Los Accidentes De Trabajo – Una Visión Integrada (2º Parte)
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- El 1 enero, 2000
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PELIGRO Y RIESGO. ¿ES POSIBLE EL “CERO ACCIDENTE”?
Llamamos Peligro a todo aquello que puede producir un daño o un deterioro en la calidad de vida individual o colectiva de las personas.; es una propiedad de una cosa (por ejemplo, materiales de trabajo, equipos, etc.). El peligro de una “cosa” es igual en todos lados, es propio de esa “cosa”, y lo medimos por las consecuencias. Por ejemplo, el peligro de la electricidad de 220 V y 50 Hz es conocido por todos (la muerte como consecuencia extrema), y es igual es todos lados.
Llamamos Riesgo a la probabilidad de que, la capacidad de ocasionar daños de un determinado peligro desencadene en una pérdida.
“Estar bajo la amenaza de un peligro es correr el riesgo de sufrir un daño que incrementaría el detrimento social de la comunidad”. |
Han de convivir con el peligro y sus amenazas, y a veces, somos nosotros mismos los que los introducimos en nuestras vidas para conseguir mayores cotas de bienestar, a cambio de soportar riesgos de perjudicarnos con daños que limitan el bienestar buscado junto a un detrimento adicional.
Los daños, consecuencias de actividades antrópicas, han de estar regulados por la sociedad para que el riesgo de sufrirlos no introduzca un detrimento que no compense los beneficios alcanzados. ¿Qué se conseguiría talando todos los bosques de la Tierra para proporcionar a la humanidad fuego para calentarse, hogares donde vivir, muebles para reposar y papel para su formación y recreo? El detrimento producido sería fatal.
A pesar del aumento en la sensibilidad pública ante los peligros industriales, la inmensa mayoría de la sociedad es consciente de que cualquier actividad humana, por benéfica que sea, conlleva cierto nivel de riesgo. Está claro que, por muchas que sean las salvaguardias que se introduzcan, la actividad industrial implica un riesgo, que sólo puede eliminarse a expensas de eliminar la industria. Puesto que es evidente que la industria es necesaria, la cuestión se reduce a decidir cuál es el nivel de riesgo aceptable en una instalación o proceso determinado, o, más exactamente, en qué medida un determinado nivel de riesgo puede ser aceptado en virtud de los beneficios que se derivan de asumirlo. La decisión, siempre difícil, se complica aún más por una serie de factores que se dan con frecuencia, como puede ser el hecho de que los peligros no se conozcan con la suficiente precisión, que los posibles afectados (dentro o fuera de la planta) no hayan asumido el peligro voluntariamente, o que no se disponga de suficiente información sobre el peligro que asumen, que las personas bajo peligro no sean las principales beneficiarias de la actividad, etc. En otras ocasiones, puede ocurrir que las alternativas a una determinada situación sean inciertas o poco prácticas, lo que evidentemente dificulta la adopción de soluciones.
El proceso de decisión sobre el nivel de riesgo es complejo, porque los objetivos son múltiples y en ocasiones contradictorias. Es necesario tener en cuenta consideraciones humanitarias, económicas, técnicas, científicas, organizacionales, ambientales, operacionales, de responsabilidad legal, de imagen pública, etc. Así, un riesgo catastrófico se consideraría en general menos aceptable socialmente que un conjunto de riesgos de pequeña magnitud, incluso si el nivel de riesgo total absoluto para las personas y para la propiedad fuese idéntico.
Es importante distinguir entre el riesgo que objetivamente existe y el riesgo percibido por los posibles sujetos pasivos. Así, es bien conocido que la familiarización con una actividad peligrosa determinada reduce el nivel de riesgo percibido. Esto beneficia a industrias tradicionales (agricultura, construcción, alimenticia, etc.) frente a industrias nuevas (químicas, nuclear, tratamiento de residuos), en las que la aceptación social es menor, incluso a pesar de que la accidentabilidad es mucho mayor en las primeras. Obviamente, hay un factor adicional en esta percepción. Sea cual sea el número anual de víctimas en actividades tradicionales, sabemos que raramente afectan a personas distintas de las que están directamente involucradas. Sin embargo, es evidente que en industrias como la química o la nuclear el potencial de daño puede exceder considerablemente los límites de la planta accidentada.
Parece claro que un cierto nivel de riesgo voluntario es asumido como parte de la manera de vivir por la mayoría de los ciudadanos, incluso peligros estadísticamente nada despreciables, como fumar o escalar montañas. En cambio, la tolerancia hacia los peligros involuntarios es mínima, incluso si éstos son muchos menores que los asumidos voluntariamente. En la misma línea se aceptan con cierta facilidad los peligros sobre los que se puede ejercer control (como, por ejemplo, la conducción de automóviles), pero se tiende a rechazar otros (riesgos por la proximidad de centrales nucleares), sobre los cuales el control que el sujeto pasivo puede ejercer es mínimo o inexistentes. Parece claro también que los peligros derivados de la naturaleza, como los debidos a terremotos, rayos o inundaciones, se aceptan más fácilmente que los derivados de actividades humanas, en virtud de la inevitabilidad de los primeros.
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Finalmente, está la cuestión de los beneficiarios del peligro. Siguiendo con el caso anterior, no hay necesidad de recordar que la existencia del tráfico automovilístico implica miles de víctimas al año en accidentes de carretera. Sin embargo, los beneficios del transporte son tan obvios que nadie piensa en prohibir la construcción de nuevas carreteras o en oponerse a la ampliación del parque automovilístico mediante una ley que reduzca el número de coches que puedan fabricarse. Los beneficios de la industria química, por ejemplo, no son tan obvios para el gran público. El mercado primario de las industrias químicas son, en general, otras industrias antes que el consumidor final. Así, el ciudadano medio se mueve en un mundo de marcas registradas y productos de gran consumo, y (salvo excepciones representadas por productos concretos, como la gasolina, o generales como plástico) no identifica los productos que utiliza en la vida diaria con la industria química, lo que hace más difícil la percepción del beneficio de esta actividad industrial. |
Si partimos de la base propuesta que no es posible técnicamente, ni tampoco en base a beneficios económicos, obtener un nivel de riesgo nulo, o mejor dicho llegar a tener un 100% de seguridad; es entonces que tampoco podemos hablar de cero accidentes, básicamente porque en la realidad hay una proporción de nuestros peligros que no vamos a llegar a controlar o administrar adecuadamente, en otras palabras riesgo cero no existe.
EL ACCIDENTE COMO DISFUNCIONAMIENTO DE UN SISTEMA
3.1) Introducción al Concepto Sistema Hombre-Máquina-Medio
Llamamos SISTEMA a un conjunto de variables en interacción que tienen objetivos en común. El concepto de sistema implica objetivos o un proyecto, e implica la interacción entre los elementos y las partes.
Una empresa está compuesta por elementos que ella organiza con vistas a alcanzar ciertos objetivos (principalmente producir bienes y servicios) dentro de un marco definido. Los elementos que la componen no están simplemente yuxtapuestos, entre ellos existe una importante red de relaciones: son interdependientes. Podemos entonces definir la empresa como un sistema.
Llamamos SISTEMA HOMBRE–MÁQUINA-MEDIO a un sistema en el cual las variables en interacción conciernen a hombres, máquinas (puestos de trabajo) y medio (medio ambiente laboral y organizacional).
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Desde la perspectiva de los sistemas hombre-máquina-medio, nunca se le presta interés al hombre aislado, a la máquina aislada o al medio aislado. Siempre nos concentramos sobre sus interacciones. Un puesto de trabajo que está conformado por un operario que trabaja sobre su máquina ubicado en un determinado ambiente de trabajo (por ejemplo un tornero con su torno, una costurera con su máquina de coser) constituye un sistema hombre-máquina-medio. |
3.2) Concepto de Accidente
Sea cual fuese el sistema considerado, diremos que el mismo está adaptado cuando responde a sus objetivos externos (alcanzar el objetivo que le fue asignado) e internos (asegurar su propia supervivencia), o sea, mantenerse en un estado tal que luego le permita un óptimo funcionamiento en los límites temporales previstos.
En esta perspectiva, definimos el ACCIDENTE como una consecuencia no deseada del funcionamiento del sistema. |
Esta idea de accidente es general y abarca tanto los accidentes propiamente dichos como las enfermedades de trabajo y/o profesionales; comprende también las roturas de las instalaciones y máquinas, afectaciones al medio ambiente, problemas en los productos y servicios, etc.
Como consecuencia, la acción en favor de la seguridad de la empresa estará apuntada a identificar y definir, con el objetivo de suprimirlos, a los disfuncionamientos de los diversos sistemas que la constituyen y/o que están relacionados con ella.
Podemos observar que la noción de sistema orienta los análisis hacia la investigación de los mecanismos por los cuales se produce un accidente y no se contenta solamente con el simple descubrimiento de sus causas. No solo tratamos de determinar el por qué sino también el cómo.
3.3) Algunos Disfuncionamientos Típicos
Los elementos humanos del sistema tienen un estatuto particular. El mismo se manifiesta por el hecho de que los individuos pueden asignar a su actividad objetivos que no coinciden o que coinciden solo en parte con los del sistema. En el análisis de los accidentes, nunca habrá que olvidar que la tarea efectiva no siempre corresponde a la tarea prescripta.
En toda situación de trabajo se producen perturbaciones que afectan el curso normal de las actividades. Cuando aparecen estas perturbaciones, las mismas están seguidas por una etapa de recuperación que tiende a “restablecer el funcionamiento normal y a solucionar un posible retraso ocasionado en el programa”.
Se puede constatar que la tasa de accidentes relacionada con actividades de recuperación es cuatro veces mayor en comparación con las actividades de producción propiamente dichas. En efecto, en las situaciones de recuperación, el personal abandona momentáneamente sus tareas “normales” para efectuar otras. Incluso, en ciertos casos, deberá seguir asegurando su tarea de producción y llevar paralelamente una tarea de recuperación, hasta tal punto de un incidente inicial acarrea otros. Se produce entonces una sucesión de incidentes y de fases de recuperación, donde el último eslabón de la cadena puede llegar a ser un accidente.
Los incidentes y las situaciones de recuperación constituyen cambios (variaciones) con respecto a una situación inicial la cual sería particularmente interesante analizar si es que queremos mejorar la seguridad y la confiabilidad de un sistema.
3.4) Estabilidad
Un sistema es estable cuando cumple en todo momento los objetivos que le fueron asignados. Un sistema tal es capaz de compensar las perturbaciones que pueden surgir en una u otra de sus partes y a pesar de ellas seguir cumpliendo con los objetivos que le fueran fijados.
En un sistema hombre-máquina-medio, a menudo es el hombre quien asegura la función de regulación y que recupera los incidentes para permitir que el sistema mantenga su estabilidad.
3.5) Fiabilidad
Es la probabilidad de que un sistema asegure sus funciones sin fallas durante un intervalo de tiempo dado, dentro de las condiciones que le fueron fijadas.
Los incidentes y accidentes pueden ser interpretados como desperfectos del sistema y la acción de prevención son considerados como un medio para mejorar la fiabilidad del sistema.
3.6) Fiabilidad y Seguridad
Un sistema industrial está constituido por células o unidades funcionales que tienen una función prevista de antemano en el proceso de transformaciones.
La fiabilidad de un sistema depende a la vez de la confiabilidad de cada una de sus células y de la forma en la que están interrelacionadas:
Ø En un montaje en serie, el desperfecto de una célula lleva a un desperfecto del conjunto.
Ø En el montaje en paralelo (duplicación de una célula; por ejemplo dos hombres están en el mismo puesto de vigilancia de las señales) la confiabilidad es más importante pero, al aparecer un desperfecto (falla una célula) la carga de las otras aumenta y, como consecuencia, su tasa de desperfectos también.
Muy a menudo asimilamos fiabilidad y seguridad. Sin embargo, no es la misma cosa. La fiabilidad caracteriza un sistema según su capacidad de funcionar sin fallar y sin error. La seguridad caracteriza un sistema según su capacidad de funcionar sin accidentes (es decir, sin producir daños).
Ejemplo:
Un motor exige, para funcionar, una fuente de corriente. La misma está comandada por un interruptor.
La confiabilidad del sistema considerado se define funciona de la siguiente manera: el motor funcionará cuando el interruptor está cerrado.
La seguridad del sistema se define de la siguiente forma: el motor funcionará solamente cuando el interruptor esté cerrado y el interruptor no puede cerrarse ocasionalmente, cosa que pondría en marcha al motor y provocaría un accidente.
En el caso en que ese mismo motor haya sido equipado con dos interruptores en paralelo, crece su fiabilidad con respecto al dispositivo inicial: si un interruptor no funciona, la corriente continúa pasando y el motor funciona.
Por el contrario, la seguridad es menos buena, ya que el riesgo de un corte ocasional de uno de los dos interruptores es multiplicado por dos y, en le caso de una puesta en marcha ocasional, habrá dos interruptores a verificar en lugar de uno solo, lo que aumenta la posibilidad de accidente.
Si el mismo motor es equipado con dos interruptores en serie, su funcionamiento requiere el cierre de dos interruptores. La fiabilidad es menor ya que, si un interruptor no funciona, el motor no funciona. En cambio, la seguridad es mayor ya que sería necesario que ocurran dos errores para que el motor se ponga en marcha ocasionalmente y, si esto se produce, basta con cerrar un interruptor para detener el motor y evitar el accidente.
Es evidente que existe una relación entre fiabilidad y seguridad. En efecto, la confiabilidad (técnica o humana) se define como la capacidad de llevar a cabo ciertas funciones en el sistema (sin fallas o sin errores) mientras que la seguridad se define por las consecuencias de las insuficiencias de esta capacidad (es decir, por las consecuencias sobre los individuos de las fallas o errores sobre los individuos).
Un sistema perfectamente fiable minimiza los riesgos de accidente, pero el caso contrario no es igualmente cierto: un sistema sin accidentes no tiene por qué ser totalmente fiable dado que existen incidentes que no conducen a accidentes ya que fueron recuperados antes de que se hagan sentir sus efectos (la falla o el error fue compensado).
3.7) Secuencia del Disfuncionamiento
Para analizar y explotar las secuencias de disfuncionamiento, contamos con dos tipos de procedimientos:
Procedimiento Ascendente o Inductivo: Este procedimiento parte del accidente pero remonta hacia los disfuncionamiento que lo provocaron y que contribuyeron a provocarlo. Es un procedimiento tipo diagnóstico que no es otra cosa que identificar el estado del sistema, conociendo el síntoma. Partimos de un accidente real y buscamos todos los disfuncionamientos con los cuales está relacionado. Este procedimiento se utiliza también para el estudio de un incidente. Es abierto. Las categorías no están predeterminadas. El seguimiento ascendente puede llegar más o menos lejos.
Proceso Descendente: Consiste en descender la secuencia de los acontecimientos. Se trata de examinar qué accidente puede ocasionar un cierto disfuncionamiento y de esa forma, evaluarlo como factor de riesgo.
No existen errores meramente humanos. No existen errores meramente técnicos. La responsabilidad del hombre y de la técnica va junta. La técnica es concebida por el hombre, controlado por él.
Volviendo al primer eslabón, siempre encontramos un hombre. La posibilidad de que un hombre cometa un error se debe en parte a que otro hombre no pudo o no supo prever esa posibilidad de error y no hizo nada para preverla o eliminar las consecuencias.
Por lo tanto, la ausencia de seguridad de las instalaciones siempre tiene, en cierto sentido, un origen humano; pero ese origen no siempre está allí donde se tiene tendencia a ponerlo espontáneamente.
Ejemplo:
Un operador manipuló una manija en el “mal sentido” (liberó el freno en vez de frenar).
Existe un error humano, pero ¿por parte de quien? ¿De la persona que manipuló el dispositivo al revés o de la que hizo que el dispositivo pueda ser manipulado al revés?
El ingeniero que ignora las características del funcionamiento del dispositivo es tan culpable del error como aquel que se olvidó durante un momento de la consigna y que lo hizo obrar obrar en contra de los estereotipos.
LOS ACCIDENTES DE TRABAJO
Cada año, en el mundo, millones de trabajadores sufren accidentes de trabajo que les producen lesiones de diversa gravedad: de carácter leve y grave (con o sin incapacidad permanente) y mortales. En cada uno de estos accidentes hay dolor físico y psíquico, pérdida de la capacidad de trabajo, preocupación y sufrimiento en la familia del accidentado, y costes económicos para la empresa y la sociedad en general.
Las personas trabajan para ganar su sustento creando riqueza para los demás y los accidentes de trabajo malogran estos dos propósitos porque incapacitan al trabajador para su trabajo, bien sea temporal o definitivamente, y dañan a los bienes humanos y materiales de la sociedad.
Por todo ello es necesario evitar los accidentes de trabajo, tarea ésta en la que tienen que participar todos: los trabajadores, los técnicos y directivos de las empresas, las autoridades del gobierno, etc., porque a todos afecta e interesa, pero sobre todo a los trabajadores que son los que sufren las peores consecuencias de los accidentes. Razones éticas, económicas y legales sustentan el creciente interés por evitarlos o reducirlos.
Todos los accidentes de trabajo son evitables. Mediante métodos y estrategias adecuadas se podrán alcanzar niveles de riesgo tolerables.
Hay que destacar el término de “evitable”, y que aparentemente pudiera parecer que es obvio, cuando precisamente los tópicos culturales que pesan sobre los accidentes de trabajo han asumido erróneamente que en ocasiones, el infortunio, la mala suerte, e incluso las personas predispuestas, estaban en su origen.
Admitir que los accidentes de trabajo son evitables, es admitir las bases de trabajo de una Seguridad científica, por la cual con métodos y estrategias adecuadas, partiendo del principio de multicausalidad de los accidentes, se podrá actuar de forma eficaz para lograr niveles de riesgo tolerables. Se tratará al menos de asegurar que determinados accidentes y las situaciones de riesgo que las generan desaparezcan, para tolerar solamente aquello que potencialmente haya de ocasionar daños de muy poca consideración.
Hay muchas situaciones laborales que causan malestar e insatisfacción en el trabajo, pero que no producen lesiones a la salud diagnosticable médicamente, por lo que son muy difíciles de contabilizar.
Los accidentes de trabajo son, tal como muestran las estadísticas, la causa más importante de las lesiones a la salud que sufren los trabajadores como consecuencia de su trabajo. En un año ocurren en el mundo más de 250 millones de accidentes de trabajo con baja de los cuales unos 300.000 son mortales. No menos importantes son las cifras de accidentes de tráfico, accidentes domésticos y en actividades de ocio, lo que demuestra la aún limitada cultura preventiva existente.
Tales datos de siniestralidad evidencian la necesidad de actuar prioritariamente en la prevención de los accidentes de trabajo, como primer paso para la mejora de la salud de los trabajadores, ya que son los que ocasionan los daños demostrables más cuantiosos a pesar de que las causas que los originan pueden pasar inadvertidas y no ser molestas.
Hay que tener en cuenta que los accidentes de trabajo con baja constituyen solo una parte del conjunto de accidentes de trabajo que suceden. El conjunto de accidentes de trabajo sin baja, pero con lesión es muy superior, aunque no se dispongan de datos precisos sobre su magnitud.
¿Qué son los Accidentes de Trabajo?
4.1.1) Definición de Accidente de Trabajo
Un Accidente de Trabajo es un acontecimiento inesperado y no planeado que da por resultado daños a las personas.
El accidente de trabajo debe ser producto del trabajo, ocurrido en el trabajo o en ocasión del trabajo. Tiene que, además, existir una relación causal entre los daños ocasionados y la actividad que estaba realizando la persona accidentada.
El accidente de trabajo se caracteriza, además, por la velocidad de producción del daño.
Se define como INCIDENTE a un acontecimiento inesperado y no planeado que podría haber dado por resultado daños a las personas.
4.1.2) Enfermedades Profesionales o Laborales
Las enfermedades profesionales tienen una evolución lenta y no siempre es fácil diagnosticar sus causas, muchas enfermedades comunes posiblemente sean en realidad enfermedades profesionales.
4.1.3) Daños Derivados de los Accidentes de Trabajo
Los daños personales derivados de los accidentes de trabajo, que se denominan lesiones, pueden manifestarse de diferentes formas y tener diferente gravedad.
Constituyen la patología específica aguda o sobreaguda del trabajo. Tales lesiones pueden diferenciarse en:
Psíquicas: Las lesiones psíquicas pueden ser muy variadas en función de las circunstancias del accidente y de la personalidad de las víctimas.
Sensorialmente dolorosas: Las lesiones sensitivo-dolorosas suelen ir siempre acompañadas de una vivencia emocional desagradable.
Funcionales o estructurales: Las lesiones funcionales constituyen trastornos en las funciones fisiológicas por el impacto energético derivado del accidente y suelen ir asociadas a lesiones estructurales, por alteraciones anatómicas ante la limitada resistencia del cuerpo humano, que se manifiestan a través de fracturas, amputaciones, heridas y contusiones, entre otras.
Muerte: La muerte es el último desenlace de una lesión funcional o estructural al afectar a órganos y funciones vitales críticas.
4.1.4) Pérdidas Ocasionadas por el Accidente de Trabajo
En todo caso, sea el accidente del tipo que fuere y al margen de la lesión o daño físico que genere, siempre ocasionará pérdidas.
Evidentemente las pérdidas serán mayores, cuanto mayor sea la gravedad de las lesiones físicas, la importancia de los daños materiales o en último término la repercusión en el proceso productivo o servicio prestado.
Tengamos en cuenta que independientemente de las lesiones físicas, los daños que pueden general los accidentes de trabajo, sin entrar en detalle en los aspectos de sus costes, que se tratarán más adelante, pueden clasificarse esquemáticamente en:
Pérdidas temporales: Las pérdidas temporales representan los tiempos previstos para el desarrollo de un trabajo. Por ejemplo retrasos por alargamientos imprevistos de los tiempos programados y los paros indeseados.
Pérdidas energéticas: Las pérdidas energéticas representan aquellos escapes libres energéticos, incontrolados y también inútiles para el trabajo, por ejemplo una fuga de vapor a alta presión o la rotura y proyección del disco abrasivo de una muela esmeril.
Daños materiales propiamente dichos: Los daños materiales propiamente dichos, representan los deterioros de materiales, productos, instalaciones o equipos, al sufrir un impacto energético sobre los mismos.
4.2) Relación de Proporcionalidad de Accidentes de Trabajo según Bird
En 1969 se realizó un estudio importante de más de 1.750.000 accidentes reportados por 297 compañías en 21 grupos industriales diferentes. Dentro de las conclusiones importantes de este estudio está lo que se dio por llamar la pirámide los accidentes.
El estudio realizado reveló que por cada accidente con consecuencias graves o mortales, se produjeron 10 lesiones leves que sólo requirieron primeros auxilios, 30 accidentes que sólo produjeron daños materiales y 600 incidentes sin lesión ni daños materiales.
Aunque esta relación sea diferente según sea el autor que la proponga, en común se evidencia la importancia del conocimiento del cuantioso número de incidentes que acontecen en las empresas.
Las relaciones señaladas (1:10:30:600) demuestran con toda claridad el error que se comete si se orienta todo el esfuerzo sobre el pequeño número de sucesos que producen daños graves y se dejan a un lado todas las oportunidades de poder aplicar un control sobre cualquier suceso no deseado.
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Dado que en realidad el accidente de trabajo no es más que el resultado en términos probabilísticos de una situación de riesgo, cabe afirmar, que solo actuando de forma clara y contundente para minimizar el número de incidentes mediante una coherente política preventiva se evitarán los accidentes con lesión, y con mayor efecto los accidentes con incapacidad laboral. Si conseguimos reducir la base, disminuirá la proporción establecida, con los que se evitarían muertes o accidentes graves. Para ello, debe tenderse a investigar también los accidentes materiales y los incidentes. |
4.3) La Seguridad en el Trabajo
Los accidentes de trabajo constituyen fenómenos no deseados por las consecuencias que provocan fundamentalmente sobre las personas de los trabajadores expuestos a los riesgos laborales, pero también sobre los bienes materiales y la propiedad, y sobre el medio ambiente. Como se ha citado, los daños producidos pueden diferenciarse de otras lesiones a la salud que se producen como consecuencia del trabajo: enfermedades profesionales, fatiga, malestar e insatisfacción.
Dichas consecuencias motivan y justifican el nacimiento histórico de la Seguridad en el Trabajo así como su razón de ser. Evitar los accidentes de trabajo constituye el objetivo principal de la Seguridad en el Trabajo.
También es cierto que la Seguridad es tan antigua como la propia humanidad, ya que en nuestro inconsciente están presentes los mecanismos de autoprotección, aunque todos en carne propia y desde edades tempranas hemos sufrido los accidentes y recordamos los daños que nos produjeron. De ellos hemos aprendido y seguiremos aprendiendo. De los accidentes surge la necesidad consciente de evitarlos por razones de índole personal pero también por razones sociales y económicas. Por ello se han desarrollado soluciones colectivas para reducirlos, primero de orden legislativo e institucional y luego de orden técnico y organizativo.
La Seguridad en el Trabajo es pues el conjunto de técnicas y procedimientos que tienen por objeto eliminar los peligros o disminuir el riesgo de que se produzcan los accidentes de trabajo.
4.4) Evolución de la Seguridad
De aquella visión paternalista, que pretendía crear un marco proteccionista para que el trabajador no pudiera accidentarse, “aunque quisiera”, se ha pasado a una concepción de Seguridad activa e integrada en la que los verdaderos protagonistas son los trabajadores, que dejan de ser los meros destinatarios de unas medidas preventivas.
Con los recursos de la información y la formación, los trabajadores son capaces de autocontrolar su seguridad y se evidencia que los sistemas de supervisión, aunque útiles, no son garantía de comportamientos seguros.
Esta nueva concepción “MODERNA” de organizar la seguridad es tan ineficiente como lo fue o lo es en algunos lugares la paternalista. No hay que caer en los extremos del sistema, ni una seguridad paternalista ni una seguridad liberal, pensemos que lo que está en juego es la salud de los trabajadores; un error en materia de seguridad se paga con la vida de un trabajador y no creo que empresa alguna esté dispuesta a pagar este precio por aprender a hacer seguridad.
4.5) Medición de la Seguridad
En seguridad casi todas las medidas se basaban (situación que todavía subsiste y mucho) en los resultados del programa de reducción de lesiones y costos relacionados con las lesiones. Cualquiera puede medir los resultados de una organización, pero se necesita un profesional especializado para saber y poder medir los insumos requeridos para conseguir resultados deseables. Como Charles E. Gilmore destacó en una disertación en el Congreso de Seguridad Nacional:
“¿Cuál es el sentido de la medición, si la pérdida ocurre antes que usted actúe? Eso es reacción, no control”. |
La mayoría de las medidas a que se refiere son medidas de control y dan respuesta a la pregunta: “¿Qué tan bien estados realizando el trabajo necesario para controlar la seguridad?”
Hoy en el mundo empresarial se asume la necesidad de mejoras y cambios en todas las líneas de actuación en aras a la competitividad y la eficiencia, y no puede entenderse como posible ningún tipo de progreso sin indicadores específicos de medida. Sobre sistemas de medida, es importante reseñar, que no solo hay que medir resultados alcanzados, como por ejemplo, la reducción de accidentes-incidentes en las diferentes áreas de trabajo, o las deficiencias no controladas y detectadas en las inspecciones, si no también la calidad de las actividades desarrolladas para lograrlos. Normalmente, la correlación de indicadores de resultados y de actividades o medios resultará de gran ayuda para entender mejor las razones de los éxitos y los fracasos, y como no, para evaluar la eficacia de la actividad preventiva, especialmente del personal con mando.
4.6) Técnicas de Seguridad
Las técnicas de seguridad pueden definirse como el conjunto de actuaciones, sistemas y métodos, dirigidas a la detección y corrección de los distintos factores de riesgo que intervienen en los accidentes de trabajo y al control de sus posibles consecuencias.
4.6.1) Técnicas Analíticas de Seguridad
Las técnicas analíticas tienen por objeto la detección de los factores de riesgo, la evaluación de los riesgos propiamente dichos y la investigación de las causas que han provocado accidentes para extraer experiencias. Así, las técnicas analíticas serán previas al accidente o posteriores al mismo.
A. Previas al Accidente
- Estudio y análisis documental de riesgos
- Análisis histórico de accidentes
- Control estadístico de la accidentabilidad
- Verificación del cumplimiento de las reglamentaciones
- Evaluaciones de riesgos
- Revisiones e inspecciones de seguridad
- Observaciones del trabajo
- Control global de la calidad del proceso productivo y de los productos
B. Posteriores al Accidente
- Notificación de accidentes
- Registro de accidentes
- Investigación de accidentes e incidentes
- Análisis estadístico de la siniestralidad
4.6.2) Técnicas Operativas de Seguridad
Las técnicas operativas pretenden disminuir las causas que originan los riesgos, tanto dirigiendo su acción hacia los aspectos técnicos y organizativos del trabajo como hacia el propio trabajador.
Como conceptos a tener presentes en lo que se refiere a las Técnicas operativas de Seguridad deben tenerse en cuenta los siguientes:
A. Prevención
Minimiza la probabilidad de materialización del acontecimiento indeseado. Por ejemplo utilizando una energía o un producto menos peligroso o diseñando un sistema de seguridad intrínsecamente seguro, de forma que elimine el riesgo o evite la exposición al mismo.
- Elimina o disminuye el riesgo en su origen.
- Es siempre prioritaria.
B. Protección
Minimiza las consecuencias del accidente. Es complementaria a la prevención. Por ejemplo, instalando resguardos en máquinas o utilizando equipos de protección individual.
C. Normalización
Regula el comportamiento humano seguro, complementando a las medidas de prevención y protección y asegurando su eficacia.
El Manual de Prevención de riesgos laborales, los procedimientos de las diferentes actividades preventivas, las instrucciones de trabajo y las normas generales o específicas de seguridad, constituyen documentos básicos del sistema preventivo para establecer criterios claros de actuación.
D. Señalización
Indica, advierte, prohíbe, orienta, sobre determinados factores de riesgo. Es del todo complementaria a las anteriores.
Las informaciones destacables a ser percibidas por cualquiera de nuestros sentidos contribuirán a que las personas actúen correctamente sin dudar.
E. Formación e información
Siempre imprescindible para asegurar la eficacia de las otras técnicas y sobre todo para que las personas actúen de forma segura.
Todo el personal con mando, desde los directivos a los mandos intermedios debiera impartir acciones formativas en el seno de la empresa para que sus colaboradores hagan bien y de forma segura su trabajo. También todos los miembros de la empresa debieran estar inmersos en un plan de formación continuada, básico para mantener actualizados los conocimientos y destrezas en el trabajo y favorecer el crecimiento intelectual que las personas y las organizaciones necesitan.
Cabe reseñar que el grado de efectividad de las medidas operativas es variable de tal forma, que se puede afirmar que la Prevención siempre resulta más efectiva que la Protección, como también son más efectivas todas las medidas que se hayan aplicado en la fase de concepción y diseño, frente a las medidas de corrección de situaciones deficientes, ya que, además, en estas últimas el coste económico de las correcciones suele ser mayor.
4.6.3) Transferencia del Riesgo
Cabe destacar que ante los riesgos de accidente, como se ha expuesto, las medidas preventivas deben ir encaminadas a eliminar o a controlar los riesgos que no se han podido eliminar, pero no hay que olvidar que existe una tercera vía, del todo complementaria y secundaria, que es la de transferir el riesgo mediante su correcto aseguramiento.
Al margen del aseguramiento obligatorio de los riesgos laborales, a través de las ART, cabe el aseguramiento de otros tipos de daños materiales, derivados de los accidentes de trabajo.
Con medidas preventivas fiables en las instalaciones y lugares de trabajo se podrán negociar primas de aseguramiento más ajustadas. Por ello asegurar correctamente los riesgos, también es prevenir.
4.7) Las Causas Raíz de los Accidentes
Los motivos son diversos pero pueden destacarse los siguientes:
-
Las causas de los accidentes normalmente no producen molestias (un hueco sin cubrir, un cable eléctrico sin proteger, una alarma de seguridad anulada, etc.), por lo que a veces no se tiene prisa en solucionarlas ya que no entorpecen el desarrollo del trabajo. Por otro lado los accidentes pueden ocurrir o no ocurrir aunque existan las causas.
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A diferencia de las enfermedades profesionales o el malestar por el trabajo, que resultan de una agresión continuada que se puede detectar y corregir con el tiempo, el accidente es repentino y en muchos casos inesperados. Invertir dinero y esfuerzo en algo que puede o no ocurrir, es causa de que en muchas ocasiones se tiente a la suerte, por considerar que no va a pasar nada.
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En muchas otras ocasiones sucede que se desconoce la existencia de un peligro por quienes están expuestos al mismo.
-
Quizá como causa principal está una limitada conciencia social y empresarial de las pérdidas humanas y económicas que éstos suponen.
COSTES DE LOS ACCIDENTES DE TRABAJO
Costos Anual de Incidentes |
Margen de Ganancias |
|||
1% |
2% |
4% |
5% |
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$ 10.000 |
1.000.000 |
500.000 |
250.000 |
200.000 |
$ 25.000 |
2.500.000 |
1.250.000 |
625.000 |
500.000 |
$ 50.000 |
5.000.000 |
2.500.000 |
1.250.000 |
1.000.000 |
$ 100.000 |
10.000.000 |
5.000.000 |
2.500.000 |
2.000.000 |
$ 200.000 |
20.000.000 |
10.000.000 |
5.000.000 |
4.000.000 |
$ 500.000 |
50.000.000 |
25.000.000 |
12.500.000 |
10.000.000 |
$ 1.000.000 |
100.000.000 |
50.000.000 |
25.000.000 |
20.000.000 |
Ventas Requeridas para Cubrir Pérdidas |
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Esta tabla muestra las ventas en dólares que se requieren pagar por las diferentes cantidades de costos para las pérdidas del accidente; es decir, si el margen de ganancia de una organización es 5%, tendría que hacer ventas por $ 500.000 para cubrir los $ 25.000 perdidos. Con un margen del 1%, serían necesarios $10.000.000 en ventas para cubrir los $100.000 que costaron los accidentes. |
Un accidente de trabajo supone unas lesiones físicas para el trabajador que lo sufre que implican dolor, pérdida de trabajo, atenciones médicas para curarlas, etc. Además, la mayor parte de los accidentes incluyen, junto con las lesiones físicas, el deterioro de materiales y equipos involucrados en el accidente.
De todo lo dicho se desprende que los accidentes de trabajo ocasionan daños y pérdidas y esta evidencia ha hecho surgir interés por conocer lo que cuestan estos daños.
Es frecuente encontrar en la prensa, o en publicaciones especializadas en estos temas, referencias sobre lo que los accidentes de trabajo le cuestan al país o la carga que representan para el sistema de la Seguridad Social.
Normalmente esas referencias hablan del coste económico de los accidentes. No obstante, cuando se trata el tema del coste de los accidentes es preciso reflexionar sobre el auténtico significado de este concepto que debe ser mucho más amplio que la simple consideración del coste monetario.
Cuando se hable del coste de los accidentes habrá que hacerlo sobre los dos aspectos que representa este coste.
5.1) Coste Humano
El coste humano lo constituye el dolor, el sufrimiento, la invalidez resultante, las muertes y en definitiva todo el daño que sufren las personas.
También habría que incluir lo que supone la pérdida del individuo, de su experiencia y del esfuerzo con que cada trabajador contribuye a la mejora de la sociedad ya que la labor de la persona es insustituible cuando ésta falta.
5.2) Coste Económico
El coste económico está formado por todos los gastos y pérdidas que el accidente origina.
Gastos que ocasionan la pérdida de horas de trabajo, tanto del accidentado como de los compañeros y mandos, la asistencia médica a las lesiones, la rotura y deterioro de materiales y equipo, las pensiones devengadas por invalidez o muerte, etc.
Ambos tipos de coste están íntimamente ligados y son muchas veces difíciles de diferenciar. Sea el caso, por ejemplo, de la pérdida de salario que el accidente supone para el trabajador. Esto representa un coste económico para el mismo pero también ocasiona un elevado coste humano para él y para su familia porque para el trabajador su salario es la principal y casi siempre única fuente importante de ingresos y el que disminuya en su cuantía le va a representar unos trastornos a nivel humano mucho más elevados que los económicos que pueden representar para la empresa.
Otro aspecto que hay que considerar cuando se trata el coste de los accidentes es el definir a quién afecta realmente. En efecto, cuando se habla de “coste” de algún concepto, si se quiere hacer con propiedad, se debe especificar a quién afecta este coste o dicho de otro modo: quién lo paga.
Dentro de nuestra sociedad se pueden señalar varias entidades que, cuando se produce un accidente, se ven afectadas de una forma u otra por el mismo y sufren sus consecuencias. Tal es el caso del propio accidentado, su familia, la empresa, la compañía aseguradora, la sociedad, etc. De todos ellos se van a someter a consideración por su significado los costes para el accidentado, para la empresa y para la sociedad.
5.3) Coste para el Accidentado
Para el accidentado es para quien el accidente representa el mayor coste. Él es el primero e indiscutible perjudicado por las consecuencias del accidente ya que es quien padece, en primer término, el sufrimiento de la lesión física.
Ahora bien, cuando se trata el concepto del coste del accidente para el trabajador, hay que diferenciar más que nunca el coste humano del coste económico ya que el primero tiene una importancia enorme.
5.4) Coste para la Empresa
En muchas ocasiones las empresas no son conscientes de que los accidentes de trabajo les representan un coste importante, pero la realidad es que efectivamente es así.
La relación de todos estos costes da una idea de la cuantía que para la empresa pueden suponer. A pesar de su importancia, muchas empresas no están mentalizadas para evitarlos, generalmente porque no aplican con rigor un análisis de los costes de los riesgos que consciente o inconscientemente asumen.
5.5) Relación Entre Costes Asegurables y Costes No Asegurables.
Históricamente la relación entre los costes asegurables y los costes no asegurables o costes ocultos de los accidentes se había asumido estaba entre 1 a 5 y 1 a 50 (según Bird). Recientemente un estudio realizado en el Reino Unido ha constatado que los costes ocultos fueron en ese país como mínimo ocho veces superiores a los asegurados y devengados directamente por los empresarios.
Cabe añadir que, además de ser el accidente de trabajo una de las consecuencias derivadas de fallos, de más alto coste para la empresa, el conjunto de centenares de incidentes sin lesión que suceden por cada accidente con incapacidad temporal transitoria, genera también un coste considerable.
Ing. Néstor Botta
www.redproteger.com.ar
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