Las catástrofes y las comunicaciones- Parte I
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- El 28 febrero, 2005
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Ricardo S. Garabello
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PREFACIO
El presente trabajo, es el resultado del estudio y análisis de documentación de congresos, reuniones de trabajo, Resoluciones de las Naciones Unidas, publicaciones de la Organización Mundial de la Salud, Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la O.M.S. e información periodística sobre hechos relacionados con las catástrofes, enriquecido con experiencias personales y especialmente la presencia incuestionable de la realidad, que demuestra la falta de planificación, coordinación y preparación.
Desde este trabajo, se tratan de aportar algunas propuestas concretas, las que compatibilizadas con las provenientes de otros expertos en la materia, permitan contar con una base para la organización del impostergable Programa Nacional de planificación y prevención, para la disminución del impacto de los desastres en la población, que permitan reducir las pérdidas humanas y materiales que causan los desastres. A la brevedad se deben crear los mecanismos adecuados que permitan relevar los riesgos a que se encuentra expuesta cada zona o región del país y coordinar todos los sectores que concurren a la Protección Civil.
La creación de un Sistema Nacional de Coordinación de Comunicaciones para Emergencias y Catástrofes, junto a la del Centro Unico de Comunicaciones "CUC" en grandes ciudades son una impostergable necesidad, a pesar de los notables adelantos tecnológicos actuales (Telefonía celular, enlaces satélitales, etc.). Estos dos proyectos (Ley y Ordenanza), que se incluyen en la presente obra, los he presentado a partir de 1985, ante organismos nacionales, provinciales y municipales, también en congresos, seminarios, simposios, conferencias y en diversos artículos publicados. El interés demostrado por estas propuestas, a impulsado la creación de los "CUC" en varias provincias y municipios, contando recientemente con auspicios y resoluciones oficiales apoyando la iniciativa.
Agradezco a todas aquellas personas que me brindaron su confianza e impulsaron a continuar en esta tarea, algunas corrigiendo errores o aportando datos y otras demostrando su interés.
El Autor
I. ADMINISTRACION PARA DESASTRES
Desde tiempos remotos, las catástrofes han ocasionado grandes perdidas de vidas humanas y de bienes en casi todos los pueblos y países. Durante los últimos años, la comunidad internacional ha demostrado gran preocupación por las catástrofes ya que estas tienden a hacerse cada vez más destructoras, por el hecho de afectar a mayores concentraciones de población. En 1972 comienza su actividad la Oficina del Coordinador de las Naciones Unidas para el Socorro en Casos de Desastre (UNDRO), como resultado de la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el mandato de movilizar, dirigir y coordinar la ayuda para los países.
La comunidad internacional y las autoridades locales de cada país se han dedicado esencialmente a tomar medidas de socorro de tipo sanitario y envío de insumos para asistencia a las víctimas. Sin embargo se reconoce actualmente que las consecuencias reales y potenciales de las catástrofes se est n haciendo cada vez mas graves y complejas debido en gran parte a la combinación de factores naturales y tecnológicos que también afectan el hábitat provocando alteraciones al equilibrio ecológico, por lo que habrá que dedicar una mayor atención y esfuerzos a la planificación, prevención y educación.
Como resultado de la mayor preocupación internacional por la preparación de los gobiernos nacionales para afrontar situaciones de desastres, en la reunión plenaria de la Octogésima Quinta Asamblea General de las Naciones Unidas se adoptó la resolución en la cual se proclama oficialmente el 1 de enero de 1990 como fecha de comienzo del Decenio Internacional para la Reducción de Desastres Naturales. La Asamblea General adoptó también el Marco de Acción Internacional del Decenio, cuyo objetivo es reducir la perdida de vidas, el daño a la propiedad y la perturbación social y económica causada por los desastres naturales.
Las metas incluyen mejorar la capacidad de los países para mitigar los efectos de los desastres; fomentar los esfuerzos en los campos de la ciencia y la ingeniería; difusión de la información recién acopiada sobre evaluación pronostico, prevención y mitigación; realización y evaluación de programas de asistencia técnica, transferencia de tecnología y adiestramiento.
Indudablemente se deberán abordar los campos prioritarios que incluyen: Mayor concienciación y Fortalecimiento institucional, para ello se deber n crear Comité‚s Nacionales con la cooperación de grupos científicos y técnicos apropiados y de otros sectores interesados a fin de alcanzar las metas del decenio.
La mayor actividad en el plano internacional por parte de organismos estatales e instituciones privadas, en todo lo relacionado con la prevención, educación, difusión, y cooperación ante situaciones de desastres naturales, debe reflejarse en un mayor compromiso de los gobiernos nacionales de los países, formando los Comités Nacionales y creando las condiciones para una tarea permanente de los expertos, investigadores y otras personas relacionadas con la planificación para la prevención, mitigación y preparación.
La actividad de estos grupos multidisciplinarios, permitir lograr un trabajo coordinado, con esta finalidad, en la ultima década (1980) se ha comenzado a estudiar y analizar el manejo de desastres en forma sistemática, constituyendo una nueva disciplina conocida como Administración para Desastres.
La Administración para Desastres es el componente del sistema social que se define como el planeamiento, la organización, la dirección y el control, de las actividades relacionadas con el manejo de los desastres en cualquiera de sus tres fases (antes, durante y después).
II. ACTIVIDAD EN PROTECCION CIVIL
1. Autoprotección . La población ha demostrado en innumerables oportunidades la solidaridad con su prójimo, pero no siempre de una forma organizada. La autoprotección debe transformarse de un instinto animal, en una actitud racional en lo íntimo de cada ser humano.
Para ello se debe concienciar a la población por medio de la educación, a partir de un modelo de solidaridad organizada, que la seguridad de cada uno depende de todos. Si esto se logra existir una actitud generalizada en materia de mutua protección y que a su vez, esta depende de las pequeñas cosas que normalmente se dejan pasar por alto y generalmente con gran indiferencia.
En algunos municipios, la defensa civil local, en otros casos los cuerpos de bomberos, confeccionan cartillas que contienen breves consejos e instrucciones sobre primeros auxilios, prevención de accidentes en el hogar, trabajo, lugares de esparcimiento, etc. También en algunas empresas que cuentan con gran cantidad de personal, se imparten cursos sobre evacuación, primeros auxilios, extinción de pequeños incendios, etc.
Lamentablemente, en la actualidad (año 1994) no existen programas para la educación de la población en función de la autoprotección, tampoco el ciudadano común est preparado para recibir ese tipo de instrucción a pesar de que ningún ser humano puede manifestar conscientemente que est a salvo de cualquier calamidad o desastre ya sea de origen natural o provocado por sus congéneres. Nadie puede ignorar, que no hay punto sobre el planeta que se encuentre libre de una contingencia que pueda causar víctimas y considerables daños materiales sin previo aviso.
Con un sistema de instrucción en función de la autoprotección civil, lograremos entre otros beneficios, disminuir la cantidad de perdidas de vidas humanas en accidentes cotidianos ya que cumpliría con su obligación moral y social de prevención, en forma totalmente espontánea.
Por las razones expuestas, para llevar a la pr ctica este proyecto de planificación y lograr la integración y coordinación de esfuerzos, es imprescindible contar con una legislación actualizada de cobertura nacional y de acuerdo a los modernos conceptos de prevención de catástrofes.
La protección civil debería ser una prioridad en los planes de cualquier gobierno, ya que los estudios sobre este tema y sus derivaciones contemplan la mayor parte de la actividad humana en relación con su hábitat. Los trabajos realizados por especialistas en temas como: contaminación ambiental, alteración de la ecología, urbanismo, prevención de incendios, seguridad industrial, control de desperdicios nucleares, etc., demuestran la preocupación de todas las actividades científicas y profesionales por los beneficios que trae aparejado, el tener un Sistema de Protección Civil, organizado en todos los niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) y también de la actividad privada.
El tener un Sistema de Protección Civil, organizado a nivel nacional, demostrará tener un Estado organizado. Durante la normalidad los organismos de protección civil debe orientar todos sus esfuerzos a la prevención y a la planificación; Se deben efectuar estudios y recopilar la información y estadística disponible para evaluar los planes de acción, generar los mapas de riesgo y capacitar a los funcionarios que deban actuar en caso de una catástrofe. Estos conocimientos deber n asentar las bases para una moderna e impostergable legislación.
Esto permitiría que desde un organismo federal se puedan impartir las directivas y pautas generales con la finalidad de unificar criterios, evaluar recursos, disponer la capacitación de personal para la administración de catástrofes y la formación de equipos de trabajo de carácter multidisciplinario.
La desconexión que existe en la realidad de todos los días, entre las autoridades locales y la comunidad, en la preparación y educación para la protección civil es realmente preocupante (una referencia palpable es el alto índice de accidentes de transito y en el hogar). Otra complicación que se le presenta al ciudadano, en una situación de emergencia, es el desconocimiento de las jurisdicciones de los diversos servicios públicos y del escalón jerárquico correspondiente al que debe acudir para que le solucionen una situación particular o un problema que afecta a la comunidad.
Durante la normalidad ya le es difícil comunicar una deficiencia de un servicio publico y procurar la intervención de la autoridad o empresa correspondiente y mas aún lograr que el problema sea evaluado y por supuesto subsanado.
En algunas localidades, a causa de las inundaciones urbanas, se mantiene un estado de prevención y la población colabora espontáneamente en la construcción de terraplenes y drenajes; en otras regiones la causa de la colaboración son los incendios forestales. Lamentablemente no es suficiente, la misión principal de la protección civil es preparar a la comunidad para afrontar cualquier tipo de calamidad en forma organizada y para ello, los funcionarios designados en las tareas de la Protección Civil deben tener vocación de servicio, gran experiencia e idoneidad en esta actividad.
2. Comité‚ de Emergencia . La protección civil, es algo mas que improvisar medidas luego de ocurrido un desastre, debe ser una actividad permanente de anticipación (prevención, mitigación y preparación) mediante el establecimiento de planes y programas de orientación y fundamentalmente de participación (generando la necesidad y conciencia de participación del ciudadano). Además debe ejercer una eficaz tarea de coordinación en todas las reas que deben intervenir, antes, durante y después de la emergencia.
La protección civil debe organizarse desde un organismo ágil, que tenga gran capacidad de evaluación de todos aquellos factores que tiendan a agravar la situación provocada por eventos adversos, en las localidades o regiones afectadas, ya sea un evento de origen natural, tecnológico o la combinación de ambos.
Como estructura permanente, no debe generar grandes erogaciones, ni tener un plantel sobredimensionado de personal, ya que esto lo torna burocrático e ineficaz.
Es necesario a estas alturas revisar las obsoletas disposiciones de lo que fuera la Defensa Antiaérea Pasiva, creada en la primera guerra mundial, adaptada luego a las exigencias de la segunda guerra mundial y luego cambiado su nombre por el de Defensa Civil.
Se debe generar una adecuada legislación en base a los modernos conceptos sobre Administración de Desastres, que contemple la creación de un sistema de PROTECCION CIVIL con la amplia participación de todos los sectores involucrados.
Contemplar la formación de los COMITES DE EMERGENCIA PARA LA PROTECCION CIVIL, en los niveles provinciales y municipales, que reemplacen a las obsoletas "Juntas de Defensa Civil".
2.1. Integración del Comité‚ de Emergencia. Estos Comité‚s de Emergencia, estar n integrados por funcionarios con poder de decisión de los organismos oficiales, empresas de servicios públicos y entidades afines que deban participar con sus medios o por razones de jurisdicción.
En el orden local (municipal), la puesta en marcha de las operaciones de auxilio, debe canalizarse desde la zona afectada utilizando los recursos humanos, medios técnicos e insumos disponibles localmente. Estando a cargo de la coordinación de esas operaciones, el Titular del Ejecutivo Municipal apoyado por un Comité‚ de Emergencia (Ver anexo "B").
Los Comités de Emergencia, deberán contar con el apoyo de un Consejo Asesor, integrado por representantes de los organismos oficiales, empresas de servicios públicos y entidades, que deban participar con sus medios o por razones de jurisdicción.
2.2. Consejo Asesor . Desde este Consejo Asesor, se formularán las necesidades de acuerdo a las contingencias y vulnerabilidad de cada comunidad. Se propondrán las posibles soluciones, las que evaluadas por el Comité de Emergencia, permitirán a la autoridad responsable tomar la resolución mas adecuada y con la urgencia que cada caso lo requiera contando con suficientes fundamentos técnicos y legales.
Para ello es necesario que en la planificación, organización y previsión de recursos, participen todos los sectores involucrados, integrando un Consejo Asesor (Ver anexo "B")
2.3. Necesidad de comunicaciones. En situaciones de emergencia a los efectos de una correcta utilización de los recursos disponibles o a la necesidad de requerir el apoyo de otras jurisdicciones, es de vital importancia disponer de un sistema integrado de comunicaciones que permita una ágil coordinación entre todos los organismos y servicios que deban intervenir en una catástrofe (Ver anexos "A" y "C").
Y lo mas importante es que estos sistemas integrados de comunicaciones se encuentren disponibles operativamente y puedan ser utilizados por los funcionarios a cargo de las operaciones de socorro en cualquier momento y circunstancia. (Ver capítulo IV.)
XV. BIBLIOGRAFIA
"Proyecto de integración de los sistemas de comunicaciones oficiales y organismos afines, con la Organización de la Defensa Civil de la Ciudad de Buenos Aires". R. S. Garabello (Argentina);
"Integración de los sistemas de Comunicaciones para la Defensa Civil". R. S. Garabello (Argentina);
"Radioaficionados y su participación en la Defensa Civil". R. S. Garabello (Argentina);
Incluidos en la publicación de Ponencias y Comunicaciones por "DEFENCIL ’86", Primer Congreso Internacional sobre técnicas y medios aplicables a la Defensa Civil. Buenos Aires, 1986.
"Organización de las Comunicaciones en Función de la Defensa Civil". R. S. Garabello (Argentina). Publicado por Revista "MUNDO POLICIAL" N° 60 (1989).
"Organización de las Comunicaciones en Función de la Defensa Civil". R. S. Garabello (Argentina). Incluido en la publicación de Ponencias y Comunicaciones del Encuentro Internacional "Catástrofes y Sociedad", Organizado por la fundación MAPFRE. Madrid, 1989.
"Sistemas modernos de comunicaciones para uso móvil". R. S. Garabello (Argentina). Publicado por Revista "MUNDO POLICIAL" N° 64 (1990)
"Radioaficionados y su participación en la Defensa Civil". R. S. Garabello (Argentina). Publicado por Revista "MUNDO POLICIAL" N° 68 (1991).
"Desastres: Preparativos y Mitigación en las Américas". Boletines del Programa de Preparativos para Situaciones de Emergencia y Coordinación del Socorro en Casos de desastre, editado por la Organización Panamericana de la Salud. Oficina regional de la Organización Mundial de la Salud.
"Material del Participante", preparado para los cursos Administración para Desastres I, por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de OFDA-USAID (Oficina de asistencia para Catástrofes del Gobierno de los Estados Unidos, Agencia para el Desarrollo Internacional).
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