La Década de la Educación Ambiental – Primera Parte
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- El 15 julio, 2004
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Por Norberto I. Schinitman *
La clave de un desarrollo sostenible es la educación, que llega hasta todos los miembros de la sociedad, a través de nuevas modalidades, a fin de ofrecer oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
Avizorando la "Década de la educación para el desarrollo sustentable de las Naciones Unidas (2005-2014)"
"… La clave de un desarrollo sostenible es… la educación… que llega hasta todos los miembros de la sociedad, a tra-vés de nuevas modalidades,… a fin de ofrecer oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos… Debemos estar dispuestos… a remodelar la educación de forma de promover actitudes y comportamientos conducentes a una cultura de la sostenibilidad".
Federico Mayor, director general de la UNESCO, 1997
Parte 1 |
1.1 Noticia
Atendiendo a una recomendación de la "Cumbre para el Desarrollo Sustentable" (Johannesburgo, 2002), la Asamblea General de las Naciones Unidas implementó (por Resolución 57/254) la "Década de la educación para el desarrollo sustentable de las Naciones Unidas, (DDS)" (o United Nations Decade of Education for Sustainable Development), que comenzará el 1 de enero de 2005. (Los acrónimos empleados se aclaran en la nota final).
Concurrentemente, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) fue designada como agencia líder para su promoción. En consecuencia, de acuerdo con informaciones recientes, una de las más altas prioridades de esa prestigiosa organización será la promoción del Desarrollo Sustentable o Sostenible (DS) y la reorientación de sus propias metas para que se reconozca la importancia de la Sustentabilidad o Sostenibi-lidad (S).
1.2 Ponencia
Al considerar la designación específica de las Naciones Unidas para la DDS es indudable que alude a la Educación General (EG). De allí puede inferirse que se trata de impulsar a la EDS como una gran meta educativa genérica, no disciplinar. También se deduce que la DDS apunta a insertar e integrar la temática del DS en los sistemas educativos de todos los niveles y a promover que la educación, en todas sus modalidades, sirva de base para que la sociedad funcione de un modo mucho más sostenible.
Evidentemente, la DDS genera una perspectiva de extensas y beneficiosas reorientaciones, profundizaciones, inno-vaciones, cambios y mejoras en la EG, con gran aporte de la Educación Ambiental (EA).
Por ello, en este momento, antes de iniciarse la DDS, desearía ofrecer a los educadores, ambientalistas, estudiosos y estudiantes un contexto didáctico interdisciplinario, de esclarecimiento y actualización, que estimo muy importante y necesario como punto de partida para el abordaje y el aprestamiento para la DDS.
1.3 Organización de este artículo
En la parte 1 se presentan, con un enfoque didáctico, algunas reflexiones básicas. En la parte 2, con el propósito de conformar un compacto "estado del arte" actualizado, se exponen reseñas y elucidaciones pedagógicas de algunos conceptos y temas centrales seleccionados vinculados con el ambiente, la EG, la Educación Ambiental (EA) y el DS. Previsiblemente, el dominio de estos temas resultará substancial, útil y aplicable para abordar plenamente la DDS y profundizar la Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS). La presentación de dichos temas y conceptos no está ordenada según su importancia.
1.4 Contexto educativo ambiental actual
Como es sabido, desde hace mucho tiempo se venía advirtiendo una reorientación o desplazamiento de la EA con-vencional, hacia una EA mancomunada profundamente con el DS, o sea la EDS. En esa misma línea, ahora, en tiempo de aprestarse para acometer la DDS, es muy importante prestar atención a dos relevantes posiciones educati-vas (UNESCO, 2001). Una de ellas, que puntualiza la insuficiencia de la EG convencional en relación con el DS, afir-ma que
la educación tradicional "… no nos posibilitará promover y actualizar el compromiso para con el desarrollo sustentable. Se necesitan nuevos enfoques educativos para estimular los cambios necesarios en los modos de vida, para ayudar-nos a prevalecer con éxito sobre el despilfarro… para desarrollar una nueva visión ecológica y para cultivar un sentido de solidaridad global".
La segunda, que reafirma el consistente vínculo entre la EA y la EDS, asevera que "Las raíces de la educación para el desarrollo sustentable están firmemente plantadas en la educación ambiental. Mientras que la educación ambiental no es la única disciplina con un fuerte pa-pel a desempeñar en el proceso de reorientación… [hacia la educación para el desarrollo sustentable] es un aliado importante. En su breve historia de 25 años, la educación ambiental se ha esforzado constantemente hacia metas y resultados… comparables con los inherentes al concepto de sostenibilidad".
También podrían considerarse como antecedentes para la DDS tanto la cita que sirve de epígrafe a este trabajo, co-mo una de las expresiones de la "Declaración de Salónica" (UNESCO, 1997), reafirmando que "Es indispensable… reconocer que una educación y una sensibilización apropiadas del público constituyen uno de los pilares de acción en favor de la sostenibilidad, junto con la legislación, la economía y la tecnología… la educación ambiental, tal como ha sido definida en el marco de las recomendaciones de Tbilisi y tal como ha evolucionado…, abordando toda la gama de cuestiones mundiales evocadas en la Agenda 21 y a lo largo de las grandes conferencias de Naciones Unidas, ha sido igualmente tratada bajo el ángulo de la educación para la sostenibilidad…"
1.5 Problemática ambiental y urgencia de una cultura de la sostenibilidad
Desde que en tiempos remotos se produjo la casi tardía aparición del hombre sobre la Tierra, nuestros antecesores debieron hacer ingentes esfuerzos para sobrevivir en un medio ambiente a veces hostil y muy poco o nada permisivo. Solamente a partir del siglo XIX, la humanidad creyó que comenzaba a "dominar" la naturaleza y a "regir" el planeta.
Por desgracia, sólo hace muy poco tiempo empezamos a comprender que, en vez de defendernos de la naturaleza, debíamos protegerla de nuestras acciones y emprendimientos; y también que salvaguardar el ambiente significaba a la vez nuestra salvación como especie. A partir de estas ideas fueron cobrando mayor fuerza la preocupación por el ambiente y los movimientos ambientalistas.
Tampoco podemos dejar de reconocer que incontables acciones de nuestra sociedad, en vez de impulsar una inter-acción eficiente con el medio y un aprovechamiento moderado e inteligente de nuestra herencia de recursos natura-les, los están expoliando, depredando y contaminando. Todo ello sin pensar en el futuro, sólo para satisfacer discuti-bles intereses actuales.
Entonces, ¿por qué la humanidad está envuelta en la actual situación crítica, que nos lleva hacia un futuro incierto, de muy alto riesgo, cuyas desastrosas consecuencias ya se evidencian? Sencillamente, porque aunque disponemos ac-tualmente de importantes conocimientos científicos y tecnológicos sobre los ecosistemas, su funcionamiento y los lí-mites posibles de su rendimiento, globalmente, como sociedad organizada, poca atención les prestamos. Lamenta-blemente, la sociedad ha experimentado profundos cambios que dieron lugar a que sus demandas y requerimientos se hayan acrecentado notablemente y trata de satisfacerlas en forma egoísta y voraz.
En relación con los avances científicos y sus posibles influencias sobre el ambiente, advirtamos que: "Durante el siglo XX…, la investigación científica ha incrementado grandemente nuestra comprensión de… la evolución de la vida sobre la Tierra… y mucho más. Al mismo tiempo, el progreso… [nos] ha provisto de un poder nunca antes visto, que nos po-sibilita cambiar nuestras vidas, nuestro futuro y nuestro mundo. Los grandes beneficios ofrecidos por la ciencia no deberían hacernos olvidar que ese poder puede tener consecuencias negativas. Es uno de los factores que han con-tribuido a dañar el… ambiente natural de la Tierra… recordándonos que con el poder viene la responsabilidad para usarlo sabiamente. (Hoyningen-Huene y otros, 1999)
Es innegable que, impulsada principalmente por intereses crematísticos, la sociedad actúa irreflexivamente. En vez de tomar, de un modo amigable para con la naturaleza, sólo lo necesario para una razonable y moderada subsisten-cia, grandes sectores sociales privilegian en forma desmedida la disminución del esfuerzo físico, la comodidad, el lujo y la acumulación de bienes materiales. Por ello, han adoptado un estilo de consumo masivo, exagerado y dispendio-so, sin preocuparse por los demás ni por las presiones sobre los ecosistemas que sustentan la vida. Esto trae apare-jadas situaciones lamentables de derroche, de solicitaciones excesivas sobre el ecosistema global y de generación de enormes masas de residuos y contaminantes que se van acumulando en el ambiente y que, en muchos casos, aún no sabemos cómo tratar ni dónde guardar.
Prudentemente, admitamos que, presentemente, se "… encuentra al planeta Tierra en un equilibrio entre dos tenden-cias en conflicto. Una sociedad de consumo invasora y derrochadora, unida a un continuo crecimiento de la pobla-ción, está amenazando con destruir los recursos sobre los que se basa la vida humana. Al mismo tiempo, la sociedad está atrapada en un esfuerzo contra el tiempo, para revertir esas tendencias e introducir prácticas sostenibles, que asegurarán el bienestar de las futuras generaciones". (PNUMA, 1999)
Pero, ¿es realmente tan preocupante la situación? Desgraciadamente, sí. No hace mucho tiempo, la Asamblea Gene-ral de las Naciones Unidas (2000), subrayó estar "…profundamente preocupada por… que… a pesar de las numerosas iniciativas que la comunidad internacional ha aplicado con éxito y constantemente desde la Conferencia de… Es-tocolmo… de 1972, y a pesar de que se ha logrado cierto progreso, el medio ambiente y la base de recursos naturales que sirven de apoyo a la vida en la Tierra siguen deteriorándose a un ritmo alarmante…"
* Master en Educación Ambiental,
Auditor Ambiental, Bioquímico
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