Factores psicosociales y prevención de riesgos laborales
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- El 1 enero, 2000
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Los factores psicosociales, tales como la organización del trabajo, el ritmo, la autonomía, el clima laboral, la participación, etc. pueden actuar como factores de riesgo con importantes consecuencias para el individuo y la organización. No obstante, estos factores bien diseñados y controlados actuarían como factores generadores del bienestar, la salud, la satisfacción, la calidad y la eficiencia de los trabajadores dentro de la organización.
Los aspectos relacionales, interpersonales, psicológicos y sociales están presentes en todas los ámbitos donde se desarrolla la conducta humana; no existe conducta humana sin su presencia. La empresa y la organización no son ajenas a ello. La conducta humana, incluso cuando tiene un objetivo básicamente instrumental, es psicosocial en su naturaleza. Es lo que ocurre en las organizaciones y empresas, sistemas de grupos humanos a la búsqueda de objetivos instrumentales, generalmente gananciales y económicos. A pesar de sus objetivos, básicamente económicos, las empresas no pueden ser pensadas y conceptualizadas prescindiendo de los factores psicosociales. Junto a las conductas instrumentales, exclusivamente operativas, típicas de las empresas y organizaciones, existen siempre aspectos psicosociales.
El estudio de la Fundación Europea para las Condiciones de Trabajo de 1991 reconoce que las quejas de los trabajadores provienen más de factores organizativos que de factores físicos. Los estudios posteriores de la misma Fundación (1998) y del INSHT (1999) confirman la relevancia de los mismos para el bienestar de los trabajadores. El estudio efectuado por Saint Paul Fire y Marine Insurance comprobó que los problemas de salud notificados por los trabajadores estaban más asociados a la presión del tiempo y a otros problemas emocionales relacionados con el trabajo, que con otros tipos de factores, incluso más que con los problemas económicos o familiares.
Los problemas psicosociales originados en el trabajo están hoy presentes en la mayoría de los lugares de trabajo. En un estudio holandés reciente más de la mitad de los encuestados indicaron que el ritmo de trabajo era excesivo; tres cuartas partes de ellos indicaron que no tenían ninguna perspectiva profesional, y una tercera parte consideraba que el trabajo que hacía no era adecuado a la formación o a los estudios que había hecho. En USA, en una encuesta realizada a varios miles de trabajadores, el resultado indicaba que más del 40% se consideraba “agotado” al final de la jornada y emocionalmente agotado. La importancia de los factores psicosociales parece clara.
El mismo concepto de condiciones de trabajo, central en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, no se reduce a las condiciones físicas o ambientales de los lugares de trabajo, comienza mucho antes y aparece ya en las mismas formas de contratación, en las formas de tratar al trabajador y, en general, en la organización de la tarea y las relaciones laborales, elementos anteriores a la misma ejecución física del trabajo. Por ello, las condiciones organizacionales y psicosociales son factores reales de riesgo, como lo son los factores físicos y ambientales.
Ello supone asumir que los factores psicosociales no pueden considerarse como elementos secundarios o complementarios para la seguridad y la salud laboral; son factores substantivos, y probablemente cada vez lo sean más debido a la creciente importancia de los factores organizacionales en la estructura actual del trabajo. La búsqueda de la eficiencia en las organizaciones, el control riguroso y obsesivo del coste, la insistencia en la calidad de los productos han conducido a la búsqueda de nuevas formas de organización que hagan más competitivas a las organizaciones y a las empresas. Consecuencia de ello ha sido el interés cada vez mayor por la gestión del trabajo y la gerencia de los recursos humanos, aspectos que han pasado a ser elementos cruciales en la estructura de las organizaciones. Con ello los aspectos psicosociales han ganado relevancia, aunque lamentablemente no siempre como una mejora o disminución de los riesgos asociados.
Incluso es posible que las nuevas formas de organización del trabajo estén aumentando los riesgos psicosociales del mismo. Un ejemplo de ello es la tendencia de las grandes empresas a fusionarse y a redimensionar las plantillas. Entre los muchos procesos actuales presentes en las organizaciones, una clara tendencia consiste en la reducción de plantillas, con la consiguiente sobrecarga de trabajo. La llamada “empresa flexible” o, todavía más la “empresa virtual”, subordina el trabajo y el empleo a las vicisitudes del mercado y la coyuntura económica, creando una inseguridad laboral manifiesta que afecta globalmente a la conducta del trabajador y a su inserción en el trabajo.
Todos ellos son riesgos psicosociales cuyos efectos, a corto plazo, son las conductas inseguras, a pesar de las tecnologías mejor diseñadas, y a largo plazo su consecuencia es el aumento de la vulnerabilidad del organismo y la propensión a las enfermedades relacionadas con el trabajo, a pesar de las condiciones ambientales mejor cuidadas. Por ello, el riesgo derivado de las condiciones psicosociales es tanto directo como indirecto. No es extraño entonces que, en el estudio de los factores de riesgo en el trabajo, esté surgiendo lentamente un nuevo paradigma que incluye las condiciones psicosociales, no sólo como factor que influye en el bienestar subjetivo del trabajo, sino en la seguridad y la salud laboral. La atención a los factores psicosociales en la prevención de riesgos laborales no es un lujo de última instancia, sino una necesidad de primer grado. Aunque su urgencia no parezca inmediata, no por ello su relevancia resulta menor.
Prevención Integral
Enero 2003
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