, el Estado aparece como ausente en esta temática y no ha llevado a cabo su rol de guardián de ambiente. En este contexto, la valoración económica de los servicios ambientales es una de las propuestas actuales que abordan el manejo integral de cuenca desde que la valoración económica es un insumo del diseño de políticas públicas que puede convertirse en una poderosa herramienta para prevenir el deterioro ambiental, mantener y mejorar la calidad de vida humana.
En la actualidad a nivel mundial se están implementando una diversidad de esquemas de valoración económica de los SE, los cuáles difieren sustancialmente no sólo en el marco conceptual y clasificación del servicio en cuestión, sino en los métodos de valoración económica y de evaluación biofísica del SE. En este sentido, es necesario contar con una estructura básica de análisis que permita implementar propuestas viables de protección de los ecosistemas y establecer mejores relaciones entre los proveedores y beneficiarios de los SE.
El propósito del trabajo es identificar los beneficios que cumplen los SE en el manejo de cuencas y exponer posibles métodos de valoración del servicio desde una perspectiva integral (económica, ecológica y social) aplicado a un contexto local: la zona de Tigre.
La zona de Tigre es un ejemplo de interfase ecológica que se encuentra bajo una fuerte influencia de actividades humanas. No sólo porque está integrada a las cuencas donde se emplazan los centros urbanos más grandes del país, en particular del aglomerado Gran Buenos Aires, sino también destacadas zonas de desarrollo agrícola e industrial. Además, sus ecosistemas acuáticos permanentes y temporarios del bajo Delta del Paraná son utilizados para la navegación, el abastecimiento de agua dulce, recursos forrajeros, la pesca comercial y deportiva y la recreación y sustentan una importante diversidad biológica. Este trabajo realizó un mapeo de los ecosistemas y los servicios ecológicos detectados en la zona de Tigre. Cinco ecosistemas representativos se han considerado: praderas herbáceas altas, forestaciones, bosques de albardón, cursos de agua y urbanizaciones en humedales. La figura 1 muestra el esquema de análisis que se utilizó en la cual cuatro servicios ecológicos relevantes para Tigre son identificados: regulación hidrológica, refugio de biodiversidad, depuración de las aguas y valores socio culturales.
Los puntos considerados para la implementación del caso en Tigre fueron: la identificación del servicio, la unidad biofísica de análisis, los métodos empleados en la evaluación biofísica del SE; también se indagó acerca de cuáles serían los métodos a utilizar para la valoración económica desde los modelos teóricos de la economía ambiental. De igual manera, se identificaron los principales factores que ponen en riesgo la capacidad de los ecosistemas de proveer servicios ecológicos.
Conformación socio-territorial de Tigre
Los orígenes de Tigre se remontan al reparto de tierras efectuado por Don Juan de Garay cuando en 1580 funda la ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires y procede a la distribución de las tierras situadas fuera del éjido de la ciudad. El partido de Tigre no tiene fecha de fundación, aunque se conmemora el 4 de Agosto, aniversario del Desembarco en 1806 de Don Santiago de Liniers y Bremond, que tuvo como propósito la reconquista de la ciudad de Buenos Aires de los invasores británicos que la ocupaban en ese período.
Con el tiempo se forma un caserío que se ubica en las proximidades de la desembocadura del río las Conchas (hoy llamado río Reconquista) y el río Luján, y se conforma un puerto natural que recibe carbón, leña y maderas de la zona, con destino a Buenos Aires. Al caserío existente se le suma un nuevo asentamiento poblacional aledaño al puerto, constituyéndose de esta manera la base del Partido de las Conchas.
Las islas que componen el delta bonaerense fueron entregadas como “mercedes” poco después de la segunda fundación de Buenos Aires por Don Juan de Garay pero no fueron colonizadas. Según los testimonios documentales los jesuitas españoles fueron los primeros en establecerse en la región, al crear la estancia “Las Palmas” donde se dedicaron a la plantación sistemática de árboles frutales.
En la segunda mitad del siglo XVIII algunos españoles comenzaron a poblar las islas y así surgieron los primeros establecimientos ganaderos dedicados al pastoreo de la hacienda. Para 1778 se instala una posta llamada de Las Conchas, sobre el Camino Real, hecho de suma importancia para todo el paraje. El pueblo crece y para 1780 existen nueve aserraderos y un astillero.
Durante muchos, años y aún en nuestros días la principal industria que dio ocupación a los habitantes de las islas fue la maderera. En esta región predomina el llamado Monte Blanco, de maderas blandas, como el ceibo, el sauce, el aliso, el timbó, el sarandí, el sombra de toro, etc.
Hay además plantaciones de mimbre, formio, etc. cuyas fibras se industrializan. La madera de algunos de estos árboles se emplea para la construcción de cajones, y para la elaboración de pasta de madera, con la que se fabrica el papel.
La industria del mimbre, cultivo introducido por Sarmiento y que se adapta perfectamente a la zona, posibilitó una nueva ocupación ya que con su manufactura se confeccionan los canastos empleados para el transporte de la fruta y otros objetos artesanales. Grandes fábricas de productos alimenticios tuvieron sus plantas en la zona de estudio; basta citar a la “Tigre Packing”, productora de los afamados duraznos en almibar marca “Tigre”, a la de Noel Hnos. y a las diversas plantas de elaboración de sidra y de mermeladas.
Superada la década de 1880, con la puesta en marcha del modelo agro-exportador que caracterizó al país durante ese período, Tigre se convierte en un lugar elegido por la sociedad porteña para su descanso en medio del paisaje deltaico, en quintas a orillas de sus múltiples riachos.
En el contexto de la crisis económica y financiera mundial a partir del año 1930, y la puesta en marcha del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones que caracterizó al país durante ese período, Tigre gravita por su rol turístico, centro de servicios, institucionales y productivos. A la vera del río Luján, el “Tigre Hotel”, imponente en su arquitectura, fue el centro de atención para recibir a ilustres visitantes en sus lujosas instalaciones. Es época de apogeo para los clubes de remo y las tradicionales regatas se realizan en aguas del río Luján atrayendo al gran público que se acerca a Tigre. En 1938 comienza a funcionar en su actual ubicación el Mercado de Frutos del Puerto de Tigre punto de comercio de la producción isleña.
Durante la década de 1960 se configuró un sector industrial, en coincidencia con las políticas desarrollistas nacionales para el sector. Estas actividades se localizan sobre el corredor de la Autopista Panamericana, predominantemente en la localidad de General Pacheco. El constante crecimiento demográfico y urbano de las localidades exigió nuevas obras: caminos, red de agua, desagües, escuelas, centros de salud, plazas, paseos, etc.
De cara al siglo XXI, y en el contexto de globalización económica y reforma del Estado de la década de 1990, el partido fue adquiriendo nuevas transformaciones: Tigre se convierte en el lugar elegido, tal como lo fue al final del siglo pasado; esta vez, para el desarrollo de emprendimientos urbanísticos y turísticos de mayor inversión económica.
La zona de Tigre como una interfase ecológica
El área elegida para el estudio es representativa de lo que podría llamarse una interfase ecológica o ecotono1 de dos sistemas: la aglomeración Gran Buenos Aires y los ecosistemas de humedales del Bajo Delta del Paraná.
La aglomeración Gran Buenos Aires abarca a la Ciudad de Buenos Aires y, en parte o en todo, a 32 municipios circundantes pero que tienen una fuerte interrelación con el resto de la aglomeración (ver Mapa 1). Ya en el siglo XIX, el tendido de las vías del ferrocarril partiendo desde el puerto y sobre las tierras más altas, posibilitó loteos de tierras aledañas a sus estaciones, dando origen a la mayoría de los centros y subcentros urbanos que hoy conforman la aglomeración del Gran Buenos Aires, otorgándole la configuración tentacular que presenta (Garay, 1995). En la actualidad la aglomeración Gran Buenos Aires representa cerca del 31% de la población del país y abarca aproximadamente una superficie de 1.800 Km2. Si bien es el aglomerado urbano que concentra el mayor mercado de producción y consumo del país depende de zonas externas para su mantenimiento. Se extrae y consume materia y energía de otros ecosistemas, al tiempo que genera salidas de energía degradada y materia de menor utilidad que se acumulan en ecosistemas involucrados. La población y actividades de la aglomeración dependen de la dotación de recursos naturales básicos y de la estabilidad de muchos ecosistemas ligados funcionalmente a este.
Carabelas, Paraná Miní y Paraná Guazú. Políticamente la jurisdicción del Delta comprende a dos provincias, Buenos Aires y Entre Ríos. En el Bajo Delta, cuyo frente ha sobrepasado la localidad de San Isidro desde hace aproximadamente 100 años, las variaciones diarias de nivel, causadas por las mareas oscilan entre 1 y 1.5 m, mientras que con vientos fuertes del sudeste (en dirección contraria al sentido de la corriente), la marea alta puede subir 2-3 m sobre la normal (Hueck, 1972; en Morello, 2000: 20).
La zona de Tigre significa una interfase ecológica o ecotono con una combinación de distintos patrones de paisaje y diferentes condiciones hidrológicas locales, junto con la historia (y cultura) de uso del suelo, dan lugar a la expresión de un complejo mosaico de comunidades, especies y actividades, representativos de las singularidades biogeográficas de la región.
Para Morello (2000) este sistema de ocupación no es campo, ni tampoco ciudad, sino una interfase donde se atenúan o disminuyen varios servicios del sistema urbano, como agua potable, electricidad, desagües cloacales y pluviales, pavimento, recolección de residuos; y las funciones ecológicas que provee el campo, como la capacidad de absorber dióxido de carbono, de fijar energía solar y transformarla en alimentos, de descomponer materia orgánica, reciclar nutrientes, controlar el balance de poblaciones de animales y plantas evitando la explosión de plagas, regular el flujo de agua, atempera los extremos climáticos a niveles micro o meso climáticos, absorber, retener y distribuir flujos pluviales de corta duración, formar suelo, etcétera. Pero también se incrementan nuevos procesos ecológicos fundamentalmente vinculados a la descarga de metabolitos de la ciudad: residuos sólidos domiciliarios e industriales, efluentes contaminantes, chatarra, escombros, etc.
Cuando se analiza Tigre se ha considerado bajo el término “ecosistema” a una compleja estructura de ecosistemas en mosaico caracterizada esencialmente por una matriz de distintas comunidades de bajos o depresiones sujetas a inundaciones permanentes o semipermanente donde se destacan:
1) Praderas de herbáceas altas (pajonales, juncales y praderas mixtas)
2) Forestaciones
3) Bosques secundarios de albardón (“neoecosistemas”).
4) Cursos de agua
5) Urbanizaciones de albardón y/o bañados
Praderas de herbáceas altas (pajonales, juncales y praderas mixtas)
Los ambientes de terrenos bajos sujetos a inundaciones permanentes o semipermanentes han sido descriptos detalladamente por Kandus (1997). Los mismos se caracterizan por presentar comunidades formadas casi exclusivamente por herbáceas altas. Estas comunidades están dominadas generalmente por muy pocas especies, es decir presentan baja diversidad. Sin embargo, la estrecha relación que mantienen con las variables ambientales abióticas, especialmente con el régimen hidrológico y las diferencias que éstas presentan, espacial y temporalmente, originan una gran diversidad en los tipos de comunidades que se conforman.
En los ambientes permanentemente inundados se desarrollan “juncales” dominados por Schoenoplectus californicus (junco). Estos pueden ubicarse tanto en el área del frente de avance del Delta sobre bancos recién formados, expuestos o protegidos, como también en el interior de las islas más antiguas del Delta.
Otra comunidad de importancia local referida por los pobladores como de gran valor para las poblaciones de ciervo de los pantanos es la de los denominados localmente “embalsados” (floating marshes). La misma es escasamente conocida y estudiada debido a su difícil acceso pero constituiría un ambiente fundamentalmente importante para la conservación del ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), especie que se halla en alto grado de disminución (Municipalidad de San Fernando, 2000).
Forestaciones
Según Kandus (1997) la forestación con sauces (Salix spp) y álamos (Populus spp) constituyen la actividad productiva de mayor extensión (29,10%) en el Delta bonaerense ubicándose como la mayor superficie cultivada con salicáceas a nivel mundial.
Hay una importante proporción de explotaciones abandonadas lo que genera una alta heterogeneidad de ambientes, con distintas etapas de diferentes procesos de sucesión secundaria. Las especies vegetales que conforman los distintos estratos del sotobosque varían según el tipo de infraestructura y de técnicas empleadas y según el manejo de las forestaciones.
En forestaciones que excluyen casi absolutamente la entrada del agua se observa una tendencia a la “pampanización” (Bó y Quintana, 1999) del sistema con especies típicas de pastizales templados como Bromus unioloides, Paspalum dilatatum, Medicago lupulina y otras. Este proceso se ve desarrollado en explotaciones ganadero – forestales. En forestaciones realizadas a zanja abierta, y donde se permite el desarrollo de especies locales en el sotobosque, se observan herbáceas altas en ambientes de humedales tales como: Panicum grumosum, Carex riparia, Scirpus giganteus, Eleocharis bonariensis e Hydrocotyle bonariensis.
Bosques secundarios de albardón (neoecosistemas)
Las distintas modificaciones antrópicas observadas en el Bajo Delta han favorecido el establecimiento de “neoecosistemas”. Por los mismos, se entiende a las áreas abiertas o arboladas, seminaturales, en las que las especies vegetales dominantes o más frecuentes son especies exóticas invasoras, mientras que las especies acompañantes son especies nativas (Morello et al., 1999). En los albardones de las islas del Bajo Delta dichos sistemas están conformados por plantaciones forestales de salicaceas (Salix spp., sauce y Populus spp., álamo) en distintos estadíos de abandono. Dicha actividad reemplazó casi en su totalidad al bosque ripario original, Monte Blanco, que se caracterizaba por su elevada riqueza florística (151 especies vegetales, Burkart, 1957). En la actualidad, a nivel regional sólo se encuentran relictos de este último, pero que en su conjunto siguen manteniendo una elevada riqueza florística (111 especies vegetales). En relación a los neoecositemas de albardón que presentan una mayor expresión espacial son las forestaciones de salicáceas en distintos estadíos de abandono que a nivel regional se expresan como un mosaico de parches (Kalesnik, 1997).
Cursos de agua
El drenaje natural se presenta conformado por distributarios interconectados por una red de canales naturales. Las características hidrológicas de los mismos determinan la acción diferencial de las mareas, pudiendo provocar reversión de la corriente y distinta dinámica de colmatación de los cauces.
Los cursos naturales pueden clasificarse en las siguientes categorías:
- Ríos grandes: Aquellos cuyo ancho supera los 500 m, con profundidades mayores de 15 m.
- Ríos pequeños: Sus anchos están comprendidos entre los 100 y 500 m, mientras que su profundidad oscila entre 3 y 12 m.
- Arroyos grandes: Aquellos cuyos anchos oscilan entre 20 y 50 m y sus profundidades entre 1 y 3 m.
- Arroyos chicos: Con anchos menores de 20 m y profundidades menores de 1 m. Dentro de los cursos artificiales se distinguen:
- Canales de navegación: Aquellos construidos para facilitar la comunicación entre los cursos principales.
- Canalizaciones agropecuarias: Facilitan la evacuación de los excedentes hídricos (por repuntes, crecientes o lluvias) en las plantaciones frutícolas o forestales. Se distinguen canales agropecuarios y zanjas
- Canalizaciones de áreas urbanas: facilitan la evacuación de los excedentes hídricos de las áreas urbanizadas. Se distinguen los canales, zanjones y arroyos estabilizados.
Urbanizaciones sobre bajos (en albardones y/o bañados)
Durante la última década en la zona de Tigre se desarrolla una corriente de inversiones inmobiliarias dirigidas al desarrollo de urbanizaciones cerradas. En esta corriente contribuyen tanto factores naturales, tales como su entorno paisajístico del río y del Delta, como su cercanía a la Capital Federal, y su disponibilidad de tierras vacantes. También una serie de normas municipales que dieron un marco de seguridad jurídica a los emprendimientos, y el mejoramiento de la infraestructura de transporte vial, ferroviario y fluvial. Pero también es considerable un proceso de ocupación sobre varias de las cuencas que responden a los asentamientos vinculados a la pobreza (asentimientos irregulares y villas miserias). Las características comunes de estas urbanizaciones consideradas es la vinculación a los cursos de aguas o de bajos inundables.
Las nuevas urbanizaciones cerradas se localizan en proximidades de redes viales existentes y en proyectos de ejecución: el eje vial del acceso norte (ramal a Tigre y a Escobar) y ruta 197.
La red ferroviaria del ex FCGM (ramal a Tigre y a Capilla del Señor) y Tren de la Costa; y la red fluvial del río de la Plata, río Luján, río Tigre, canal Aliviador, canal Villanueva configura la localización de varios emprendimientos. Además, la construcción de la autovía Bancalari- Benavidez, la mejora de la ruta 27 y la hipótesis de un camino interisleño extendieron otras áreas y corredores, definiendo en la organización espacial de estas urbanizaciones una nueva jerarquía del sistema vial y fluvial.
En relación a los asentamientos irregulares sobre el arroyo Horquetas-Basualdo en la localidad de Talar, sobre el río Reconquista en la localidad de Troncos del Talar, y sobre el arroyo Claro en Talar existen este tipo de urbanizaciones. En la mayoría de los casos los barrios se configuran en una sucesión continua de la urbanización preexistente. Predomina la casilla caracterizada por un único ambiente materializado con muros panderetes y techo de chapa, en muchos casos sin servicios urbanos elementales como electricidad, recolección de residuos, agua corriente y desagües cloacales.
De este modo en relación a las pautas de urbanización sobre bajos que se desarrollan en el partido se puede reconocer al menos tres modalidades:
- La población de mayores ingresos se dirigen al modelo de la extensión de las periferias, privilegiando varias direcciones. Estos sectores se ubican hacia zonas absolutamente aisladas, en complejos semiurbanos, semirurales y cerrados.
- Otra modalidad es la de sectores de altos ingresos vinculado a productos panorámicos que no sólo se dan en áreas consolidadas de la ciudad, sino que también se desarrollan en áreas del paisaje deltaico sobre corredores fluviales.
- Por último la de población de ingresos bajos vinculados a la pobreza que se localizan en zonas vacantes sobre la vera de cursos de agua en la forma de ocupaciones irregulares.
Servicios ecológicos en la zona de Tigre
Los SE pueden ser definidos como “los beneficios para la población humana derivados, directa o indirectamente, de recursos naturales, funciones ecosistémicas y atributos paisajísticos” (Costanza et al., 1997; SRNyDS, 1999 y otros). Por función ecosistémica se entiende aquellos procesos ecosistémicos básicos, tales como captura y transformación de nutrientes, productividad biológica, ciclaje geoquímico, regulación de la población de plantas y animales, ciclaje hidrológico, etc. (Morello, 2000).
Una serie de estudios (Malvarez et al, 1991; Morello, 1996; Kandus, 1997) se han ocupado de estudiar el funcionamiento ecológico de los ecosistemas representativos del Bajo Delta del Paraná. Kandus (1997) analiza los patrones de comportamiento de vegetación y reconoce una serie de funciones ecológicas vinculadas, fundamentalmente con la regulación hidrológica y refugio de la biodiversidad.
La explotación de los ‘recursos naturales’ como por ejemplo la provisión de madera, frutas y otro tipo de producciones que representan valores de usos directos (Balick and Mendelson, 1991, Pearce and Moran, 1994, en Guo, 2000) son característicos de la zona de Tigre. Pero además, los humedales cumplen ‘funciones ecológicas’, como ser la regulación del ciclo hidrológico, refugio de biodiversidad, depuración de aguas, y sus ‘atributos paisajístico’ posibilitan actividades culturales, recreacionales y residenciales.
Como en general el agua en los humedales se acumula o su circulación es más lenta, su liberación ocurre lentamente, y esto juega un papel importante en el ciclo del agua: los humedales funcionan como reguladores de los excesos y deficiencias hídricas, favorecen la mitigación de crecientes y la recarga y descarga del agua subterránea. Además, a través de la retención, transformación y transporte de sedimentos, nutrientes y contaminantes, juegan un rol fundamental en los ciclos de la materia y en el mantenimiento de la calidad de las aguas (Montes, 1998). Muchos de estos SE representan valores de usos para las sociedades humanas muchas veces no identificados culturalmente ni valorados económicamente.
Estos ecosistemas sustentan una importante diversidad biológica y en muchos casos constituyen un hábitat para especies seriamente amenazadas. Muchas especies están asociadas a ellos ya sea en una etapa de su ciclo de vida, para alimentarse, nidificar o descansar. Sus recursos naturales provistos son necesarios para el desarrollo de numerosas actividades humanas, como la pesca, el aprovechamiento de la fauna silvestre, el pastoreo, la agricultura, la actividad forestal, la recreación y el turismo.
En el caso de los humedales continentales, su uso sostenible resulta esencial al referirse a las cuencas hidrográficas como unidades ambientales. Asimismo, éstas se relacionan con las zonas costeras donde desembocan. Los humedales vinculados a la cuenca del Plata están asociados a la llanura de inundación de los ríos Paraná, Pilcomayo, y Bermejo, un mosaico de ecosistemas derivados de la dinámica de los ríos, tales como selvas marginales, pajonales, esteros, lagunas y bañados, que proporcionan una gran variedad de hábitat para numerosas especies animales y vegetales. Dado que el agua fluye naturalmente, existe una estrecha relación entre los ecosistemas acuáticos permanentes, los temporariamente húmedos y los terrestres adyacentes. Esto determina que frecuentemente los humedales sean vulnerables a los impactos de acciones que ocurren fuera de ellos.
Distintos trabajos de Morello (1996, y otros) han ampliado este enfoque de los SE al caso del sistema periurbano bonaerense, definiéndolo al mismo como una interfase ecológica o ecotono. La disminución de la cobertura vegetal, la recarga de los acuíferos y la capacidad de absorber agua de lluvia por parte del suelo se presentan como procesos determinantes del sistema periurbano; pero el proceso ecológico más importante consiste en la descarga de los metabolitos que produce la ciudad como por ejemplo desagües cloacales e industriales.
En la zona de Tigre cuatro grupos de servicios ecológicos se consideran relevantes para la región: regulación hidrológica, refugio de biodiversidad, depuración de aguas y expresión de valores culturales, recreacionales y residenciales.
Muchos ecosistemas presentes en la zona contribuyen con varios SE simultáneamente. En la Tabla 1 se puede ver que todos los ecosistemas contribuyen con la regulación hidrológica tanto como la expresión de valores culturales y recreacionales. Los cursos de aguas contribuyen con todos los servicios ecológicos mencionads. En síntesis este ecosistema es de singular importancia no sólo por sus condiciones biogeográficas sino también por proveer servicios ecológicos de valor para la sociedad.
Métodos de valoración de los servicios ecológicos en cuencas hidrográficas
La valoración económica de SE es, a nivel internacional, bastante reciente. En particular en Argentina está muy poco divulgada y por ende utilizada. No obstante ello, se considera importante dar los primeros pasos aunque éstos se limiten a la tipificación de las eventuales metodologías a utilizar para cada uno de los SE identificados en los párrafos precedentes. Esto es así desde que se considera que la valoración económica de los SE que provee un ambiente natural, puede ser importante para la gestión y las políticas de uso de esos ambientes, desde que toda asignación de valor resultará en un indicativo o guía de cómo deben ser utilizados los ambientes naturales para un aprovechamiento racional.
Distintas corrientes han abordado la problemática de la valoración del ambiente y de los recursos naturales, entendiendo en primer lugar que existe la necesidad de incorporar a las decisiones diarias de consumo y producción el medio que sustenta primariamente esas acciones, y en segundo lugar reconociendo que el medio para realizar comparaciones es la conversión a un numerer común como la moneda.
En este sentido, cabe decir que bajo una visión antropocéntrica, la valoración de los SE que brindan los ecosistemas es subjetiva respecto del beneficio que presentan para la sociedad. Sin embargo, es posible utilizar los principios económicos para la valoración en cuencas hidrográficas. Para ello debería incorporarse los valores de los SE al análisis económico igual que cualquiera de los bienes y servicios que normalmente se intercambian en los mercados.
No obstante ello, hay que notar que para la mayoría de los bienes y servicios ambientales no existen mercados o los valores no están claramente definidos.
La economía ambiental2 intenta extender el marco de trabajo tradicional, donde los costos y beneficios se miden por los cambios en el excedente del consumidor y productor, acercándose por mercados relacionados o hipotéticos. El proceso implica obtener la disposición a pagar (DAP) por cambios ambientales (o a aceptar compensación por ellos) usando la información contenida en los mercados similares o por encuestas directas o cuestionarios. La obtención de una estimación de la DAP requiere el uso de técnicas específicas. La valoración basada en la demanda se conoce a veces como valoración ambiental del beneficio. Otros métodos contemplan el impacto del cambio ambiental en la producción en cuanto a los cambios en productividad y excedente del productor, los cuales son llamados a menudo valoración ambiental del costo (Francke S, 1997).
La Tabla 2 muestra diferentes métodos de valoración que pueden aplicarse a objetivos de manejo de SE en cuencas hidrográficas. Una revisión general de los métodos de valoración para cada uno de los SE identificados por Fernández (2002) en la zona de Tigre se presenta de manera sintética a continuación.
Método de la Producción
Este método mide los cambios en la productividad ante cambios en los servicios de los sistemas naturales y artificiales que resultan de los cambios en las condiciones ambientales.
Con este método, los precios de mercado son utilizados para valorar los impactos en el producto, ya sea por una reducción de productividad con iguales insumos, o por el aumento de costos para mantener constante el mismo producto. En el contexto de la cuenca hidrográfica en la zona de Tigre puede utilizarse para valorar los impactos en actividades recreativas, agricultura, pesca, productos forestales y transporte fluvial.
En la zona de Tigre una actividad recreativa que moviliza numerosos interesados es la pesca deportiva. El turismo de la pesca es masivo en numerosos cursos de agua. En el Bajo Delta existe una decena de clubes de pesca. Se estima que el costo de un día de pesca es del orden de U$S 100 dejando ingresos para la economía local muy significativos. Si el SE es vulnerado, seguramente los costos serán más altos y los ingresos de los lugareños más bajos.
Esta diferencia entre costos (ingresos) antes y después de la ocurrencia de un daño ambiental, es el valor económico mínimo del SE.
Por otro lado, la valoración del SE de cuencas hidrográficas puede estar dirigido a frenar la deforestación e iniciar actividades de reforestación y conservación de tierras y para mejorar las condiciones ambientales de las cuencas. Los actores más importantes son propietarios privados y el Estado (nacional, provincial y municipal), beneficiarios directos del servicio. Un estudio de valoración económica aplicando esta técnica resaltaría la importancia y el beneficio económico (aproximado) que el SE provee al sector turístico y forestal, cuantificando la relación entre la conservación de los bosques y la mejora en el desarrollo económico de la población local.
Método del Costo de Reposición.
La zona de Tigre, al igual que los partidos del Gran Buenos Aires tiene una de las tasas más bajas de cobertura de los servicios de agua y saneamiento de América Latina. La población urbana que no está conectada con los sistemas de desagües cloacales, plantas de tratamiento y desecho representa más de cinco millones de personas (ver Tabla 3).
En la zona de Tigre los recursos hídricos (subterráneo y superficial), incluyendo las zonas de humedales, pueden tener utilidad para la depuración de las aguas. Los sistemas de provisión de agua y saneamiento representan beneficios significantes para los residuos domiciliarios e industriales, pero muchas veces con altos costos para la sociedad. La contaminación de las aguas subterráneas está buena parte asociada con la infraestructura inadecuada de desagües cloacales y de suministro de agua potable. Se considera que la fuente principal de contaminación son los pozos negros y tanques sépticos utilizados en los hogares e industrias.
El tema de la contaminación de aguas de superficie también parece en gran medida un reflejo de lo inadecuado de la infraestructura de saneamiento y desagües de aguas servidas. Además de la escorrentía, los cursos de agua reciben descargas provenientes de plantas de tratamientos y tanques sépticos y de un elevado número de industrias (caucho, alimentarias, textiles, químicas, etc.). Obras Sanitarias de la Nación (OSN) ha estimado que fluyen 2,3 millones de m3 diarios de aguas negras sin tratar y 1,9 millones de m3 diarios de descargas industriales al río de la Plata. La repercusión principal consiste en que las normas de calidad de agua se exceden constantemente en la franja costera de los 300 metros contiguos a la costa del río de la Plata, haciendo que las playas no se puedan usar. Pero se cumplen en forma regular más allá de los 3.000 metros de la costa debido al caudal de 30.000 m3 por segundo del río de la Plata (Nankani, 1995). Esto es un reflejo de la enorme capacidad de dilución de los desperdicios y de autodepuración del estuario del río de la Plata.
El método de Costo de Reposición usa el cambio en el gasto asociado a la reposición, mantenimiento o restauración de los bienes ambientales como medida del daño ambiental. El método puede aplicarse con éxito para estimar el valor de las funciones de mantenimiento de la calidad del agua aplicado al costo de reponer esta función con instalaciones de tratamiento de agua.
Dado lo anterior y atendiendo a la capacidad para el tratamiento de aguas de cursos de aguas y humedales asociados a la cuenca, se necesita estudios de bases precisos para la aplicación de este método de valoración. La evaluación debe tener en cuenta tanto las consideraciones ecológicas, bacteriológicas y químicas como estéticas, dado que éstas afectan los múltiples usos del río como fuente de agua de la ciudad, como lugar de recreación, así como recurso ambiental.
Método de los Gastos de Prevención.
Los cursos de agua en la zona de Tigre presentan las características más críticas del país, por la variedad y cantidad de desechos vertidos en éstos y por el potencial impacto de sus descargas al río de la Plata, estuario que abastece de agua a la Ciudad de Buenos Aires (y zonas de la aglomeración Gran Buenos Aires).
Lo deseable del tratamiento de las aguas negras depende del cuerpo de agua receptor y del uso del agua río abajo. Como se planteó arriba, la gran capacidad de dilución y depuración del río de la Plata representa un importante SE que brinda una eliminación ‘económica’ de las aguas negras. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la calidad de varios cursos de aguas de la zona de Tigre, en particular los ríos Reconquista y Luján se han ido deteriorando debido a las descargas domiciliarias e industriales con poco o nulo tratamiento.
Los cursos de agua juegan un papel fundamental en el drenaje de las precipitaciones de las zonas urbanizadas. En la cuenca del Reconquista se generan aportes por lluvias y otro tipo de desagües (desagüe cloacales e industriales) en los 50 kilómetros del río Reconquista hasta la desembocadura en el río Luján. Los aportes de aguas para una frecuencia probable de 1 en 50 años deben tener una capacidad máxima del orden de 900 m3 por segundo en el trayecto de los 50 kilómetros del curso hasta la desembocadura (UNIREC, 1999). Los espacios verdes, los cursos de aguas y las zonas de bajos de inundación juegan un rol importante para regular el drenaje del sistema urbano. La valoración de este servicio depende de la situación local, aunque los beneficios de este servicio son evidentes si se tiene en cuenta que en las 167.000 hectáreas de la cuenca del Reconquista viven cerca de 2.600.000 personas en áreas muy urbanizadas.
El método de los Gastos de Prevención supone valorar el perjuicio causado por la degradación ambiental según los costos que el consumidor y/o los productores están dispuestos a pagar para prevenir el daño. La disposición a incurrir en gastos para evitar algún daño se toma como una indicación de la disposición a pagar, mínima, por la protección ambiental. En el contexto de la cuenca hidrográfica en la zona de Tigre se puede utilizar para valorar la calidad del agua, inundaciones y deforestación, por medio de los gastos en prevenir cualquiera de estos eventos.
Método de los Precios Hedónicos.
Los distintos ecosistemas de la cuenca hidrográfica a menudo proporcionan servicios de protección a las tierras y propiedades de los alrededores. Además, las propiedades situadas en bellos lugares en las áreas de la cuenca hidrográfica adquieren un beneficio adicional en el precio debido a los valores estéticos y recreativos que tales lugares conllevan.
Uno de los beneficios más relevantes que brindan los SE de la zona de Tigre está vinculado a la producción de emprendimientos urbanos. Estudios de Lombardo et al. (2000, 2001 y otros) marcan en Tigre (como en otros partidos del conurbano) la promoción de áreas de alta renta y valor del suelo vinculados a la producción de nuevos emprendimientos urbanos y dirigidos a sectores socio-económicos altos. Los datos revelan que un tercio del municipio de Tigre durante el período de estudio estuvo desarrollando estos emprendimientos urbanísticos (cerca de 4.300 hectáreas).
Los grupos poblacionales que protagonizan el proceso de suburbanización en la periferia de la aglomeración enfatizan una serie de valores. Éstos se vinculan, por una parte, a un imaginario que valoriza aspectos paisajísticos, ecológicos y de seguridad y, por otra, alimentan un submercado residencial que es captado por un sector importante de los promotores inmobiliarios, que difunden su oferta por medio de persistentes campañas de difusión (Torres, 1998).
El reconocimiento de una valorización significativa de estas áreas (Lombardo et al., 2001) se expresa en rentas ambientales3. Se trata de una suerte de impuesto privado que ciertos grupos solventes pagan por ubicarse en sectores positivamente connotados. La presencia de mercados indirectos en Tigre expresa la idea básica de que en la valorización están implícitos entre sus atributos los factores ambientales (paisaje natural y localización).
Método de Costos de Viaje.
En Tigre se estima que el movimiento de pasajeros con motivo turístico y/o pesca es de unos 2.000.000 personas/año a lo cual se agrega el movimiento diario generado en los nuevos emprendimientos residenciales, cuyo lugar de trabajo habitual es en los centros urbanos.
Existen una decena de catamaranes que pueden embarcar hasta 250 pasajeros cada uno, lanchas de excursión y algunos barcos dedicados exclusivamente a realizar excursiones por el Delta con contingentes turísticos. El movimiento anual de pasajeros en este tipo de embarcación es de varios centenares de miles y se espera un incremento muy importante en los próximos años. El parque náutico consta de unas 5000 embarcaciones deportivas con motores fuera de borda, 2500 embarcaciones menores de trabajo a motor y unos 2500 botes a remos de clubes náuticos. Sólo en movimiento de personas en excursiones se ha estimado que producen un ingreso anual de unos $ 12.500.000 (www.deltaonline.com). Los beneficios de este servicio son relevantes sobre todo si se consideran el activo económico que significa el turismo.
El método de costos de viaje puede utilizarse para asignar valor a cualquier atributo ambiental del sistema de la cuenca hidrográfica, como pueden ser las actividades relacionadas con la pesca o el goce de vivir en un ambiente natural. El principio básico es que se ocasionan costos en viajar hasta el lugar y éstos pueden usarse como una representación de la disposición a pagar por visitar o vivir en el lugar.
Método de Valoración Contingente.
Este método busca obtener información acerca de las preferencias y valores ambientales directamente de la persona individual con el uso de encuestas, cuestionarios y técnicas experimentales. El método puede aplicarse al valorar cualquier SE de la cuenca, pero el método está sujeto a cierto número de distorsiones que pueden reducir su credibilidad frente a los responsables de la toma de decisiones. Estos métodos pueden ser utilizados en función de los costos o beneficios inducidos o los costos evitados. Respecto a este último concepto, existen muchas de las funciones de los SE que apoyan o protegen la actividad y propiedad económica pueden ser evaluadas en base a "los costos de los daños que se evitan" si este servicio se degradara o perdiera completamente. Por ejemplo, el valor de los esfuerzos de la ordenación de las cuencas hidrográficas para la regulación hidrológica (controlar el flujo del agua e inundaciones) puede evaluarse en base al daño que se evita en el suelo agrícola, edificios e infraestructura, sanidad y seguridad.
Valoración desde la Economía Ecológica
Si bien, como ya se ha mencionado, las técnicas de valoración económica de SE son bastantes recientes, las herramientas que provee la economía ambiental son ampliamente conocidas y estudiadas. Un esfuerzo más reciente proviene de la economía ecológica. Si bien existe una fuerte convicción en esta corriente de pensamiento hacia la idea de que el medio ambiente, los recursos naturales o los servicios por ellos provistos no deben ser valorados en la órbita de la económica, algunos autores consideran que es necesario dar ese paso para poder realizar una integración con las variables socio-económicas, pero proponen metodologías muy distintas a las precedentes.
El Análisis Emergético es un método de valoración relacionado con la emergía necesaria para la generación de un determinado bien o servicio. Este concepto se deriva de la idea de Memoria Energética, es decir la cantidad de energía, en unidades estandarizadas, que ha sido empleada de forma directa o indirecta en la generación de un determinado bien o servicio.
En este marco, se considera que el valor no parte del individuo sino que es intrínseco al recurso, a su Emergía, es decir, a la energía de la misma calidad necesaria para la producción, en la medida en que asigna valores (en unidades energéticas) a los distintos componentes o fuentes, tanto económicos como naturales, en un marco de referencia común. La información cuantitativa viene expresada en unidades comparables (unidades emergéticas) para todos los
productos. De la combinación de estas unidades con información macroeconómica, por ejemplo una matriz insumo-producto, se podría arribar al valor intrínseco de cada componente natural y artificial de un producto en particular. Para ello sería necesario, al igual que en economía ambiental, tener cabal conocimiento de cuáles son los servicios ambientales involucrados en la producción de determinados bienes y servicios, y a partir de allí poder inferir sus valores económicos.
Conclusiones
Los SE que prestan las cuencas hidrográficas constituyen un enfoque de especial interés, ya que contribuyen a regular caudales hídricos, proteger biodiversidad, depurar las aguas; y en general, constituyen valores de usos culturales.
El movimiento ambientalista ha ayudado para que el medio ambiente sea considerado como un recurso clave. Frente al fracaso generalizado de los mecanismos de regulación y control ambiental, las nuevas políticas ambientales promueven instrumentos económicos, inclusive los basados en mecanismos de mercado, para lograr metas ecológicas.
En Argentina existe una falta de conocimiento sobre este enfoque, y más aún en la aplicación de instrumentos de valoración económica y ecológica. En la actualidad no se han detectado experiencias de valoración económica de SE en cuencas hidrográficas ya que podría decirse que este enfoque es relativamente nuevo. Desde la autoridad ambiental se ha comenzado a indagar acerca de la temática, pero sólo a modo orientativo y no de aplicación.i De Groot et al. (2002) plantea que es posible reconocer tres perspectivas (o sesgos) bien diferenciadas para la valoración de los SE que proveen los ecosistemas: La valoración ecológica, que hace referencia a aquellos procesos ecosistémicos principales, producto de las interacciones entre los componentes bióticos y abióticos proveedoras de SE. La valoración económica, que se enfoca en estimar la contribución de los ecosistemas al bienestar humano y el desarrollo económico y la valoración cultural, la cual se basa en el valor que tienen ciertos elementos del paisaje para una sociedad a partir de diferentes percepciones socioculturales de su entorno natural.
Resulta fundamental integrar estas perspectivas para comprender cabalmente la relación de interdependencia entre la capacidad de los ecosistemas de proveer SE. Además, posibilita reconocer la importancia social de un determinado SE, así como identificar sus beneficios económicos para los individuos o sociedades en el tiempo y en el espacio geográfico.
La zona de Tigre no sólo se ha destacado por ser la cuna del ambientalismo de la Argentina sino que mantiene aún una identidad cultural propia que privilegia y destaca el cuidado del principal capital de esas comunidades: sus recursos suelo y agua. Ese carácter se presenta como la esencia e identidad de Tigre y adquieren un valor cultural para la población y visitantes de esta zona.
El enfoque de los SE podría constituirse en una propuesta inteligente de hoy en día para conjugar la conservación ecológica y el desarrollo económico, logrando de este modo el objetivo tan aceptado como ambiguo, de la sostenibilidad. El escenario “sostenible” que se plantea con esta propuesta conjuga el conocimiento y las herramientas que los desarrollos científicos y tecnológicos brindan para poder gravitar en las oportunidades de negocio de los diversos actores del mercado.
En este trabajo fue posible tipificar las técnicas de valoración de los SE identificados por Fernández (2002) para la zona de Tigre. Se examinó cuatro SE en los cuales se detectan la existencia potencial de mercados ambientales que incluyen servicios forestales, captura de carbono, biodiversidad, belleza escénica, depuración de aguas, entre otros.
Como se observa en la mayoría de los SE analizados en la zona de Tigre, uno de los motivos para desarrollar una estrategia es intentar mitigar los factores que ponen en riesgo la capacidad de los ecosistemas de brindar recursos naturales, funciones ecológicas y atributos paisajísticos. En la zona de Tigre, el factor de riesgo más importante es el cambio en el uso del suelo ligado a procesos de urbanización, deforestación, contaminación hídrica y reestructuración hidráulica. Sin embargo, sólo en algunos casos sería posible implementar acciones a través de la DAP, que fomenten una mejora en las condiciones de los ecosistemas.
Se puede decir que los mercados ambientales se sustanciarán en la medida que se instrumenten los estudios de valoración y los mecanismos de aplicación en el cual los beneficiarios compensan a los proveedores de SE. Cada uno de los SE tiene escala y naturaleza diferentes, lo que permitirá ilustrar cómo el Estado planifica e implementa instrumentos para proteger sus cuencas.
En la zona de Tigre sería posible impulsar una iniciativa que tenga por objetivo prevenir los problemas ambientales, a través de la participación activa de los beneficiarios y proveedores de los SE. En este sentido, tanto organizaciones ambientalistas, propietarios privados y autoridades locales pueden plantearse pagos por derechos de propiedad para la administración y protección de los SE de las cuencas. Un punto clave de esta propuesta es lograr internalizar los beneficios que se obtienen de los ecosistemas. En este sentido, las ciencias ambientales, en particular la Ecología urbana, tienen mucho que aportar para comprender mejor las relaciones que se gestan en el seno de los ecosistemas. Uno de los retos principales es volcar ese conocimiento a un análisis integral del manejo de SE en un contexto de cuencas hidrográficas.
Instrumentar un proyecto piloto de manejo de SE en las cuencas puede convertirse en una interesante experiencia hacia un manejo sostenible.
Bibliografía
- Azqueta Oyarzun, D. 1994. Valoración económica de la calidad ambiental. Madrid, McGraw- Hill D.L.
- Barrera, C. y Torres H 1998. Ambiente: Apropiación de la renta y comercio internacional. El impacto de la globalización. La encrucijada económica del siglo XXI Naúm Minsburg-Héctor W. VALLE Editores.
- Bó, R. F Y R. D. Quintana. 1999. Actividades humanas y biodiversidad en humedales: el caso del Bajo Delta del Río Paraná. En Municipalidad San Fernando. 2000. Documento Base para la implementación de las islas de San Fernando en el marco de la red Mundial de Reservas de
- Biosfera MAB-UNESCO.
- Costanza, R.; d’Arge, R. C.; de Groot, R.; Farber, S.; Grasso, M.; Hannon, B.; Limburg, K.; O’Neill, R. V.; Paruelo, J.; Raskin, R. G.; Naeem, S.; Sutton, P.; Van Den Belt, M. 1997. The value of the world’s ecosystem services and natural capital. Nature. Vol: 387(6230). Pages 253-261.
- Costanza, R.; d’Arge, R. C.; de Groot, R.; Farber, S.; Grasso, M.; Hannon, B.; Limburg, K.; Naeem, S.; O’Neill, R. V.; Paruelo, J.; Raskin, R. G.; Sutton, P.; Van Den Belt, M. 1998. The value of the world’s services and natural capital. Ecological Economics 25(1): 3-15.
- De Groot, R.S., M.A. Wilson. & R.M.J. Boumans. 2002. A typology for the classification, description and valuation of ecosystem functions, goods and services. Ecological Economics 41: 393–408.
- Fernández, L. 2002. Los servicios ecológicos que brindan los humedales. El caso de Tigre, provincia de Buenos Aires. Tesis de la licenciatura en Ecología Urbana. Instituto del Conurbano, Universidad Nacional de General Sarmiento.
- Field, B. C. 1995. Economía Ambiental. Colombia: Ed. MChill
- Francke S. 1997, Ministerio de Agricultura. CONAF, Gobierno de Chile, Environmental Resourses Management, Departament for International Development, Economía ambiental y su aplicación a la gestión de cuencas hidrográficas.
- Garay, A. 1995. Estructura Urbana. En El Conurbano bonaerense. Relevamiento y análisis. CONAMBA. Ministerio del Interior.
- Guo Z. Xiangming X. and Dianmo L. 2000. An assessment of ecosystem services: water flow regulation and hydroelectric power production, Ecological Applications, 103: 925-936.
- Hueck, K. As florestas da America do Sul. Editora Da Universiade. La nueva ley de residuos peligrosos. CEPAL, Circ. Restringida. En Morello, op. cit.
- INDEC. 2001. Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda, Ministerio de Economía.
- Kalesnik, F. A. 1997. Relación entre las especies exóticas y la heterogeneidad ambiental a nivel regional en el Bajo Delta del Río Paraná. Informe final. Beca de Iniciación, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. En Municipalidad de San Fernando, op cit.
- Kandus, P. 1997. Análisis de patrones de vegetación a escala regional en las islas del sector bonaerense del Delta de Río Paraná. Tesis Doctoral, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
- Lomas, P.; Martín, B; Louit, C.; Montoya, D.; Montes, C. 2005. Guía Práctica Para la Valoración Económica de los Bienes y Servicios Ambientales de los Ecosistemas. Departamento Interuniversitario de Ecología Universidad Autónoma de Madrid. Madrid. España. Publicaciones de la Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez.
- Lombardo J. & Fernández L. 2000, Producción social del suelo y del espacio urbano, UNGS: ICO, mimeo.
- Lombardo J., Di Virgilio M. & Fernández L. 2001, La conformación del espacio urbano en un país de economía emergente. En Cadernos Metrópole, desigualdade e governança, Nº 6. EDUC. San Pablo.
- Malvárez, A.I, Bó, R.F., Kandus, P., Merler, J., Minotti, P., Quintana, R.D. y S.Valli. 1991.
- Regionalización ecológica del Delta del Río Paraná Argentina. En: El Delta del RíoParaná: un área de equilibrio natural para la región metropolitana de Buenos Aires. Informe técnico, CONAMBA/Instituto Politécnico de Milán, CEE, Buenos Aires.
- Montes, C. 1998. Los humedales españoles: un desafío para la conservación de paisajes amenazados, cap. 4. En Soler Manuel, M. A.: Manual de gestión del medio ambiente, Barcelona, 1997.
- Morello, J. H. 1996. Large rivers of South America: toward the new approach. Verh. Internat. Verein. Limnol., 26: 167-180
- Morello, J. y S. Matteucci. 1999. Biodiversidad y fragmentación de los bosques en la Argentina. En: S. Matteucci, O. Solbrig, J. Morello, y G. Halffter Eds. Biodiversidad y uso de la tierra. Conceptos y ejemplos de Latinoamérica. EUDEBA, Buenos Aires.
- Morello, J. 2000. Manejo de Agrosistemas Periurbanos, M 10 Maestría GADU, FAUDUNMDP.
- Nankani, G. Director 1995, La contaminación en la Argentina. Temas y opciones para su gestión, BIRF.
- Odum E. P. 1971, Fundamentals of Ecology. Saunders, Philadelphia. SEMARNAT. 2002. Servicios ambientales del recurso forestal. Programa de pago de servicios ambientales. Cruzada por el bosque y el agua. Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, México.
- SRNyDS. 1999. Conservación y Uso Sustentable de los Humedales de la República Argentina. La Convencón sobre los Humedales (Ramsar, Irán, 1971). Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, República Argentina
- Torres, H. 1998. Procesos recientes de fragmentación socioespacial en Buenos Aires: la suburbanización de las élites. Ponencia presentada en Seminario de Investigación Urbana “El nuevo milenio y lo urbano”. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Gino Germani.
- UNIREC 1999, Proyecto de saneamiento ambiental y control de las inundaciones en la cuenca del río reconquista, Ministerio de Obras y Servicios Públicos.
Referencias:
- Un ecotono no es simplemente un límite o un borde; el concepto ecológico da cuenta de la existencia de una interacción activa de dos o más ecosistemas (o ecosistemas en mosaicos), en los cuáles existen propiedades mixtas (de los ecosistemas que lo componen) y propias (Odum, 1971)
- Véase Barry C. Field. 1995. Economía Ambiental. Colombia: Ed. MChill
- Barrera (1998) incorpora el concepto de renta ambiental que se genera por el uso de la naturaleza como un bien libre. La naturaleza es en general un bien libre, que puede utilizarse sin costo privado alguno, y por ello, ser utilizado lapidariamente, provocando costos sociales considerables. Estos costos pueden multiplicarse ya que el proceso que desencadenan responde a una cadena causal acumulativa debido a la interacción ecosistémica de los factores naturales.
- i Ver por ejemplo Proyecto Bosques Nativos y Áreas Protegidas, Proyecto PNUD Arg. 99/011, Manejo y
Conservación de los Bosques Nativos. Febrero 2007.
En http://www.ambiente.gov.ar/archivos/web/PBVyAP/File/PSA/Primera%20parte.pdf
0 comentarios on Mapeo de los Servicios Ecológicos en la cuenca baja del Río Luján y su valoración económica