A propósito de los emprendimientos hidroeléctricos de Garabí
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- El 1 febrero, 2011
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Pese a que aún faltan definiciones y el proyecto de las obras, algunas personas con apetencias políticas han tomado la iniciativa de hacerse notar y expresan, en asambleas y en los medios de difusión, posiciones contrarias a la construcción y promueven plebiscitos antes de disponer la mínima información sobre los proyectos hidroeléctricos en Misiones y Corrientes.
Para evitar que la población tome partido sin el debido conocimiento, es necesario un proceso de difusión de información y discusión seria, que permita comprender que existe una necesidad, que se sepa que se quiere hacer, cuales son las inversiones necesarias, que cosas se involucran en el proyecto y los beneficios esperados.
Sería éste un proceso positivo para los habitantes de Misiones, no la siembra de discordias para conseguir adeptos valiéndose de artilugios de instigación, instauración de miedos y fomentando discriminaciones.
La generación hidroeléctrica en la provincia de Misiones mediante las posibles instalaciones de Usinas en Garabí, Panambí, Corpus y algunas menores en las cuencas de arroyos con caudales suficientes, únicamente puede ser comparable con los cambios producidos en la zona por la colonización, solo que en una escala de tiempo menor.
Para la colonización en Misiones el estado nacional encontró necesario ocupar tierras fiscales y poblar el área, dispuso recursos y esfuerzos para lograrlo. A poco más de un siglo de esta decisión, la Provincia de Misiones, con muchos altibajos, alcanza a desarrollar su demografía y su economía en un tejido de intercambios internos y externos que hoy permite a albergar a más de un millón doscientas mil personas.
Básicamente para este crecimiento se valió de sus bienes naturales, para convertir las tierras en cultivables y desarrollar industrias afines.
En este proceso se llega a la tala de la selva paranaense para proveer maderas a extrazonas e implantar especies exóticas de mayor rendimiento, yerba mate, té, tung, pinos, citrus, etc por un lado, y por otro la ocupación de áreas por conglomerados urbanos con consecuentes impactos generados por urbanizaciones, industrialización e infraestructuras y equipamientos que esto implica.
Durante décadas se convirtió a la biomasa en cenizas para producir el calor necesario en el proceso de secado de la yerba mate y el té, llegándose a la tala rasa e incineración de la biomasa para la implantación de pinos en estos últimos tiempos. Si bien este impacto fue en algún momento observado, no se han evaluado ni se han cuantificado pérdidas ni beneficios y bajo este espectro nunca se ha hablado de “afectados”
Mientras en los poblados, las urbanizaciones producen graves modificaciones al ambiente por contaminación con vertidos de aguas servidas a cursos de agua, miles de vehículos que aportan gases de combustión mientras esperan semáforos desincronizados, animales portadores de enfermedades mortales proliferan en casas y calles, en las zonas rurales se incorporan enormes cantidades de tóxicos al aire y al suelo con la consecuente degradación y aparición de enfermedades y deformaciones en humanos. Sin embargo para estas cuestiones apenas si se organizan en silencio algunas reuniones con inaudibles pronunciamientos políticos, religiosos o técnicos.
Los medios de difusión reprodujeron ponencias vertidas por un sacerdote sobre que en Rusia existen turbinas que no necesitan represas…que se “conectan” al rio…y con un costo menor a alguna propuesta de generación en la zona…. Ante tales descabelladas expresiones, resulta difícil entender la necesidad de algunos miembros de la iglesia católica de exponerse doblemente al ridículo, una: siendo cura opinando sobre temas técnicos, otra: por el desconocimiento total de leyes físicas elementales de energía.
También se han hecho referencias a la generación de energía en Israel, ejemplificando que teniendo solo el rio Jordán resolvió la cuestión energética con paneles solares. Resulta un absurdo el comentario al pretender comparar climas diametralmente opuestos, sin explicar que la mayor parte de la energía de Israel se genera quemando combustibles fósiles importados, ayudando con ello al cambio climático mundial.
Algún religioso hizo comentarios que recomendó al actual gobierno provincial a que consulte a los especialistas, a los que saben, para evitar que se tomen decisiones políticas que signifiquen grandes negocios para algunos y mucho daño a la población. Ateniéndose a su recomendación, y en respeto a su investidura y su condición no debiera opinar de la manera que hace sin ser especialista, menos aún sembrar temor sobre daños en el plano ecológico y social que él y los que lo acompañan en reuniones antirepresas ignoran.
Un senador representante político del PJ asegura que van a instrumentar todo lo que esté a su alcance para ayudar a organizar, para acompañar a los grupos ecologistas que vienen trabajando desde hace muchos años, a ayudar a los pueblos a organizarse porque cree que la organización les dará el rédito suficiente de lograr el objetivo para parar la represa de Garabí. Loable determinación de dudosa representatividad partidaria, ya que se desconoce si el PJ debatió lo suficiente para fijar esa posición.
Sin evaluar la situación socioeconómica y sanitaria de los ex ocupantes de tierras inundables de la costa del Paraná, comparando con la línea de base relevada antes de los traslados, siendo objetivo y desprendiendo del análisis las circunstancias políticas generadas por los sucesivos gobiernos afines del PJ en la provincia de Misiones, se manifiesta que la población de Posadas sufre el mayor impacto ambiental negativo de Yacyretá y no se toma la mínima molestia en reconocer que después de décadas esta ciudad dispone de espacios para esparcimientos.
Los políticos debieran ser honestos en sus expresiones, no deben confundir al pueblo poniendo en duda si son o no políticas las decisiones de llevar a cabo semejantes emprendimientos como los de Garabí y Panambí. Los que hoy ocupan cargos públicos favorecidos por la política, no pueden desconocer que fueron decisiones políticas las que llevaron a la firma de los acuerdos bilaterales para estudiar las posibilidades de construir obras destinadas a generar energía eléctrica para la región, en un marco de desarrollo regional.
Al opinar sobre los recursos humanos que se ocupan en la construcción de grandes obras, que sin dudas insumen grandes cantidades, debe evitarse ser tendencioso o expresar incoherencias que solo cumplen con la finalidad de confundir más a la población. Si bien es esperable hacer uso de la mayor cantidad de mano de obra local, ésta no alcanza a cubrir una demanda altísima y es necesario importarla temporalmente, y al concluirse las obras los obreros extrazona, como es lógico, vuelven a sus lugares de origen. Sucede lo mismo cuando se termina la construcción de una vivienda, los albañiles, electricistas, sanitaristas y pintores no se quedan a vivir en la obra. Por eso, llevar el discurso al campo del absurdo blandiendo el fantasma de la desocupación, probablemente sea un artilugio político, pero en nada aporta al conocimiento de la población para decidir certeramente.
En un mirada superficial de lo que significará el cambio que pueden generar la instalación de ambas represas y sus subestructuras de generación de energía eléctrica en el rio Uruguay, probablemente no se avizore la eventualidad de que el agro será beneficiado en una escala difícil de cuantificar, en vez plantarse en una férrea oposición, los grupos agrarios deberían intentar al menos investigar factibles desarrollos del agro con energía y riego, lo que permitirá sacar al tarefero y al tabacalero de su situación de esclavitud, pobreza y enfermedades.
Debe evaluarse la enorme oportunidad para el colono y su prole de acceder a nuevas tecnologías con el financiamiento de centros de investigación, solventados con los beneficios de la venta de energía producida en la provincia, que se oriente a nuevas producciones agrarias e investigaciones para recobrar el suelo degradado por extensas plantaciones de pino que día a día acidifican el suelo de Misiones.
Quizás después, los hoy “colonos” desplazados de sus tierras para crear los desiertos verdes con alta densidad de pinos, las recuperen y vuelvan a minifundios donde sean considerados verdaderos agricultores, con alternativas rentables y oportunidades de mantener sus familias con futuros asegurados para sus hijos en vez de mendigar y prestarse a manifestaciones para apoyar lo que ni siquiera comprenden.
Entiéndase que el desarrollo de cualquier comunidad se basa en la exportación de excedentes de producción, o en todo caso de la manufactura o industrialización de materia prima. Estos eventos necesitan y alumbran la administración de bienes o dineros para especializarse en economía. El perfeccionamiento de métodos productivos se ajusta con políticas de acorde a los intereses de la población, con la finalidad de asegurar el mejor desarrollo con la distribución de las riquezas.
Esta es una fórmula probada por milenios en la evolución humana, entonces debe entenderse que todo emprendimiento de magnitud involucra intereses económicos y políticos en la búsqueda de beneficios a la población y no de afectarlos. Tomar partido en contra de la construcción de instalaciones de generación hidroeléctrica como afectado, en nada condice con la búsqueda de beneficios ni de desarrollo de la población.
Por ello la construcción de Panambí y Garabí es de interés para los misioneros, negarlo es absurdo, como absurdo es aseverar que de nada le sirve la energía.
Los hombres que participan en las decisiones políticas de la provincia, deben consultar a los técnicos de sus partidos políticos, los que sin dudas podrán ilustrarlos para que no yerren en sus expresiones. Así se podrá elevar el nivel de participación y comprensión de los problemas de sus agrupaciones, evitando plegarse a expresiones de molde sin sustento.
Algún sacerdote autonominado “cura popular”, refiriéndose a la construcción de hidroeléctricas, haciendo caso omiso ala misión cristiana de procurar la paz entre los hermanos, pide al pueblo sin aparentes motivos que se retobe y a no dejarse avasallar. En el afán de congraciarse con la popularidad resulta peligroso incitar a la población a movilizaciones que no tienen fundamentos ciertos, más aún cuando la acción se promueve por miembros de la iglesia.
Uno de los más visibles técnicos que propaga acciones negativas a Panambí y Garabí, ingeniero y especialista en energías alternativas, insiste en imponer microturbinas y la quema de biomasa para generación de energía eléctrica. Éste tuvo la oportunidad de probar las microturbinas con un rotundo fracaso en Misiones. En tres saltos que podían brindar energía y beneficios al turismo, descansan los restos de sus fracasos sin embargo continúa bregando para hacer lo mismo en cientos de cascadas interviniendo con hormigón y tubos de acero las bellezas naturales.
Aborda el tratamiento de alternativas eólicas comparando Misiones con otras partes del mundo, quizás olvidándose que esas estructuras se instalan en zonas de vientos permanentes, cosa que en Misiones no sucede. No obstante acierta en muchas otras cosas que pueden proporcionar mejor calidad de vida a las gentes y deben promoverse, como por ejemplo a) el desarrollar las cuencas internas de Misiones, b) crear una Dirección de Recursos Hídricos o una Dirección de Energía, c) capacitar a ingenieros, electricistas, civiles, mecánicos d) desarrollar proyectos hidráulicos para agua potable, turismo, energía, piscicultura, etc.
Misiones no es un país independiente con sus necesidades de energía eléctrica satisfechas importando energía desde Argentina utilizando el sistema eléctrico de ese país a través de su sistema de transmisión de 500 KV financiado por los contribuyentes de Argentina, tiene por qué comprometerse con la Argentina a promover su crecimiento colaborando con aprovechamientos energéticos en su territorio.
La provincia de Misiones no puede desconocer que junto a la provincia de Corrientes es parte de la Argentina y debe evitar un conflicto interprovincial encontrando el equilibrio de beneficios, respetando la decisión de Corrientes, que asiente en llevar adelante en su territorio el emprendimiento binacional de generación de energía hidroeléctrica.
Una novedad que no puede pasar desapercibida es la participación de docentes y jóvenes de las escuelas secundarias en trabajos prácticos abordando el tema de represas en el rio Uruguay. Hecho meritorio, más aún por la trascendencia de haberse presentado en el Parlamento en la Escuela 2010 en la Cámara de Diputados de la Nación. Pero se trata de una tarea que versa sobre impactos que generaría la futura construcción de la represa de Garabí, basado en datos probabilísticos y tendenciosos, y no son estudios objetivos llevados a cabo por profesionales con experiencia en cuestiones técnicas y socioambientales.
En el ámbito docente sirve enseñar metodologías para investigar, y ese debe entenderse como objetivo. Así se puede comprender que no hay profundidad en la investigación si se compara un embalse con agua estancada y además relacionándolas con enfermedades. Es sabido que las aguas estancadas con aportes de materia orgánica puede ser campo fértil para la proliferación de vectores de enfermedades hídricas, pero no debe evitarse exponer que el aporte de materia orgánica es producto de los desechos del humano, quien tiene la inteligencia y los medios para evitarlo.
Muchas veces se hacen referencias al medio ambiente, el ser humano y el futuro, cuestiones filosóficas que tienen tanta antigüedad como la evolución humana. Pero debe recordarse que la vida humana actual reclama energía eléctrica para su desarrollo y confort, potenciándose aún más a futuro. En su actual estadio, después de consumir y degradar su espacio de vida, el humano ha tomado conciencia de la preservación del medio donde se desarrolla y como consecuencia de ello busca incansablemente llegar a un equilibrio entre sus inventos (que consumen cada vez más energía) y su ambiente.
No se concibe sin energías la continuidad del hombre en el actual mundo, salvo que se impulse una involución.
Por: arquitecto Miguel Brys
Enviado Por: C.P.N. Carlos Andrés Ortiz
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