Análisis de los Estudios de Impacto Ambiental del Complejo Hidroeléctrico del Río Madera Hidrología y Sedimentos. Parte 1
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- El 24 agosto, 2015
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El Complejo Hidroeléctrico del río Madera constituirá, si se hace realidad, el proyecto hidroenergético más grande de la Amazonía. Embalsará además el segundo río más caudaloso de la cuenca, inferior solamente al mismo río Amazonas. Por sus características y origen andino, el río Madera se diferencia mucho del resto de los grandes afluentes del Amazonas. Transporta la mitad de los sedimentos de la cuenca y drena una de las regiones de mayor diversidad física y biológica del mundo, que es compartida entre tres países: Bolivia, Brasil y Perú.
Los estudios de impacto ambiental de las dos presas del Complejo situadas río abajo, en territorio brasileño, identificaron impactos de muy alta magnitud que pueden agruparse en los siguientes temas:
- Peces: interferencia sobre peces migratorios, sus huevos y alevinos, alteración de la composición de la fauna íctica debido a cambios en la dinámica del agua, pérdida de diversidad y áreas de desove.
- Fauna: Pérdida de ambientes para la avifauna, pérdida o fuga de varios tipos de fauna en formaciones vegetales, eliminación de las barreras naturales para las especies de bufeos (delfines de río) existentes, al menos una de ellas endémica del Alto Madera.
- Población: Alteración en la organización social y política de la población, alteración y pérdida de recursos pesqueros, alteraciones de la calidad de vida de la población, afectación de las comunidades y poblaciones ribereñas.
- Flora: Supresión de áreas de diferentes formaciones vegetales específicas de la región, como la de campinarana y de áreas de vegetación ombrófila abierta de tierras bajas y aluvial.
- Sedimentos: Retención de sólidos de fondo y en suspensión
- Enfermedades tropicales: Aumento en la incidencia de malaria.
El presente trabajo es un análisis de los estudios de inventario, factibilidad e impacto ambiental del proyecto hidroenérgico. Está enfocado en los temas de dinámica del agua (flujo) y sedimentos, que corresponden a la especialidad del autor. A diferencia de los estudios de factibilidad, el análisis no se limitó a territorio brasileño, ya que el flujo del agua y la mayor parte de los impactos arriba mencionados no obedecen a fronteras internacionales y pueden afectar también a territorio y población boliviana.
1. La región y el proyecto
1.1 El Río Madera
El río Madera es el principal afluente del río Amazonas tanto por caudal como por longitud.
En su confluencia con el Amazonas, el río Madera es uno de los cinco ríos más caudalosos del mundo, drenando un área de 1,420,000 km2. Es además la fuente principal de sedimentos en suspensión y sólidos disueltos de la cuenca amazónica (figura 1.1).
El río Madera drena casi toda la cuenca amazónica boliviana, que ocupa una superficie de 724,000 km2 (66% del territorio del país).
El río Madera es el único afluente de la margen derecha del Amazonas que nace en la cordillera de Los Andes. Se forma por la unión de los ríos Beni y Mamoré en las proximidades de la población de Villa Bella. Se acostumbra denominar Alto Madera al curso (y cuenca) del río aguas arriba de esa población y Bajo Madera al curso aguas abajo de Porto Velho. Entre los dos se encuentra el tramo de cachuelas (cascadas de baja altura) y rápidos donde se proyecta construir las represas (ver figura 1.2).
Los principales formadores del Alto Madera son los ríos Beni, Madre de Dios y Mamoré, que nacen en la falda oriental de la cordillera de Los Andes a altitudes superiores a los 4000 msnm. Otro afluente importante del Alto Madera es el río Iténez, cuyas nacientes están en el Planalto Central brasileño, a menos de 500 msnm. La parte andina de la cuenca del Alto Madera presenta una gran diversidad climática y biológica. Con un rango de precipitación de 350 a 7000 mm/año y una gran variación de temperatura asociada a la altitud, esta región posee algunos de los récords mundiales de biodiversidad y forma parte a su vez de la macroregión (hotspot) de los Andes Orientales, la más diversa del mundo.
El Bajo Madera se extiende desde la cachuela de Santo Antônio hasta la confluencia con el río Amazonas. La longitud de este tramo es de 1100 km con un desnivel total aproximado de 19 m, siendo navegable todo el año. La cuenca del Bajo Madera tiene una superficie aproximada de 460,000 km2 y recibe una precipitación media de alrededor de 2300 mm/año. La precipitación y la temperatura presentan poca variación espacial en el Bajo Madera, lo que se explica por su baja altitud y relieve.
El tramo de cachuelas se inicia inmediatamente aguas abajo de las ciudades gemelas de Guayaramerín y Guajará Mirim, sobre el río Mamoré, y termina en la Cachuela de Santo Antonio, 6 km aguas arriba de Porto Velho. Este tramo presenta 18 cachuelas y rápidos que se extienden a lo largo de una longitud de 360 km. El desnivel estimado para este tramo por el estudio de inventario (PCE, Furnas, Odebrecht, 2002) es de 60 m. La figura 1.3 muestra las cachuelas identificadas en el tramo Abuná-Guayaramerín. El subtramo Abuná-Cachuela de Santo Antonio, donde se proyecta construir las dos represas, tiene 222 km de longitud. En este subtramo, el río Madera no recibe a ningún afluente importante. El área de aporte de este trecho representa menos de 3% de la superficie de la cuenca hasta Porto Velho. La precipitación media anual en Guayaramerín es de 1960 mm, en Vila Abuná de 1595 mm y en Porto Velho de 2200 mm.
La tabla 1.1 muestra los caudales medios mensuales del río Mamoré en Guajará Mirim y del río Madera en las estaciones hidrométricas de Abuná y Porto Velho. La superficie de la cuenca del Mamoré en Guayaramerín ha sido estimada en 589,000 km2, de la cuenca del Madera en la estación de Abuná en 932,000 km2 y en Porto Velho, en 988,000 km2. El caudal máximo medio mensual se produce en marzo y el mínimo en septiembre (figura 1.4). Este comportamiento es resultado de la combinación de los regímenes hidrológicos de sus dos principales formadores: los ríos Mamoré y Beni, cuyos máximos se producen en abril y febrero, respectivamente. Mediante un análisis de regresión, los responsables del estudio estimaron que los caudales medios del periodo 1931-2001 en Jirau y Porto Velho son 17,687 m3/s y 17983 m3/s, respectivamente.
1.2 EL PROYECTO
En 1971 el Ministerio de Minas y Energía de Brasil identificó las cachuelas de Jirau, Santo Antônio y Teotônio como posibles sitios para la construcción de centrales hidroeléctricas.
La ELETRONORTE realizó en 1983 estudios de inventario de la cuenca del Madera, profundizando los estudios en algunos afluentes del Bajo Madera. Estos estudios dieron origen posteriormente a estudios de factibilidad de algunas centrales de tamaño medio, como las del río Jiparana, un afluente de la margen derecha. Paralelamente, la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) de Bolivia identificó y realizó el estudio de diseño final de la central hidroeléctrica de Cachuela Esperanza (20 MW) en el río Beni, con el propósito de abastecer de energía a las ciudades de Riberalta y Guayaramerín.
Las crecientes necesidades de energía del Brasil (se estima un crecimiento de la demanda de 83,000 MW el 2002 a 124,000 MW el 2012), plantean la necesidad de nuevos proyectos. Así durante los años 2001 y 2002, se realizaron los Estudios de Inventario Hidroeléctrico del río Madera, en forma conjunta por las empresas Furnas Centrais Elétricas SA y CNO-Constructora Noberto Odebrecht SA, que tienen la licencia de la Agencia Nacional de Electricidad del Brasil (ANEEL). Las actividades de ingeniería consultora fueron desarrolladas por PCE-Projetos e Consultorias de Engenharia ltda y Furnas Centrais Elétricas SA. Las mismas empresas concluyeron el estudio de factibilidad en 2004 y junto con Leme Engenharia los estudios de impacto ambiental el 2005.
Los estudios proponen la construcción de las centrales hidroeléctricas de Jirau y Santo Antonio en el tramo brasileño Abuná-Porto Velho, que fueron seleccionadas como la combinación más conveniente desde el punto de vista técnico-económico. La figura 1.6 muestra la ubicación de esas dos centrales. Se ha propuesto y se está estudiando una tercera central, que aprovecharía el desnivel de algo más de 20 m que existe en el tramo binacional Abuná-Guayaramerín y posiblemente, una cuarta en Cachuela Esperanza sobre el río Beni, situada íntegramente en territorio boliviano (ver figura 1.5).
La tabla 1.2 resume las principales características técnicas y de costos de las centrales Jirau y Santo Antonio. En el caso de la central de Jirau, la necesidad de evitar la inundación de territorio boliviano obligó a considerar un nivel variable durante el año, lo que marca una diferencia importante con los estudios de inventario. El tiempo estimado de implantación de las centrales es de 150 meses.
Los costos de la energía generada no incluyen los costos de transmisión. La vida útil de los embalses fue estimada bajo el supuesto de que los embalses tienen una capacidad de retención de sedimentos muy baja: 20% al inicio del proyecto en el caso de Jirau, que se va reduciendo a 1% al cabo de 15 años, para ser virtualmente 0% a partir de los 30 años.
Esta estimación se basa en la gran longitud y modesto volumen de los embalses en relación al caudal líquido del río Madera.
En abril de 2004, la empresa Construtora Noberto Odebrecht solicitó a la Superintendencia de Electricidad de Bolivia dos licencias provisionales para realizar estudios de factibilidad para la implementación de centrales hidroeléctricas en los ríos Mamoré/Maderá, tramo Guayaramerín-Abuná y en el río Beni. La solicitud fue rechazada por la Superintendencia en base a las observaciones realizadas por varias instituciones, con la recomendación de que se tramite en el marco de un acuerdo binacional. Paralelamente, el consorcio Furnas-Odebrecht solicitó a la ANEEL autorización para realizar estudios de factibilidad de la central hidroeléctrica de Guajara-Mirim (revista Brasil Energia, enero 2005), ubicada en el tramo fronterizo del río Madera entre Abuná y Guayaramerín (ver figura 1.5). Según el director de contratos de Odebrecht, Jose Bonifacio Pinto Junior, la potencia instalada de esta hidroeléctrica deberá estar alrededor de 3000 MW y la inversión sería compartida entre Brasil y Bolivia.
Hay razones para suponer que la construcción de la presa binacional en el tramo Guayaramerín- Abuná hará innecesaria la construcción de una presa en Cachuela Esperanza. Los datos que maneja el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI) muestran que el nivel del cero de la regla limnimétrica de Guayaramerín es de 112.51 msnm, más de 11 m por encima de la regla de Cachuela Esperanza. El nivel normal del agua en el futuro embalse debería alcanzar el de Guayaramerín para eliminar el obstáculo a la navegación que representa la cachuela próxima a esta población (ver figura 1.3). Si ese es el caso y solo se construye una presa en ese tramo, Cachuela Esperanza sería sumergida por el nuevo embalse.
Considerando que el nivel normal del embalse de Jirau será de 90.0, lo más probable es que entre Guayaramerín y Abuná se proyecte una presa única. El nuevo embalse inundaría territorio boliviano a lo largo de los ríos Madera, Mamoré y Beni.
La navegación es otro componente importante del proyecto. Mediante la construcción de esclusas (ver tabla 1.2), se posibilitaría la navegación de más de 4000 km de vías fluviales aguas arriba de las presas, integrando grandes regiones de Brasil, Bolivia y Perú. La apertura a la navegación de los ríos Madera e Iténez es la única manera de hacer realidad el eje Norte-Sur (Orinoco-Amazonas-Plata) de IIRSA.
En el Brasil, los beneficios de la nueva vía navegable alcanzan directamente a los estados de Rondônia y Mato Grosso, al norte de Cuiabá hasta la carretera BR-163 a la altura de Lucas de Rio Verde, cubriendo una región de cerca de 350,000 km2, con potencial de producir 28 milllones de toneladas/año de granos en 7 millones de hectáreas (PCE, Furnas, Odebrecht, 2002). Esta región produce actualmente cerca de 3 millones de toneladas/ año. Considerando los insumos necesarios de fertilizantes y combustibles a ser transportados por esta hidrovía, se estima que la carga total potencial a ser transportada por la hidrovia Madera-Iténez será de 35 millones de toneladas/año. Se propone además ampliar las facilidades del puerto de Itacoatiara, en la confluencia de los ríos Madera y Amazonas, para facilitar el transporte de carga de Brasil, Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador. La nueva instalación se denominaría Puerto Bolívar.
En Bolivia, los proyectistas brasileños estiman un potencial de producción de 24 millones de toneladas/año de granos (principalmente soya) en el área de influencia directa de la futura Hidrovía: los departamentos de Pando, Beni y parte de Santa Cruz, donde afirman que existen 8 millones de hectáreas de tierras aptas para agricultura intensiva. Estiman también un gran potencial de carga minera proveniente de la región subandina de la cuenca del Madera. Estas afirmaciones no parecen corresponder a la realidad. Según la zonificación agroecológica y económica de Pando (Zonisig, 1997) y Beni, virtualmente no existen en esos departamentos suelos aptos para la producción intensiva de granos. La producción actual de castaña en la región de influencia directa de la futura Hidrovía no utiliza las facilidades de navegación del Madera a partir de Porto Velho, aunque potencialmente podría hacerlo. Esa producción sale por carretera hacia los puertos del Pacífico. En cuanto a Santa Cruz, la soya (producción actual superior al millón de toneladas/año) y sus derivados, se exportan por los puertos del Pacífico y la Hidrovía Paraguay-Paraná, conectada mediante ferrocarril y mucho más cercana a las zonas de producción que el Madera. Para usar el Madera tendría que habilitarse el río Mamoré para barcazas de 4 m de calado y además utilizar un tramo significativo de carretera hasta Puerto Villaroel. En el Perú, los proyectistas estiman un potencial de productos maderables y mineros de 1 millón de toneladas/año. El análisis del componente de navegación ha estado centrado en el transporte aguas abajo en dirección al Amazonas y al Atlántico. Según la concepción de la iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA), la dirección podría ser la opuesta: el transporte multimodal de carga brasileña hacia los puertos del Pacífico. Por ejemplo, la nueva vía fluvial se conectaría en Puerto Maldonado (Perú), sobre el río Madre de Dios, a la carretera que forma parte del eje Perú-Brasil y en Puerto Villaroel (Bolivia), sobre el río Mamoré, al eje interoceánico. Debe destacarse que para hacer realidad la navegación del Madera debe construirse una presa en el tramo Abuná-Guayaramerín, además de las presas de Jirau y Santo Antonio, es decir un mínimo de tres presas.
Por: Jorge Molina Carpio
Fuente: FOBOMADE – Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo
Investigador del Instituto de Hidráulica e Hidrología. Universidad Mayor de San Andres. UMSA
El autor agradece a Glenn Switkes, de International Rivers Network, quien obtuvo y proporcionó la información sobre los estudios de factibilidad e impacto ambiental, que sirvió de base al presente análisis. Así como también el apoyo y el haberle brindado la oportunidad de conocer la hermosa región del Madera. Y a Patricia Molina, del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo, quien despertó el interés del invetigador por el proyecto.
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