Falta cultura en manejo de residuos infecciosos
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- El 13 diciembre, 2005
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La basura generada en los hogares está mezclada con jeringas y otros utensilios, con las que los pepenadores pueden contagiarse del virus del VIH/sida o la hepatitis C, entre otras infecciones, alertan.
En los hospitales del país diariamente se generan 191 toneladas de residuos biológico infecciosos, lo que significa que cada una de las aproximadamente 127 mil camas censables producen al día 1.5 kilogramos, según datos de la dirección general de Manejo Integral de Contaminantes de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Mientras, en los hospitales del sector salud de la ciudad de México se generan anualmente 180 mil kilogramos de desechos hospitalarios, mismos que antes de las reformas a la norma mexicana NOM-087-ECOL-SSA1-2002 representaban un gasto de alrededor de un millón 80 mil pesos que los nosocomios tenían que pagar a las empresas especializadas en el tratamiento y disposición final de estos residuos, informa la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de la Secretaría de Salud.
Antes de la reforma a dicha norma toda la basura generada en los hospitales era considerada peligrosa, pero en la actualidad se separan los residuos peligrosos de los que no representan un riesgo infeccioso. Por lo tanto, al disminuir el volumen de desechos que manejan las compañías bajan los gastos que cubrían los hospitales. Cabe precisar que el resto de los desechos no peligrosos son enviados a los tiraderos municipales.
Al menos hasta ahí está controlado el problema, sin embargo lo que se pierde de vista son los desechos de este tipo generados en los hogares, los cuales van a dar a los basureros municipales. Es decir, la basura orgánica e inorgánica se encuentra mezclada con jeringas, con las que los trabajadores de limpia y pepenadores pueden adquirir el virus del VIH/sida o la hepatitis C, entre otras infecciones, así como medicinas caducadas que en grandes volúmenes representan un peligroso contaminante.
Para la responsable del programa de manejo de desechos hospitalarios en el Hospital General de México, Esther Rivera, en el país no existe una cultura para el manejo de este tipo de residuos, pues sólo se consideran peligrosos los materiales que se generan en los nosocomios, clínicas y laboratorios y no el de la casa, el cual es tirado directamente a la basura, mientras que en las instituciones de salud, por ley, disponen de recipientes especiales.
Esta situación ha pasado inadvertida para las autoridades de salud y las de protección ambiental, pues en los hogares mexicanos no hay una educación en la que se especifique la forma en que deben separarse y señalizarse para su manejo en los tiraderos municipales.
Riesgos y gastos onerosos en su manejo
La coordinadora de Hospitales de la Cofepris, Rosa Evelia Manzano, precisa que en promedio en los hospitales del DF se gasta en la eliminación de residuos peligrosos biológico infecciosos aproximadamente seis pesos por kilogramo, lo que constituye un gasto fuerte para los hospitales de tercer nivel, que generan entre 400 y 600 kilogramos de este tipo de desechos al día. La clasificación de la versión anterior de la norma —donde la basura que producía el hospital era considerada peligrosa— implicaba un gasto de alrededor de 90 mil pesos al mes.
En cuanto a los pequeños hospitales señala que la generación mensual de residuos hospitalarios biológico infecciosos es mínima, la cual fluctúa entre 15 a 25 kilogramos, pero aquí lo que resulta más caro es el precio por unidad de kilogramo, donde tienen que pagar a diferentes empresas prestadoras del servicio de tratamiento y disposición final de los residuos entre 13 y 15 pesos. En ese sentido, Patricia Volkow, encargada del área de Infectología del Instituto Nacional de Cancerología de la Secretaría de Salud, recuerda que antes de aprobarse la reforma a la norma mexicana NOM-087-ECOL-SSA1-2002 existía una sobrerregulación en el manejo de los residuos hospitalarios biológico infecciosos: “Todo lo que producían los hospitales era peligroso, pero no era así. Con la nueva regulación se trata de acotar las cosas que realmente representan un riesgo laboral como las jeringas y los punzo cortantes como el bisturí, los cuales se desechan en contenedores especiales de color rojo y que tienen un signo universal de riesgo biológico infeccioso”.
La norma anterior NOM-087-ECOL-1995 “era tan amplia y tan ambigua que todo lo que usábamos en el hospital se tiraba como residuos biológico infecciosos y era tan absurda que si un médico utilizaba un abatelenguas con el paciente era tirado en la bolsa roja, pero si el mismo paciente se comía un helado con una cuchara desechable ésta iba a dar a la basura municipal”. Con la norma actual, basada en información científica y técnica, se reducen los altos costos que representaba para los nosocomios el manejo de la basura hospitalaria, ya que el volumen disminuye considerablemente. “Esta norma, desde su origen creó una serie de empresas que se dedican al manejo de la basura hospitalaria y que empezaron a cobrar de manera bastante onerosa”.
Y añade: “Para darle una idea, este hospital gastaba ocho mil 500 pesos diarios en dar cumplimiento a la norma. Pregúnteme de cuánto es el salario de una enfermera o de un médico, o cuánto cuesta darle tratamiento antiviral a un paciente con VIH o cuánto vale tratar a un paciente con cáncer. Resulta que en un análisis que hicimos de dos días de manejo de basura hospitalaria con esos mismos recursos se le daba la quimioterapia a una mujer con cáncer de mama”.
La infectóloga del Instituto Nacional de Cancerología, quien además participó en el proceso de reforma de la norma, señala que es lamentable que la protección del ambiente se haya vuelto un negocio muy redituable debido a que la anterior normatividad se basó en la percepción y no en la información científica.
“Cuando se invierte en salud para prevenir enfermedades, como una vacuna, se sabe los tantos millones de pesos que se utilizan para evitar tantas muertes, secuelas irreversibles, días de ausentismo laboral, sabemos cuánto. Sin embargo, en ambiente no se maneja esto sino que la gente piensa que es muy peligroso y pide que se norme, aunque esto cueste cinco veces lo que las campañas de vacunación. Esto no parece ser importante, además de que no aparece nadie que pueda contestar qué es lo que se previene”.
¿Qué sucede con los órganos y tejidos?
Volkow explica que cuando los tejidos y órganos son enviados al área de patología para su análisis se colocan en formol para inactivar cualquier agente infeccioso. Posteriormente se cortan para su observación en microscopio. Dichos tejidos se conservan en bloques de parafina que, por ley y motivos académicos, de enseñanza y verificación, permanecen durante varios años en los hospitales. Mediante este proceso no representan ningún peligro.
El resto de los tejidos y órganos se inhuman o se entregan a las compañías especializadas en su manejo, que a través de tratamientos químicos inactivan su peligrosidad, o hay empresas —que son las menos— que cuentan con incinerador donde se destruyen a altas temperaturas.
Al respecto, Rosa Evelia Manzano, coordinadora de Hospitales de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, especifica que la NOM-087-ECOL-SSA1-2002 establece que los residuos patológicos (partes del cuerpo, órganos, tejidos o partes de animales menores utilizados en investigación) deben ser incinerados o inhumados (enterrados), excepto aquellos que estén destinados a fines terapéuticos, de investigación o que se encuentren en formol.
En relación con la incineración precisa que únicamente se podrán utilizar los incineradores autorizados por la Semarnat. “En realidad son muy pocos los hospitales que pueden cumplir con los requisitos establecidos por esta secretaría para que sean operables y no representen un riesgo para la población”.
En cuanto a los otros tipos de residuos peligrosos biológico infecciosos generados por las unidades médicas que no son patológicos, “no deben incinerarse, ya que entre ellos se encuentran grandes cantidades de artículos de plástico que representan un riesgo al incinerarse inadecuadamente, pues al quemarse desprenden partículas altamente tóxicas como son las dioxinas y los furanos”.
Residuos peligrosos biológico infecciosos en cifras |
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• Diariamente se generan 191 toneladas de basura en los hospitales del país. |
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• En México hay 20 empresas especializadas en el tratamiento de residuos hospitalarios que dan servicio a hospitales públicos, nosocomios privados, laboratorios y clínicas. |
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Destino final
Sobre el destino final de los desechos hospitalarios y de los tejidos y órganos, la funcionaria explica que cuando son tratados químicamente podrán disponerse como basura municipal en sitios autorizados por las autoridades competentes, ya sea la Semarnat, la Secretaría de Salud o los gobiernos estatales.
“La NOM-087-ECOL-SSA1-2002 en su inciso 6.5.3 establece que los residuos patológicos (partes del cuerpo, órganos, tejidos o partes de animales menores utilizados en investigación) deben ser incinerados o inhumados, excepto aquellos que estén destinados a fines terapéuticos, de investigación o que se encuentren en formol. En caso de ser inhumados debe realizarse en sitios autorizados por la Secretaría de Salud”.
Evitar accidentes entre los trabajadores de salud
Para evitar accidentes entre el personal de los servicios de salud la norma que entró en vigor el pasado 17 de febrero recomienda el uso de equipo de protección, de acuerdo a cada uno de los puestos o actividades de todo el personal involucrado en el manejo de los residuos peligrosos biológico infecciosos, desde los médicos, enfermeras, químicos hasta el personal de intendencia. El equipo mínimo de protección personal consiste en bata, guantes, cubrebocas, mascarilla o lentes y botas cuando el caso lo amerite.
El manejo adecuado de los desechos hospitalarios peligrosos es la mejor manera de disminuir los riesgos y evitar accidentes. La norma en ese sentido especifica cuáles son los pasos que comprende su manejo, los cuales son separación y envasado, almacenamiento temporal, recolección y transporte externo, tratamiento y disposición final. Asimismo, la norma da los criterios que se deben seguir en cada etapa del manejo.
Aunado a esto cada unidad hospitalaria debe desarrollar un programa de contingencias en caso de derrames, fugas o accidentes relacionados con el manejo de estos residuos. Este programa debe ser revisado y autorizado por la Procuraduría Federal para la Protección al Ambiente (Profepa) y la vigilancia dentro de las unidades hospitalarias se llevará a cabo por la Cofepris, concluye Rosa Evelia Manzano.
Por: Lorena Ríos
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Fuente: Revista Vértigo
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