Energía: La Crisis refleja la falta de un proyecto Nacional
- Creado por admin
- El 12 abril, 2007
- 0
Los hechos con la contundencia que los vuelve indiscutibles, demuestran que es inconducente debatir si estamos o no inmersos en una crisis energética, o si la situación amerita calificarse en mayor o menor grado como un cuasi caos, o una simple situación difícil. ¡El problema está, es complejo y el simple paso del tiempo lo agrava considerablemente, si no se toman medidas con la prontitud y profundidad que el caso amerita!
La complicada situación actual es consecuencia de varios factores concurrentes, a saber:
- Más de un cuarto de siglo de aplicación de políticas económicas neoliberales, en cuyo contexto se desguazó al Estado y era “políticamente incorrecta” la planificación estatal, identificándose a la planificación con todo tipo de colectivismo, pasándose por alto que ninguna Nación coherente deja de planificar su futuro.
- Nuestra Nación dejó por completo de tener un Proyecto Nacional, afirmándose –erróneamente y sin ninguna inocencia- que “el mercado todo lo soluciona”.
- De la peor manera se “privatizaron” (eufemismo que significó desnacionalización lisa y llana) sectores de alto valor estratégico, como el petróleo, el gas, la generación eléctrica en su casi totalidad, el transporte de los energéticos (gasoductos, redes de alta tensión, etc.).
- Desde los sectores beneficiarios e impulsores de esas “privatizaciones” (que estaban tanto en la faz privada y en el propio Estado) se impuso el falso concepto de considerar simples “commodities” (bienes básicos transables) a los que en realidad son recursos de altísimo valor estratégico.
- El Estado Nacional casi por regla general tampoco ejerció las funciones de contralor, careciendo de los medios para hacerlo, al crearse minúsculos entes de control carentes de las dotaciones necesarias de personal calificado, de retribuciones acordes a las altas responsabilidades, e incluso de presupuestos operativos mínimos; tal como fue denunciado públicamente por varios analistas con clara orientación nacional y patriótica, aunque ello no haya tenido mayores espacios en la gran prensa.
- Al carecerse de todo plan estratégico y de toda concepción geopolítica, se dio vía libre a las empresas privatizadas para imponer al lucro como la razón de ser de toda la actividad energética, dejándose totalmente a un lado los Intereses Nacionales.
- Dentro de lo precedente, se llegó a extremos aberrantes, que nos ofenden profundamente a los argentinos de bien que amamos a nuestro país; instrumentándose verdaderas políticas propias de países bananeros (con todo el respeto que nuestros hermanos centroamericanos nos merecen), perdiéndose toda noción de dignidad nacional y de decoro en el ejercicio de las funciones públicas; como los “festejos” de los legisladores que se congratulaban pública y vergonzosamente de la aprobación de la privatización de Y.P.F., utilizándose para ello el vil recurso de los “diputruchos”, sin ninguna sanción penal hasta la fecha.
Entre otras consecuencias de las “lindezas” señaladas precedentemente, cabe acotar algunas “perlitas”.
Se construyeron con gran premura siete gasoductos hacia Chile, dos a Brasil y uno Uruguay, para exportar gas en grandes volúmenes, y con escaso control del Estado Nacional, mientras se negó y se niega sistemáticamente el abastecimiento del vital fluido a todo el Nordeste Argentino y a muchos usuarios potenciales de todo el país. ¿Eso no es discriminación y una auténtica burla a todos los argentinos a los que se nos niega de hecho el vital servicio?
Las petroleras y gasíferas virtualmente saquearon nuestras reservas de petróleo y gas, ejecutando una política de maximización de las extracciones –y de sus utilidades- llevando al agotamiento apresurado e irracional de nuestros hidrocarburos; todo ello con la cobertura de toda la maraña legislativa montada al efecto y con el lógico “visto bueno” y la complacencia de funcionarios responsables de diversos niveles, legisladores, periodistas “especializados” y un largo etcétera.
Como si eso fuese poco, las petroleras y gasíferas están autorizadas a liquidar directamente fuera de nuestras fronteras el setenta por ciento (70 %) de las divisas resultantes de las exportaciones…o sea que los argentinos nos quedamos sin nuestros hidrocarburos y sin las divisas.
Además, los “controles” que el Estado Nacional realiza acerca de las reservas de los hidrocarburos se hacen…¡en base a declaraciones juradas de las propias empresas!; o sea que se pone al zorro a cuidar el gallinero.
Para completar tan grotesco cuadro de situación, existen numerosas denuncias que atestiguan que las “privadas” (extranjeras) que se quedaron con el manejo negocio eléctrico, no han realizado más que una fracción de las inversiones pactadas, y ahora estarían presionando para realizarlas bajo condición de recuperar buena parte de los abusivos niveles de rentabilidad de las épocas de la convertibilidad.
Por supuesto que semejante cuadro de situación comenzó a ser “preparado” en las ya lejanas épocas de la dupla Videla Martínez De Hoz, prosiguió luego ininterrumpidamente, para concretarse las enajenaciones a precios viles en las épocas de Menem, Cavallo y demás; y con la inacción prácticamente total del período delarruista.
Seguramente la multiplicidad de “incendios” socio económicos posteriores a la debacle gubernativa de fines del 2001, hicieron prestar mucha menos atención que la necesaria al Sector Energético, e incluso luego se desperdiciaron dos a tres años sin adoptar ninguna decisión trascendente al respecto, en los que se subestimó la real envergadura de la tremenda crisis que se nos avecinaba; no obstante que algunos pocos analistas alertamos mucho antes al respecto, sin ser escuchados.
Algunas decisiones importantes se tomaron en este año, destacándose nítidamente la muy positiva reactivación del Plan Atómico Argentino, y otras medidas de emergencia, como la demorada licitación de dos grandes centrales termoeléctricas.
Pero analizando con objetividad, las decisiones que se están tomando son marcadamente insuficientes para cubrir adecuadamente las previsibles necesidades de la demanda en los próximos cinco a diez años, y mucho más aún si las proyecciones son llevadas –tal como corresponde a un país organizado- a un horizonte de dos a tres décadas.
Ya en el muy cercano año 2010 (por citar una fecha cierta) el panorama será sumamente complicado, excepto que se tomen rápidas e importantes decisiones estratégicas.
Pero para esas decisiones de mediano plazo, así como para las de largo plazo, resulta imprescindible avanzar en la concreción de un claro Proyecto Nacional, el cual debe sustentarse en precisas Políticas de Estado delineadas precisa y fundamentadamente.
Algunas ideas expuestas públicamente, como apostar por un modelo de economía integrada (agro ganadera e industrial, con desarrollo tecnológico propio) son muy positivas; así como algunos objetivos perseguidos, como la reducción paulatina de la deuda externa y las proyecciones del crecimiento del PBI; son marcadamente positivas, pero muy insuficientes.
Pero a la vez, parecería existir una gran dosis de voluntarismo y de improvisación en áreas de acción importantes, y dentro de ellas en el Sector Energético.
Las decisiones tomadas y las soslayadas, indicarían que no se tomó conciencia que el Sector Eléctrico duplica su demanda cada década; lo cual equivale a necesitar instalarse no menos de 25.000 MW en una década, incluyendo en esa cifra una prudente reserva y la sustitución de equipos previsiblemente obsoletos.
La omisión de las grandes obras hidroeléctricas en el Plan de Acción divulgado resulta sumamente preocupante, pues se continúa muy atado a la matriz de generación hidrocarburífera; lo cual resulta incompresible en el marco del aparentemente irreversible agotamiento del petróleo y el gas. Obras como Paraná Medio, Corpus Christi, Garabí, Roncador, Chihuido y muchas más, cuidadosamente planificadas en los años ’70; parecen haber sido relegadas al olvido; no obstante ser de altas rentabilidades, bajos impactos ambientales reales (funcionan sin emitir gases ni otros contaminantes), siendo un recurso inagotable y constituyendo obras de potenciales altos efectos multiplicadores zonales.
Por otra parte, la ausencia de medidas concretas para reestatizar la actividad petrolera y gasífera (como lo están haciendo casi todos los hermanos latinoamericanos y tal como sucede en casi todo el mundo, incluyendo las notables reestatizaciones de Rusia), muestran un perfil sumamente vulnerable.
También es muy preocupante que los sectores del fundamentalismo ecológico, que actúan como fuerzas de choque de intereses antinacionales, logren creciente preeminencia en algunos sectores de decisión; y que en otros aparentemente sigan operando ciertos tecnócratas muy vinculados con el neoliberalismo a ultranza de las décadas pasadas.
Por cierto que este cuadro de situación tan confuso es de responsabilidad e incumbencia de todo el espectro político y dirigencial, advirtiéndose como trasfondo la citada ausencia de un Proyecto Nacional claramente patriótico, y de necesario largo aliento.
Por: Carlos Andrés Ortiz,
Ex Docente – Investigador
Facultad de Ciencias Económicas, U.Na.M,
Especialista en Gestión de Producción y Ambiente
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
0 comentarios on Energía: La Crisis refleja la falta de un proyecto Nacional