Por qué ser Verde significa no tener que decir jamás “lo siento”
- Creado por admin
- El 9 noviembre, 2010
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Por James Dellingpole
Fuente: Blog de Dellingpole
Y por qué ellos no deberían poder usar energía; esos tarados eco-fascistas!
Una de las historias de la Biblia que jamás pude comprender es la parábola del Hijo Pródigo. De modo que este absolutamente inútil tonto echa mano, prematuramente, de su parte de la herencia, se interna en el mundo, la despilfarra en su estupidez, pierde todo, luego regresa a su padre con la cola entre las piernas y, ¿qué sucede? Su padre, buen bobo que es, decide recompensarlo por ser tonto y haberse equivocado, dándole la bienvenida como a un hijo pródigo, matando al ternero más gordo.
No sorprende saber que el Otro Hijo –el sensible, el inteligente, que estuvo siempre en lo cierto, se siente poderosamente resentido. Si la gente no tiene en vida lo que se merece, ¿para qué molestarse en hacer lo que se debe hacer, en primer lugar?
De todos modos, viendo anoche en el Canal 4 “Lo que el Movimiento Verde Hizo Mal”, me sentí mucho como el Otro Hijo. La documental fue una celebración del hecho que dos notables campañistas verdes –Mark Lynas y Stewart Brand (creador del Catálogo Tierra Completa) habían finalmente llegado a comprender que algunas doctrinas de su Religión Verde estaban equivocadas y, de hecho, habían causado más daño que bien.
Ellos concedieron que los cultivos GM como el “arroz dorado” y el mijo enriquecido con vitaminas no eran diabólicos comidas “Frankenfoods”, después de todo sino una manera vital de desterrar la desnutrición en el Tercer Mundo.
La energía nuclear, estuvieron de acuerdo, fue mucho más eficiente en la tarea de producir energía limpia que la alternativa del carbón. Además, todo el escándalo acerca de Chernobyl había sido horriblemente exagerado.
La casi global prohibición del DDT –inspirada por la ciencia basura del best seller de Rachel Carson, Primavera Silenciosa- había causado la muerte por malaria de millones de personas.
Y así por delante.
Bien por Lynas y Brand. Pero ¿por qué, les ruego decirme, merecen ellos algún crédito por llegar a las conclusiones que nosotros, los que no somos ciegos eco-zelotes, ya habíamos llegado hace un montón de años?
¿Qué hay de los cientos –quizás miles- de hambrientos Zambianos que murieron en la hambruna de 2002 cuando, gracias a la campaña de desinformación de los activistas verdes como Lynas, el gobierno de Zambia se negó a distribuir los paquetes de ayuda de EEUU con alimentos GM?
¿Qué hay acerca de los científico e ingenieros agrónomos, honestos y decentes, y los trabajadores nucleares cuyas carreras fueron destruidas como resultado de la histeria verde?
¿Qué pasa con los cortes de luz, apagones y caídas de tensión, y la inseguridad energética que este país [Gran Bretaña] va a sufrir como resultado directo de la histeria antinuclear Verde que impidió que se reemplazaran las viejas centrales nucleares por nuevas?
¿Qué hay con esos MILLONES y millones de personas que Rachel Carson mató de manera impensada con sus afirmaciones totalmente desprovistas de fundamento sobre los efectos del DDT sobre la vida de las aves?
Los campañistas Verdes como Brand y Lynas no sólo han causado un daño masivo a la economía mundial –a la biotecnología y a la industria nuclear en especial- sino que también han contribuido con toda seguridad a numerosas muertes en el Tercer Mundo. ¿Y se supone que ahora debemos reconfortarlos y decirles: “Bien hecho, muchachos! Ustedes han visto finalmente la luz! Aquí tienen un caramelo y un hermoso video de promoción de sus socios en el Canal 4!”
Lo que me agarrota el estómago todavía más es que ni Brand ni Lynas HAN VISTO la luz, para nada! A medida de que el programa siguió demostrando, ambos hombres siguen casados con la igualmente errada teoría del Cambio Climático causado por el hombre. En la parte final del programa se los puede escuchar fantaseando sobre la clase de Geo ingeniería que sería necesaria –una recreación de la nube de polvo de Pinatubo que provocó una caída de las temperaturas de un grado centígrado- para poder evitar el “calentamiento global.”Vamos, Dr. Strangelove, todo está perdonado.
Si estos Verdes hubiesen tenido una pizca de comprensión o de auto análisis, habrían comprendido que la actual histeria (ahora en huída) sobre el Cambio Climático antropogénico viene de exactamente la misma escuela de ciencia basura y pensamiento embarrado que nos dio el “Atomkraft Nein Danke” y los ignorantes idiotas en máscaras y overoles blancos (Lynas entre ellos) destruyendo los campos de cultivos GM.
Pero, obviamente, no sería del interés de Lynas porque podría poner en peligro la más bien agradable cifra que ha recibido en los últimos años del Gobierno de Maldivas, asesorándolo sobre la mejor manera de estrujar más “dinero culpable” de los contribuyentes de impuestos (fue Lynas quien ideo la foto del gobierno de Maldivas sesionando debajo del agua) en el nombre del Calentamiento Global Antrópico.
Y los lectores en el blog “Komment Macht Frei” estarían de acuerdo conmigo. Definitivamente vale la pena un viaje a ver los comentarios en el blog de Moonbat [el “zurdo” George Monbiot] sobre el mismo tema. Moonbat, por supuesto, está fastidiado, pero por razones completamente diferentes a las mías.
El ecologismo no es sólo acerca de reemplazar un conjunto de tecnologías con otro. El cambio tecnológico es importante, pero protegerá a la biosfera sólo si también enfrentamos asuntos como el crecimiento económico, consumismo y poder corporativo. Esos son los desafíos que el movimiento verde nos pide enfrentar. Estos son los asuntos que el film ignora.
Y allí lo tiene usted: la verdadera voz del Movimiento Verde –rojo en su colmillo e ideología. No se trata de arreglos fáciles. No se trata de hacer las cosas mejor. Se trata de avanzar la guerra marxista contra el capitalismo por otros medios. Gracias George, por recordarnos dónde estás parado.
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Comentario de Eduardo Ferreyra: Claramente, George Monbiot es un mentiroso patológico. Estados Unidos emitió una prohibición casi total del DDT en 1972, “excepto para casos excepcionales, donde esté en riesgo la salud pública.” El gran impulsor de la prohibición fue el NRDC, (National Resources Defense Council), el mismo que impulsó la prohibición del regulador de crecimiento Alar en los 80. El NRDC es una máquina de impulsar prohibiciones. Tiene una gran influencia en el gobierno de los EEU, y consiguió que las embajadas de ese país hiciera llegar, “off the record” sugerencias a las autoridades sanitarias de todos los países que usaban DDT que se suspendería la ayuda económica americana si ese país continuaba usando el DDT en sus campañas antimaláricas.
De hecho, las “sugerencias” de las embajadas se tradujeron en una efectiva prohibición del DDT por cada uno de los países. No hubo, es cierto, una prohibición de la OMS, o de otro cuerpo de las Naciones Unidas que, hay que decirlo, aunque no tiene jurisdicción sobre ningún país, sus “sugerencias” tienen la efectividad de un verdadero chantaje. Y el chantaje de los poderosos funciona como una seda. Todos bajan la cabeza –y muchos hasta los pantalones.
La Convención de Copenhague es una farsa que no tiene poder para imponer prohibiciones, pero sus recomendaciones son fielmente seguidas por los obedientes países que no quieren arriesgar perder las “ayudas humanitarias” de EEUU y la Unión Europea. Pero esa ayuda siempre tiene el fin de mantener al crecimiento de la población acotado. Es la política maltusiana y eugenésica que caracteriza a las organizaciones de las Naciones Unidas que han sido puestas a cargo del cuidado del ambiente y la “salvación del planeta.” ¿Los seres humanos, la gente como usted y yo? Valen menos que la mariposa Monarca y un caracol del desierto de California.
De esa forma, sin proclamar una prohibición “oficial” del DDT se consiguió una prohibición “efectiva” total del mismo en África, casi toda Asia, las Américas, Europa y Oceanía. El único país de América Latina donde se usa y se puede comprar DDT es Ecuador. Representa menos del 1% de la población del continente. Los únicos países donde se sigue fabricando DDT son China y la India. Pero, como es sabido, con esos países los ecofanáticos no se meten porque atacar a China o la India no es “políticamente correcto” desde la óptica Verde.
Así de mal están las las cosas.
Por: Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Por James Dellingpole
Fuente: Mitos y Fraudes
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