Biología y control de roedores sinantrópicos y de Campo- Parte IV
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- El 23 mayo, 2005
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Por Prof. José Luis Cajade
4- Enfermedades transmitidas
Los roedores participan en la cadena epidemiológica de un sinnúmero de enfermedades que pueden transmitirse al ser humano, Hantavirus, Leptospirosis, Tifus murino, Peste bubónica, Fiebre Hemorrágica Argentina, y hasta Cólera y Fiebre por mordedura de rata. A modo de ejemplo describiremos dos de mayor tasa de prevalencia en la Argentina:
Hantavirus
1. Introducción
El género Hantavirus pertenece a la familia Bunyaviridae, y su nombre proviene del río Hantaan, en el sur de Corea, cerca del cual se aisló originalmente el miembro prototípico, el virus Hantaan. Virus muy similares incluyen los Seoul, Dobrava y Puumala, que se distribuyen ampliamente en todo el territorio eurasiático y ocasionan diversas enfermedades llamadas de manera global fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR). Ya en el decenio de 1930 se notificaron en Europa y Asia brotes de lo que en esa época se pensaba que era FHSR. A pesar de que en los años siguientes un número cada vez mayor de pruebas orientaban hacia un origen viral, fue en 1978 cuando se aisló el virus Hantaan, fecha en la cual se confirmó que algunos roedores servían de reservorio de los virus que causaban la FHSR. Con una incidencia anual de 150 000 a 200 000 casos, la FHSR se presenta de manera casi exclusiva en regiones que no pertenecen al continente americano, razón por la que no se tratará ampliamente en esta guía. A pesar de que existen pruebas serológicas congruentes que confirman la presencia de roedores infectados por hantavirus en el continente americano, solo en el decenio de 1990 se reconoció en las Américas que la enfermedad en los humanos podía deberse a infección por hantavirus. En 1993, en el suroeste de los Estados Unidos de América, un brote de afecciones respiratorias graves permitió que se identificara un nuevo hantavirus como el agente etiológico de una enfermedad conocida ahora como síndrome pulmonar por hantavirus (SPH). El virus se llamó Sin Nombre (VSN) y se detectó que el roedor que servía de reservorio primario era Peromyscus maniculatus , un ratón de campo.
Investigaciones ulteriores han identificado muchos más hantavirus en el continente americano, y de ellos algunos han causado SPH.
2. Virus
Los hantavirus son virus esféricos con una cubierta de lípidos, que tienen de 80 a 110 nm de diámetro. El genoma de ARN es trisegmentario, con un segmento grande (L) cuya longitud es de unos 6500 nucleótidos; un segmento medio (M), que tiene alineados de 3600 a 3800 nucleótidos, y un segmento pequeño (S), con una longitud aproximada de 1700 a 2100 nucleótidos. El primer segmento codifica una polimerasa vírica; el segundo, glucoproteínas G1 y G2 de recubierta, y el tercero codifica la proteína N de la nucleocápside.
El análisis filogenético de los genes de hantavirus transmitidos por roedores ha indicado la existencia de tres linajes principales. Los virus que causan FHSR pertenecen a un linaje del Viejo Mundo, en tanto que todos los virus que causan SPH comparten un linaje común del Nuevo Mundo y están presentes en miembros de una sola subfamilia de roedores (Sigmodontinae) de la familia Muridae. Algunos de los virus presentes en roedores sigmodontinos constituyen especies totalmente independientes, según pruebas genéticas, serológicas, vínculo con el huésped reservorio o los tres tipos de pruebas. Otros virus están en proceso de evaluación, como lo están los criterios para definir las especies de hantavirus. En el continente americano se han identificado exclusivamente por lo menos 13 especies de hantavirus y de ellas, seis causan SPH.
Los diversos hantavirus que ocasionan SPH generalmente difieren en menos de 30% de los nucleótidos. Los anticuerpos séricos de pacientes de SPH muestran reacción cruzada intensa con otros virus del Nuevo Mundo, pero en grado variable con los antígenos de hantavirus del Viejo Mundo. En la caracterización inicial del Virus Sin Nombre no se obtuvieron datos de redisposición genética con hantavirus reconocidos del Viejo Mundo, y las redisposiciones naturales probadas se han limitado solo a diferentes genotipos del VSN. Todas las especies conocidas del VSN comparten como mínimo 90% de su homología de secuencia de los nucleótidos, e incluso homologías todavía mayores en las secuencias de los aminoácidos. La redisposición natural puede ocasionar homologías diferentes en el ordenamiento de los nucleótidos, respecto a un segmento génico, en comparación con los otros dos, pero tal situación no se ha vinculado con diferencias en la patogenicidad viral. Por esta razón, es poco probable que la redisposición genética con otros virus explique la patogenicidad recién identificada de los virus que causan SPH; más bien el síndrome pulmonar por hantavirus y los virus que lo causan, quizá han existido en el continente americano durante muchos años, a pesar de que solo se les detectó en fecha reciente.
3. Ecología y Epizoología de los Roedores
Los roedores múridos (Orden Rodentia , Familia Muridae ), son los huéspedes y reservorios naturales de los hantavirus. Los estudios de fósiles aportan pruebas de la presencia de roedores múridos en los últimos 20 millones de años en América del Norte y en los últimos 3,5 millones de años en América del Sur. Los múridos viven actualmente en muy diversos hábitats en todo el continente americano; se albergan en madrigueras o grietas, debajo de troncos u otros objetos, en árboles o troncos huecos, o en nidos construidos en el suelo, en arbustos o en árboles. A pesar de tener hábitos más bien nocturnos, pueden tener costumbres diurnas y suelen mostrar actividad todos los días del año. Las hembras suelen parir varias camadas cada año, y en regiones cálidas la procreación puede producirse en forma ininterrumpida durante todo el año. Es probable que la mayoría de los individuos vivan menos de dos años; sin embargo, el enorme potencial reproductivo de algunas especies hace que aumente en forma extraordinaria la población; después de ello sigue una disminución repentina del número de animales cuando se agota el alimento en una zona particular. Estas fluctuaciones pueden mostrar una periodicidad de tres a cuatro años en algunas especies y hábitats.
Los roedores de la Subfamilia Sigmodontinae que han sido considerados huéspedes de los virus que causan SPH viven más bien en entornos rurales, aunque algunos no tienen predilección por un hábitat particular. La propensión de los roedores para entrar en las viviendas y edificios vecinos es importante. Esta característica del ratón de campo fue un factor básico en la epidemia ocurrida en 1993 en el suroeste de los Estados Unidos.
Afortunadamente, algunos roedores comunes que viven en asociación con las personas (como el ratón casero Mus musculus ), pertenecen a otras subfamilias y no constituyen reservorios importantes de hantavirus.
Cada hantavirus reside en una especie de roedor huésped y solo en ella; de este modo, el hecho de estar dentro de una especie predominante de animales restringe la distribución de cualquier virus particular. La distribución del virus puede observarse en huéspedes diversos, o bien limitarse a miembros muy selectos de la Clase Rodentia . La existencia de niveles altos de concordancia entre el huésped y la filogenia de hantavirus refuerza la relación muy duradera y quizá de evolución compartida (coevolución) entre el virus y su huésped. La observación anterior da mayor peso a la presencia antigua de los hantavirus del Nuevo Mundo en el continente americano. Excepto un solo virus que quizá tenga como reservorio a un insectívoro, cada rama principal del árbol filogenético viral está ligada a una subfamilia diferente de roedores. Todos los hantavirus que causan SPH en el continente americano están ligados a la Subfamilia Sigmodontinae . Otros virus detectados a menudo en América del Norte viven en miembros de la Subfamilia Arvicolinae , pero al parecer no causan enfermedad en los humanos. Los hantavirus del Viejo Mundo que causan FHSR utilizan como reservorios a la Subfamilia Murinae o a algunos miembros de la Subfamilia Arvicolinae .
La infección por hantavirus en el roedor huésped natural ocasiona una infección crónica, al parecer asintomática. A pesar de la presencia de anticuerpos neutralizantes en suero, el virus infeccioso puede ser excretado persistentemente en la orina, las heces y la saliva del animal.
En el laboratorio se ha corroborado la transmisión horizontal entre los roedores por medio de aerosoles infecciosos. En el campo, la seroprevalencia entre los roedores suele aumentar con el peso corporal y, por consiguiente, con la edad, lo cual destaca la importancia predominante de la transmisión horizontal en la conservación del virus dentro de poblaciones del reservorio. Se ha observado que la frecuencia de heridas guarda relación con la seroprevalencia de anticuerpos en los roedores, lo cual sugiere la importancia de las mordeduras y agresiones en la transmisión viral entre los roedores. Los cachorros de hembras infectadas muestran anticuerpos maternos circulantes, pero no existen pruebas definitivas de que se produzca una transmisión viral de tipo vertical. De este modo, la persistencia de los hantavirus en los roedores que actúan como reservorios se hace mayormente por medio de infecciones adquiridas durante encuentros agresivos intraespecíficos después del destete.
Al parecer, la opinión de que un solo virus infecta a una sola especie de roedores es demasiado simplificada. Innumerables estudios han indicado tasas altas de infección por hantavirus en varios miembros de un solo género. Por ejemplo, se acepta que Peromiscus maniculatus constituye el reservorio primario del VSN, pero también se han observado en P. boylii , P. truei y P. leucopus cifras elevadas de reactividad de anticuerpos contra el VSN; dicha observación pudiera representar circulación de un virus similar y reactividad cruzada a métodos de bioensayo específicos del VSN, o infección genuina con el VSN en otras especies de Peromyscus . Una explicación de las observaciones anteriores es que en caso de que exista un gran número de roedores y una mayor probabilidad de encuentros interespecíficos, tal vez se produzca la transmisión viral a una especie de huésped secundario (el fenómeno de la “dispersión”). En caso de que la densidad de roedores sea baja y de que la probabilidad de los encuentros sea menor, existen menos probabilidades de que la especie no primaria de roedores huéspedes muestre signos de infección secundaria. La taxonomía de los roedores del Nuevo Mundo requiere mayores esfuerzos para separar y definir especies individuales y sus vínculos con virus
4. Epidemiología de la Enfermedad en los Humanos
Argentina
Hasta el 7 de marzo de 1998, en la Argentina se había notificado un total de 142 casos, en particular en las provincias de Salta y Jujuy, en el noroeste; en Santa Fe y Buenos Aires en la zona central del país, y en las provincias de Río Negro, Chubut y Neuquén en el sur. La media de edad de los casos de SPH fue de 34,7 años, con límites de 4 a 71 años. En la Argentina se ha identificado una proporción de casos en niños mayor que la observada en los Estados Unidos. La tasa global de letalidad por SPH en la Argentina es de 44%. Después del brote de 1993 en América del Norte se emprendió la vigilancia activa, prospectiva y retrospectiva de enfermos con un cuadro inicial de fiebre y un síndrome de insuficiencia respiratoria inexplicada entre 1987 y 1995. En la región central de la Argentina se identificó el SPH durante la vigilancia de casos sospechosos de leptospirosis y fiebre hemorrágica argentina en los que las pruebas de laboratorio fueron negativas. En el norte, médicos locales de Orán (provincia de Salta), notificaron grupos de casos de un síndrome de insuficiencia respiratoria aguda de origen desconocido, desde el decenio de 1980. En los comienzos del decenio de 1990, en algunas de tales enfermedades se identificó a Leptospira interrogans como agente causal. Sin embargo, en 1995, estudios serológicos de los casos indicaron que el hantavirus era el agente etiológico en algunos de los casos restantes no diagnosticados.
En marzo de 1995 se identificó en la provincia de Río Negro, en el sur, un grupo de tres miembros de una familia, enfermos. La investigación del grupo permitió identificar el virus Andes como agente etiológico en el sur de la Argentina. El virus Andes posee un linaje diferente del linaje del VSN, pero es el que mayor cercanía y semejanza tiene con otros hantavirus de Sigmodontinos . Difirió de los hantavirus del Nuevo Mundo del complejo Sin Nombre de América del Norte en más de 20% del número de aminoácidos en la región de la proteína G2. En la Argentina se han identificado por lo menos siete genotipos virales vinculados con diferentes roedores que servían de reservorios, y cuatro de los genotipos también han guardado relación causal con el síndrome pulmonar por hantavirus.
Entre septiembre y diciembre de 1996 se produjo un brote de SPH en la misma región de Río Negro que afectó a por lo menos 18 personas. Cuatro de los 18 casos eran médicos que vivían en la zona. Los datos epidemiológicos, moleculares y ecológicos confirmaron la transmisión de persona a persona, particularmente cuando un médico que vivía en una región no endémica se infectó después de estar en contacto con pacientes de SPH. Una vez más el agente etiológico fue el virus Andes, y el roedor que supuestamente sirvió de reservorio era la rata pigmea arrocera de cola larga Oligoryzomys longicaudatus .
5. Transmisión a los Humanos
La infección de los roedores al parecer es asintomática, pero la de los humanos suele asociarse con una enfermedad. La vía principal de transmisión posiblemente sea el aparato respiratorio, por medio de pequeñas partículas de aerosol generadas desde las excretas de los roedores y en particular la orina recién expulsada. Sin embargo, es posible que dichas partículas también se generen durante actividades humanas que alteran la tierra, basura o materiales de nidos, todos ellos contaminados. Las posibilidades de exposición a los hantavirus alcanzan su máximo cuando las personas trabajan, juegan o viven en espacios cerrados en los que existe una infestación activa de roedores. Al parecer, la infección en los humanos no muestra predilección por una edad, raza, grupo étnico o género. No se sabe si se produce la transmisión directa cuando partículas de mayor tamaño entran en contacto con las membranas mucosas oculares, nasales o bucofaríngeas. Sin embargo, las pequeñas grietas cutáneas y mordeduras de roedores quizá constituyan mecanismos eficaces aunque raros de infección clínica. Al parecer, las picaduras de garrapatas, pulgas, mosquitos y otros artrópodos hematófagos no intervienen en la transmisión de los hantavirus. Tampoco se sabe si los gatos y los perros constituyen huéspedes reservorios de los hantavirus, aunque dichos animales domésticos pueden llevar roedores infectados y ponerlos en contacto con las personas.
Los hantavirus tienen cubiertas lipídicas y son susceptibles a la acción de desinfectantes a base de Hipoclorito de Sodio al 10%, detergentes y desinfectantes de uso común en los hospitales. No se ha precisado el tiempo en que sobreviven los virus en el entorno. En los experimentos de laboratorio que simularon condiciones ambientales se pudo recuperar el virus Hantaan varios días después de haberse secado a temperatura ambiente. El virus conservó su viabilidad por lapsos breves, a temperaturas que variaron de 4º C a 42º C y límites de pH de 6,6 a 8,8. Los datos anteriores señalan que los virus Hantaan y quizá todos los demás hantavirus pueden conservar su infecciosidad incluso durante varios días en un medio natural.
Nunca se ha señalado la intervención de hantavirus en la transmisión nosocomial en comunidades europeas o asiáticas, a pesar del gran número de casos observados y hospitalizados. En el brote por VSN de 1993 en los Estados Unidos, entre más de 266 miembros del personal de salud no se detectó caso alguno de enfermedad clínica ni de seropositividad, incluidas las personas que habían hecho reanimación boca a boca o intubación endotraqueal.
En el brote por virus Andes de 1996 en América del Sur se corroboró la transmisión directa de una persona a otra. No se sabe si esto representa un fenómeno aislado o si pueden ocurrir otros casos de ese tipo. En el análisis retrospectivo del Registro de Casos de SPH en los Estados Unidos, no se obtuvo prueba definitiva alguna de contagio interhumano ni nosocomial; los escasos grupos de casos observados quizá provinieron de la exposición común en viviendas infestadas de roedores. Son necesarios nuevos estudios de las características epidemiológicas de las infecciones naturales para esclarecer la posibilidad de contagio de los hantavirus recién descubiertos en el continente americano.
Leptospirosis
Definición
La leptospirosis es una zoonosis distribuida en todo el mundo. Se presenta con más frecuencia en los países de clima subtropical o tropical húmedo, a menudo estacionalmente y vinculado a ciertas ocupaciones, a veces en forma de brotes. Una gran variedad de animales salvajes y domésticos pueden ser fuentes de infección de una de las muchas serovariedades de Leptospira. La infección se transmite a los seres humanos por contacto directo con la orina de animales infectados o un ambiente contaminado por orina, principalmente aguas superficiales, suelo y plantas. El curso de la enfermedad en los seres humanos varía de leve a letal. La leptospirosis probablemente se pase por alto y es subnotificada en muchos países debido al diagnóstico clínico difícil y la falta de laboratorios de diagnóstico. La vigilancia proporciona la base para las estrategias de intervención en la salud pública humana y veterinaria.
Causas, incidencia y factores de riesgo
La leptospirosis es un enfermedad causada por exposición a esta bacteria que se puede encontrar en los climas más cálidos en las aguas dulces que han sido contaminadas por la orina de animales.
Algunos de los factores de riesgo son:
Exposición ocupacional : agricultores, trabajadores de los mataderos, cazadores, veterinarios, leñadores, personas que trabajan en las alcantarillas, personas que trabajan en los arrozales y el personal militar.
Actividades recreativas : nadar en aguas dulces, hacer canotaje, kayaking y ciclomontañismo.
Exposición en el hogar : perros mascota, ganado doméstico, sistemas de recolección de aguas de lluvia e infestación por roedores infectados.
Síntomas
Período de incubación de 2 a 26 días (un promedio de 10 días)
Inicio súbito de fiebre, rigor, mialgia y dolor de cabeza en 75 a 100% de los pacientes
Tos seca (25 a 35% de los casos)
Náuseas, vómitos y diarrea (50% de los casos)
Otros síntomas menos comunes incluyen dolor en las articulaciones, en los huesos, en la garganta y en el abdomen
Conjuntivitis
Entre el 7 y el 40% de los pacientes pueden presentar sensibilidad muscular y agrandamiento del hígado, del bazo o de los ganglios linfáticos, dolor de garganta, rigidez muscular, sonidos anormales de los pulmones o erupción cutánea.
Precauciones Generales
• Reducción poblacional de roedores
• Guardar los alimentos y bebidas de perros y gatos durante la noche.
• Guardar los restos de comidas y residuos bien cerrados en contenedores sin posibilidad de acceso para los roedores.
• Cortado de pastos en un radio de por lo menos 30 metros alrededor de la vivienda.
• Verificación de posibles entradas y salidas de la vivienda.
• Utilizar sólo venenos anticoagulantes de una sola ingesta (Monodósicos), la colocación de éstos deberá ser supervisada por profesionales.
• Colocar la leña cortada y escombros fuera de la casa a una distancia mayor de 30 metros de la casa habitación.
• Eliminar la presencia cercana de vehículos abandonados, cubiertas usadas y todo otro objeto que pueda ser utilizado como refugio por los roedores.
• Prevenir la entrada de roedores en las casas, sellando todo orificio mayor de 1 cm de diámetro.
• Acciones permanentes de control, con vistas a reducir la población de roedores a través de medidas preventivas o desratización.
• Disposición y recolección de los residuos sólidos con destino adecuado. La basura a cielo abierto es la mayor fuente de alimento para las ratas urbanas, constituyendo por lo tanto una importante fuente de infección .La basura debe ser recolectada al final del día, debiendo ser guardado en recipientes con tapa y bolsas de plástico.
• Las medidas de protección individual en situaciones de riesgo, deberá ser mediante el uso de calzado y vestimenta apropiada, y si esto no fuera posible, el uso de bolsas de plástico dobles atadas a las manos o los pies, evitando el contacto de la piel con aguas posiblemente contaminadas. Los agricultores deben ser orientados sobre los cuidados y desinfectar sus heridas.
• Limpieza y desinfección del domicilio y de locales de trabajo que sufran inundación reciente.
• Utilizar agua clorada para ingestión. Deben ser descartados los alimentos o medicamentos que entren en contacto con aguas residuales.
• Vigilancia sanitaria de los alimentos, a través de la inspección de los establecimientos elaboradores de alimentos, buscando identificar las posibles fuentes de contaminación relacionados con la higiene de los manipuladores. Debe ser investigado el origen de las aguas para cultivo o lavado de hortalizas. Los locales de almacenamiento y preparación de los alimentos deben estar rigurosamente limpios, todos los días antes de anochecer.
• Almacenamiento correcto de los alimentos en locales e instalaciones construidas a prueba de roedores (de acuerdo con la Ley 11.843 – Ley Nacional de Profilaxis Antipestosa). Los cajones y bolsas de alimentos deben colocarse en tarimas a 40 cm del suelo y alejados de las paredes para facilitar la limpieza e inspección de lugares. Las entradas de las puertas deben ser a prueba de roedores.
• Sellado de las rajaduras, brechas u orificios que pueden favorecer el acceso o permanencia de los roedores en las edificaciones con cemento o telas metálicas.
• Higiene de las instalaciones de crianza animal, estos locales deben tener pisos impermeables, con zócalo sanitario y fáciles de limpiar en forma diaria; el recipiente de alimentación debe vaciarse y dejarse limpio antes de anochecer, evitando que los roedores se alimenten o contaminen los restos de alimentos.
• Impedir la permanencia de los animales domésticos en el interior del domicilio.
• Vacunar a los animales (bovinos y porcinos) a través de vacunas preparadas con las variantes serológicas prevalentes en esta región.
• No ofrecer riñones o hígado sin cocinar a los animales domésticos.
• Construcción y mantenimiento adecuado de las redes de abastecimiento de agua, redes de captación de lluvias, redes de desagüe, principalmente en el periodo anterior de grandes lluvias las tuberías deben ser reparadas.
• Desarenamiento y limpieza de canales de regadío, canalización de cursos de agua y drenaje de lagunas y demás colecciones de aguas, procurando prevenir la presentación de charcos e inundaciones.
• Los terrenos baldíos deben ser mantenidos limpios y libres de basura para no servir de abrigo de roedores.
• Educación sanitaria permanente a la población sobre las formas de transmisión, sintomatología de la enfermedad, medidas de prevención y control.
• Si toma la decisión de contratar una empresa de control de plagas, que ésta esté debidamente habilitada y con un profesional como Director Técnico.
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Prof. José Luis Cajade
Sanitarista Ambiental
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