Control de especies exóticas en la argentina
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- El 11 mayo, 2004
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La actividad humana y en especial la generalización y globalización del comercio comenzaba hace ya varios siglos cuando la navegación tomo auge como medio de transporte de cargas, produjo el traslado de plantas y animales de un lugar a otro del planeta, exprofeso o accidentalmente y así llego el imprescindible ganado y también la indeseable rata doméstica.
Mucho tiempo ha pasado desde estos clásicos ejemplos y muchas más invasiones de plantas y animales han ocurrido desde entonces.
En nuestro país la lista es muy grande con más de una docena de especies de aves y otras varias de mamíferos, aunque en materia de plantas la situación no es menos grave con cientos de especies afincadas en nuestras tierras.
Ejemplos de ello son la liebre, el jabalí, el ciervo colorado, el visón, la paloma doméstica, el gorrión, el cardo de castilla, el paraíso, el ligustro, la carpa y muchas otras que con un propósito determinado o accidentalmente, fueron trasladadas desde otros lugares del planeta y se adaptaron muy bien, aprovechando nichos ecológicos vacantes y en especial la falta de los predadores que en su lugar de origen las controlaban.
Estas especies "desubicadas" generan perdidas multimillonarias en cultivos y desequilibrios ecológicos en su mayoría imperceptibles por lo tardío de su efecto, lo que lleva a la errónea y peligrosa creencia de que ya " integran" los ecosistemas en las que se han instalado. Esta creencia fatalista que llevaba a pensar que las invasiones biológicas son un hecho consumado y que ya "es tarde" para hacer algo, sumado al beneficio económico que algunas especies han generado a algunos sectores que las explotan, se sintetizaron en una falta de interés en su erradicación o control.
Por otra parte la introducción de especies por distintos motivos debe ser indefectiblemente precedida por un estudio para evaluar el beneficio comparado con el costo que acarrearía su eliminación en caso de escape y que evalúe además los factores de incertidumbre.
La República Argentina ratificó mediante la ley 24.375 el Convenio sobre Diversidad Biológica, donde en el Art.8 ("Conservación in situ") menciona que las partes deberán impedir que se introduzcan, controlen o erradiquen las especies exóticas que sean una amenaza para la biodiversidad local y establezcan las normativas que fueren necesario para la protección de los recursos.
Ejemplos más recientes encarados por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
La actividad humana y en especial la generalización y globalización del comercio comenzaba hace ya varios siglos cuando la navegación tomo auge como medio de transporte de cargas, produjo el traslado de plantas y animales de un lugar a otro del planeta, exprofeso o accidentalmente y así llego el imprescindible ganado y también la indeseable rata doméstica.
Mucho tiempo ha pasado desde estos clásicos ejemplos y muchas más invasiones de plantas y animales han ocurrido desde entonces.
En nuestro país la lista es muy grande con más de una docena de especies de aves y otras varias de mamíferos, aunque en materia de plantas la situación no es menos grave con cientos de especies afincadas en nuestras tierras.
Ejemplos de ello son la liebre, el jabalí, el ciervo colorado, el visón, la paloma doméstica, el gorrión, el cardo de castilla, el paraíso, el ligustro, la carpa y muchas otras que con un propósito determinado o accidentalmente, fueron trasladadas desde otros lugares del planeta y se adaptaron muy bien, aprovechando nichos ecológicos vacantes y en especial la falta de los predadores que en su lugar de origen las controlaban.
Estas especies "desubicadas" generan perdidas multimillonarias en cultivos y desequilibrios ecológicos en su mayoría imperceptibles por lo tardío de su efecto, lo que lleva a la errónea y peligrosa creencia de que ya " integran" los ecosistemas en las que se han instalado. Esta creencia fatalista que llevaba a pensar que las invasiones biológicas son un hecho consumado y que ya "es tarde" para hacer algo, sumado al beneficio económico que algunas especies han generado a algunos sectores que las explotan, se sintetizaron en una falta de interés en su erradicación o control.
Por otra parte la introducción de especies por distintos motivos debe ser indefectiblemente precedida por un estudio para evaluar el beneficio comparado con el costo que acarrearía su eliminación en caso de escape y que evalúe además los factores de incertidumbre.
La República Argentina ratificó mediante la ley 24.375 el Convenio sobre Diversidad Biológica, donde en el Art.8 ("Conservación in situ") menciona que las partes deberán impedir que se introduzcan, controlen o erradiquen las especies exóticas que sean una amenaza para la biodiversidad local y establezcan las normativas que fueren necesario para la protección de los recursos.
Ejemplos más recientes encarados por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
Estornino pinto – Sturnus vulgaris – Maina crestado – Acridotheres cristatellus
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Estas dos especies se encuentran en la Capital Federal y en la Provincia de Buenos Aires desde fines de la década pasada y en constante crecimiento. En el caso del Estornino pinto la situación es verdaderamente preocupante ya que se lo considera la especie aviar más abundante del mundo y habiendo sido introducida en muchas partes del mundo entre ellas Oceanía y Norteamérica donde provoca pérdidas multimillonarias por sus saqueos a cultivos, feedlots, frutales y daños a cableados y edificios. El Maina crestado tiene menos antecedentes pero al igual que el anterior desplaza a las aves nativas en su competencia por los lugares para anidar y la comida. Se lo encuentra en la albufera de Mar Chiquita y Mar del Plata. |
Wakame – Undaria pinnaticida
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Hace unos años se estableció en Puerto Madryn, Provincia de Chubut un alga del Pacífico, conocida por los japoneses con el nombre de Wakame. Este alga de gran tamaño vino en el agua de sentina o pegada en el casco de algún barco, que luego estuvo anclado mucho tiempo y los propágulos de estas algas originales dieron lugar a la invasión que ya abarca una extensión de 10 kilómetros frente a Puerto Madryn. |
Castor – Castor canadensis
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El Castor fue introducido en Tierra del Fuego en 1946 y de los 50 ejemplares originalmente traídos para "dotar a la isla de una especie de peletería" hoy tenemos 50.000 que ya están colonizando islas vecinas. El gran peligro reside en que si cruzó a otras islas también puede llegar al continente, donde los bosques a ambos lados de la cordillera de los Andes sería un lugar gigantesco y perfecto para colonizar. El problema con el Castor es que por sus hábitos, es un gran modificador del ambiente y los disturbios que provoca ya son perceptibles a nivel paisaje. El aprovechamiento económico de sus pieles se perfila como una medida de control que debería ser temporal e intensiva. Este es un problema binacional que involucra también a Chile, es por esta razón que se procura reunir a los sectores interesados de los dos países para un proyecto conjunto. |
Fuente: Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable
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