Estrés organizacional y salud en funcionarios de centros de atención primaria de una comuna de Santiago
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- El 17 octubre, 2006
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Aunque las condiciones de trabajo, la salud mental y el estrés laboral en funcionarios de salud, han sido motivo de preocupación en Chile desde hace aproximadamente dos décadas1-9, no se ha evaluado de forma integral el estrés laboral en la atención primaria. Este nivel de atención cobra cada vez mayor importancia en las políticas actuales en salud. Se le pide, por ejemplo, una mayor capacidad de resolución en un número mayor de problemas médicos, que antes eran de responsabilidad de niveles secundarios. Por esta razón, es de sumo interés conocer la situación de los recursos humanos de este grupo de trabajadores de la salud.
Con el objetivo de abordar el tema en forma integral, en este estudio se usó como marco de referencia el modelo transaccional del estrés propuesto por Lazarus10. Este modelo fue aplicado inicialmente al campo del estrés laboral en ejecutivos, por Cooper y Bramwell11, población que ha sido estudiada con este enfoque en Chile por Guic y cols12. En este modelo, se consideran variables del entorno laboral que favorecerían la aparición de reacciones de estrés en los individuos, tanto en salud física como psicológica. Estas respuestas del organismo a situaciones de tensión estarían mediadas por ciertas características de los individuos, que podrían hacerlos más vulnerables al estrés, como las estrategias con que se afrontan las tensiones y la percepción de control sobre los acontecimientos laborales. En la Figura 1 se presenta el modelo teórico, señalando las escalas y subescalas que se utilizaron en este trabajo para evaluar cada una de estas variables. El enfoque transaccional se ha usado previamente para evaluar los diversos factores del estrés en funcionarios de salud en nuestro país. Los trabajos de Trucco y otros autores han sido realizados en organizaciones privadas de salud o en el nivel terciario de atención1-3,7,9. La única evaluación que se ha reportado en Chile en atención primaria, realizada por Vicente y cols6, evaluó los efectos sobre la salud de los funcionarios, pero sin incluir aspectos laborales.
Figura 1. Se presentan las escalas y subescalas utilizadas en el presente trabajo para evaluar, a través de autorreporte, a los funcionarios de salud, en el contexto del modelo transaccional del estrés (ver texto). Se midieron fuentes laborales de tensión, características individuales y manifestaciones del estrés en la salud. Los números entre paréntesis indican la cantidad de ítems en cada subescala.
Los objetivos del presente trabajo son identificar los estresores laborales específicos que predicen síntomas de estrés y evaluar si este efecto en la salud es mediado por características psicológicas individuales, en una muestra representativa de funcionarios, profesionales y no profesionales, de todos los centros de salud de atención primaria, de tipo público, en una comuna de la Región Metropolitana.
MATERIAL Y MÉTODO
Muestra y Procedimiento. El tamaño total de la población de funcionarios de los centros de salud de la comuna estudiada era de 506 personas al momento de realizar la evaluación. Este grupo estaba compuesto por médicos, otros profesionales de la salud, y funcionarios no profesionales, entre los que se encuentra el personal administrativo y auxiliares de enfermería. Se tomó una muestra al azar de 30% de los funcionarios de cada establecimiento, manteniendo las proporciones por sexo y estamento. Se contó con la cooperación de la mayoría de los 158 seleccionados en el muestreo, los resultados presentados se refieren a una muestra de 129 funcionarios. Los restantes 29 no se presentaron o eligieron no responder los cuestionarios una vez informados. Los participantes contestaron los cuestionarios después de leer los objetivos y características del trabajo en el que participaban, de su carácter anónimo, consultar dudas y firmar el consentimiento informado.
Instrumentos. Se utilizaron cinco cuestionarios para evaluar las variables que interesaba estudiar, los que están organizados en tres secciones.
a. Estresores. Se midió la percepción de fuentes de tensión en el trabajo, utilizando la escala Perceived Work Characteristics for Health Services Survey, de 37 ítems de Heynes, Wall, Bolden, Stride y Rick13, construida especialmente para organizaciones de salud. El cuestionario original fue traducido y adaptado preliminarmente. El puntaje total de este instrumento correlacionó alta y significativamente (r=0,78; p <0,01) con el cuestionario de estresores ocupacionales utilizado, en funcionarios de salud, por Trucco2. Esto es una evidencia más de la validez del instrumento utilizado. El rango de la confiabilidad de estas subescalas estuvo entre 0,66 y 0,94. b. Características personales. Evaluamos percepción de control sobre los acontecimientos laborales y estrategias de afrontamiento orientadas a la resolución de problemas en el trabajo. La variable locus de control fue evaluada con la escala Work Locus of Control Scale, de Spector14, que mide el grado en que la persona atribuye a su propio esfuerzo o a factores externos (e.g., suerte) las circunstancias laborales que vive. La versión utilizada fue traducida al español por nosotros y consiste de dos factores que miden los aspectos mencionados (confiabilidad: esfuerzo= 0,64; suerte= 0,75). La medición de estrategias de afrontamiento fue hecha con la Ways of Coping Check List, de Folkman y Lazarus15. Este instrumento contiene 42 ítems que miden la tendencia de las personas a enfocarse en la tarea (21 ítems, confiabilidad= 0,82) o en la emoción (21 ítems, confiabilidad= 0,83) al enfrentar un problema.
c. Manifestaciones del estrés. Se midieron síntomas físicos y síntomas psicológicos asociados al estrés.
- c.1. Estrés psicológico. Se usó el General Health Questionnaire (GHQ-12) de Goldberg16 compuesto por 12 ítems. Trucco y cols1,2, describen una adecuada confiabilidad y validez del instrumento traducido, en una muestra de funcionarios de salud y proponen un punto de corte de cuatro puntos para diferenciar entre caso y control. Un puntaje de 4 o más indicaría la existencia de un número de síntomas que permite predecir alta vulnerabilidad a cuadros de ansiedad o depresión.
- c.2. Síntomas físicos asociados a estrés. Se utilizó la escala Cooper Stress Symptoms Checklist de 13 ítems17, traducida por Trucco y cols2 y modificada, eliminando los síntomas psicológicos. No hay datos previos en Chile sobre el punto de corte entre casos y controles en esta escala. Hemos propuesto un puntaje de 12, el que representa el reporte de tres síntomas con una intensidad alta y una frecuencia diaria, lo cual constituiría un indicador clínico de presencia de estrés, según los autores. Al observar cualitativamente los resultados expuestos en las Figuras 2 y 3, vemos que los promedios que están sobre 12, remedan a los detectados por el GHQ-12, instrumento bien estudiado en nuestro país, por lo que este punto de corte parece discriminar bien a grupos con o sin estrés. La correlación entre esta escala y la de Goldberg fue moderada-alta (r= 0,56; p <0,01). Aunque se requiere más estudio psicométrico de esta escala, nuestros datos son una evidencia de la validez del instrumento utilizado.
RESULTADOS
Se examinó cómo se distribuían los síntomas asociados con estrés (estrés psicológico, síntomas físicos) entre los participantes, cuando éstos se dividían en grupos formados por estamento (médicos, otros profesionales y no profesionales) y por sexo, en los distintos establecimientos (Figuras 2 y 3).
Se utilizó análisis de varianza para estudiar diferencias entre grupos. Los resultados para los modelos, utilizando establecimiento y estamento como predictores, mostraron que para la escala de Cooper, sólo la variable estamento se asoció significativamente con síntomas físicos de estrés, F (2,115)=5,83, p <,01. En análisis post-hoc la única diferencia significativa se encontró entre el grupo de los médicos y el de los no profesionales (t (Scheffé)=7,10, p <,01), teniendo estos últimos mayor sintomatología física de estrés. De forma similar, la variable estamento se asoció con síntomas de estrés emocional, aunque marginalmente (F (2,115)=2,93, p=,057), mientras que establecimiento no mostró ninguna asociación. Los análisis post-hoc mostraron que este resultado se debió principalmente a las diferencias entre el estamento médico y el no profesional. En ninguno de los casos las interacciones entre estamento y establecimiento fueron significativas. Un análisis descriptivo de los datos mostró que el grupo estamento médico no superó el punto de corte en la escala de Goldberg en ninguno de los centros de salud, mientras que los grupos no profesionales presentaron puntajes promedio en estrés emocional mayores que el puntaje de corte en los establecimientos 1, 2, 4 y 5. Los síntomas físicos de estrés mostraron la misma tendencia (Figura 2 A y B).
Figura 2. A. Se presentan datos sobre la presencia de estrés psicológico en la muestra (N=129). Las barras muestran los promedios en la escala GHQ-12, según estamento y establecimiento. La línea punteada indica el punto de corte entre casos y control (N=129). B. Se presentan datos sobre síntomas físicos de estrés en la muestra (N=129). Las barras muestran los promedios en la escala de Síntomas Físicos de Estrés de Cooper, según estamento y establecimiento. La línea punteada indica el punto de corte propuesto para diferenciar entre casos y control (N=129).
Como muestran las Figuras 3 A y B, en general, las mujeres mostraron más síntomas de estrés emocional (F (1,120)=6,28, p <,05), como también de síntomas físicos (F (1,120)=14,78, p <,01). Ni la variable establecimiento ni la interacción entre variables estuvieron significativamente asociadas con las variables dependientes. En los gráficos se observa que las mujeres sobrepasaron los límites de corte para síntomas de estrés emocional en tres establecimientos. Los hombres no sobrepasaron los puntajes de corte en ninguno (Figura 3A). Los síntomas físicos de estrés mostraron una tendencia similar (Figura 3B).
Figura 3. A. Se presentan datos sobre la presencia de estrés psicológico en la muestra (N=129). Las barras muestran los promedios en la escala GHQ-12, según sexo y establecimiento. La línea punteada indica el punto de corte entre casos y control. B. Se presentan datos sobre síntomas físicos de estrés en la muestra (N=129). Las barras muestran los promedios en la escala de Síntomas Físicos de Estrés de Cooper, según sexo y establecimiento. La línea punteada indica el punto de corte propuesto para diferenciar entre casos y control (N=129).
Identificación de los predictores laborales de síntomas emocionales y físicos de estrés. Para determinar cuáles estresores ocupacionales se mostraban como mejores predictores de los síntomas de estrés emocional y síntomas físicos de estrés, se usó análisis de regresión múltiple (Tabla 1).
Cuando se modelaron las diferencias individuales en estrés emocional, los resultados mostraron que los únicos estresores que predijeron esta variable significativamente fueron conflicto de rol y apoyo de pares. Esto significa que mayor conflicto de rol y menor apoyo de pares se asociaron con más síntomas de estrés emocional. Es importante señalar que otros dos estresores laborales, autonomía-control (menor autonomía) y apoyo de superiores (menor apoyo) se relacionaron con mayores niveles de estrés emocional en forma marginalmente significativa. A pesar que solamente dos de los estresores mostraron asociaciones significativas, el conjunto de ellos logra explicar un porcentaje de la varianza considerado alto en este tipo de estudios (26%).
Los análisis para síntomas físicos de estrés mostraron que además de las variables de control, sexo y estamento (ser mujer y no profesional), las variables demandas laborales y apoyo de superiores se asociaron significativamente con síntomas físicos de estrés. Estos resultados indican que la percepción de menores demandas laborales y de menor apoyo de superiores se relacionan con el reporte de más síntomas físicos de estrés. Además de las variables ya mencionadas, autonomía-control (menor autonomía) y claridad de rol (menor claridad de rol) se asociaron marginalmente con síntomas físicos de estrés (p <0,052). En este análisis, los estresores en su conjunto explicaron una proporción de la varianza alta y significativa (28%), similar a la explicada para estrés emocional. Rol mediador de características individuales en el efecto de estresores laborales sobre síntomas emocionales y físicos de estrés. Se examinó si las variables personales medidas (tipo de afrontamiento al estrés y locus de control) mediaban el efecto de los estresores en los síntomas de estrés emocional y síntomas físicos de estrés, como lo propone el modelo transaccional. Para esto analizamos si los efectos de los estresores que mostraron asociación significativa con ambas medidas de estrés (Modelos 1 en Tabla 2) estaban mediados por las variables personales (Modelos 2 en Tabla 2). Para facilitar la comparación se utilizaron las mismas variables para cada modelo.
Los resultados para estrés emocional (Modelo 1) mostraron que conflicto de rol y apoyo de pares se mantuvieron significativamente asociadas con síntomas de estrés emocional. Apoyo de superiores se asoció marginalmente con estrés emocional. Cuando las variables mediadores fueron entradas en el modelo (Modelo 2), la fuerza de estas asociaciones se redujo, aunque levemente. Es importante señalar que de las características psicológicas evaluadas, solamente afrontamiento de evitación se asoció con más síntomas de estrés emocional. Dados estos resultados, es posible decir que esta variable media parcialmente los efectos de los estresores en estrés emocional. Locus de control no mostró ningún tipo de asociación con síntomas de estrés emocional.
Los resultados para síntomas físicos de estrés fueron similares a los de estrés emocional. En este caso, afrontamiento orientado a la emoción mostró un efecto mediador comparativamente mayor. La otra variable mediadora (locus de control), tal como sucedió en el caso de estrés emocional, no mostró ninguna asociación con síntomas físicos de estrés. Es importante recalcar que los efectos de sexo se mantuvieron significativos y de tamaño moderado.
DISCUSIÓN
Los datos obtenidos en una muestra representativa de funcionarios de establecimientos públicos de atención primaria de una comuna de Santiago, mostraron que las mujeres y los funcionarios no profesionales presentan puntajes significativamente mayores en las escalas de síntomas de estrés emocional y estrés físico. Es importante recordar que las funcionarias mujeres no profesionales constituyen el grupo más grande dentro de los funcionarios de salud.
Además de identificar al grupo de mayor riesgo, nuestro trabajo identificó estresores laborales propios de organizaciones de salud a nivel de atención primaria. Los predictores significativos de síntomas psicológicos o físicos de estrés incluyeron: la presencia de un mayor conflicto de rol, menor apoyo de pares y de superiores, así como también, interesantemente, una menor demanda laboral. Fueron marginalmente significativos autonomía en el trabajo y claridad de rol. Todas estas características organizacionales han sido descritas previamente como posibles estresores laborales9,18-20. Nuestros resultados muestran asociaciones en las direcciones esperadas, excepto por demandas laborales. La dirección de esta asociación normalmente es opuesta a la descrita en el presente trabajo19,20, sin embargo, también se ha reportado que una percepción de subcarga laboral puede contribuir al estrés laboral18.
Es posible proponer otra interpretación para este resultado, la que debiera ser estudiada con mayor detalle en el futuro. Habría que diferenciar si es realmente una subcarga laboral lo que está siendo estresante, o si el estrés aumenta porque las personas se perciben como que hacen poco para resolver los problemas de salud y se sienten no productivas en el trabajo. Esto último significaría que los datos no reflejan necesariamente que la carga de trabajo es baja. Se puede aventurar que lo que existe es una sensación subjetiva de que no se logra hacer lo suficiente para mejorar la salud de las personas atendidas. Esto sería coherente con una percepción de falta de autonomía y control en el trabajo, que mostró una tendencia a predecir alto estrés en la muestra estudiada.
Nuestros datos confirman la propuesta teórica de que hay características personales relativamente persistentes, como estilos de afrontamiento, que median parcialmente el efecto de los estresores sobre la salud física y psicológica. Se observó que las personas que tienden a usar estrategias de evitación o negación de los problemas que se le presentan en el trabajo, tienen mayores niveles de estrés. La negación o evitación del problema permite a las personas reducir su síntomas de estrés, pero sin cambiar los factores que son la causa de ellos. Esto permite un mejor funcionamiento psicológico y son de gran importancia adaptativa, sobre todo durante el primer tiempo. Pero finalmente, la negación puede generar mayor estrés porque no se logra resolver los problemas, lo que puede llevar a una reacción en espiral. Esto implica que el uso de estrategias orientadas a buscar información, pedir ayuda y promover cambios que intenten resolver los conflictos, tienen un efecto positivo en la reducción del estrés laboral.
En resumen, nuestros resultados muestran que para abordar adecuadamente el problema del estrés en los establecimientos de salud, es importante evaluar no sólo factores organizacionales sino también personales, ya que los factores individuales ejercen un efecto mediador sobre el estrés. Sin embargo, los resultados también sugieren que una intervención basada solamente sobre aspectos personales no permitiría una reducción significativa de los niveles de estrés en las personas, ya que la mediación es parcial. En general, los resultados confirman lo descrito previamente para otro tipo de organizaciones laborales y en términos teóricos validan el modelo transaccional del estrés18,21-26.
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Agradecimientos
A la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile por financiar parcialmente este trabajo.
Por: Eliana Guic S,
Doctor en Psicología, Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile.
Pablo Mora O,
Doctor en Psicología, Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile.
Ricardo Rey C,
Psicólogo, alumno doctorado, Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile.
Alfonso Robles G.
Alumno, Escuela de Ingeniería, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile
Fuente: Rev. méd. Chile v.134 n.4 Santiago abr. 2006
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