La esquistosomiasis: enfermedad parasitaria de origen hídrico
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- El 13 diciembre, 2013
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La esquistosomiasis es una enfermedad parasitaria de origen hídrico transmitida por caracoles de agua dulce causada por el Schistosoma mansoni (1), un gusano de la sangre que vive en las venas mesentéricas del intestino del ser humano –considerado el principal reservorio- aunque también vive en otros mamíferos, como los roedores de hábitos acuáticos e, incluso, en el ganado bovino cuando comparten el mismo nicho ecológico con los caracoles transmisores en las áreas endémicas.
Los huevos puestos por la hembra del gusano son eliminados con las heces humanas de los cuales emergen larvas (miracidios) al ponerse en contacto con el agua. Estas larvas penetran en el caracol, donde se reproducen y, aproximadamente un mes más tarde, salen del molusco miles de otras larvas (cercarias) que nadan en el agua en búsqueda del hospedero definitivo.
El gusano puede vivir de cinco a treinta años. El esquistosoma macho mide cerca de 1cm y la hembra 1,5cm; ambos se alimentan de sangre. La cantidad existente en el parasitado pueden ser unos pocos o cientos. La hembra pone alrededor de 350 huevos por día, los que son vehiculizados por la corriente sanguínea a diversos órganos donde se alojan en una proporción del 75%, mientras que los restantes son eliminados con las heces.
La enfermedad es contraída por el ser humano cuando las cercarias penetran activamente en él a través de la piel al estar en en contacto con el agua contaminada con esas larvas, caminando, nadando, lavando ropas o utensilios e, incluso, al beberla.
Según la Organización Mundial de la Salud, es la segunda enfermedad parasitaria en importancia después del paludismo por los daños que causa a la salud y a la economía de los países que la padecen.
Los caracoles de agua dulce transmisores de la esquistosomiasis pertenecen al género Biomphalaria, tienen forma de espiral y un obligo a ambos lados de la concha.
Dependiendo de la especie puede alcanzar hasta cuatro centímetros de diámetro. En Brasil son tres las especies transmisoras:
Biomphalaria glabrata, Biomphalaria tenagophila y Biomphalaria straminea. De éstas especies hasta la fecha solamente se han encontrado en la Argentina la segunda y la tercera.
Antecedentes
La esquistosomiasis de Manson es originaria de África. Hasta el Siglo XVI no existía en América, llega al continente a través de los esclavos provenientes de áreas donde estaba difundida la enfermedad.
Al carecer de sistemas apropiados para eliminar sus excretas, los esclavos defecaban en los alrededores de sus viviendas, en las cercanías de aguas superficiales (charcos, zanjas, lagunas, etc.) infectando a los caracoles transmisores presentes en
esos hábitats, cerrándose así el ciclo biológico del parásito.
En 1908 se descubrió en el Brasil, el primer caso en la ciudad de Salvador, en el estado de Bahía. Desde entonces se ha propagado principalmente en las poblaciones del litoral atlántico del ese país, hasta llegar en la década de 1990 hasta el estado de Río Grande do Sul, limítrofe con la provincia de Corrientes.
La enfermedad existe como endemia en América Central (Puerto Rico, República Dominicana y en varias islas de las Antillas) y en América del Sur (Venezuela, Surinam y Brasil, este último es considerado uno de los países más endémicos del mundo).
En América del Sur los caracoles viven en aguas superficiales de las cuencas de los ríos Orinoco, Amazonas y de La Plata (en este caso, en los ríos Paraná y Uruguay).
Los aspectos ecológicos son muy heterogéneos en cuanto al clima, la topografía y la vegetación.
Los hábitats acuáticos de los moluscos pueden ser ríos, arroyos, remansos, lagunas, riberas de embalses, cañadas, zanjas, cunetas, arroceras, etc. Es decir, que habitan indistintamente en ambientes lóticos (aguas con corrientes), como lénticos (aguas calmas o estancadas), entre las que sobresalen los cuerpos de agua propios de comunidades urbanas o rurales desprovistas de servicios de agua potable y saneamiento.
Aún en áreas sujetas a secas estacionales, los caracoles pueden mantenerse en forma permanente en aguas servidas de viviendas precarias.
La situación en Argentina
Ante el avance de la enfermedad en el país vecino, se ha ejecutado un proyecto entre el CENPETROP y el Instituto Correntino del Agua y el Ambiente para la vigilancia epidemiológica de la esquistosomiasis en la cuenca del río Uruguay en la provincia litoraleña, para conocer la distribución geográfica de caracoles de la especie Biomphalaria y el rol que podrían cumplir como transmisores de la esquistosomiasis.
Estos moluscos fueron encontrados en las aguas superficiales de los departamentos Mercedes, Paso de los Libres, Curuzú Cuatiá, Santo Tomé y Monte Caseros.
Se realizó la colecta de caracoles y entre éstos se identificó a la Biomphalaria tenagophila.
Del análisis de los mismos se verificó que no estaban infectados con el parásito.
Asimismo, en el CENPETROP se han formado colonias con esa especie destinadas a ensayos experimentales para conocer su rol como transmisores potenciales de la enfermedad.
Si bien no se ha registrado la transmisión natural, es probable que ésta se produzca tanto en las cuencas de los ríos Paraná como del Uruguay porque se ha comprobado que la Biomphalaria tenagophila existente en Posadas (Misiones) como así también en las localidades correntinas de Berón de Astrada, Rincón de Vences, Maloyas, Goya y Pai-Ubre se han infectado experimentalmente con la cepa de Schistosoma mansoni originaria del Brasil. Es decir, que son susceptibles y compatibles.
Sintomatología Cuando las cercarias, eliminadas por el caracol, atraviesan la piel producen una inflamación apareciendo pápulas eritematosas y pruriginosas denominadas “dermatitis de los nadadores”. Esta afección puede durar alrededor de un mes. Pero esas larvas después evolucionan y llegan al estadio adulto en las venas mesentéricas más o menos a los 45 días. Entonces, la hembra comienza a oviponer. La principal patogenia de la enfermedad es causada por los huevos que en su mayor parte quedan retenidos en el organismo. El cuadro sintomático varía según el número y el sitio en que están los huevos en el huésped humano. Originan fundamentalmente síntomas y signos hepáticos e intestinales que incluyen diarrea, dolor abdominal y hepatoesplenomegalia. Los efectos patológicos más importantes, aparte de la anemia causada por la alimentación sanguínea del gusano, son las complicaciones que surgen por la infección crónica: fibrosis hepática e hipertensión portal y sus secuelas, y tal vez cáncer colorrectal en las formas intestinales. Los huevos pueden ser depositados en sitios ectópicos del organismo que incluyen el cerebro, la médula espinal, la piel, la pelvis y la región vulvovaginal. El daño intestinal puede desarrollarse con diarreas mucosanguinolentas acompañada de fiebre. El enfermo muere por infecciones secundarias; el deceso también puede deberse a ruptura del bazo o varices del esófago y sangrado profuso. Si bien la esquistosomiasis puede matar, tiene cura. El tratamiento y su control se deben realizar con antiparasitarios para trematodes sanguíneos. Prevención Esta enfermedad se ha propagado y establecido en diversas partes del mundo porque el hombre no ha sabido prevenirla, ya sea por la falta de educación sobre el ciclo biológico del parásito, por la pobreza que hace posible la carencia de servicios adecuados para la evacuación de las excretas y por la indiferencia de las autoridades sanitarias en las medidas de prevención. En los lugares donde ya existe la enfermedad en forma endémica hay que evitar caminar, bañarse o tener cualquier contacto con aguas de ríos, arroyos, lagos, lagunas, charcos, zanjas, cunetas donde vivan los caracoles porque éstos pueden estar infectados. En donde aún no existe la enfermedad hay que controlar a las personas que proceden de áreas endémicas por diversos motivos (trabajo, turismo, etc.) y en caso de estar infectados ponerlos en cuarentena y tratarlos. Así se procedió durante la construcción de la represa de Yacyretá mediante un Convenio entre la Entidad Binacional Yacyretá y la Universidad Nacional del Nordeste, siendo el organismo ejecutor de la Facultad de Medicina el Centro Nacional de Parasitología (CENPETROP ). Se hacía el control de los obreros originarios de áreas endémicas de esquistosomiasis que iban a trabajar en las cercanías de aguas donde vivían colonias del caracol Biomphalaria tenagophila. De esta manera se impidió la propagación de la enfermedad tanto en la Argentina como en el Paraguay. |
con el parásito; además el roedor de hábitos acuáticos Holochilus braziliensis puede comportarse como un reservorio potencial de la enfermedad. Se trata de una rata conocida por los lugareños como rata colorada que vive en las aguas superficiales del campo. Además también puede infectar al ganado vacuno, hecho común en las zonas endémicas del Brasil.
Una situación similar se ha observado con la Biomphalaria tenagophila que vive en las aguas superficiales de la cuenca del río Uruguay, ya que poblaciones de ese caracol en Mirungá (Paso de los Libres), Aguacerito, Curupicay, Copra (Mercedes) y San Celestino (Curuzú Cuatiá) también se infectaron experimentalmente con el Schistosoma mansoni.
Vigilancia de la esquistosomiasis
Los biotopos de estos moluscos revelan en su mayoría un pH entre 6,0 y 8,0. En aguas ácidas (con pH por debajo de 5,6) no logran obtener el calcio necesario para formar el caparazón, lo que impide la colonización, aunque pequeñas concentraciones
de calcio son suficientes para atender sus necesidades vitales. En aguas más duras, es decir, ricas en calcio, pueden encontrarse en densidades de población muy elevadas.
Según estudios experimentales, este caracol también puede sobrevivir aun en aguas con concentraciones de cloro de hasta 2,6 g/l y en aguas con una salinidad 15 veces superior al máximo aceptado para hábitat de agua dulce (que es de 0,5 g/l).
Las aguas efluentes de tierras cultivadas -particularmente enriquecidas con nitratos y fosfatos- son esenciales para el desarrollo de plancton que, a su vez, sirve de alimento a los caracoles. En consecuencia, las zanjas de irrigación y, los desagües domésticos favorecen la proliferación de caracoles.
De hecho, en los estudios realizados sobre las características físico-químicas de la mayoría de las aguas analizadas en peridomicilios rurales y urbanos se demostró que están dentro de los límites de tolerancia de los caracoles transmisores.
La vegetación más común de los criaderos de esos moluscos son plantas herbáceas típicas de las tierras húmedas o anegadas como juncos y camalotes. Esas plantas pueden proporcionar a los caracoles condiciones microclimáticas favorables, ofreciendo protección contra la radiación solar, las altas temperaturas y las corrientes. Los árboles de las orillas de los criaderos también pueden cumplir estas funciones de protección.
Los ambientes ricos en arcilla fina y detritos orgánicos son ricos en microorganismos que constituyen la principal fuente de alimentación de los caracoles, constituyendo un substrato denso y blando bajo el cual los moluscos también se pueden abrigar de la luz solar aún en criaderos sin cobertura de plantas o árboles.
Otro aspecto ecológico relevante es que los moluscos pueden sobrevivir fuera del agua por períodos relativamente largos. En ausencia de agua la primera respuesta del caracol es la retracción del cuerpo en el interior de la concha. Esa respuesta disminuye los efectos derivados de la desecación y, por otro lado, obliga al molusco a sobrevivir de sus propias reservas alimentarias con una supresión limitada de oxígeno y la acumulación de excretas potencialmente tóxicas. De este modo la sobrevivencia fuera del agua va a depender de su capacidad de conservar recursos (agua, oxígeno y energía) y eliminar o neutralizar los productos tóxicos del metabolismo.
Ante la probable propagación de la esquistosomiasis, las autoridades correntinas estiman pertinente promover el control sanitario en la zona fronteriza con el Brasil, hoy inexistente, ya que el único eslabón faltante en la cadena de transmisión es el hombre infectado. La enfermedad siempre se ha propagado y establecido favorecida por la falta de control, la existencia de caracoles susceptibles y las deficiencias sanitarias resultantes del subdesarrollo.
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