Tsunami
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- El 19 noviembre, 2007
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Un tsunami del japonés tsu: puerto o bahía y nami: ola. Literalmente significa gran ola en el puerto) o maremoto es una ola o un grupo de olas de gran energía que se producen cuando algún fenómeno extraordinario desplaza verticalmente una gran masa de agua. Se calcula que el 90% de ellas son provocados por terremotos, en cuyo caso reciben el nombre, más preciso, de tsunamis tectónicos. La energía de un tsunami depende de su altura (amplitud de la onda) y velocidad. La energía total descargada sobre una zona costera también dependerá de la cantidad de picos que lleve el tren de ondas (en el reciente tsunami del índico hubo 7 picos). Este tipo de olas remueven una cantidad de agua muy superior a las olas superficiales producidas por el viento.
Esquema de un tsunami |
Un tsunami tectónico producido en un fondo oceánico de 5 km de profundidad removerá toda la columna de agua desde el fondo hasta la superficie. El desplazamiento vertical puede ser tan solo de centímetros pero si se produce a la suficiente profundidad la velocidad será muy alta y la energía transmitida a la onda será enorme. Aun así, en alta mar la ola pasa casi desapercibida ya que queda camuflada entre las olas superficiales. Sin embargo, destacan en la quietud del fondo marino, el cual se agita en toda su profundidad.
La zona más afectada por este tipo de fenómenos es el Océano Pacífico debido a que en él se encuentra la zona más activa del planeta, el cinturón de fuego. Por ello, es el único océano con un sistema de alertas verdaderamente eficaz.
Históricamente el término tsunami también sirvió para referirse a las olas producidas por huracanes y temporales ("tidal waves") que, como los tsunamis, podían entrar tierra adentro pero éstas no dejaban de ser olas superficiales producidas por el viento, aunque un viento excepcionalmente poderoso.
Tampoco se deben confundir con las "olas de marea", pues estas últimas están relacionadas con un desbalance oceánico producido por la atracción gravitacional que ejercen los planetas, especialmente, la Luna y el Sol sobre la Tierra. Éste es un fenómeno regular y mucho más lento, aunque en algunos lugares estrechos y de fuerte desnivel se pueden llegar a crear fuertes corrientes.
Física de los tsunamis tectónicos
Los tsunamis son destructivos a partir de sismos de magnitud 6,4 y son realmente destructivas a partir de 7 en la escala de Richter.
La velocidad de las olas puede determinarse por la ecuación:
donde h es la profundidad a la que se produce el sismo y g la gravedad terrestre (9,8 m/s²).
A las profundidades típicas de 4-5 km las olas viajarán a velocidades en torno a los 600 km/h o más. Su amplitud superficial o altura de la cresta H puede ser pequeña pero la masa de agua que agitan es enorme y por ello su velocidad es tan grande y, no solo eso, la distancia entre picos también lo es. Es habitual que la longitud de onda de la cadena de maremotos sea de 100 km, 200 km o más.
El intervalo entre pico y pico (período de la onda) puede durar desde menos de diez minutos hasta media hora o más. Cuando la ola entra en la plataforma continental la disminución drástica de la profundidad hace que su velocidad disminuya y empiece a aumentar su altura. Al llegar a la costa la velocidad habrá decrecido hasta unos 50 km/h mientras que la altura ya será de unos 3 a 30 m dependiendo del tipo de relieve que se encuentre. La distancia entre picos (Longitud de onda L) también se estrechará cerca de la costa.
Debido a que la onda se propaga en toda la columna de agua, desde la superficie hasta el fondo, se puede hacer la aproximación a la teoría lineal de la hidrodinámica. Así, el flujo de energía E se calcula como:
siendo d la densidad del fluido.
La teoría lineal predice que las olas conservarán su energía mientras no rompan en la costa. La disipación de la energía cerca de la costa dependerá, como se ha dicho, de las características del relieve marino. La manera como se disipa dicha energía antes de romper depende de la relación H/h sobre la cual hay varias teorías. Una vez llega a tierra la forma en que la ola rompe depende de la relación H/L. Como L siempre es mucho mayor que H las olas romperán como lo hacen las olas bajas y planas. Esta forma de disipar la energía es poco eficiente y lleva a la ola a adentrarse tierra adentro como una gran marea.
Cuanto más abrupta sea la costa más altura alcanzará pero seguirá teniendo forma de onda plana. Se puede decir que hay un trasvase de energía de velocidad a amplitud. La ola se frena pero gana altura. Pero la amplitud no es suficiente para explicar el poder destructor de la ola. Incluso en un tsunami de menos de 5 m los efectos pueden ser devastadores. La ola es mucho más de lo que se ve. Arrastra una masa de agua mucho mayor que cualquier ola convencional por lo que el primer impacto del frente de la onda viene seguido del empuje del resto de la masa de agua perturbada que presiona haciendo que el mar se adentre más y más en Tierra. Por ello, la mayoría de tsunamis tectónicas son vistas más como una poderosa riada en la cual es el mar el que inunda a la tierra, y lo hace a gran velocidad.
Antes de su llegada normalmente el mar acostumbra a retirarse varios centenares de metros, como una rápida marea baja. Desde entonces hasta que llega la ola principal pueden pasar de 5 a 10 minutos. A veces, antes de llegar la cadena principal de tsunamis, las que realmente arrasarán la zona, pueden aparecer "microtsunamis" de aviso. Así ocurrió el 26 de diciembre de 2004 en las costas de Sri Lanka donde, minutos antes de la llegada de la ola fuerte, pequeñas tsunamis entraron unos cincuenta metros playa adentro provocando el desconcierto entre los bañistas antes de que se les echara encima la ola mayor. Según testimonios: se vieron rápidas y sucesivas mareas bajas y altas, luego el mar se retiró por completo y solo se sintió el estruendo atronador de la gran ola que venía.
Debido a que la energía de los tsunamis tectónicas es casi constante pueden llegar a cruzar océanos y afectar a costas muy alejadas del lugar del suceso. La trayectoria de las ondas puede modificarse por las variaciones del relieve abisal, fenómeno que no ocurre con las olas superficiales. Los tsunamis tectónicos, al producirlas el desplazamiento vertical de una falla la onda que generan suele ser un tanto especial. Su frente de onda es recto en casi toda su extensión. Solo en los extremos se va diluyendo la energía al curvarse. La energía se concentra, pues, en un frente de onda recto lo que hace que las zonas situadas justo en la dirección de la falla se vean relativamente poco afectadas, en contraste con las zonas que quedan barridas de lleno por la ola, aunque éstas se sitúen mucho más lejos. El peculiar frente de onda es lo que hace que la ola no pierda energía por simple dispersión geométrica¹ sobre todo en su zona más central. El fenómeno es parecido a una onda encajonada en un canal o río. La onda al no poder dispersarse mantiene constante su energía. En un tsunami sí existe, de hecho, cierta dispersión pero, sobre todo, se concentra en las zonas más alejadas del centro del frente de onda recto.
En la imagen animada de el tsunami del índico (Diagrama de la onda) se puede observar cómo la onda se curva por los extremos y cómo Bangladesh, al estar situado justo en la dirección de la falla fracturada, apenas sufre sus efectos, mientras que Somalia, a pesar de encontrarse mucho más lejos, cae justo en la dirección de la zona central de la ola que es donde la energía es mayor y se conserva mejor.
Dispersión de la energía debido al alargamiento del frente de onda
Sostiene el profesor Manuel García Velarde que los tsunamis son ejemplos paradigmáticos de este tipo especial de ondas no lineales conocidas como solitones (u ondas solitarias). El concepto de solitón fue introducido por los físicos N. Zabusky y M. Krustal en 1965, aunque ya habían sido estudiados anteriormente, entre otros, por D. Korteweg y G. de Vries, a finales del siglo XIX.
El fenómeno físico (y concepto matemático) solitón fue descrito, en el siglo XIX, por J. S. Russell en canales de agua de poca profundidad, y son observables también en otros lugares. Manuel García Velarde dice:
en ríos (de varios metros de altura: mascaret del río Sena o bore del río Severn) y en estrechos (como en la pycnoclina del estrecho de Gibraltar donde pueden alcanzar hasta cien metros de amplitud aunque sean apenas perceptibles en la superficie del mar) o en el océano (tsunami es una ola gigantesca en un puerto que ocurre como etapa final de una onda solitaria que ha recorrido de tres a cuatro mil kilómetros a unos ochocientos kilómetros por hora, por ejemplo de Alaska a Hawai)".
Otros tipos de tsunamis
Existen otros mecanismos generadores de tsunamis menos corrientes que también pueden producirse por erupciones volcánicas, deslizamientos de tierra, meteoritos o explosiones submarinas. Estos fenómenos pueden producir olas enormes, mucho más altas que las de tsunamis corrientes. Ese tipo de tsunamis son las llamadas Megatsunamis aunque este término no es científico, puede usarse de forma poco rigurosa para referirse a las tsunamis generadas por causas no tectónicas. De todas estas causas alternativas la más común es la de los deslizamientos de tierra producidos por erupciones volcánicas explosivas que pueden hundir islas o montañas enteras en el mar en cuestión de segundos. También existe la posibilidad de desprendimientos naturales tanto en superficie como bajo ella. Este tipo de tsunamis tiene diferencias bastante drásticas con las tsunamis tectónicas.
En primer lugar la cantidad de energía que interviene. Está el terremoto del Océano Índico de 2004 con una energía desarrollada de unos 32.000 MT. Solo una pequeña fracción de ésta se traspasará a la tsunami. Por el contrario, un ejemplo clásico de megatsunami sería la explosión del volcán Krakatoa cuya erupción generó una energía de 300 MT. Sin embargo, se midió una altitud en las olas de hasta 50 m muy superior a la de las medidas por las tsunamis del Océano Índico. La razón de estas diferencias estriba en varios factores. Por una parte el mayor rendimiento en la generación de las olas por parte de este tipo de fenómenos, menos energéticos pero que transmiten gran parte de su energía al mar. En un seísmo la mayor parte de la energía se invierte en mover las placas. Pero aun así, la energía de las tsunamis tectónicas sigue siendo mucho mayor que la de las megatsunamis. Otra de las causas es el hecho de que una tsunami tectónica distribuye su energía a lo largo de una superficie de agua mucho mayor mientras que las megatsunamis parten de un suceso muy puntual y localizado. En muchos casos, las megatsunamis también sufren una mayor dispersión geométrica debido justamente a la extrema localización del fenómeno. Además suelen producirse en aguas relativamente poco profundas de la plataforma continental. El resultado, es una ola con mucha energía en amplitud superficial pero de poca profundidad y menor velocidad. Este tipo de fenómenos es increíblemente destructivo en las costas cercanas al desastre pero se diluye con rapidez. Esa disipación de la energía no solo se da por una mayor dispersión geométrica sino también porque no suelen ser olas profundas lo cual conlleva turbulencias entre la parte que oscila y la que no. Eso comporta que su energía disminuya bastante durante el trayecto.
Recreación gráfica de un tsunami aproximándose a la costa
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El ejemplo típico, y más cinematográfico, de megatsunami es el causado por la caída de un meteorito en el océano. De ocurrir tal cosa se producirían ondas curvas de gran amplitud inicial, bastante superficiales que sí tendrían dispersión geométrica y disipación por turbulencia por lo que a grandes distancias quizá los efectos no fueran tan dañinos. Una vez más los efectos estarían, sobre todo, localizados en las zonas cercanas al impacto. El efecto es exactamente el mismo que el de lanzar una piedra a un estanque. Evidentemente si el meteorito fuera lo suficientemente grande, daría igual cuan alejado se encontrara el continente del impacto, las olas lo arrasarían de todas formas con una energía inimaginable. Tsunamis apocalípticas de esa magnitud debieron producirse hace 65 millones de años cuando un meteorito cayó en la actual península de Yucatán. Este mecanismo generador es, sin duda, el más raro de todos, de hecho, no se tienen registros históricos de ninguna ola causada por un impacto.
Algunos geólogos especulan que una megatsunami podría producirse en un futuro próximo (en términos geológicos) cuando se produzca un deslizamiento en el volcán de la parte inferior de la isla de La Palma, en las Islas Canarias (Cumbre Vieja). Sin embargo, aunque existe esa posibilidad (de hecho algunos valles de Canarias como el de Güímar (Tenerife) o el del Golfo (El Hierro) se formaron por episodios geológicos de este tipo), no parece que eso pueda ocurrir a corto plazo, sino dentro de cientos o miles de años. Esta especulación ha causado una cierta polémica, siendo tema de discusión entre distintos geólogos. Un tsunami es un peligro para el lugar en que se encuentre o se origine, pero también este fenómeno tiene ventajas hacia nuestro planeta.
Tsunamis en el pasado
1650 adC – Santorini
Se cree que el mito de la Atlántida está basado en la dramática destrucción de la Civilización Minoica que habitaba en Creta en el siglo XVI adC, las olas que generó la explosión de la isla volcánica de Santorini destruyeron al completo la ciudad de Teras que se situaba en ella y que era el principal puerto comercial de los minoicos. Las olas llegaron a Creta con 100 o 150 m de altura asolando puertos importantes de la costa norte de la isla como los de Knosos. Gran parte de su flota quedó destruida y sus cultivos malogrados por el agua de mar y la nube de cenizas. Los años de hambruna que siguieron debilitaron al gobierno central y la repentina debilidad de los antaño poderosos cretenses los dejó a merced de las invasiones aqueos. La explosión de Santorini se cree que fue muy superior a la del Krakatoa.
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1755 – Lisboa
Se conservan muchas descripciones de olas catastróficas en la antigüedad, especialmente en la zona mediterránea. Miles de portugueses que sobrevivieron al gran Terremoto de Lisboa de 1755 murieron en los instantes posteriores debido a una tsunami. Antes de la llegada de la enorme ola las aguas se retiraron hacia el mar, mostrando mercancías y cascos de barcos olvidados que yacían en el lecho del puerto.
1883 – Krakatoa
En 1883 la explosión del Krakatoa produjo una ola de aproximadamente 45 m de altura que acabó con la vida de más de 35.000 personas. La unión de magma oscuro con magma claro en el centro del volcán fue lo que origino dicha explosión. Pero no solo las olas mataron ese día. Enormes coladas piroclásticas viajaron incluso sobre el fondo marino y emergieron en las costas más cercanas de Java y Sumatra haciendo hervir el agua y arrasando todo lo que encontraban a su paso. Así mismo, la explosión emitió a la estratosfera gran cantidad de aerosoles que provocaron una bajada global de las temperaturas, ademas hubo una serie de erupciones que volvieron a formarlo y lo llamaron ANAK KRAKATOA hijo de Krakatoa.
1908 – Messina
El 28 de diciembre de 1908 se produjo un terrible terremoto en las regiones de Sicilia y de Calabria en el sur de Italia. Fue acompañado de un maremoto que arrasó completamente la ciudad de Messina en Sicilia. La ciudad quedó totalmente destruida y tuvo que ser levantada de nuevo en el mismo lugar. Se calcula que murieron cerca de 70.000 personas en la catástrofe. La ciudad contaba entonces con unos 150.000 habitantes. También la ciudad de Reggio di Calabria situada al otro lado del Estrecho de Messina sufrió importantes consecuencias. Fallecieron unas 15.000 personas sobre una población total de 45.000 habitantes.
1946 – Tsunami del Pacífico
Un terremoto en el Pacífico provocó una tsunami que acabó con 165 vidas en Hawai y Alaska. Esta tsunami hizo que los estados del área del pacífico creasen un sistema de alertas que entró en funcionamiento el año 1949.
1958 – Tsunami en Alaska
El 9 de julio de 1958 en la bahía Lituya, al noreste del golfo de Alaska, un fuerte sismo, de 8,3 grados en la escala de Richter, hizo que se derrumbara prácticamente una montaña entera, generando una pared de agua que se elevó sobre los 500 metros, convirtiéndose en la ola más grande de la que se tenga registro, llegando a calificarse el suceso de "megatsunami".
1960 – Terremoto de Valdivia
El Terremoto de Valdivia (también llamado el Gran Terremoto de Chile), ocurrido el 22 de mayo de 1960 es el sismo de mayor intensidad registrado en la historia. Se produjo a las 07:11 UTC (al comenzar el día según la hora local), tuvo una magnitud de 9,5 en la escala de Richter y de XI a XII en la escala de Mercalli y afectó al sur de Chile.
Su epicentro se localizó en Valdivia en los 39,5º de latitud sur y a los 74,5º de longitud oeste, el hipocentro se localizó a 60 km de profundidad, aproximadamente 700 km al sur de Santiago. El sismo causó un tsunami que se propagó por el Océano Pacífico y devastó Hilo a 10.000 km del epicentro, como también las regiones costeras de Sudamérica. El número total de víctimas fatales causadas por la combinación de terremoto-tsunami se estima en 3.000.
En los minutos posteriores un Tsunami arrasó lo poco que quedaba en pie. El mar se recogió por algunos minutos y luego una gran ola se levantó acabando a su paso con casas, animales, puentes, botes y, por supuesto, muchas vidas humanas.
Como consecuencia del sismo, se originaron tsunamis que arrasaron las costas de Japón (138 muertes y daños por U$ 50 millones), Hawaii (61 muertes y 75 millones de dólares en daños), Filipinas (32 muertos y desaparecidos). La Costa Oeste de Estados Unidos también registró una tsunami que provocó daños por más de U$ 500.000
1979 – Tumaco
Un terremoto importante de magnitud 7,9 ocurrió a las 7:59:4,3 (UTC) el 12 de diciembre de 1979 a lo largo de la costa pacífica de Colombia y Ecuador. El terremoto y el tsunami asociado fueron responsables de la destrucción de por lo menos seis aldeas de pesca y de la muerte de centenares de personas en el departamento de Nariño en Colombia. El terremoto fue sentido en Bogotá, Cali, Popayán, Buenaventura y otras ciudades y aldeas importantes en Colombia, y en Guayaquil, Esmeraldas, Quito y otras partes de Ecuador. El tsunami de Tumaco causó al romper contra la costa gran destrucción en la ciudad de Tumaco y las poblaciones de El Charco, San Juan, Mosquera y Salahonda en el Pacífico Colombiano. El número total de víctimas de esta tragedia fue 259 muertos, 798 heridos y 95 desaparecidos.
1993 – Hokkaido
Un tsunami imprevisto ocurrió a lo largo de la costa de Hokkaido en Japón, como consecuencia de un terremoto, el 12 de julio de 1993. Como resultado 202 personas de la pequeña isla de Okushiri perdieron la vida y centenares resultaron heridas.
2004 – Índico
Hasta la fecha, la serie más devastadora de tsunamis ocurrió el 26 de diciembre de 2004 en el Océano Índico, con un número de víctimas directamente atribuidas a la marejada superior a las 250 mil personas. Las zonas más afectadas fueron Indonesia y Tailandia, aunque los efectos [devastadores] alcanzaron zonas situadas a miles de kilómetros: Bangladesh, India, Sri Lanka, las Maldivas e incluso Somalia, en el Este de África. Esto dio lugar a la mayor catástrofe natural ocurrida desde el Krakatoa, en parte debido a la falta de sistemas de alerta en la zona, quizás como consecuencia de la poca frecuencia de este tipo de sucesos en esta región…
Sistemas de alerta
Muchas ciudades alrededor del Pacífico, sobre todo en Japón, Chile y en Hawai, disponen de sistemas de alarma y planes de evacuación en caso de un tsunami peligrosa. Diversos institutos sismológicos de diferentes partes del mundo se dedican a la previsión de tsunamis, y la evolución de éstos es monitorizada por satélites. El primer sistema, bastante rudimentario, para alertar de la llegada de un tsunami fue puesto a prueba en Hawai en la década de 1920. Posteriormente se desarrollaron sistemas más avanzados debido a los tsunamis del 1 de abril de 1946 y el 23 de mayo de 1960, que causaron una gran destrucción en Hilo (Hawaii). Los Estados Unidos crearon el Centro de Prevención de Tsunamis en el Pacífico (Pacific Tsunami Warning Center) en 1949, que pasó a formar parte de una red mundial de datos y prevención en 1965.
Señal que avisa del peligro de tsunami, en Seward, Alaska |
Uno de los sistemas para la prevención de tsunamis es el proyecto CREST (Consolidated Reporting of Earthquakes and Tsunamis), que es utilizado en la costa Oeste estadounidense (Cascadia), Alaska y Hawai por el United States Geological Survey, la National Oceanic and Atmospheric Administration, la red de sismográfica del Nordeste del Pacífico y otras tres redes sísmicas universitarias.
La predicción de tsunamis sigue siendo poco precisa. Aunque se puede calcular el epicentro de un gran terremoto subacuático y el tiempo que puede tardar en llegar un tsunami, es casi imposible saber si ha habido grandes movimientos del suelo marino, que son los que producen tsunamis. Como resultado de todo esto es muy común que se produzcan alarmas falsas .Además, ninguno de estos sistemas sirve de protección contra un tsunami imprevisto.
A pesar de todo los sistemas de alerta no son eficaces en todos los casos. En ocasiones el terremoto generador puede tener su epicentro muy cerca de la costa por lo que el lapso entre el seismo y la llegada de la ola será muy reducido. En este caso las consecuencias son devastadoras debido a que no se cuenta con tiempo suficiente para evacuar la zona y a que el terremoto por sí mismo ya ha generado una cierta destrucción y caos previos que hacen muy difícil organizar una evacuación ordenada. Este fue el caso de por ejemplo, pues aun contando con un sistema adecuado de alerta en el océano Índico dicha zona no hubiese escapado del desastre.
Causas de Tsunamis
Como se mencionaba en el punto anterior, los terremotos son la gran causa de tsunamis. Para que un terremoto origine un tsunami el fondo marino debe ser movido abruptamente en sentido vertical, de modo que el océano es impulsado fuera de su equilibrio normal. Cuando esta inmensa masa de agua trata de recuperar su equilibrio, se generan las olas. El tamaño del tsunami estará determinado por la magnitud de la deformación vertical del fondo marino. No todos los terremotos generan tsunamis, sino sólo aquellos de magnitud considerable,que ocurren bajo el lecho marino y que son capaces de deformarlo. Si bien cualquier océano puede experimentar un tsunami, es más frecuente que ocurran en el Océano Pacífico, cuyas márgenes son más comúnmente asiento de terremotos de magnitudes considerables (especialmente las costas de Chile, Perú y Japón). Además el tipo de falla que ocurre entre las placas de Nazca y Sudamericana, llamada de subducción, esto es que una placa se va deslizando bajo la otra, hacen más propicia la deformidad del fondo marino y por ende los tsunamis. A pesar de lo dicho anteriormente, se han reportado tsunamis devastadores en los Océanos Atlánticos e Indico, así como el Mar Mediterráneo. Un gran tsunami acompañó los terremotos de Lisboa en 1755, el del Paso de Mona de Puerto Rico en 1918, y el de Grand Banks de Canadá en 1929. Las avalanchas, erupciones volcánicas y explosiones submarinas pueden ocasionar tsunamis que suelen disiparse rápidamente, sin alcanzar a provocar daños en sus márgenes continentales. Respecto de los meteoritos, no hay antecedentes confiables acerca de su ocurrencia, pero la onda expansiva que provocarían al entrar al océano o el impacto en el fondo marino en caso de caer en zona de baja profundidad, son factores bastante sustentables como para pensar en ellos como eventual causa de tsunami, especialmente si se trata de un meteorito de gran tamaño.
¿Cuál es la diferencia con lo que llamamos "marejadas"?
Las marejadas se producen habitualmente por la acción del viento sobre la superficie del agua y sus olas tienen una ritmicidad que usualmente es de 20 s y como máximo suelen propagarse unos 150 m tierra adentro, como observamos en los temporales o huracanes. De hecho la propagación es limitada por la distancia, de modo que va perdiendo intensidad al alejarnos del lugar donde el viento la está generando.
Un TSUNAMI, en cambio, presenta un comportamiento opuesto, ya que el brusco movimiento del agua desde la profundidad genera un efecto de “latigazo” hacia la superficie que es capaz de lograr olas de magnitud impensable. Los análisis matemáticos indican que la velocidad es igual a la raíz cuadrada del producto entre la fuerza de gravedad (9,8 m/s²) y la profundidad. Para tener una idea tomemos la profundidad habitual del Océano Pacífico, que es de 4.000 m, daría una ola que podría moverse a 200 m/s, o sea a 700 km/h. Y como las olas pierden su fuerza en relación inversa a su tamaño, al tener 4.000 m puede viajar a miles de kilómetros de distancia sin perder mucha fuerza.
Sólo cuando llegan a la costa comienzan a perder velocidad, al disminuir la profundidad del océano. La altura de las olas, sin embargo, puede incrementarse hasta superar los 30 metros (lo habitual es una altura de 6 o 7 m). Los tsunamis son olas que, al llegar al la costa no rompen. Al contrario, un tsunami solo se manifiesta por una subida y bajada del nivel del mar de las dimensiones indicadas. Su efecto destructivo radica en la importantísima movilización de agua y las corrientes que ello conlleva, haciendo en la práctica un río de toda la costa, además de las olas ‘normales’ que siguen propagándose encima del tsunami y arrasando a su paso lo poco que haya podido resistir la corriente.
Las fallas presentes en las costas del Océano Pacífico donde las placas tectónicas se introducen bruscamente bajo la placa continental provoca un fenómeno llamado “subducción”, lo que genera TSUNAMIS con frecuencia. Derrumbes y erupciones volcánicas submarinas pueden provocar fenómenos similares.
La energía de los TSUNAMIS se mantiene más o menos constante durante su desplazamiento, de modo que al llegar a zonas de menor profundidad, por haber menos agua que desplazar, la velocidad se incrementa de manera formidable. Un TSUNAMI que mar adentro se sintió como una ola grande puede, al llegar a la costa, destruir hasta kilómetros mar adentro. Las turbulencias que produce en el fondo del mar arrastra rocas y arena que provoca un daño erosivo en las playa que llegan a alterar la geografía durante muchos años.
Japón, por su ubicación geográfica, es el país más golpeado, por los TSUNAMIS.
Fuente: es.wikipedia.org
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