La promoción de la salud en el trabajo: ¿utopía o necesidad?
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- El 13 julio, 2004
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Mª Dolores Solé Gómez.
Directora del Programa de Medicina Laboral.
Centro Nacional de Condiciones de Trabajo (INSHT).
La promoción de la salud en el trabajo encuentra las bases de su actividad tanto en la normativa de Prevención de riesgos laborales y más recientemente en la nueva estrategia comunitaria para la salud y la seguridad en el trabajo 2002-2006, como en el creciente interés del lugar de trabajo como campo de la salud pública o las nuevas estrategias europeas para combatir la discriminación, promover la igualdad y equidad y fomentar la responsabilidad social de las empresas.
La definición más aceptada de promoción de la salud es la definición elaborada por la OMS en 1984 y que reza como sigue: “Proceso de capacitación de las personas para aumentar el control sobre su salud y mejorarla”. En base a esta definición y teniendo en cuenta que:
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La salud no es sólo la ausencia de enfermedad,
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Que se debe atender, en su preservación y promoción, no sólo a los aspectos físicos, sino también a los psíquicos y sociales,
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La salud puede considerarse en términos de capacidad y posibilidad de satisfacer necesidades vitales, entre las cuales incluimos la autonomía, la alegría y la solidaridad,
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La salud implica lucha y negociación con el medio ambiente tanto a nivel individual como colectivo,
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Y que la salud guarda relación con las condiciones de trabajo,
La Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo (http://www.enwhp.org) consensuó en 1996 la siguiente definición aplicable al lugar de trabajo:
“La PST es aunar los esfuerzos de los empresarios, trabajadores y la sociedad para mejorar la salud y el bienestar de las personas en el lugar de trabajo. Esto se puede conseguir combinando actividades dirigidas a:
Mejorar la organización y las condiciones de trabajo.
Promover la participación activa.
Fomentar el desarrollo individual.”
En ella se defiende la integración de la promoción de la salud en las intervenciones tradicionales de prevención de riesgo laborales y se intenta establecer un marco conceptual que ayude a organizar y emprender programas de salud en la empresa que consideren actuaciones a todos los niveles (individual – interpersonal – en la organización – ambiental – institucional y social) buscando y promoviendo la participación y colaboración de todos los actores importantes: administraciones competentes – expertos – empresarios y trabajadores.
La promoción de la salud se constituye entonces como un proceso político y social global que abarca no solamente las acciones dirigidas a fortalecer las habilidades y capacidades de los individuos, sino también las dirigidas a modificar las condiciones sociales, ambientales y económicas.
Sin embargo, Salud laboral y Salud Pública son disciplinas que tradicionalmente se desarrollan de forma separada aunque persiguen el mismo fin: la protección y promoción de la salud de las personas. Así pues, de hecho, el individuo es tratado de forma distinta dependiendo del servicio de salud en el que se encuentre:
Si es TRABAJADOR los esfuerzos se dirigirán hacia el control de las condiciones de trabajo que supongan un riesgo, a adaptar el puesto de trabajo a las características individuales y a prevenir la aparición de daños relacionados con los factores de riesgo.
Si es CIUDADANO, se buscará incidir en la conducta individual para conseguir conductas orientadas hacia la salud y evitar conductas de riesgo o en la comunidad para crear entornos que favorezcan esas conductas y a prevenir la aparición y disminuir la morbilidad de patologías prevalentes en la población como la hipertensión, las alteraciones cardiovasculares etc.
Sin embargo:
– Tal como se desprende de la normativa de Prevención de Riesgos Laborales, la salud es responsabilidad de todos (administraciones, expertos, empresarios y trabajadores) y cualquier actuación que se diseñe debería tener en cuenta intervenciones sobre todos los factores determinantes de salud fomentando el compromiso y participación de todos e impregnando la cultura de empresa de la importancia de la salud.– Por otro lado, la frontera entre ambas disciplinas no está muy clara. Existen factores de riesgo laborales que son potenciados por conductas de riesgo (ASBESTO-TABACO) y, viceversa, conductas de riesgo potenciadas por factores laborales (ESTRESORES LABORALES – TABACO; TURNOS – HÁBITOS ALIMENTARIOS) …– Finalmente, las actuaciones en uno de los ámbitos requieren del refuerzo mediante acciones en el otro. Múltiples estudios han puesto de manifiesto que las intervenciones para modificar el hábito tabáquico en la población trabajadora son más eficaces si además se actúa sobre las condiciones de trabajo mejorando clima laboral, satisfacción en el trabajo, disminuyendo los estresores laborales…
Además la aparición en el mundo del trabajo de nuevos retos a los que hacer frente como la globalización / internacionalización; la introducción de las nuevas tecnologías y su repercusión en la organización del trabajo; el debate entre flexibilidad y seguridad en el empleo; los cambios en la política de empleo; el envejecimiento y una mayor presencia de la mujer en el mundo del trabajo así como la creciente diversidad y demanda social (conciliación vida personal con la vida laboral) e incluso la necesidad de inversión en una estrategia empresarial para el desarrollo sostenible nos lleva a la necesaria integración de las dimensiones económicas, sociales y ambientales, a través de criterios como el desarrollo organizativo, los códigos de conducta, la innovación, la gestión del riesgo, de la calidad pero también de las políticas sociales, estándares de seguridad y salud, la no-discriminación y la equidad, la satisfacción de los trabajadores y un largo etc.
A pesar de las pruebas disponibles y los claros beneficios de invertir en la salud en el trabajo, hasta ahora sólo un pequeño número de empresas ha comenzado a poner en práctica políticas y estrategias de salud globales en el lugar de trabajo. En especial, las pequeñas y medianas empresas (PYMES), que configuran la espina dorsal de nuestra economía en términos de crecimiento económico y empleo, se enfrentan a importantes dificultades a la hora de integrar buenas prácticas en salud en la vida diaria laboral.
Durante la Presidencia española de la Unión Europea, se celebró la tercera conferencia de la Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo, (Barcelona 17-18 junio 2002) presentándose en una sesión paralela las opiniones y experiencias de varios expertos y actores tanto en salud laboral como en salud pública. Después de la revisión de las fortalezas y debilidades del desarrollo de la promoción de la salud en el trabajo se elaboraron las siguientes propuestas:
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Conseguir que los servicios multidisciplinares de prevención de riesgos laborales realicen actividades interdisciplinares en los lugares de trabajo.
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Incrementar la colaboración de las administraciones públicas con los servicios de prevención, para conseguir que inculquen a empresarios y trabajadores la promoción de la salud en el trabajo.
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Fomentar la colaboración y coordinación entre el Sistema Nacional de Salud y el Sistema de Prevención, y los encuentros periódicos entre ambos grupos de profesionales.
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Incorporar los enfoques de género y clase social, que permiten hacer políticas más democráticas en los lugares de trabajo.
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Crear modelos de buenas prácticas, tanto en el ámbito público como en el privado, y difundir las mismas.
Para debatir sobre este tema tan interesante de la salud laboral, les invito a participar en la jornada “La promoció de la salut al treball”, organizada por la AEPSAL (Associació d’Estudis de Prevenció i Salut Laboral) que se celebrará el 13 de febrero en el Salón de Actos del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo.
Fuente: Prevención Integral
Mª Dolores Solé Gómez
Directora del Programa de Medicina Laboral.
Centro Nacional de Condiciones de Trabajo – INSHT
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