Extinción de incendios: ¿Estamos combatiendo al enemigo equivocado?
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- El 8 mayo, 2006
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En la tragedia de Cromañón, en la de Kevis y en tantas similares, así como en la mayoría de los incendios, las víctimas mueren asfixiadas, no quemadas ¿Por qué, entonces, se habla de “extinguir el incendio” y no de “proteger a las personas del humo”? Cuando se planifica la prevención o la extinción de un incendio el objetivo principal no debe ser el combate del fuego sino salvar a las personas y recién después apagar el fuego. Llevado al plano de la prevención esto significa que debería darse prioridad al rescate de las personas y a las medidas destinadas a limitar e impedir la acción del agente más destructivo y que causa más víctimas: el humo.
Para explicar qué es el humo, primero se debe aclarar que una combustión es una reacción química, que consiste en la oxidación de un combustible, que despide calor y que a su vez necesita del calor para producirse. Cuando el oxígeno o la cantidad de calor no son suficientes, parte del combustible se gasifica sin haberse quemado en su totalidad: a estos gases se los conoce como humo.
El humo en sí mismo es una mezcla de gases producto de la combustión, algunos de ellos muy tóxicos, líquidos vaporizados y partículas en suspensión, como el hollín.
La forma de actuación más conocida del humo en los incendios es la asfixia, que se produce en parte por el desplazamiento del oxígeno pero sobre todo por la acción de los gases tóxicos que contiene el humo, como el monóxido de carbono (CO) que se combina con la hemoglobina; el ácido cianhídrico (HCN) y los óxidos de nitrógeno (NO y NO2) y las dioxinas y fosfinas, producidas por algunos plásticos. Ademas, algunas víctimas afectadas por el humo, mueren días después del incendio por el edema pulmonar, causado por haber respirado los gases sobrecalentados del humo.
Otro efecto del humo menos conocido, y que también es responsable de muchas de las muertes en los incendios, además de ser una de las principales causas de propagación del fuego, es la explosión de humo, conocida como el flashover, backdraft, flamazo, etc. Este fenómeno se produce, entre otras cosas, cuando por un aumento repentino de la cantidad de oxígeno en la atmósfera del incendio o porque la temperatura del humo ha alcanzado su límite de ignición, la totalidad del humo entra en combustión casi simultáneamente produciendo una brusca elevación de la temperatura y expansión de gases, similar a una explosión. Como consecuencia de esto, todos los materiales combustibles afectados arden, elevando aun más la temperatura, dando inicio a un ciclo mortífero, que finaliza cuando todos los materiales combustibles del lugar se han quemado, o cuando el humo es evacuado o enfriado.
Desde el punto de vista de la protección estructural deben elegirse materiales tratados con un retardante de llama y sobre todo que no generen gases tóxicos; proteger todas las dependencias con rociadores, sobre todo los salones y las vías de escape y colocar compuertas en el techo que permitan evacuar el humo, aprovechando la convección natural. Deberían instalarse tantas compuertas como fuera necesario para evacuar el humo generado. Este sistema no provocaría una oxigenación del fuego porque, por el mismo principio de convección, el aire frío no entraría por donde sale el humo caliente; pero aunque así fuera, se evitarían las consecuencias más graves para las personas. Cabe señalar que este sistema ya se utiliza en otros países, principalmente en los Estados Unidos.
En cuanto a los cálculos de protección debería dejarse de lado el método de la llamada “Carga de Fuego” que se basa en la cantidad de calor producida por los combustibles, por un método que también contemple la producción de humo, la toxicidad de los gases de cada combustible y los efectos sobre las personas, tanto físicos como psicológicos.
En las operaciones de control de incendios se debe cambiar el objetivo de “extinguir” por el de “proteger” para el cual se debe evacuar el humo y rescatar a las personas antes de comenzar a apagar el fuego. La primera dotación de bomberos en escena (o de brigadistas de fábrica) no debe apurarse en desplazar líneas de agua, sino forzadores de aire y los materiales de zapa necesarios para abrir aberturas de ventilación directamente sobre el lugar donde se encuentre el principal foco del incendio; o en el caso de pisos inferiores, en las paredes laterales cerca del techo.
En cuanto al uso de las líneas de agua se aplican los chorros de lluvia hacia la parte superior de la habitación, dirigiéndolos al humo, en forma de pulsos de agua, abriendo y cerrando la válvula de la lanza, para provocar el enfriamiento de los gases tóxicos sobrecalentados y abatirlos; deteniendo de esta forma la principal forma de propagación del fuego e impidiendo las explosiones de humo. También se puede dirigir el chorro de agua hacia las aberturas para provocar un efecto “venturi” que succione los gases hacia el exterior. Una vez evacuado el humo se verán con claridad los focos de incendio, sobre los que se dirigirá una lluvia breve, permitiendo luego que se forme vapor que desplace el oxígeno y extinga el fuego por sofocación. Debe evitarse dirigir la lluvia al fuego en habitaciones donde todavía existan personas atrapadas, pues esto generaría vapor caliente que provocaría graves quemaduras en las mismas. De esta forma se estarían evitado también, mayores daños provocados por el uso indiscriminado del agua. Estas técnicas contribuirían tanto a proteger a las personas como a los mismos bomberos ya que, además de evitar la asfixia y proveer un suministro de aire fresco a las víctimas, previenen la explosión de humos, que es la principal causa de muerte de bomberos en incendios.
La aplicación de estas técnicas no implica la adquisición de nuevos materiales ni un cambio radical en las técnicas de extinción, solamente una mejor comprensión de los objetivos del control de incendios, priorizando la protección de la personas por sobre el control del fuego.
Por: Sergio A. Rusquellas
Ingeniero en Seguridad Ambiental
Oficial Auxiliar (FA) Bomberos Voluntarios de Sierra de los Padres
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