Biología y control de roedores sinantrópicos y de Campo- Parte III
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- El 19 mayo, 2005
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Por Prof. José Luis Cajade
Roedores de Campo
Laucha Chica ( Calomys laucha )
Este roedor muy pequeño no sobrepasa los 13 cm de largo total de los cuales 6 cm pertenecen a la cola. Su pelaje dorsal es de color marrón claro o grisáceo, muy suave y el vientre es bien claro casi blanco. Es muy distintiva su pequeña cola clara y el parche de pelaje blanco detrás de las orejas. Es común en las zonas de sabanas, pastizales y cultivos. Su alimentación es herbívora. Como vector de la Fiebre Hemorrágica Argentina y de Hantavirus (señalada como principal causante del brote en el Chaco Paraguayo a comienzos de 2001), resulta una especie de riesgo sanitario para el ser humano. Además, es considerada “plaga” de la agricultura por el consumo de granos y fibras vegetales. En un estudio realizado en parcelas de maíz en Diego Gaynor, Provincia de Buenos Aires, esta y especies afines fueron responsables de una merma de 133 Kg./ha en el rinde de la cosecha.
Laucha Bimaculada ( Calomys musculinus )
Este pequeño roedor de pelaje suave, amarronado en el dorso y levemente más claro en el vientre, posee una cola que escasamente supera la longitud del cuerpo. Las patas son cortas y fuertes, las orejas redondeadas presentan un mechón de pelos blancos en la parte posterior. Son extraordinariamente abundantes en determinadas épocas del año (verano), en que se producen verdaderas explosiones reproductivas. Es común encontrar hembras con siete o más crías, las cuales al nacer son lampiñas, de color rosado y tienen los ojos cerrados. La gestación dura aproximadamente 25 días.
Ratón Pajizo ( Akodon molinae )
Es el akodontino de mayor tamaño presente en nuestra provincia. Su longitud promedio es de 19 cm de los cuales 8 cm corresponden a la cola. Posee largas vibrisas, pelaje denso, color pajizo en el dorso y gris o grisáceo en el vientre. La cola es de color oscuro y levemente peluda en su parte superior siendo su parte inferior de color más claro. Se encuentra distribuido en la región central de Argentina. Se reproducen a partir de los tres meses de vida desde noviembre a marzo. Es muy común en nuestra provincia, sobre todo en el Espinal o bosque de caldén.
Ratón de Azara ( Akodon azarae )
Su pelaje es marrón oliváceo presentando la punta de los pelos dorsales una coloración amarillenta en algunos ejemplares. El vientre es grisáceo. Es de talla moderada, con un largo total de 16 cm promedio de los cuales 7 cm corresponden a la cola. Se distribuyen en la región central de Argentina hasta el sudeste de Brasil. En nuestra provincia están ampliamente distribuidos y es probable encontrarlos cerca de las viviendas y galpones. Tienen una gran importancia epidemiológica. Su dieta es omnívora y está compuesta en gran medida por invertebrados. Se reproducen desde octubre hasta mayo y pueden tener de 4 a 7 crías, las cuales al nacer pesan unos 2,5 gr. La gestación dura 25 días.
Colilargo Menor ( Oligoryzomys flavescens )
Este roedor posee una larga cola que en general es inferior a los 13 cm y la longitud del cuerpo y la cabeza es de unos 10 cm. El pelaje es de color marrón rojizo dorsalmente, el vientre es más claro, de tonos amarillentos. Las orejas son pequeñas y redondeadas. Las patas traseras son de grandes proporciones, mediante las cuales puede dar grandes saltos. La época reproductiva primavera a otoño y las hembras pueden tener de tres a siete crías. Viven siempre asociados a lugares cerca del agua. Resulta un veloz colonizador de ambientes cambiantes (áreas inundables o campos de cultivo), pero es débil competidor frente a otros roedores como el ratón de campo ( Akodon azarae ) y el cuis común ( Cavia aperea ), que se comportan como dominantes cuando se establecen. Es una especie considerada perjudicial para la agricultura y con potencial de riesgo sanitario (en la localidad de Diego Gaynor, Buenos Aires, se detectó prevalencia de Hantavirus del genotipo “Andes Central Lec”) y reservorio confirmado del genotipo “Lechiguanas” en ambientes peridomésticos, así como también portador del virus “Junín” (Fiebre Hemorrágica Argentina, FHA)
Colilargo Común ( Oligoryzomys longicaudatus )
Este pequeño ratón conocido por la importancia epidemiológica en el brote de Hantavirus en la Patagonia, se caracteriza por sus grandes proporciones. Puede medir hasta 23 cm de longitud total, de los cuales 13 cm pertenecen a la cola. Sus orejas son muy pequeñas y de forma redondeada, el pelaje es de color marrón claro en el dorso y algo más claro en la región ventral. Vive generalmente asociado a cursos de agua en ambientes de cortaderas y con abundante cobertura vegetal. Se alimenta de granos, hierbas y ocasionalmente de insectos. En años en que las condiciones climáticas favorecen la proliferación de las especies vegetales de las que se alimenta, puede aumentar el tamaño poblacional de estos roedores hasta conformar verdaderas “ratadas”. Se reproducen de noviembre a febrero y pueden llegar a tener cinco crías.
Rata-nutria chaqueña ( Holochilus chacarius )
Algo menor que la Rata-nutria colorada ( Holochilus brasiliensis ), para algunos autores debería ser considerada una raza geográfica. Buena nadadora y buceadora, construye nidos globulares con fibras vegetales (hojas, ramas, corteza) sobre las ramas de los árboles, tallos de vegetación palustre, cercanos al agua y también en cañaverales de caña de azúcar. Como muchos otros roedores, experimenta explosiones poblacionales (“ratadas”) en respuesta a la abundancia de recursos alimenticios. Sus restos son hallados a menudo en egagrópilas (bolos de regurgitación de rapaces nocturna como la lechuza de los campanarios, Tyto alba. Provoca daños en cañaverales en Jujuy, Salta y Tucumán. En Brasil la especie es reservorio de Schistosoma mansoni , parásito responsable de la esquistosomiasis o “mal de las represas”.
Pericote común o de panza gris ( Phyllotis xanthopyga )
Ratón robusto, con grandes orejas. Su cola es casi tan larga como el resto del cuerpo. Sus vibrisas faciales son largas y densas. Su pelaje es variable en densidad, más largo y denso en zonas frías, y en coloración, más claro en ambientes desérticos. Se han observado “ratadas” luego de períodos excepcionales de lluvia. No hay información acerca de conflictos severos con el ser humano, aunque puede visitar graneros o cultivos.
3. Manejo Integrado de roedores
Existe la necesidad de continuar investigando y desarrollando técnicas sensitivas y seguras para medir y calcular pérdidas y de encontrar métodos más prácticos, efectivos y económicos, pero hablando en general, la tecnología para un efectivo control de roedores está disponible. La conservación de productos almacenados puede ser alcanzada a través de una aplicación de modo sistémico, bien planeada y dedicada.
La realidad es que una sola técnica de control no es adecuada en la mayoría de los casos y generalmente se requiere una combinación de técnicas.
Por lo tanto es muy importante que el programa de control de roedores sea permanente. La capacidad reproductiva de roedores es tal que se puede llegar a poblaciones altas en períodos muy cortos. Cuando las poblaciones de roedores han llegado a niveles altos, es demasiado tarde para poner en marcha un programa de control.
Los métodos para control de roedores se pueden clasificar en tres categorías generales, a saber: físicos, biológicos y químicos.
3.1. Métodos físicos
Los métodos físicos del control de roedores son los que emplean técnicas mecánicas para matar roedores (ej. trampas, palos, machetes, etc.), o barreras para excluir los animales de ciertos lugares. Excavando las madrigueras, o cazando roedores con perros son métodos antiguos pero populares. Son populares porque casi no tienen costo directo por materiales, y los resultados son visibles de inmediato Pero los costos en términos de tiempo y mano de obra son altos y los resultados en términos de reducción de las poblaciones de roedores son virtualmente inconsecuentes. El uso de trampas puede ser útil para capturar roedores que causen daño en un área limitada, pero generalmente es muy costoso y laborioso para ser efectivo en grandes áreas. Además, la invasión desde áreas vecinas puede reducir la eficacia de estos esfuerzos.
La prevención de la invasión es sumamente importante e incluye la utilización de diferentes materiales de construcción para impedir el paso de los roedores. Estos animales pueden introducirse por puertas, ventanas, orificios de entrada de tuberías y otras aberturas. Todas deben ser cerradas contra los roedores.
3.2. Métodos biológicos
El control biológico de roedores ha sido uno de los temas de mayor interés entre investigadores y otras personas interesadas en el control de roedores. Los métodos biológicos más sugeridos como soluciones al problema incluyen: la introducción de predadores, enfermedades o parásitos, modificación del hábitat, manipulación genética y variedades resistentes de cosechas. La mayoría de estas soluciones tienen fallas de teoría o de aplicabilidad.
Por ejemplo, un hecho muy importante en el control de roedores es que cada hábitat puede mantener solamente cierto número de animales.
La introducción de enfermedades, parásitos o predadores no son técnicas efectivas para control de roedores. Los roedores, animales domésticos y el hombre comparten muchas enfermedades, así que incluso la investigación de estos métodos es potencialmente peligrosa. Aun sin este problema, la reducción de poblaciones de roedores a largo plazo, por medio de enfermedades u organismos parásitos, seria imposible sin mecanismos para mantener cepas de alta patogenicidad y retardar el desarrollo de resistencia a la enfermedad dentro de las poblaciones de roedores.
La introducción de predadores ha fallado como método para control de roedores y ha producido problemas adicionales en los lugares donde se ha probado. Predadores vertebrados dependen de una fuente de alimento abundante y estable y necesitan un hábitat adecuado para sobrevivir. Uno de los efectos mayores de la agricultura y la urbanización ha sido reducir las áreas de hábitat apropiadas para los animales predadores. Predadores introducidos pasan muy a menudo a convertirse en plagas serias, matando aves de corral, amenazando la supervivencia de otros tipos de animales silvestres, o llegan a ser fuentes de enfermedades, especialmente la rabia. La introducción de la mangosta ( Herpestes auropunctatus ) en Hawai y varias islas del Caribe y del saurio monitor ( Varanus indicas ) en varias islas del Océano Pacífico para el control de roedores ha sido un fracaso notable.
Actualmente la manipulación genética y variedades resistentes de cosechas como técnicas para controlar daño de roedores son nada más que teorías académicas.
3.3. Métodos químicos
Es conveniente caracterizar los tóxicos usados para control de roedores en dos categorías amplias:
• Los agudos o de acción rápida ejemplificada por el fosfuro de zinc.
• Los crónicos, que actúan lentamente después de varias dosis. Entre los venenos crónicos, o de acción lenta están los anticoagulantes como difacinona, warfarina y cumarina.
Ambos tipos de rodenticidas, los agudos, así como los crónicos tienen ciertas ventajas y desventajas.
Venenos agudos
Hasta los últimos años de la década de los 40, los tóxicos agudos eran los únicos rodenticidas disponibles. Aun se usan mucho y son preferidos por muchas personas a pesar de ser relativamente poco eficaces. Los roedores que sucumben a tóxicos agudos lo hacen rápidamente, dentro de unas pocas horas de consumir una cantidad pequeña del cebo.
Mucha gente, al ver los roedores muertos poco después de aplicar pequeñas cantidades de cebo, con poca labor, piensa que este método es un control efectivo y barato. Sin embargo, el desarrollo rápido de síntomas de intoxicación muy a menudo hace que los roedores cesen de comer antes de ingerir una dosis letal.
Los animales que sobreviven tienen una aversión al tóxico o al cebo (conocida como “Recelo al cebo”), que puede durar 3 a 4 meses y durante este período no comerán más del mismo cebo.
Los efectos del “Recelo al cebo” pueden ser disminuidos por la técnica de ofrecer cebos sin tóxico durante unos días antes de usar cebo envenenado (precebar), pero aun con esta práctica es difícil obtener más de un 60 – 70% de control de poblaciones de roedores con tóxicos agudos.
La capacidad reproductiva de los roedores es tan alta que las poblaciones se recuperan rápidamente después de un programa de control no muy efectivo y por eso el tratamiento debe repetirse varias veces. De tal modo, el tratamiento que originalmente parecía barato, puede resultar con costos bien altos.
Además, los venenos agudos son casi igualmente tóxicos a una gran variedad de animales. Generalmente no hay un antídoto ni tiempo para usar tratamientos sintomáticos. El envenenamiento accidental de humanos, animales domésticos o animales silvestres benéficos, aumenta los costos de usar tóxicos agudos. En general, los tóxicos agudos son fáciles de usar pero ineficaces y peligrosos.
Uso de rodenticidas
Los requisitos de seguridad para la protección de seres humanos, ganado, aves de corral, animales domésticos, etc., determinan la selección de los métodos para control de roedores. Por razones discutidas anteriormente los únicos rodenticidas que pueden recomendarse son los venenos crónicos. Aunque los rodenticidas crónicos son considerados menos peligrosos para los seres humanos y para los animales domésticos, pueden, bajo ciertas condiciones, causar la muerte. Los cebos deben colocarse en lugares de fácil acceso para las ratas y ratones, pero que no lo sean para niños ni otros animales. Los cebos deben estar al alcance de todos los roedores durante suficiente tiempo hasta que se logre la reducción de la población. Los recipientes de cebo se deben inspeccionar con tanta frecuencia como sea necesaria para mantener un suministro adecuado de cebo fresco y aceptable. Se debe colocar estratégicamente un número adecuado de recipientes de cebo.
Este trabajo no pretende presentar toda la información sobre la efectividad de diferentes compuestos químicos u otros métodos de control de roedores. Son demasiado numerosos y los que son apropiados en un lugar no son apropiados en otros lugares u otras condiciones. Tomando en cuenta la gran diversidad de condiciones ecológicas y ambientales en Argentina en la que se presentan problemas con roedores, es obvio que ningún programa, o técnica de control puede garantizar un éxito total en todos los casos. El uso de la metodología o el producto depende de las condiciones existentes en cada situación.
• Recuerde siempre que cualquier producto tóxico debe estar fuera del alcance de niños y/o personas irresponsables.
• Siga cuidadosamente las instrucciones detalladas en las etiquetas de esos productos.
• No fume ni coma mientras esté trabajando con venenos; lávese con agua y jabón después de manejarlos.
• Queme las bolsas o paquetes que hayan contenido venenos o rodenticidas.
• Entierre profundamente o incinere los roedores muertos a causa de venenos, evitando que sean consumidos por otros animales.
• Antes de contratar los servicios de una empresa de control de plagas, verifique la existencia de un profesional al frente del área técnica, que esté debidamente habilitada por los entes correspondientes y que utilice productos para salud pública y aprobados por el Ministerio de Salud local.
El hecho de que cada medio ambiente puede mantener cierto número de animales está bien ilustrado aquí. Una población de roedores puede ser envenenada repetidamente durante varios años pero la población siempre se recupera.
Cuando un programa de saneamiento modificó la capacidad del medio ambiente para soportar números mayores de roedores, la población disminuyó y se mantuvo baja. Un adecuado saneamiento y limpieza en los silos o depósitos es sumamente importante; cuando el refugio, comida y otras “necesidades de vida” cambian y así se alteran las condiciones del ambiente se presenta un cambio proporcional en la población.
El único denominador común en la lucha contra roedores vectores y en productos almacenados es la necesidad de medidas de saneamiento ambiental .
Solamente cuando se modifica la capacidad del ambiente por medio de un programa intensivo de saneamiento, el nivel de la población disminuye y se mantiene bajo.
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Prof. José Luis Cajade
Sanitarista Ambiental
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