Aguas continentales en México: ¿Qué desafíos enfrentamos?
- Creado por admin
- El 12 octubre, 2005
- 0
Cada día preocupa más a la sociedad mexicana el tema de la disponibilidad de agua para el futuro. La sobreexplotación de importantes mantos acuíferos, la creciente presión sobre los lagos y los problemas de contaminación en corrientes superficiales y aguas subterráneas son problemas que siguen creciendo y no existen indicios claros de revertirlos decisivamente en el corto plazo.
Esta situación demanda estudios que provean un conocimiento más profundo de los sistemas hidrológicos de nuestro territorio, de un número creciente de especialistas y de un mayor rigor y sensibilidad en el manejo del agua.
La precipitación pluvial, fuente principal del agua dulce en México, varía de 700 a 777 mm anuales lo cual se traduce en un volumen de entre 953 mil y un millón 570 mil millones de metros cúbicos de lluvia que son derramados en el país cada año. Sin embargo, existen marcadas diferencias regionales. La precipitación decrece de SE (> mil 500 mm al año) a NW (< cien mm al año). La mayor proporción del agua de lluvia se pierde por evapotranspiración (60-72 por ciento) e infiltración (10-20 por ciento) de forma tal que solo 10-28 por ciento fluye a través de los ríos.
A través de la zona norte, que constituye 30 por ciento del país, fluye tan solo tres por ciento del volumen total, mientras que 50 por ciento del agua drena a través de los ríos del sureste con una extensión superficial de 20 por ciento del total del territorio nacional.
Las disparidades en la disponibilidad del agua superficial no son solo latitudinales, también se presentan diferencias estacionales y en altitud. Como la lluvia es la fuente principal de agua de los ríos, hasta 90 por ciento de la descarga anual se presenta en la temporada de lluvias que abarca de mayo a octubre (4-6 meses). El restante 10 por ciento precipita en la temporada de secas, en especial asociado con la presencia de nortes y ciclones. En relación con la distribución altitudinal, 80 por ciento del agua superficial se concentra por debajo de los 500 m sobre el nivel del mar, y tan solo cinco por ciento por encima de los dos mil metros. Por el contrario, 76 por ciento de los mexicanos habitan en el altiplano, coincidiendo con las dos terceras partes de las industrias de manufactura y tierras agrícolas. Esta perspectiva se torna aún más preocupante cuando se considera no sólo la cantidad sino también la calidad del recurso acuático como se expone a continuación.
Urbanización y contaminación acuática
La urbanización es una realidad de nuestros días. El mejor ejemplo se presenta con la ciudad de México y la zona conurbana, una megalópolis que se extiende sobre 750 km2 y que es habitada por alrededor de 22 millones de personas. La falta de tratamiento de las aguas residuales, la costumbre de utilizar contenedores abiertos para los residuos sin tratamiento y la falta de control sobre los residuos peligrosos incrementan el riesgo de contaminar tanto las aguas superficiales como las subterráneas con químicos y microbios.
La contaminación acuática es uno de los retos principales a que debe enfrentarse cualquier programa para el manejo sustentable de los recursos acuáticos superficiales. Enormes cantidades de desechos domésticos e industriales se han descargado a lo largo de los años en ríos y lagos generando un deterioro sin precedente de la calidad del agua. Las estadísticas gubernamentales muestran que la mayor parte de las aguas superficiales en el país se encuentran en la categoría de contaminadas a excesivamente contaminadas y tan solo algunos pocos lugares no presentan contaminación o ésta es leve.
Las principales cuencas (Balsas, Grijalva, Lerma, Pánuco y Papaloapan, entre otras) presentan tal grado de contaminación que aun si fuera posible evitar que se siguieran vertiendo contaminantes en este mismo momento, tomaría entre 10 y 30 años (y enormes costos de operación) su recuperación hasta las condiciones previas a la contaminación.
El subsidio que tradicionalmente ha venido dando el gobierno a las obras de suministro de agua potable y drenaje ha propiciado que se presente un fuerte déficit en el sistema financiero, la pérdida del recurso por fugas en el sistema de transporte y por uso ineficiente, la falta o deficiente tratamiento de las aguas residuales que se han traducido en contaminación. De especial importancia es la pérdida de agua debido a la gran cantidad de fugas que se presenta por el mal estado de las tuberías de agua potable; baste mencionar que éstas podrían satisfacer las demandas de una ciudad del tamaño de Roma.
Agricultura: un problema enorme
La irrigación de cultivos emplea dos terceras partes del agua que se usa en el mundo; esta cifra asciende hasta 90 por ciento en los países en vías de desarrollo. La irrigación de las zonas áridas o semi-áridas en el país ha llevado a la desecación de innumerables cuerpos acuáticos. A pesar de que existen tecnologías que pueden reducir a la mitad la demanda de agua para riego con la misma o mayor eficiencia, la inundación de terrenos es aún el método preferido por los agricultores mexicanos.
Es claro que la agricultura en las zonas norte y centro del país sería imposible sin irrigación; sin embargo, la falta de agua superficial en esas regiones ha propiciado la sobreexplotación de los mantos acuíferos. De esta manera, los cuerpos acuáticos superficiales están expuestos a la desecación por dos lados, por arriba (superficie) y por debajo (agua subterránea).
Existen innumerables casos que ejemplifican el proceso de desecación gradual de los cuerpos acuáticos superficiales. Los cuatro lagos de Valle de Santiago, en Guanajuato, ilustran este problema. La agricultura, actividad preponderante –hoy día– ha eliminado prácticamente la vegetación natural de la cuenca.
Evidencia histórica (paleolimnológica) indica que la zona comenzó a modificarse hace unos 1400 años cuando se introdujo el cultivo del maíz. La adopción de las prácticas de cultivo europeas, hace alrededor de 1100 años, intensificaron la alteración de la región.
La falta de recursos superficiales conllevó a la reducción del acuífero hasta en 2.5m al año. Hoy día, los lagos San Nicolás de Parangueo y Cíntora están secos, mientras que Rincón de Parangueo y La Alberca se encuentran cerca de estarlo. El nivel original de estos dos últimos lagos era de alrededor de 50m de profundidad. Para 1985, La Alberca tenía 35m, 10m en 1995 y algunos centímetros en 2002. Por otro lado, Rincón de Parangueo tenía 7.5m en 1995 y casi está seco en el presente.
Además de los requerimientos de agua para la agricultura, no debe olvidarse que también es una fuente importante de contaminantes a través de la aplicación de fertilizantes y pesticidas. El drenaje agrícola acarrea fertilizantes que propician la eutrofización de lagos y embalses, mientras que los pesticidas resultan tóxicos para los humanos y otros organismos.
La limnología y la política
Una integración adecuada de la información acerca de la distribución, calidad, drenaje y aporte del agua en México, requerimiento básico para diseñar planes de manejo de agua, se torna en una meta difícil de conseguir debido a que la información compilada por autoridades federales, estatales, municipales y locales encargadas del manejo y planeación de recurso se encuentra frecuentemente incompleta, desactualizada, es incongruente y rara vez es revisada por la comunidad científica o publicada.
Históricamente las razones para la toma de decisiones que el gobierno hace acerca del uso de las aguas continentales y su manejo responden más bien a presiones sociales y políticas. La comunidad científica es pocas veces consultada debido a la falta de reconocimiento que existe del papel que desempeña la ciencia, en este caso la limnología, en el desarrollo del país. Existen algunas excepciones cuando, por ejemplo, ocurren desastres naturales.
Este fue el caso de la Presa de Silva, en Guanajuato, en la que se presentó la muerte masiva (alrededor de 25 mil organismos) de aves acuáticas a fines de 1994 e inicios de 1995. En respuesta a las presiones sociales, ecológicas y políticas (un buen número de las aves muertas se encontraban migrando desde Canadá y Estados Unidos hacia México) se inició un estudio profundo con la intervención de numerosos científicos. Desafortunadamente no existía información limnológica previa acerca de la Presa de Silva que ayudara a discernir las causas de la muerte. En conclusión, no pudo determinarse con certeza la causa de la muerte de las aves.
El gobierno gasta elevadas cantidades en el manejo del agua, éste es en muchos casos ineficiente y con pobre fundamento científico. Comúnmente el gobierno depende para la toma de decisiones de estudios a corto plazo que no pueden distinguir entre cambios naturales y aquellos inducidos por el hombre. El caso del lago de Pátzcuaro es un buen ejemplo.
La construcción de canales artificiales en el extremo sur del lago de Pátzcuaro inició a principios de la década de 1980 y concluyó en 2000. La idea de esta obra fue prevenir que los sedimentos acarreados de la cuenca producto de la deforestación entraran al lago. La decisión para realizar esta enorme inversión (estimada en un millón de dólares por año, sólo en costos de operación) se basó en la premisa que la acumulación de sedimentos era el agente responsable de la reducción de la profundidad del lago.
Estudios recientes indicaron que la reducción del área superficial y el volumen del lago está relacionada con un clima más seco a escala regional prevalecente en los últimos 20 años y no a la sedimentación. Chapala, en Jalisco, y Cuitzeo y Zirahuén, en Michoacán, todos ellos localizados en diferentes cuencas, muestran una tendencia de reducción similar, hecho sintomático de la sensibilidad climática que muestran los lagos de la zona central del país.
Conclusiones
Muchos de los cuerpos acuáticos continentales de México son de gran importancia para la vida silvestre, la biodiversidad y el ecoturismo. Asimismo, son esenciales para las diversas actividades humanas incluidas la agricultura, el desarrollo industrial y urbano, así como para las economías locales. Con el fin de poder garantizar su uso sustentable, es urgente que se dirijan recursos y esfuerzos considerables a su investigación científica y a programas de conservación.
Finalmente, es de primordial importancia considerar que las acciones que se implanten sean aplicadas a escala regional (no local, municipal ni estatal, sino de cuenca hidrológica).
Por: Javier Alcocer Durand
Facultad de Estudios Superiores Iztacala/Academia Mexicana de Ciencias
Agencia de Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias
[email protected]
52 (55) 58 49 49 04
52 (55) 58 49 51 10
http://www.amc.unam.mx/Agencia_de_Noticias/agencia.html
http://www.amc.unam.mx
0 comentarios on Aguas continentales en México: ¿Qué desafíos enfrentamos?