Por qué Copenhague no logrará nada
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- El 12 noviembre, 2009
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Por Willis Eschenbach
DE WattsUpWithThat.com
La cumbre del clima de Copenhague, oficialmente llamada “COP15, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático Copenhague 2009”, apunta a reducir las emisiones de dióxido de carbono del mundo desarrollado. Los principales jugadores, por supuesto, son los Estados Unidos y la Unión Europea. Existe una extendida percepción de si los Estados Unidos y la Europa Occidental pudiesen poner bajo control las emisiones de CO2, el problema sería resuelto. Nada más alejado de la verdad.
Para ver el gigantesco dislate de esta idea, sólo es necesario fijarse en el registro histórico de las emisiones de dióxido de carbono. Este es el gráfico:
Mientras que en los años 70 los Estados Unidos y la Europa occidental combinadas contribuyeron con casi la mitad de todas las emisiones de CO2, actualmente eso está muy lejos de ser así. En los últimos 35 años las emisiones combinadas de EEUU y la UE han crecido apenas ligeramente. Globalmente, sin embargo, las emisiones de CO2 crecieron agudamente y no parece que se avizore un final de este crecimiento.
De manera que no importa si Europa firma un nuevo tratado de Kioto. Tampoco importa si los Estados Unidos adoptan un sistema de “Cap & Trade” o “Topes y Comercio”. Ambos juntos no harán una diferencia significativa. Aún si ambas regiones pudiesen retrotraer sus emisiones de CO2 a los niveles de 1972, no afectaría al a situación en lo más mínimo.
Estos son absurdos intentos sin sentido de contener una creciente ola de emisiones. Yo no creo que los crecientes niveles de CO2 sean un problema. Pero si se cree que serán un problema serio entonces concentrémonos en estrategias de adaptación porque la “mitigación” simplemente no funcionará.
Por qué el aumento no es un problema
Déjenme ver si puedo explicarles por qué no he añadido al gráfico una curva con las emisiones de CO2 de origen natural. Primero, porque si lo hubiese hecho, las curvas de emisión de origen humano sería muy poco visibles, en el fondo del gráfico. Las emisiones de origen humano constituyen apenas el 3% del dióxido de carbono que ingresa anualmente a la atmósfera, mientras que las de origen natural son el 97%.
Segundo, la atmósfera es un lugar de residencia temporaria para el CO2. La situación puede comprarse con una bañera que tiene su desagüe abierto en el fondo, y que está siendo llenado de manera constante con agua. Supongamos que empezamos con una bañera vacía y le tiramos adentro una manguera que lleva la etiqueta “agua natural”, con un caudal importante.
Al principio el nivel del agua comienza a subir, pero después de un rato el crecimiento del nivel comienza a hacerse más lento. A medida de que el nivel del agua sube la presión del agua sobre el desagüe aumenta y el agua sale de la bañera cada vez con mayor fuerza y velocidad. Esto es una analogía de la situación conocida como “nivel preindustrial del CO2”. El CO2 está en equilibrio.
En algún punto el nivel del agua en la bañera alcanzará un punto de equilibrio, donde la cantidad de agua que sale por el desagüe es igual a la cantidad que ingresa. Sin no está convencido haga el experimento con un tambor de 50 o 200 litros que tenga una salida en el fondo.
Ahora agreguémosle a la bañera otra manguera con la etiqueta “agua humana”. El nivel del agua crecerá hasta alcanzar un nuevo equilibrio. Ahora hay algunas cosas importantes que aprender de esta analogía de la atmósfera.
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Si cerramos el grifo del “agua humana”, el nivel del agua volverá al nivel “preindustrial”.
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Si la cantidad de agua humana se pudiese mantener constante, el nivel del agua no seguirá subiendo sino que llegará a un nuevo equilibrio y dejará de crecer. Con frecuencia esto es mal comprendido.
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Las subidas y bajadas del nivel de agua en la bañera por cambios en el agua humana que se le añade puede ser modelada matemáticamente como un “crecimiento exponencial” o una “disminución exponencial”. Esto significa que si inicialmente el nivel del agua cambiará bastante, a medida de que el tiempo pase el cambio en el nivel del agua se frenará y eventualmente llegará a un punto de equilibrio.
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Lo más importante en este asunto es que el tiempo y la cantidad de crecimiento desde –y su regreso hasta- el nivel preindustrial, no depende de la cantidad de “agua natural” que se añade a la bañera. El tiempo y la cantidad son sólo una función exponencial de la cantidad de “Agua humana” que se añade.
Lo mismo es cierto para la atmósfera. En tanto la cantidad de CO2 natural no varíe de manera significativa (y hasta donde sabemos no lo está haciendo), tanto lo que el CO2 atmosférico aumente y cuál será el eventual nivel de equilibrio, no tienen nada que ver con las emisiones naturales de CO2.
Por ello es que no he incluido en el gráfico de arriba a las emisiones naturales de CO2. Sí, las emisiones naturales son sumamente grandes: unas 220 GT (gigatoneladas) de carbono versus las 9 GT de las emisiones humanas, pero ellas son esencialmente una constante en la ecuación y no afecta al resultado final.
Comentario de FAEC Ampliando este tema, veremos algunos cálculos del IPCC y un análisis de Lord Monckton que viene al caso, aunque necesitarán una calculadora de mano para seguir la veracidad y precisión de la exposición. Dice Monckton que las emisiones globales de CO2 son actualmente de 30 GT/año (EIA), que provoca un aumento de 2 ppm/año (NOAA). Entonces 15 GT aumentarán la concentración en 1 ppm/año. En su Escenario 2 el IPCC 2007 (Modelo climático BERN), que es el que está más cercano al patrón de emisiones actuales, dice que la concentración de CO2 para el año 2100 será de 836 ppm. De manera que el IPCC piensa que añadiremos 468 ppm a la atmósfera durante el Siglo 21. Multiplíquese eso por 15 GT/ppmv y el IPCC está implícitamente proyectando que, en ausencia de alguna mitigación, el mundo emitirá: 468 x 15.000 millones = 7 Billones de toneladas de CO2 en este siglo. También proyecta (IPCC 2007) que este CO2 extra aumentará la temperatura en unos 3,5ºC. Esto significa que tenemos que prescindir de 1 Billón de toneladas de emisiones de CO2 por cada 0,56ºC de calentamiento que se quiera evitar. Divida 1 Billón en 30.000 millones y se llega a la conclusión de que tendríamos que clausurar, suspender, eliminar a toda actividad industrial basada en el carbono (combustibles fósiles + leña + agricultura) durante 33 años para evitar el aumento de apenas 0.56ºC! Esto significa que para que la temperatura ascienda sólo 0,5ºC (una cantidad ínfima), tendríamos que cerrar todas las fábricas del mundo que emplean combustibles fósiles o electricidad producida por usinas que queman carbón, fuel-oil, gas natural, o madera, o biomasa, todos materiales que emiten CO2 al ser quemados. Llevando el asunto al extremo, significa que tampoco se podrá cocinar, hacer asados, encender cigarrillos y por último: respirar. Cada vez que expiramos emitimos 5000 ppm de CO2. Dado que el IPCC ha exagerado el efecto “calentador” del CO2 en un factor X6 (Lindzen y Choi, 2009), el cálculo real se extiende a 200 años de parálisis de la actividad industrial, productiva, agrícola, minera, de transporte, etc. Esto significa que no tiene ningún sentido pensar en “mitigación” porque el costo es estúpidamente elevado en relación a los beneficios. El esfuerzo para intentar frenar cualquier calentamiento es comparable a querer vaciar el Océano Pacífico con una cucharita de café. No influenciaría al clima de ninguna manera. El calentamiento ha pasado a la historia, por lo menos en lo que resta del Siglo 21. Hace 10 años ya que la temperatura está en una meseta y en los últimos seis o siete años ha comenzado a bajar. La realidad científica comprobada, los datos duros y sin refutación posible lo demuestran, y ello muestra lo patéticos que son aquellas personas que nos incitan a cambiar las bombillas de luz por las de bajo consumo si queremos “salvar al planeta,” o bajar el termostato de la calefacción y del aire acondicionado en un grado, usar un sweater dentro de la casa, comprar un “automóvil verde”, usar “energía verde”, molinos de viento, energía solar, biocombustibles y secuestrar CO2 y enterrarlo bajo tierra. Lo que es más serio, nos dice lo estúpidos que son los políticos que afirman que pueden controlar UN grado la temperatura de la Tierra! Como Lenín decía: “Los capitalistas nos venderán la soga con la que los colgaremos”, la estafa del Cambio Climático será esa soga si los políticos firman algún acuerdo en Copenhague en diciembre próximo, que lleve a Occidente a suicidarse económicamente. Yo sé que no lo harán. Tienen por delante muchos años todavía para hacer reuniones, conferencias, cumbres del clima en lugares exóticos, bebiendo champagne, sitiéndose importantes y sobre todo, mostrarse como los “salvadores del planeta”. A los políticos les gusta demasiado vivir de fiesta en fiesta, pasándole la factura a sus ingenuos votantes. |
Por: Willis Eschenbach
Fuente: Mitos y Fraudes
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