Cuando muera el Petróleo y el Primer Principio
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- El 1 enero, 2000
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En la edición del 6 de octubre de este año de Estrucplan On Line se presenta un articulo firmado por Jeremy Rifkin titulado Cuando Muera el Petróleo, publicado en Le Monde, París.
El autor, referenciado como economista y especialista en biotecnología, expresa en la bajada del titulo: “Europa busca abandonar los carburos fósiles en favor del hidrógeno, mientras EE.UU. se obstina en aquellos. Uno mira el futuro; los otros el pasado”.
El escrito, que contiene también conceptos geopolíticos y macroeconómicos, parece proponer una nueva era tecnológica, donde la energía será obtenida del hidrógeno abandonando la actual basada en la energía obtenida mayoritariamente de los combustibles fósiles. Agrega también que la Unión Europea esta encaminada a reemplazarlos por recursos energéticos renovables, a su entender el hidrógeno.
Estos pensamientos, que son frecuentes en las publicaciones periodísticas, deben ser analizados desde ópticas mas rigurosas.
Primero debemos tomar en consideración que suele existir confusión entre fuentes de energía, acumuladores de energía y transformadores de energía.
Para nosotros, los habitantes del planeta Tierra, las únicas fuentes de energía externas que disponemos – y hemos tenido – son las radiaciones que nos llegan del espacio exterior, principalmente y casi absolutamente, desde el Sol como radiación VIS, IR y UV. Otras fuentes de energía son la atracción gravitatoria, las fuerzas de Coriolis, las uniones químicas de las moléculas nativas y la energía relativista de la masa de los elementos que componen nuestro planeta.
Los acumuladores de estas energías externas o internas, son por ejemplo los llamados combustibles fósiles, carbón y petróleo, que acumulan la energía solar recibida durante millones de años y transformada por fotosíntesis en uniones químicas, luego fosilizadas. Otro ejemplo de acumulador es la energía hidráulica, donde la radiación IR transformada en calor sensible y en calor latente evapora el agua que luego se deposita en sitios mas elevados que el nivel del mar y acumula energía potencial, de origen gravitatorio, que luego transformamos en energía mecánica y posteriormente en eléctrica, etc.
Es trivial citar que la energía relativista de la masa mediante un transformador adecuado se convierte en energía térmica, etc.
Un ejemplo de acumulador de energía es la masa de la Tierra misma, que en su núcleo acumula energía gravitatoria y relativista transformada en térmica, que podemos utilizar con las técnicas del uso de la llamada energía geotermal.
La energía recibida del Sol también se acumula permanentemente en los vegetales, etc., que podemos utilizar luego transformándola para extraer energía térmica quemándolos.
Las energías gravitatorias de la Luna y de la Tierra se transforman en energía potencial en las mareas, originando la energía mareomotriz.
La combinación de la energía gravitatoria de la Tierra y de la energía térmica que recibimos del Sol se transforma en vientos afectados por las fuerzas de Coriolis originadas por la rotación terrestre, que utilizamos como energía eólica.
También estos vientos originan las olas de los océanos, que en combinación con la fuerza gravitatoria podemos transformar en energía mecánica. Etc., etc.
Es oportuno ahora recordar los llamados Principios de la Termodinámica, que hasta ahora en todos los contactos del hombre con la Naturaleza se verifican y que no se espera que fracasen. El Primer Principio establece que la masa / energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. El Segundo Principio establece que el calor / energía fluye espontáneamente desde el nivel mas alto hasta el nivel mas bajo. Para hacer lo contrario debemos consumir energía. Las limitaciones que nos imponen estos conceptos son formidables.
Por ejemplo, el segundo principio nos introduce al concepto de la degradación de la energía que coloquialmente podemos exponer como el hecho de que una caloría transferida a 100 ºC es mas útil o aprovechable que una transferida a 20 ºC. Es el caso del calor acumulado en el agua de los océanos. Si no se cumpliera el segundo principio, podríamos retirar energía del agua del mar enfriándolo por ejemplo, un grado, y dispondríamos de una inmensa fuente energética, obviando para el ejemplo los problemas climáticos que puede generar esta perturbación. Pero esto solo serviría para calentar un cuerpo mas frío hasta la temperatura del agua de mar, unos 20 ºC, pero sabemos que esta energía asi transferida no nos sirve para resolver el problema energético de nuestra civilización.
El primer principio nos lleva al hidrógeno. Si la solución comentada es generar hidrógeno por ejemplo por electrólisis del agua y luego quemarlo regenerando el agua – seria un recurso renovable – aparece como muy tentador pero el primer principio nos dice que la energía liberada por la síntesis del agua es la misma, aunque de signo opuesto, a la consumida para obtener el hidrógeno descomponiendo agua. Es solo una forma de transportar energía pero no de generarla. El proceso es enormemente mas limpio que quemar petróleo pero el problema es de donde obtenemos la energía que el hidrógeno puede transportar. Si bien existen algunos recursos naturales que suministren hidrógeno nativo, las cantidades son insignificantes comparándolas con las necesarias. No tenemos una solución sostenible por este camino.
La humanidad aun debe efectuar un esfuerzo titánico para resolver el problema derivado del uso de los combustibles fósiles o del agotamiento de los mismos. Las alternativas disponibles, exceptuando las relativistas, no parecen ser soluciones integrales para este problema.
Dr. Gerardo Orallo.
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