Buscando un escenario ambiental adecuado-Parte II
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- El 4 febrero, 2005
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El postmodernismo
La apertura al comercio internacional, el estímulo a la exportaciones, la importación de tecnologías y la difusión tecnológica teniendo en cuenta la base científico-técnica ya instalada, da origen a un salto en la productividad de los sectores exportadores, pero la producción para el consumo interno de cada país se queda atrás. Provocando la implementación de una economía con dos sectores. Esta dualidad, dentro de un contexto de una franca subsidiaridad del Estado frente a las empresas, en un contexto de desigualdad social preexistente y una sensación cultural individualista, contaminada por la corrupción y la competitividad, agrava las diferencias en la distribución de los beneficios del crecimiento económico.
El empleo crece en algunos sectores, sin embargo, el empleo neto total avanza a cuenta gotas. La difusión tecnológica contribuye a aumentar el desempleo estructural. Esto provoca un aumento de las tensiones sociales, que tiende a instalar un sistema autoritario, aunque formalmente democrático, para mantenerlas bajo control
El crecimiento de la economía resulta en una reducción de la pobreza y en un aumento del consumo total. Este aumento del consumo sumado a la débil regulación de las actividades producto de la subsidiaridad del Estado y sumado a las altas tasas de crecimiento de la economía, originan la sobre-explotación de los recursos naturales y el desaprovechamiento de los recursos no aprovechados por las empresas exportadoras.
Las presiones de la tendencia exportista resultan en la tala de bosques y en un avance sobre la masa forestal de menor cuantía, a medida que se llevan a la extinción las de mejor calidad, debido a su manejo insostenible.
El esfuerzo de la pesca marítima, efectuado por grandes empresas nacionales y multinacionales, sigue creciendo, a pesar que los retornos muestran tendencias en disminución. Colapsan varias de las pesquerías más explotadas y el esfuerzo pesquero se vuelca poco a poco a las especies de menor valor comercial, provocando un cambio estructural en las comunidades biológicas de la costa.
La contaminación industrial y la urbana continúa aumentando, con excepción de aquellas que afectan directamente a las exportaciones. Ya sea, por la sensibilidad de los mercados externos o por la vigencia de tratados internacionales.
Este avanzado deterioro ambiental empieza a mostrar repercusiones: por un lado, la contaminación afecta la salud y otros aspectos de la calidad de vida de los sectores de mayores ingresos, lo que, dada su influencia en la sociedad, origina una reacción del sector privado y a su vez del público. Por otro lado, los recursos naturales que son sobre-explotados empiezan a disminuir afectando el volumen y la calidad de las exportaciones. Como consecuencia de estos factores se adoptan medidas para aumentar la sostenibilidad de los recursos naturales exportables, al mismo tiempo se intenta reducir la degradación y contaminación ambiental. Estas acciones no alcanzan a ir más allá de acciones mitigadoras, que no logran generar transformaciones profundas ni soluciones a largo plazo.
Para fines del período, la economía es pujante, con un moderado grado de degradación ambiental, se ha originado una sociedad dual con un sector pudiente y una mayoría empobrecida.
Las fuerzas impulsoras que están detrás de este escenario son:
Gobernabilidad: El Estado se vuelve subsidiario y se reduce fuertemente. Se evidencia un predominio del mercado y del poder del sector privado nacional y particularmente transnacional.
Económicas: Una política de fomento a la producción agropecuaria e industrial dirigidas al mercado externo con una amplia apertura económica al proceso de globalización.
Sociales: Continúan las tendencias históricas de desigualdad.
Culturales: Una ética consumista e individualista empieza a preponderar.
Tecnológicas: Rápida difusión tecnológica, particularmente concentrada en los sectores ligados a los servicios no importables y a las exportaciones.
Ambientales: Se mantiene la falta de control sobre las secuelas ambientales del consumo y la producción. Degradación ambiental.
Un camino nuevo
Este escenario se hace posible gracias a la voluntad generalizada de repensar los países. Se instala una sólida economía con un fuerte componente de conocimientos. Se recuperan los principales recursos ambiental, la calidad de vida de la población aumenta, se aprovecha mejor la fuerza de trabajo relativamente educada y capacitada, se alcanzan niveles razonables de equidad y autonomía social y la gobernabilidad y autonomía nacionales se mantienen en niveles superiores a los históricos.
El contexto internacional resulta favorable en este escenario, con una reactivación de esfuerzos de cooperación para el desarrollo y con acuerdos binacionales y multinacionales de tipo tecnológico y comercial. La percepción de la gravedad de los problemas ambientales disparan esfuerzos globales mancomunados para afrontar los problemas.
Todo esto se genera como secuela de repetidas frustraciones sociales, una renovación de la clase política y una respuesta ciudadana participativa al descontento generalizado.
En una primera fase: Las medidas económicas adoptadas, combinadas con el estímulo al desarrollo científico-tecnológico focalizado en áreas críticas de la producción, con tareas de desarrollo de mercados y el apoyo de la pequeña y mediana empresa rural y urbana origina la consolidación de una incipiente economía del conocimiento.
En una segunda fase: El desarrollo productivo y tecnológico lleva a una diversificación y aumento de la eficiencia. Se afianzan nuevas líneas de producción y exportación de productos manufacturados de alto valor agregado, basados en servicios y recursos ambientales.
Por su parte, el reinicio del crecimiento económico al principio del período conducen a un aumento del empleo. Este se incentiva a medida que crece la economía y contribuye a una disminución de las desigualdades.
La situación ambiental se modifica hacia lo positivo gracias a las políticas de protección, la acción del estado nacional y los gobiernos locales, y las presiones de la sociedad civil. La aplicación inicial de controles relativamente caros de las emisiones y desechos contaminantes, evolucionan poco a poco. Se llega a la reestructuración de los procesos productivos completos, buscando una mayor eficiencia en el uso de los insumos y disminuyendo fuertemente los desechos finales. Conformándose una estrategia mucho más económica a largo plazo.
La políticas de uso sostenido de los recursos, junto a su revalorización económica y la de los servicios ecológicos lleva a que se empiecen a valorar y utilizar una serie de recursos adicionales a los utilizados tradicionalmente.
Las fuerzas impulsoras que dinamizan este escenario son:
Gobernabilidad: El gobierno fortalece los vínculos con la sociedad civil y el sector privado, con acuerdos de gobernabilidad que implican una recuperación del rol regulador del Estado. El país busca activamente la cooperación regional e internacional. Se implementan fuertes políticas anticorrupción.
Económicas: Se redefine la apertura del país al comercio internacional, haciéndose más selectiva y buscando incrementar los grados de libertad de la nación en los tratados comerciales regionales e internacionales.
Sociales: Se implementan gradualmente políticas redistributivas y de protección social. Se establece un compromiso político interpartidario e intersectorial para un aumento sostenido de la inversión en educación y en ciencia y tecnología.
Culturales: Como una reacción a la corrupción y de la desesperanza de otras épocas, comienza a afianzarse gradualmente una ética de solidaridad social y una reconsideración del consumismo como sucedáneo de la calidad de vida.
Tecnológicas: Se establecen políticas de largo plazo de fomento a la innovación y difusión tecnológicas, dirigidas por un lado a los servicios y productos de exportación, y por otro a satisfacer el mercado interno y las necesidades sociales.
Ambientales: Se establecen e implementan políticas de protección de los ecosistemas y funciones ecológicas prioritarias. Se establecen normativas claras de control de la contaminación.
El desafío de un modelo de desarrollo que pretenda integrar y armonizar lo económico, lo social y lo ambiental requiere de estructuras de gobierno aptas para abordar tal complejidad, a la vez que una activa participación ciudadana. Entre otros componentes, la construcción de una democracia participativa requiere, por un lado, de un soporte jurídico e institucional, y por el otro, de una sociedad civil activa, cuyo nivel de compromiso no se mida por el rating de la televisión sino por el ejercicio efectivo de sus derechos.
Por esta razón, es necesario revalorizar el papel político y la función de incidencia que tienen la sociedad civil. Es claro que el desarrollo del marco institucional condiciona las posibilidades y las modalidades de participación pública, tanto en temas ambientales como en otras áreas de interés público; sin embargo, la ampliación de esas oportunidades en Argentina, y en América Latina en general, depende, en parte, del papel que asuman las organizaciones de la sociedad civil.
Por supuesto que en el ámbito ambiental existen otros escenarios posibles, e infinitas combinaciones y variantes entre estas posiciones, pero las que se han nombrado representan alternativas posibles, en cierto sentido, arquetípicas.
Cristian Frers.
Tte. Gral. Juan D. Peron 2049 7mo. “55”.
(C1040AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
República Argentina.
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