¿Es posible recuperar el Riachuelo?
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- El 5 septiembre, 2005
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Los científicos advierten sobre los riesgos de remover los sedimentos, en tanto, investigan la dinámica de los contaminantes para hallar soluciones de remediación. Juncos, hierbas aromáticas y plantas ornamentales podrían usarse para sanear la cuenca del río Matanza-Riachuelo.
“Varias veces se habló de dragar el Riachuelo para limpiarlo. Creo que no es lo más conveniente, por ahora, ya que en el sedimento hay un reservorio de metales pesados que podrían volver al agua si se los remueve”, explica la licenciada en Ciencias Químicas, Alicia Fabrizio, directora del proyecto Dinámica de contaminantes y pautas para la remediación de la cuenca del río Matanza-Riachuelo, desde la cátedra Química Analítica de la FAUBA.
Analizar las dinámicas de los contaminantes y nutrientes en el sistema sedimento-agua, su estabilidad relativa, y variaciones en su grado de toxicidad y acumulación en distintos organismos, es de vital importancia para poder anticiparse a las consecuencias de posibles acciones de saneamiento y para elaborar proyectos de remediación sostenibles.
“Estamos trabajando con varias líneas de investigación. Estudiamos la genotoxicidad, es decir, si las mezclas de contaminantes presentes producen mutación genética en los microorganismos. También incorporamos ensayos con bacterias y plantas que puedan bioacumular o biodegradar los contaminantes”, continúa Fabrizio. Así, el equipo interdisciplinario de este proyecto UBACyT halló que un junco, el Schoenoplectus californicus, absorbe mucho zinc por lo que sería una de las alternativas factibles de fitorremediación, o sea, de uso de las plantas para el saneamiento ambiental.
Los investigadores también profundizaron en el estudio de plantas aromáticas y ornamentales a partir del llamado desde un hogar de niños en las cercanías del río Reconquista. “Estas personas habían colocado el dragado en el fondo de sus terrenos, pero no sabían que tenía una carga enorme de metales pesados. Decidimos buscar una planta con doble función: remediadora, para extraer los metales pesados, y que tuviera un fin comercial”, cuenta la directora.
Mediante ensayos donde utilizaron los sedimentos contaminados del Riachuelo, los científicos cultivaron aromáticas y analizaron los aceites esenciales obtenidos a partir de ellas. “Vimos que no llegan a estar contaminados gracias al proceso de extracción por el que atraviesan. Con plantas ornamentales estamos investigando su uso para bioestabilizar la contaminación del suelo”, añade la licenciada en Química.
En el mundo vegetal, hay plantas que mantienen el contaminante en sus raíces impidiendo que un metal pesado, por ejemplo, se traslade a la parte aérea, por eso se las llama estabilizadoras. De este modo, se podría llegar a extraer el sedimento contaminado del río y usarlo como compost para cultivar plantas de uso comercial no comestible.
La búsqueda está orientada también hacia especies bacterianas degradadores rápidos que pudieran ser útiles en la biodepuración de aguas residuales provenientes de industrias.
Un río complicado
Fabrizio y su equipo estudian la cuenca Matanza-Riachuelo desde 1997 y, hasta el momento, el diagnóstico arrojó importantes indicadores de contaminación, materia orgánica y metales pesados (cromo, cadmio, níquel, cobre y zinc). El 2005 es un desafío porque concentrarán su atención en la parte más afectada, el Riachuelo, una verdadera cloaca a cielo abierto. Analizarán especialmente los contaminantes orgánicos persistentes (COPs).
“Es un río muy complejo, porque hay mezcla de contaminantes de distintos orígenes, y complicado para estudiar”, afirma la científica. Es el colector principal de una cuenca bonaerense de 2300 km2, desemboca en el Río de la Plata luego de recorrer aproximadamente 60 km. Atraviesa una de las zonas más densamente pobladas del país, y se encuentra entre los más contaminados del mundo.
En su cuenca alta, predomina la actividad agropecuaria, mientras que en la media y baja tiende a incrementarse la densidad poblacional e industrial. Los principales contaminantes provienen de modelos confinados de producción animal, prácticas agrícolas, efluentes cloacales domésticos, basurales a cielo abierto, aguas pluviales contaminadas y actividades industriales que vierten aguas residuales sin tratamiento previo al río o sus afluentes.
Si las aguas del río Matanza se biorremediaran se recuperarían la vida acuática y el aprovechamiento recreativo del área. Pero los índices de calidad del agua aplicados indican que las mismas no son aptas para ningún uso en su estado actual. Además, la degradación del ecosistema frágil en la cuenca alta es de particular importancia por el posible impacto sobre fuentes de agua profunda, un recurso fundamental de la región.
Vacíos letales
“Hay un problema social permanente muy importante, porque hay muchos barrios humildes cerca del río”, advierte Fabrizio. En esos asentamientos, los basurales a cielo abierto y los residuos industriales no sólo contaminan el medio ambiente, la población circundante está muy expuesta porque utiliza las aguas como recreación.
Durante los últimos 50 años, los estudios sobre la cuenca realizaron determinaciones de los niveles de contaminación en distintas épocas pero carecen de la integración temporo-espacial y técnica necesarias para aprovechar los resultados obtenidos. El nuevo enfoque propuesto por los investigadores de distintas ramas del conocimiento que integran el proyecto consiste en realizar un estudio simultáneo e integrado en las cuencas alta, media y baja que permita una adecuada caracterización del complejo sistema.
Se espera que los resultados finales de la investigación brinden mayor comprensión de los procesos que controlan la movilidad y biodisponibilidad de contaminantes, proveyendo evidencia sobre el rol clave de diversos organismos en el ciclo biogeoquímico de los metales pesados y nutrientes, así como fundamentos para su utilización en alternativas de biorremediación. Esto constituirá un aporte para establecer futuras pautas de legislación y encarar procesos de remediación en las distintas secciones de la cuenca.
Pero los avances de la ciencia no podrán aprovecharse si continúa el vacío legal y educacional. Se necesitan imperiosamente leyes que regulen la actividad industrial y educación para que las personas no adopten conductas de riesgo y contaminantes.
Desafío 2005:
los COPs Un grupo a considerar en el estudio de contaminación en esta cuenca es el de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs). Estos compuestos orgánicos son resistentes a la degradación fotolítica (del sol), química y biológica. Provienen de la actividad industrial (como los PCBs, plaguicidas y las dioxinas) y pueden viajar a través del aire y el agua hacia regiones muy distantes de su fuente original.
Al tener baja solubilidad en agua y alta en lípidos, son bioacumulables en los tejidos adiposos de los organismos vivos. El Programa de las Naciones Unidas Para el Medio Ambiente promueve la acción internacional para proteger la salud humana y el medio ambiente a través de medidas para reducir y/o eliminar la liberación de estos compuestos enfocando inicialmente las acciones en una lista de doce COPs.
Por las características que presenta la cuenca del Matanza-Riachuelo y los procesos de biodegradación microbiana que se estudiarán en este proyecto se ha considerado de importancia investigar en esta etapa la presencia de los siguientes COPs: Aldrin, Clordano, DDT, DDE, Dieldrin, Endrin, Hexaclorobenceno, Heptacloro y Mirex en sedimentos.
¿Qué es la fitorremediación?
La fitorremediación, definida como el uso de plantas para el saneamiento ambiental, es una tecnología emergente y que requiere un estudio integrado que combine la biología de las plantas, la química y microbiología del suelo, así como la agronomía y la ingeniería ambiental.
Dos de los mecanismos involucrados en la fitorremediación de sitios contaminados por metales pesados son la fitoextracción y la inmobilización. El primero consiste en la acumulación del tóxico en vástagos y hojas de plantas que luego son cosechadas.
El segundo se basa en la unión del metal a sitios afines o en la acumulación en las raíces de plantas que no se cosechan. Así, la determinación de especies vegetales capaces de absorber metales y macronutrientes que se hallen en exceso significa un avance importante en la búsqueda del equilibrio ambiental en sistemas agua – tierra.
Fuente: Servicio de Informacion Agronomica (SIAV)
http://www.agro.uba.ar/siav/divulga/riachuelo.htm
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