Los disruptores endocrinos un problema para la salud y medio ambiente
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- El 1 enero, 2000
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Desde mediados del siglo pasado, biólogos y naturalistas han ido documen-tando extraños y desconcertantes problemas que sufrían los animales en distintas partes del mundo, que parecían no tener ninguna conexión. Estos problemas incluían la pérdida de la capacidad reproductora, mortandades masivas, deformaciones en órganos reproductores, comportamientos sexuales anormales y disminución del sistema inmunológico de especies afectadas por sustancias químicas muy variadas.
En 1952, se documentó la pérdida del instinto natural de aparearse y criar de águilas calvas de Florida (USA). Descubriéndose que un 80% de las águilas eran estériles. A finales de 1950, las nutrias desaparecieron de los ríos de Inglaterra. Mediados de los 60, las hembras de visones de las granjas de visones del Lago Michigan (Grandes Lagos, USA), no parían o perdían sus crías al poco tiempo. El problema se relacionó con la presencia de PCBs en el pescado con el que los alimentaban, procedente del Lago Michigan. En 1970 se observó que el 80% de los polluelos de gaviotas argénteas del Lago Ontario (Grandes Lagos, USA) moría antes del salir del huevo y presentaban deformidades muy similares a los observados en pollos tratados con dioxinas en experimentos de laboratorio. A principios de los 70 se documentó que hembras de gaviota occidental del sur de California (USA) formaban pareja con otras hembras. Este comportamiento anormal se observa más tarde en otras aves de los Grandes Lagos, Massachussets y Golfo de Puget. A finales de los años 80 se descubre que sólo el 18% de los huevos de caimanes del Lago Apopka de Florida (USA) eran viables y además la mitad de las crías morían antes de los 10 días. El 60% de los machos presentaban penes anormalmente pequeños, esto es, caracteres feminizados. Las hembras adolescentes presentaban deformaciones en los ovarios y su nivele de estrógeno en sangre era el doble de lo normal. ¡0 años antes, una fábrica había sufrido un vertido los plaguicidas dicofol y DDT al lago. En 1988 las focas del Mar del Norte sufren una mortandad masiva debida a una infección vírica que afecta a un 40% de la población. Esta infección no causó estos estragos en las focas que vivían en las aguas menos contaminadas de Escocia. A principios de los 90 los delfines del Mar Mediterráneo sufren una mortandad masiva ocasionada por una infección vírica. Se observa que los animales muertos presentan concentraciones de PCBs 2 y 3 veces superiores a las de los animales sanos. En los años 90 en Inglaterra se observa la feminización de peces que vivían a la salida del vertido de depuradoras de aguas municipales. Estos peces presentaban anormalidades que no se encontraban en peces aguas abajo. Se sospecha la implicación de unas sustancias químicas procedentes de la degradación de detergentes y plásticos, los alquilfenoles. |
Algunos de estos desconcertantes problemas también se empezaron a observar en seres humanos. Así, las hijas de mujeres tratadas con el estrógeno sintético DES para prevenir abortos entre los años 40 y 70, presentaban problemas reproductivos, cáncer vaginal y de cérvix y malformaciones en los órganos reproductores en porcentajes superiores a la media.
En 1992 un estudio realizado sobre los hombres de Dinamarca muestra que entre los años 40 y 80, se multiplicaron por 3 los canceres testiculares, aumentaron las anormalidades en espermatozoides y disminuyó el recuento de espermatozoides. Más adelante, un estudio de hombres de todo el mundo muestra que entre 1938 y 1990 la cantidad media de espermatozoides humanos había descendido un 50%.
Theo Colburn, una zoóloga contratada por WWF-US en los años 80 para estudiar el estado de salud ambiental de los Grandes Lagos, encaja las piezas de este puzzle, y encuentra el punto en común a la multitud de problemas sufridos por especies tan diferentes, afectadas por compuestos que en principio no tienen nada en común y localizadas en lugares tan lejanos del planeta.
Todos eran problemas controlados en gran medida por las hormonas. Todas estas especies sufrían alteraciones de su sistema hormonal o endocrino, ocasionado por la exposición prenatal a sustancias químicas sintéticas.
En 1996, junto a Dianne Dumanoski y John Peterson Myers publica el libro Nuestro Futuro Robado que sería un hito en la denuncia y divulgación de los problemas sobre el sistema endocrino ocasionados por un gran número de sustancias químicas sintéticas.
Este artículo ha sido publicado por el ISTAS
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