Ahorro energético y arquitectura
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- El 17 febrero, 2005
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1. Introducción
Se ha visto la necesidad del ahorro energético debido a:
• limitaciones del recurso energético
• cuestión económica
• efectos ambientales
De ahí se infiere que, la demanda de energía debería ser satisfecha a través de un uso racional de la misma que prolongue la disponibilidad de fuentes no renovables,— combustibles fósiles y nuclear—, y las sustituya paulatinamente por fuentes renovables, —formas directas e indirectas de la energía solar y energía geotérmica—, juntamente con el desarrollo de nuevas tecnologías como ser celdas de combustible, hidrógeno (Dutt, 2001).
Dentro de este escenario se inscribe la eficiencia en edificios, integrando un sistema más amplio y no como una estrategia aislada, considerando que el uso de combustibles fósiles ocupa un 86% y las energías renovables un 1% del consumo mundial (International Energy Annual 1998), y un 88% y 4% respectivamente del consumo a nivel nacional (BEN, 1997).
Se ha observado cómo las barreras a la eficiencia dificultan la puesta en práctica del ahorro energético. La educación del profesional que ejerce en el ámbito institucional posibilitaría la implementación de normativa que premie la eficiencia mientras que, entre los diseñadores, permitiría incorporar, — en la más temprana toma de decisiones—, las pautas de diseño que consideren la eficiencia en todos las etapas de la vida útil del edificio.
Juntamente debería promoverse, por parte del usuario, la apropiación de tecnologías y modos de uso que le serían culturalmente ajenos (Reddy, 2002), y que han demostrado ser el talón de Aquiles de las campañas y programas de promoción de URE y energías renovables (Martinot, 2002). Se ha comprobado cómo los subsidios no son la panacea de estos programas sino la venta financiada de sistemas y equipos dónde el usuario se transforma en partícipe y recibe la asistencia técnica durante todo el período de operación y mantenimiento de los sistemas (Horn, 2001)
EFICIENCIA EN EL SECTOR EDILICIO
Así como se ha propuesto el etiquetado de electrodomésticos (Dutt, 1997), del mismo modo podría implementarse la categorización de los edificios en función de su consumo energético para las tres instancias de la vida útil de un edificio, con un procedimiento de análisis económicos:
• costo inicial: integrado por los costos de la construcción propiamente dicha incluyendo sus instalaciones y la energía empleada en la elaboración de cada uno de sus componentes
• costos de operación y mantenimiento: es el costo de la energía para operar más el mantenimiento edilicio, de las instalaciones y equipos
• costo de reciclado: es el costo de la demolición del edificio junto con el del reciclado de los componentes
El costo inicial de un edificio energéticamente eficiente es sustancialmente superior de aquél donde prima el beneficio económico de construir y vender porque quien construye no paga los costos de operación, como se ve cuando se analizan las barreras a la eficiencia. Una envolvente eficiente priorizará la iluminación, climatización y ventilación natural con una mínima intervención de instalaciones mecánicas para tal fin, así como el uso de sistemas pasivos que no necesiten consumo de energía para su operación. Puede incluir el uso de instalaciones operadas con energías renovables (solar, eólica, etc.) si su costo así lo justifica.
El costo de energía de la elaboración de los componentes debería ser considerado como una parte más del ciclo de vida del edificio ya que no todas las tecnologías son equivalentes ni provocan los mismos efectos ambientales si se tienen en cuenta los costos externos. Consideremos, por ejemplo, el bajísimo insumo energético de la arquitectura de tierra cruda (Minke, 2001) frente al hormigón armado, con el alto grado de reciclabilidad en el primer caso y casi nulo en este último. Asimismo, los altos insumos de energía de un material deberían ser equilibrados por su reciclaje final como en el caso del aluminio.
Dentro de los costos iniciales, se podría incrementar sustancialmente la eficiencia en la iluminación con un adecuado aprovechamiento de la iluminación natural (Assaf, 2003), como la incorporación de estantes de luz (Pattini, 2002) y ductos de luz (Baker, 2001) para lo cual debería calcularse el aporte que dichos dispositivos representan dentro de las necesidades de iluminación de un edificio según su destino.
Los costos de construcción del edificio tendrían una incidencia directa en el precio de adquisición del mismo pero se verían compensados por el ahorro en los costos de operación y mantenimiento. La categorización podría transformarse en un atractivo para el comprador del inmueble, favoreciendo el uso de estas tecnologías por parte del constructor.
En cambio, el uso de una tecnología constructiva de bajo consumo energético no representaría necesariamente ni un ahorro en los costos iniciales ni en los de operación por lo que debería ser compensado a través de otros medios por el Estado o los proveedores de energía.
Los costos de operación y mantenimiento de un edificio eficiente representan un ahorro para aquél que paga por dichos servicios pero que no necesariamente es el propietario, por lo cual deberían arbitrarse los mecanismos para que el beneficio también alcance a éste.
En la última etapa de la vida útil del edificio, se deberá tener en cuenta el gasto energético representado por el reciclado de aquellos componentes que así lo permitan y el uso al que serán destinados los materiales que no puedan recuperarse. Cuando se toman decisiones de diseño que atañen a la resolución tecnológica, debería considerarse este aspecto ya que a un elevado costo inicial se le restaría el valor por la recuperabilidad de algunos de sus componentes o viceversa. Este proceso daría lugar a resultados que podrían cambiar nuestra opinión respecto de alternativas culturalmente devaluadas como la arquitectura en madera o adobe, anteriormente mencionada.
Este gasto energético de la última etapa de la vida útil del edificio tampoco representaría un ahorro para el constructor o el usuario por lo que, — como en el caso de la etapa inicial, cuando se determina la elección de una resolución constructiva—, el Estado u otro actor interesado en la eficiencia, deberían incentivar una elección que privilegie el ahorro energético.
CONCLUSIÓN
No podría pensarse en la implementación de una estrategia como la descripta precedentemente, sin un fuerte compromiso de promoción de los actores involucrados, mediante campañas para el usuario, talleres y cursos de capacitación para los profesionales en la etapa inicial, seguido de facilidades financieras, como el caso de las empresas de servicio energético (ESCO) para la reconversión en el consumo eléctrico e incentivos en el sector productivo de la construcción.
Es fundamental asegurarle al usuario la continuidad de asistencia técnica para la operación y mantenimiento correctos de los sistemas eficientes que hubieran sido incorporados al edificio, sobre todo en el caso de los dispositivos que utilicen energías renovables donde no abunda el personal especializado ni los repuestos que dichos sistemas requieren, como es el caso de los paneles fotovoltaicos.
Asimismo, deberíamos preguntarnos cuál es la mejor manera de implementar usos y hábitos en comunidades diferentes a nuestra cultura urbana de clase media sin caer en un proceso de aculturación de las mismas con el riesgo de fracaso del programa desde nuestra,—a veces soberbia—, perspectiva profesional.
BIBLIOGRAFÍA
Assaf Leonardo (2003), Curso de Luminotecnia ELI- UTN, cap. 14.
Baker, Nick y Steemers, Koen (2002) Daylight Design of Buildings, James & James, UK
Dutt, Gautam (1997), Programa de Calidad Energética de Artefactos Eléctricos para el Hogar (PROCAEH), Subsecretaría de Energía, Dirección Nacional de Promoción, Dirección URE, Buenos Aires.
Dutt Gautam, Tanides Carlos (2001) Introducción al Uso Eficiente de la Energía Eléctrica, FI-UBA
Energy White Paper (2003) Versión 11, UK ( www.dti.gov.uk/energy/whitepaper/index.shtml )
Horn Manfred y Spinoza R. (2001) Modelos de Gestión en la Electrificación Rural con Energía Solar Fotovoltaica en el Perú, Centro de Energías Renovables de la Universidad Nacional d Ingeniería, CER-UNI
Martinot Eric et al, Renewable Energy Markets in Developing Countries. Annu. Rev. Energy Environ. 2002
Minke Gernot (2001) Manual de Construcción en Tierra, Nordan Comunidad, Montevideo.
Pattini Andrea (2002), Curso de artefactos de iluminación natural, FADU-UBA
Reddy Amulya, The Evolution of an Energy Analyst: Some Personal Reflections.
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