Radiaciones no ionizantes
- Creado por admin
- El 1 enero, 2000
- 0
La civilización actual es generadora de una amplia gama de campos electromagnéticos, que van desde los de alta frecuencia como antenas de radio y televisión, radar, microondas, telefonía celular, hasta los de muy baja frecuencia como las líneas de alta tensión, pantallas de ordenadores, redes eléctricas, etc.
Gran parte de las actividades de muchas personas suelen desarrollarse en ámbitos donde los electrodomésticos y los aparatos eléctricos abundan, permaneciendo gran parte del día bajo la influencia de innumerables campos de radiación de este tipo. Ocurre, entonces, que la sociedad vive rodeada de campos magnéticos. Durante los últimos treinta años la densidad electromagnética del ambiente se ha multiplicado generando un nuevo tipo de polución, intangible e inmaterial, denominada “contaminación electromagnética”.
Desde hace años, la ciencia estudia los efectos biológicos que ejercen sobre el ser humano y los distintos seres vivos los campos magnéticos, ya que el magnetismo, como fenómeno físico, convive desde siempre en perfecta simbiosis con los organismos vivos. En verdad, la Tierra es un gran imán. Las actividades orgánicas están marcadas por imperceptibles pulsos eléctricos en los que intervienen partículas elementales, que poseen cargas negativas o positivas que se ven afectadas por cualquier campo magnético.
Las radiaciones se dividen en dos tipos:
- Ionizantes, capaces de arrancar electrones de los átomos que atraviesan, incluso los que forman las células humanas-, como los rayos X y Gamma, bombas atómicas, etc., cuyos efectos son bien conocidos.
- No ionizantes, en las que están comprendidos los infrarrojos, las microondas y las radiaciones de telecomunicaciones.
A pesar de que durante las últimas décadas se han realizado numerosos estudios e investigaciones en todo el mundo, los efectos provocados por las radiaciones no ionizantes se encuentran todavía en el campo de la discusión científica, en la que algunos denuncian riesgos y efectos en el ser humano y otros los contradicen, quedando en duda aún cuál es la dimensión real del fenómeno y el verdadero alcance de los efectos de este tipo de radiaciones en el ser humano.
Las líneas eléctricas generan un campo electromagnético artificial.
Médicos y científicos británicos están solicitando una investigación gubernamental acerca de la relación que pudiera existir entre un aumento significativo en el riesgo de contraer distintos tipos de cáncer, incluyendo la leucemia, asociado con la cercanía a las más poderosas torres de transmisión de televisión de Gran Bretaña.
El riesgo es una controversia, pero sin embargo algunos lo admiten en forma fehaciente. En la Unión Europea, por ejemplo, todos los electrodomésticos y los equipos eléctricos y electrónicos tienen un control de emisiones con un doble propósito: evitar las interferencias electromagnéticas, asegurar el buen funcionamiento de los equipos, y proteger a las personas de las potenciales afecciones producidas por dichas radiaciones. La acumulación de estas emisiones genera un fenómeno que se ha dado en llamar “electrosmog”. Algunos investigadores afirman que por arriba de un determinado umbral y por efecto acumulativo, las radiaciones pueden desencadenar enfermedades autoinmunes, alergias, fatiga crónica, anemias, trastornos del sistema nervioso y hasta distintos tipos de cáncer. En tal sentido existen normas internacionales de control de emisiones
Asimismo, varios estudios han demostrado que en los organismos superiores incluyendo al hombre, existen magneto sensores específicos. La glándula pineal sería la sede somática donde se produciría la detección y la transmisión de la información magnética. Esta glándula, además, actúa como un transductor neuroendocrino por la sensibilidad que posee para determinados estímulos físicos como la temperatura, la luz y en especial el magnetismo. Estos estímulos pueden activar la síntesis de neurotransensores de enorme importancia en la actividad del sistema nervioso y productos hormonales como la melatonina u hormona pineal.
Por otro lado, un trabajo dado a conocer por profesionales del Instituto Tecnológico de Buenos Aires ITBA, plantea diferentes inquietudes derivadas del incremento del uso de la telefonía celular. Los autores apuntan que hay estudios que indican que hasta el 50% de la potencia de salida del aparato puede disiparse en el cuerpo del usuario cuando la antena está muy cerca de su cabeza, con el agravante de que casi todo el mal se localiza en un pequeño volumen de tejido vivo. Si bien los investigadores apuntan que las densidades de potencia con las que suelen trabajar estos aparatos están por debajo de los valores considerados de riesgo, subrayan la conveniencia de mantenerlos a una distancia mínima de 2,5 centímetros.
Según estudios realizados por organismos gubernamentales europeos, el ganado vacuno criado en las cercanías de instalaciones de telefonía móvil da menos leche e incluso presenta daños físicos. En tal sentido, el Ministerio del Ambiente de Baviera encargó en junio de 1998 una investigación que estableció que una torre de telefonía móvil ha hecho disminuir la producción de leche en 30 explotaciones ganaderas de la región.
Al respecto, la OMS realiza actualmente una investigación para disipar las dudas sobre los riesgos de contaminación electromagnética, cuyos resultados se conocerán en el 2002.
En la vida diaria usamos infinidad de equipos productores de radiaciones.
Además, las interferencias electromagnéticas generadas entre distintos equipos hace que se deba tener en cuenta si existe entre los mismos compatibilidad electromagnética; es decir, la capacidad de equipos eléctricos o electrónicos para funcionar en forma satisfactoria en un mismo ambiente. Cuando esto no sucede, las ondas electromagnéticas emitidas por un aparato interfieren sobre la electrónica de otro generándole defectos de funcionamiento.
Los tiempos que vivimos imponen la necesidad de equilibrar los posibles desajustes en el ambiente que se derivan del desarrollo tecnológico. Debemos tomar como premisa que la expansión y progreso económico no es un fin en sí mismo, sino que debe estar al servicio del hombre y por lo tanto permitir atenuar desequilibrios y traducirse en mejora de la calidad de vida. En este sentido creemos que la cuestión pasa por aprender a convivir con la, cada día más avanzada, tecnología, no siendo la opción rechazarla, sino aprender a utilizarla bien minimizando sus riesgos.
En los últimos años hemos presenciado un incremento del desarrollo y uso de dispositivos que emiten las denominadas radiaciones no ionizantes. El término RNI, como las vamos a identificar a partir de ahora, se aplica a un grupo particular de radiaciones electromagnéticas dentro del espectro electromagnético, pero también incluye ultrasonido como onda mecánica.
Para entender la diferencia, las radiaciones ionizantes RI, son aquellas, cuyo efecto más importante, según el mismo término lo describe, es la ionización de la materia, debido a su longitud de onda más corta y por ende más energéticas. A modo de ejemplo, mencionaremos entre ellas a la Radiación X, la Radiación Gamma y a la Radiación Cósmica. Los riesgos asociados con el uso de la Radiación X y Gamma, tanto en sus aplicaciones médicas, nucleares como industriales han sido estudiados con mucho detalle y sus efectos son bien conocidos pudiendo ser de extrema gravedad y como consecuencia de ello, han merecido una preocupación especial, desarrollándose toda una disciplina de Protección Radiológica. Así, se han elaborado Normas de Seguridad y establecido los Límites de Exposición para proteger tanto a las personas que por su tarea están expuestas a ellas, como al público en general y al paciente cuando se trata de exposiciones médicas.
A diferencia de las anteriores las radiaciones no ionizantes RNI, no llevan asociada una energía suficiente para producir el proceso de ionización arriba mencionado, causa de los efectos no deseables.
Debemos entender que existen dos tipos de riesgos, los aceptables y los no aceptables. Toda la actividad humana implica un riesgo. El uso de las radiaciones electromagnéticas no ionizantes también implica un riesgo, que además de ser aceptable, es significativamente menor que el de las ionizantes, siempre y cuando se respeten las normas nacionales e internacionales que establecen los valores máximos de exposición al ser humano. Si no se respetan dichas normas, esto podría ser motivo de preocupación ya que las manifestaciones de las RNI también podrían generar daños de distinta magnitud según el grado y tiempo de exposición.
Las radiaciones electromagnéticas no ionizantes abarcan prácticamente todo el espectro electromagnético. Dichas radiaciones no pueden ser percibidas por los sentidos humanos, a menos que su intensidad alcance valores suficientemente grandes como para manifestarse a través de sus efectos térmicos.
El sol es una de las fuentes de energía más importante de las RNI. A su vez éstas se clasifican en dos grandes grupos: Radiación Óptica (RO) y Campos Electromagnéticos (CEM) de Radiofrecuencias.
La exposición en general causada por fuentes artificiales de radiofrecuencia, incluyendo microondas, ha crecido más que exponencialmente en la última década. Entre las principales fuentes se pueden citar el extenso espectro de telecomunicaciones, informática, emisoras radiales y TVs, generación y transporte de energía eléctrica, usos industriales, uso en medicina, investigación, educación y artículos del hogar entre otros.
La denominada contaminación electromagnética comenzó a ser la preocupación no sólo de las autoridades, sino también ha creado inquietud en los trabajadores expuestos a la misma por su ocupación y al publico en general. Además de los simples problemas de ingeniería como interferencias en las comunicaciones, también pueden quedar afectadas, por esa misma radiación, el funcionamiento seguro y eficiente de algunas instalaciones médicas. En las últimas décadas ya se tienen antecedentes, aunque escasos todavía, sobre los efectos en los seres humanos debidos a exposiciones prolongadas, agudas y accidentales.
No obstante surgen dudas sobre cuán serios pueden ser los problemas causados por las RNI ya que de muchos estudios epidemiológicos solo se puede inferir una relación demasiado débil entre la exposición y el efecto supuestamente causado por las RNI.
Para completar las conclusiones sobre los efectos de las RNI aún se requiere finalizar estudios epidemiológicos a gran escala. La necesidad de cooperación internacional es imprescindible para finalizar con éxito esa tarea. La Organización Mundial de la Salud/ Oficina Panamericana de la Salud OMS/OPS, está coordinando y recibiendo la información sobre este aspecto, debiendo recopilar los datos obtenidos para este año. La conclusión de esta etapa será decisiva y permitirá fijar una recomendación base de una normativa internacional, que se sumará a las existentes, para la protección de los trabajadores y de la población en general.
Con los límites establecidos por las normas vigentes, aceptables hoy día y las normas por venir y con el fin de llevar tranquilidad al momento de instalar fuentes de RNI, se podrá solicitar apoyo de reconocidos laboratorios de medición y dosimetría de referencia y de campo, para corroborar los niveles de exposición debidos a dichas fuentes. El fin de la prospección electromagnética es por lo tanto evaluar los valores de campo eléctrico E, magnético H, y potencia o densidad de potencia P, y poder comparar estas mediciones con los niveles permisibles preestablecidos por las normas.
Aun hay grandes lagunas en la investigación de las radiaciones no ionizantes.
Un buen proyecto práctico sería establecer los mecanismos para llevar adelante la creación de un laboratorio especializado y reconocido a nivel nacional o regional, el que daría referencia a otros laboratorios de campo para asegurar la exactitud y precisión de las mediciones a realizar. Este punto es especialmente sensible a la opinión pública para garantizar la imparcialidad y profesionalidad en este tema.
El espectro de las RNI se divide básicamente en cinco regiones que a su vez se subdividen por razones prácticas en otras subregiones. Los rangos de estas divisiones no necesariamente son exactos y por diversas razones así tenemos: radiación ultravioleta UV, radiación visible Luz, Láseres, radiación infrarroja IR, radiofrecuencias RF. Estas últimas incluyen las microondas MO.
La Radiación Ultravioleta tiene uso difundido en la esterilización de instrumental y determinado equipamiento médico como también para la generación de un ambiente estéril. Últimamente el aumento de fuentes industriales de UV ha creado preocupación en los trabajadores con fuentes de UV abiertas. El máximo riesgo corresponde a la exposición del ojo y de la piel. Cataratas y el cáncer de piel son las manifestaciones más conocidas por la exposición inadecuada a estas radiaciones. El grupo de mayor riesgo está constituido por los trabajadores que sufren prolongadas exposiciones al sol y para los cuales debería tenerse especial preocupación en cuanto a las medidas de protección.
Los Láseres pueden abarcar además del espectro visible, el de UV excímeros y también el de IR CO2. Hasta el siglo pasado la fuente principal ha sido el Sol, que no ha sido considerado demasiado peligroso ya que el propio organismo humano cuenta con mecanismos de autodefensa y con el desarrollo de pigmentación adecuada. La aparición cada vez más extensa de las fuentes artificiales hace que el problema de protección sea de urgente aplicación.
Las radiofrecuencias RF, incluyendo microondas MO, abarcan un espectro desde 0.3 MHz hasta 300 GHz, correspondiendo a longitudes de onda de 1.000 m hasta 1 mm respectivamente. La telefonía móvil, tanto la analógica o celular, como la digital PCS, y la futura tercera generación 3G, anunciada en Europa como la Tecnología UMTS. Universal Mobil Telecommunications Systems, se enmarcan dentro de este espectro.
El rango de Radiofrecuencias RF propiamente dichas a su vez se suele clasificar en las siguientes subdivisiones:
Este es el espectro donde predominan las comunicaciones radiales y televisivas y algunos aparatos domésticos.
En el rango de frecuencias más bajas y puntualmente en el de extremadamente bajas frecuencias los problemas nuevamente se presentan en el transporte de energía eléctrica por intermedio de líneas de alta tensión, que van desde los centros de generación hasta los lugares de consumo, creando preocupación en aquellas comunidades que habitan en su cercanía.
Al igual que para las radiaciones ionizantes RI, para las RNI se han establecido límites de exposición ocupacional para trabajadores y el límite para el público. El uso de RF y en particular de las RNI con fines médicos, diatermia, etc., queda excluido de este análisis.
Los límites de exposición que fueron promulgados por el entonces Ministerio de Salud y Acción Social mediante la Resolución 202/95, han sido recomendados y propuestos en el Volumen I del “Manual de Estándares de seguridad para la exposición a Radiofrecuencias comprendidas entre 100 KHz y 300 GHz”, Dirección Nacional de Calidad Ambiental, Secretaría de Salud.
El criterio para las personas expuestas por razones de trabajo toma como periodo 40 horas semanales o en algunos casos breves periodos de exposiciones elevadas, y 50 semanas por año, debiendo ser informados claramente sobre los potenciales riesgos asociados con sus ocupaciones. Los límites de exposición ocupacional se aplican a exposición corporal total y son función de frecuencia.
Estos límites de exposición ocupacional representan aproximadamente la densidad de potencia de una onda plana incidente necesaria para producir un SAR promedio de cuerpo entero de 0.4 w/kg.
La población en general, que es obviamente mucho mayor que la población ocupacional, puede correr otros riesgos y por lo general no puede ser controlada individualmente. En estos casos los niveles de exposición que se fijan son sensiblemente más bajos que los ocupacionales tomando como parámetro un quinto de ellos. A diferencia de la Exposición Ocupacional, la Exposición Poblacional representa la densidad de potencia de una onda plana incidente necesaria para producir el SAR promediado para la masa corporal total de 0.08 w/kg.
No hay ninguna duda que una de las áreas de mayor aplicación hoy día de las RNI dentro del espectro de RF es el de comunicaciones.
En particular, y dentro del subespectro de las MO la telefonía móvil se ha constituido como la comunicación del futuro. La instalación de los sistemas irradiantes, antenas, y la fabricación de aparatos cada vez más sofisticados mueve uno de los capítulos más dinámicos e importantes de la economía
actual. Esto involucra el pago a los gobiernos de las licencias para la asignación del espectro necesario y el costo del desarrollo y construcción de nuevas redes para transportar los datos a alta velocidad. La tecnología de punta combinará la telefonía móvil con Internet.
Simultáneamente aparece la inquietud a veces sin bases confiables y científicas de los probables riesgos de estas RNI sobre la salud de las personas. Así algunas publicaciones mencionan patologías como afecciones cerebrales, problemas nerviosos, dolor de cabeza, insomnio y hasta ciertos tipos de cáncer.
Si analizamos fríamente los niveles de potencia emitidos tanto por los sistemas irradiantes, habitualmente ubicados por lo general a distancias respetables de los lugares de permanencia de la población y por otra parte a los teléfonos móviles con sus antenas incorporadas pero a pocos centímetros del cuerpo humano, todos éstos emiten con potencias mucho más bajas, en casi dos ordenes de magnitud, que por ejemplo las transmisoras de FM y las emisoras radiales convencionales.
Como ejemplo, algunos valores promedio, medidos a una distancia de 10 a 15 m de una celda de 800 MHz, van de 0,001 a 0,005 mw/cm2. Si estos valores se comparan con los límites de exposición poblacional, supuesta una frecuencia de 2.000 MHz, a esa frecuencia de 0,4 mw/cm2, fijados por las normas actualmente vigentes en nuestro país, observaremos que la exposición a la población debida a las emisiones de sistemas celulares es realmente muy baja.
Como resumen podemos decir que todas ellas tienden a asegurar que el beneficio obtenido por el uso de las RNI en sus diferentes aplicaciones, deberá estar muy por encima del posible riesgo debido a la exposición humana y del medio ambiente a esas radiaciones.
Más aún, la natural evolución de la tecnología en un futuro no muy lejano, asegurará una comunicación más rápida y de mejor calidad, con evidente beneficio para toda la humanidad y con niveles de potencia e irradiación aún más bajos que los actuales.
Redacción Ambientum
0 comentarios on Radiaciones no ionizantes