Las alianzas estratégicas entre los genocidas económicos y los genocidas ecolátricos
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- El 15 julio, 2008
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Los que impusieron el modelo neoliberal, con la fuerza de las billeteras del FMI, del BM, del Club de París, o de los grandes grupos financieros, son los que causaron enormes daños sociales en distintos puntos del orbe en los que sus “recetas” y “recomendaciones” fueron puestas en práctica. Queda en claro que esas supuestas “recomendaciones” eran –y son- órdenes dadas con puño de hierro y guantes de seda; pues más de una nación se doblegó ante esas imposiciones, como único medio de conseguir préstamos de esos órganos del poder financiero transnacional. En otros casos, han sido gobernantes corruptos en grado extremo quienes facilitaron la imposición de esas inhumanas medidas socio económicas, bajo pretextos de ser “la única alternativa viable”, de “las mejoras que se obtendrán a largo plazo” (que nunca llegan), del “derrame de los beneficios” (falso pues “derrama” generosamente hacia fuera de los países sometidos a esta nueva versión de colonialismo que es la doctrina neoliberal), de “dedicarse a las actividades con ventajas naturales’ “; de la “eficiencia privada”, etc.
Esos terribles daños sociales, con sus secuelas de despidos masivos, incrementos terribles de los niveles de desocupación, deterioros de los salarios reales, aumentos de las tasas bancarias a niveles impagables, etc.; fueron las causas de incrementos alarmantes de las tasas de suicidios (en muchos casos desesperados padres de familia primero mataron a sus hijos, para luego suicidarse, para evitarles destinos ignominiosos, como la prostitución, la mendicidad o la miseria extrema), así como de muertes prematuras diversas; por deficiente atención médica, por desnutrición o por la destrucción sicológica que implica el desempleo permanente u otras pérdidas drásticas de la calidad de vida.
En Argentina, hasta ahora han mantenido un férreo control en la formación académica de los futuros profesionales de las Ciencias Económicas, apoderándose de hecho del control de la enseñanza de la Economía, continuando la formación de las nuevas camadas bajo la férula falaz del “pensamiento único”; importante tema a resolver perentoriamente, si se quiere terminar con la colonización cultural, en este caso aplicada al sensible tema de la orientación económica.
Lo precedente ha sido un cuadro repetido en todos los países en los que se aplicó la “lógica” del monetarismo descarnado; que arremetió contra todo vestigio de la “economía del bienestar”; y contra todas las estructuras estatales, buscando facilitar las vías rápidas hacia el gobierno mundial plutocrático (el de los grandes poderes financieros), en cuyo esquema se pretende que los seres humanos excluidos de los reducidísimos grupos del mega poder, pasemos a ser simples piezas intercambiables y descartables.
Se trata ni más ni menos que un genocidio masivo pero silencioso y a la vez silenciado por las grandes cadenas noticiosas transnacionales, las cuales solo muestran fracciones de la brutal realidad, lo suficientemente fragmentadas y “edulcoradas” como para que la realidad cruda y total pase desapercibida para la mayor parte de la población.
Eso es compatible con la “lógica” de ciertos mega poderes, que consideran “necesario” reducir la población mundial a 1.500 millones, o “mejor aún” al número “ideal” de 500 millones; pues esa “lógica” funciona en base a estimar que son cantidades “manejables” política y culturalmente, de la población mundial.
Las terribles “recetas” de los mega poderes financieros abarcan de hecho destrucciones impiadosas de diversas áreas enteras de la actividad económica –con preferencia de la industria y de la tecnología-; las reducciones drásticas de los presupuestos de salud pública, educación pública; las amañadas “privatizaciones” de servicios esenciales y estratégicos (como el agua potable, el gas, la provisión de combustibles y electricidad, las comunicaciones y el correo, etc.) y de sectores de alta prioridad estratégica; y todo ello dentro del fomento liso y llano de la corruptela generalizada, para evitar todo tipo de reacción y para anular todo atisbo de patriotismo, de humanismo y de religiosidad sinceros.
Pero “previsoramente” los mega poderes globalizantes instrumentaron sus “fuerzas de choque” de baja intensidad pero de accionar muy corrosivo; formadas por fanáticos con las mentes previamente lavadas y con confusos odios y resentimientos específicos exacerbados y arraigados (son particularmente “útiles” los ex militantes de tendencias proclives a la violencia), y con cadenas de mando bien instrumentadas, que orientan los “objetivos prioritarios” hacia los que dirigir sus acciones. Cuentan además con el soporte seudo cultural de canales televisivos de distorsivos y falaces argumentos, que hacen permanentemente sus aportes a la confusión y a la colonización cultural ultra ecológica. Además de pomposas “comisiones” y “congresos”, con expertos de dudosos o nulos pergaminos o “preseleccionados” por su adhesión mercenaria.
Para esa función, a partir de la nada inocente fundación del Club de Roma, se ideo la genocida filosofía seudo ambiental del “crecimiento cero”, pretextando –pero jamás probando- “que el mundo no tolera más producción pues ‘colapsará’ “, por lo que –siempre supuestamente- sería “un imperativo” detener todo proceso de crecimiento económico (pero comenzando ¡oh casualidad! por el Mundo Subdesarrollado) y frenando “como sea” –en el más cruel sentido de la expresión- el crecimiento poblacional.
A partir de entonces -1972- crearon y financiaron las megas organizaciones transnacionales, con base en los países del G 7 (el Mundo Hiper Desarrollado, del consumo desenfrenado); las que bajo la pantalla de algunas acciones efectistas con mucha prensa –como la defensa de las ballenas- han resultado muy “funcionales” para varios objetivos concurrentes, a saber.
- Diluir todo sentimiento de nacionalidad de sus adherentes, bajo la pátina de los “objetivos globales de conservación”.
- Distraer la atención de lacras socio políticas y económicas acuciantes, como la miseria; el subdesarrollo crónico; las políticas económicas neocoloniales; las múltiples guerras y guerras civiles; las agresiones desembozadas de las megas potencias (contra la ex Yugoeslavia, contra Iraq, contra Irán, focalmente en África, potencialmente contra Venezuela u otros, etc.); los muros y otras limitaciones severas a la movilidad poblacional; etc.
- Oponerse sistemáticamente al desarrollo socio económico, y muy puntualmente contra instituciones, proyectos e industrias con gran efecto multiplicador; los que de por si mismos son pasos importantes para que nuestros países se liberen de las tenazas del subdesarrollo.
- Realizar tareas de corrosión de la unidad político cultural de los Estados en los que actúan; por ejemplo bajo la exacerbación del indigenismo a ultranza, vengativo y separatista; o fomentando con trabajos “de zapa” los sentimientos separatistas o racistas.
- Hacer trabajos de espionaje, a favor de las potencias anglosajonas (por ese motivo y con la acusación expresa, la Rusia de Putin expulsó sin miramientos a más de 100 ONGs seudo “ambientalistas”).
- Es perfectamente conocido que las ONGs de sesgo fundamentalista encuentran “terreno propicio” para actuar y expandirse, en el marco de gobiernos corruptos y carentes de todo sentido de auténtico patriotismo. Ese tipo de gobernantes siempre está en la búsqueda de aliados fáciles, y como los corruptos y apátridas no buscan el desarrollo, terminan coincidiendo con esas ONGs, a las que les dan “vía libre” para sus patoteriles acciones.
En otro artículo, se detallarán varias de las “omisiones” sistemáticamente cometidas por estas ONGs falsamente ambientalistas, que en realidad son dóciles peones del ajedrez geopolítico mundial de las potencias del G 7, jugando de hecho al servicio de la globalización salvaje.
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de Producción y Ambiente
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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