Sin energía no habrá trabajo, sin represa faltará energía
- Creado por admin
- El 3 marzo, 2009
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Apelando al sentido común, y saliendo al cruce del conocido fundamentalismo antirrepresas, es importante señalar un puñado de gruesas verdades, para que las personas no especialistas no vuelvan a ser envueltas en argumentos impactantes, carentes de bases reales, y para peor al servicio de oscuros intereses antinacionales; o de políticos de corta visión, como sucedió en el engañoso plebiscito montado como circo mediático en Misiones en 1996..
Estamos en una severa crisis energética, que condiciona cualquier proceso serio de desarrollo social y económico que se pretenda concretar.
Falta electricidad, y si se siguen postergando las grandes obras hidroeléctricas, se acentuará la falta de electricidad; y es bien sabido que sin energía eléctrica no solo no se instalarán nuevas fábricas, hoteles y otras fuentes genuinas de trabajo, sino que también corren riesgo de cierre –temporario o definitivo, según la gravedad del colapso eléctrico- las actuales fuentes de trabajo.
No hay desarrollo social y económico posible sin contar con abundante energía eléctrica, a costos razonables, o al menos competitivos.
En todo el mundo las tres tecnologías competitivas y por lógica más utilizadas para generar electricidad son: la que quema petróleo, gas o carbón, llamada termoeléctrica (la más cara de las tres y la más contaminante); la nuclear (que está resurgiendo en todo el mundo); y la hidroeléctrica (la más barata por kilovatio hora y la menos contaminante de todas).
Todas las otras formas de generar electricidad son mucho más costosas que las hidroeléctricas y nucleares, e incluso producen diversas formas de contaminaciones encubiertas, que los fundamentalistas de la ecología (fanáticos con ideas fijas sin sustento técnico), se niegan a reconocer; pues en sus cerrazones mentales operan en base a ideas preconcebidas, sin razonar ni aceptar ninguna base científica que demuestre la falsedad de sus dogmas.
¡Es que para esos fanáticos, la ecología es una seudo religión pagana, cuyos “preceptos” son aceptados sin discusión posible! Ese fanatismo les impide aceptar que esos “preceptos” de falso ambientalismo, fueron creados por y a la medida de los intereses de las naciones más desarrolladas, a las que les conviene mantenernos subdesarrollados, para comprar por monedas nuestras producciones de alimentos, e incluso para seguir apoderándose de nuestras tierras, que en enormes extensiones son compradas por “filántropos” que se adueñan de sitios estratégicos, como sucede en el Iberá, en la Patagonia y otros puntos de nuestro extenso territorio.
Esos fanáticos hoy transformados en “antirrepresas a ultranza”, aceptaron de hecho el genocida precepto del “crecimiento cero”, que implica paralizar totalmente nuestro crecimiento, lo cual significa dejarnos de rodillas, sin trabajo para nuestras nuevas generaciones, y sumergidos sin esperanzas en el más vil subdesarrollo. Subdesarrollo que produce la peor de las contaminaciones, la de la miseria extrema…¡que a estos seudo ambientalistas evidentemente no les preocupa!
Ese bárbaro concepto del “crecimiento cero” fue creado y difundido desde el Club de Roma, entidad al servicio de la llamada “globalización salvaje”, la misma que por la fuerza de las presiones de todo tipo se nos quiso imponer en los años ’90, al precio de nuestra dignidad e incluso de la vida de muchos compatriotas, muertos de hambre, asesinados por la violencia instalada por la miseria y otros flagelos, o directamente suicidados por inducirlos a la desesperación (¡cuantos casos –divulgados por lo diarios- y cuantos que no se habrán difundido, hubo de padres desesperados, que después de matar a sus hijos para evitarles el camino de la prostitución o de la miseria sin salida, terminaron suicidándose!).
Y ese modelo funesto, es el que de hecho apoyan estos “ultras” de la ecología; que “montan el circo” del día mundial contra las represas (sin duda fogoneado por las petroleras y los fabricantes de usinas termoeléctricas); pero que “no dicen ni mu”, respecto a los venenos aplicados a nuestros cultivos, que provocan tantas malformaciones congénitas, abortos, nacimientos fallidos, e incluso taras mentales incurables. Tampoco se les escucha protestar contra la miseria (fueron cómplices de hecho del modelo neoliberal, apoyando a “Marijú Alsogaray” y las políticas recesivas); y jamás se les escuchó algún pensamiento que ni tangencialmente mencione al patriotismo, la argentinidad ni nada similar. ¡Ellos son “ciudadanos del mundo”…pero de hecho al servicio de las grandes potencias, aunque no lo quieran reconocer!
La actual severa crisis energética argentina, es en buena parte responsabilidad directa de la mala prédica de las grandes ONGs ultra ecologistas transnacionales; que operaron como fuerzas de choque para demorar las necesarias ¡e imprescindibles! usinas hidroeléctricas y nucleares.
Adviértase que en cambio estos ruidosos ecologistas jamás protestaron por las instalaciones de innumerables nuevas usinas termoeléctricas, las que al quemar enormes cantidades de petróleo y gas acentuaron la caída a pico de nuestras reservas. ¡Y ni siquiera se conmovieron por las nubes de ácidos corrosivos y tóxicos que desde varias usinas cayeron sobre Buenos Aires, Rosario y otras ciudades argentinas!
No solo no les interesa nuestro desarrollo a estos seudo ambientalistas, sino que están en contra de él, tal como sobradamente lo demostraron a lo largo de las últimas décadas.
Las costosas y complejas tecnologías de las falsas “soluciones” que proponen: las energías solar, eólica, geotérmica, etc.; están llenas de limitaciones, y solo pueden funcionar en base a fuertes subsidios, que es disparatado desperdiciar, existiendo amplias potencialidades hidroeléctricas sin utilizar, lo cual no ocurre en Europa, en Japón ni en Norteamérica, donde virtualmente no les queda arroyito por represar; y donde resurge la energía nuclear.
En otro artículo me explayaré acerca de las limitaciones e inconvenientes insalvables, de los “espejitos de colores” –las llamadas “nuevas fuentes de energía” que los fanáticos del ultra ecologismo nos quieren vender, como obedientes peones de quienes manejan desde afuera sus consignas y los usan para someternos al subdesarrollo.
Por: Carlos Andrés Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de Producción y Ambiente
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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