Valoración de la carga física en entornos productivos
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- El 1 enero, 2000
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Durante las últimas décadas las estadísticas de bajas y días laborales perdidos a causa de las lesiones asociadas a una excesiva carga física han experimentado un creciente aumento, tanto en tasas de incidencia como de prevalencia. Esto como es lógico, supone cuantiosas pérdidas, sin mencionar el hecho que a muchos trabajadores les cuesta la propia salud. Parece paradójico pensar que pese a todos los avances tecnológicos, los trabajadores sigan sometidos a una considerable carga física en su trabajo, motivo por lo cual cabría preguntarse si realmente existen puestos de trabajo en los cuales se demanda una carga física superior a las posibilidades de los operarios.
Si analizamos el concepto de carga física bajo el prisma del desarrollo industrial, podemos decir que éste ha evolucionado en la medida que ha avanzado la historia industrial del ser humano. Si nos remontamos al período pre-industrial, el hombre desarrollaba sus tareas y trabajos tan solo utilizando su fuerza; es decir, la carga física estaba dada por el uso de la fuerza. Es así como los homínidos que vivieron hace más de 14 millones de años lograban fabricar sus artefactos y herramientas con que cazaban sus presas. Del mismo modo, también los faraones utilizando la fuerza humana lograron construir sus magníficas pirámides. Y también así, durante la época del renacimiento, se forjaba el acero y el bronce. En pocas palabras, carga física es sinónimo de fuerza.
Con el advenimiento de la revolución industrial, en el período industrial, ya no era solamente la fuerza que se necesitaba para construir algo; comenzó a tener una importancia creciente el tiempo que se tardaba en realizar una actividad determinada. El concepto de carga física evolucionó acorde a los tiempos y la carga física a la cual estaba sometido un trabajador ahora dependía de dos factores: la fuerza y el tiempo. Esto cobró más importancia debido al trabajo de algunos investigadores que desarrollaron nuevos sistemas de producción, en especial Taylor y Gilbreth, para los cuales el factor tiempo alcanzó gran importancia. Ya en el período post-industrial comenzó a tener relevancia las condiciones en las cuales se realizaba el trabajo, quizás apuntando a mejoras en la producción o por el advenimiento de movimientos sindicalistas que reivindican este tema.
Un trabajo demandaba más carga física en la medida que se necesitaba más fuerza en un menor tiempo y donde las condiciones de trabajo fueran adversas como, por ejemplo, el trabajo en fundición donde las temperaturas se elevaban muy por encima de lo fisiológicamente recomendable. En la actualidad vivimos un período industrial definido por algunos como post-post industrial, a falta de una clasificación más ortodoxa, en el cual la carga física presenta al igual que hace miles de años el componente de fuerza, sólo que en menor cuantía. También incluye el concepto de tiempo, cada vez más valioso, sobre todo en los nuevos métodos de producción (just in time, por ejemplo) y unas condiciones de trabajo que, si bien han mejorado con los años, aún son motivo de controversia en algunos sectores como el minero, el siderúrgico, la pesca, la construcción, etc. A todo ello, habría que agregar un nuevo componente fruto de las nuevas formas de vida, que está íntimamente asociado con nuestra carga física, lo que se denomina carga mental.
Por todo lo expuesto anteriormente es fácil comprender que el concepto de carga física aún exista en nuestra sociedad industrializada y en aquellas en vías de desarrollo; lo que sucede es que se encuentra enmascarada en cada uno de los factores mencionados: fuerza, tiempo, condiciones de trabajo y carga mental. Son estos factores los que de manera conjunta han generado el aumento en las tasas de incidencia y prevalencia de las lesiones musculoesqueléticas en la sociedad trabajadora moderna.
Prevención Integral
Aquiles Hernández.
Profesor Asociado del Departamento de Organización de Empresas
Universitat Politècnica de Catalunya
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