No estamos condenados
- Creado por admin
- El 5 abril, 2013
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Ross McKitrick
El 8 de marzo pasado un paper publicado en el prestigioso (?) journal Science bajo el título “Una reconstrucción de temperaturas regionales y globales de los últimos 11.000 años. Las reconstrucciones de temperaturas no son nada nuevo, pero los papers que afirman se capaces de llegar tan lejos hacia atrás en el tiempo son raros, en especial aquellos que prometen cobertura global y regional.
El nuevo estudio de Shaun Marcott, Jeremy Shakub, Peter Clark y Alan Mix está basado en un análisis de 73 proxys de largo alcance, y ofreció resultados interesantes: uno familia (y nada notable), uno raro pero probablemente sin importancia, y uno nuevo e impactante. Este último es el aparente descubrimiento de que el calentamiento del Siglo 20 ha sido un desvío salvaje de cualquier cosa vista en 11.000 años. La noticia de este hallazgo voló alrede-dor del mundo y los autores se convirtieron súbitamente en los últimos de una larga lista de celebridades de la ciencia del clima.
El problema es, tal como lo admitieron muy calladamente este fin de semana, su nueva e impactante afirmación carece de toda base científica. La verdadera historia está comenzando a surgir y no es nada linda.
El nada notable hallazgo del paper de Marcott et al. fue que la historia del clima desde el fin de la última edad de hielo tiene la forma de una U invertida, comenzando frío, calentándose por unos pocos miles de años, permanecien-o cálido a través del Holoceno Medio (6000 a 9000 años atrás), luego enfriándose de manera constante durante los últimos 5000 años hasta el presente. Este patrón ha sido reconocido en estudios que usan los cilindros o núcleos de hielo perforados en Antártica, Groenlandia y otras partes, además de muchos otros registros de larga data, y fue mostrado en el primer informe del IPCC en 1990. Algunos estudios sugieren que fue, en promedio, medio grado Celsius más cálido que el presente, mientras que otros lo pusieron como hasta dos grados más caliente. Para calibrar las mediciones de los proxys de largo plazo a grados Celsius se deben hacer una gran cantidad de suposi-ciones, de manera que no sorprende que la escala del eje de las temperaturas es incierto.
Otra característica familiar de las reconstrucciones de largo plazo es que la porción descendiente de la curva contiene algunas grandes desviaciones. Muchas muestran un largo e intensamente cálido intervalo durante la época Romana de hace 2000 años, y otro intervalo cálido durante la era Medieval, hace unos 1000 años. También muestra a un episodio frío llamado la Pequeña Edad de Hielo que finaliza a principios del los 1800s, seguido del moderno calentamiento. Pero el gráfico de Marcott et al no contiene estas variaciones hacia arriba y abajo sino que en vez de ello sólo muestra un modesto calentamiento en el Holoceno Medio y una suavizada declinación hasta fines del siglo 19. Esto fue extraño, pero probablemente sin importancia ya que ellos también reconocen haber usado los proxys llamados de “baja frecuencia” que no recogen las fluctuaciones en escalas de tiempo más cortas de 300 años. Las diferencias entre las escalas de su gráfico y el de otros podrían ser representadas por métodos diferentes.
La nueva y sorprendente característica del gráfico de Marcott estaba en el mismo final: sus datos muestran un notable pico que implicaba que, durante el Siglo 20 nuestro clima varió desde casi las condiciones más frías durante los últimos 11.000 años a casi la más caliente. Específicamente, su análisis muestra que en menos de 100 años hemos tenido más calentamiento que el que tomó varios miles de años alcanzar, en el proceso deshaciendo 5000 años de enfriamiento.
Este brusco pico se convirtió en foco de considerable excitación, como también de escrutinio. Una de las primeras preguntas fue cómo había sido derivada. Marcott había terminado su tesis de doctorado en la Universidad Estatal de Oregon en 2011 y su disertación está ‘online’. El paper en Science se deriva del capítulo cuarto que usa los mismos 73 registro proxys y aparentemente los mismos métodos. Pero en ese gráfico no hay picos, como tampoco el abstracto de su tesis menciona el hallazgo de ese pico.
Stephen McIntyre de climateaudit.org comenzó a examinar los detalles del trabajo de Marcott Et al, y en marzo 6 hizo un descubrimiento notable. Los 73 proxys habían sido recogidos por anteriores investigadores, de los cuales 31 se derivan de alkenones, un compuesto orgánico producido por el fitoplancton que se deposita en capas sobre el suelo oceánico, y tienen propiedades químicas correlacionadas con la temperatura. Cuando se perfora un núcleo es necesario fechar las capas. Si se hace de manera precisa el investigador podría interpretar la capa de alkenones a, digamos 50 centímetros debajo de la superficie para implicar (por ejemplo) la temperatura del mar promedio de 0,1º C por encima de lo normal durante varios siglos alrededor de 1200 años atrás. La parte superior de los núcleos representan la información más cercana en el tiempo al presente, pero esta capa está a menudo perturbada por el proceso de perforación. De modo que los investigadores originales toman cuidado de fechar la parte superior del cilindro donde la información comienza a ser útil.
De acuerdo con los científicos que publicaron originalmente las series de alkenones, la parte superior de las mues-tras variaron en edad desde casi el presente hasta más de mil años atrás. Menos de 10 de los proxys originales tenían valores para el Siglo 20. Si Marcott et al hubiesen usado las fechas finales como la calcularon los especia-listas que compilaron la información original, no existiría ningún pico para el Siglo 20 en su gráfico, como realmente es el caso de la tesis para PhD de Marcott. Pero Marcott et al dieron nuevas fechas a una cantidad de muestras de la parte superior, cambiando la mezcla de proxys que contribuyen al valor de cierre, y esto creó al pico ascendente al final de su gráfico. Muy lejos de ser una característica de la información proxy fue un artefacto de volver a fechar de manera arbitraria las muestras involucradas.
Peor aún, el artículo no reveló este paso. En su información suplementaria online los autores dijeron que ellos habían supuesto y asumido que la parte superior de las muestras habían sido fechadas al presente “a menos de que se hubiese hecho notar en la publicación original.” En otras palabras, ellos afirmaban estar basándose en el fechado original aunque ellos habían modificado la datación original de una manera que influencia fuertemente sus resulta-dos.
Mientras tanto, en un email privado a McIntyre, Marcott hizo una sorprendente declaración- En el paper ellos había informado haber hecho un análisis alternativo de su información proxy que dio un pico mucho menor para el Siglo 20, pero dijeron que la diferencia “probablemente no era robustas,” lo que implica que el pico ascendente era insensible a los cambios en metodología, y que en consecuencia era confiable. Pero en email a McIntyre, Marcott dijo que laq reconstrucción en sí misma no es robusta para el Siglo 20: una cosas muy diferente! Cuando esto se hizo público, el equipo de Marcott prometió aclarar las cosas con un FAQ (preguntas frecuentes y respuestas) online.
Finalmente apareció durante este fin de semana y contiene una notable admisión:
“La Porción del Siglo 20 de nuestra pila paleotemperatura no es estadísticamente robusta, no puede ser considerada representativa de los cambios en la temperatura global, y en consecuencia no es la base de ninguna de nuestras conclusiones.”¡Y nos lo dicen recién ahora! El fuerte pico ascendente del Siglo 20 fue el foco de la atención mundial de los medios, tiempo durante el que los autores hicieron afirmaciones muy fuertes sobre las implicaciones de su descubrimiento en relación al calentamiento del Siglo 20. Sin embargo, en ningún momento hicieron ellos alguna mención al hecho de que la Proción del Siglo 20 de su reconstrucción de proxys es basura, de la más inútil y más dañina para la ciencia.
Los autores ahora defienden sus afirmaciones originales diciendo que si uno pega el registro de temperaturas al final de su gráfica proxy exhibe una tendencia ascendente mucho más grande que la observada en ningún intervalo de 100 años en su gráfico, apoyando sus afirmaciones originales. Pero no se puede pegar dos series de temperaturas completamente diferentes y obtener una conclusión del hecho de que ellas se ven diferentes.
El registro moderno está constantemente muestreada y como resultado es capaz de registrar tendencias y varia-bilidad de corto plazo. El modelo proxy, según la admisión de los autores, está fuertemente suavizada y no recoge fluctuaciones debajo de la escala de tiempo de varios siglos. De manera que la relativa suavidad en las primeras porciones de su gráfico no es prueba de que nunca antes hayan ocurrido variaciones. Si las hubo, su método no las habría identificado.
Lo que hizo posible su conclusión original acerca de la excepcional naturaleza del calentamiento del siglo 20 era plausible fue precisamente el hecho de que aparecía como registrado tanto por los termómetros modernos como por la información proxy. Pero eso era una ilusión. Fue introducida en su reconstrucción proxy como una triquiñuela arbitraria al dar nuevas fechas a los puntos extremos de algunos pocos registros proxy.
En años recientes hubo una cantidad de casos en que papers de alto perfil de científicos climáticos que resultaron ser –bajo una inspección cuidadosa– basarse en trucos inapropiados, falsificaciones, trampas, engaños, exagera-ciones, suposiciones inadecuadas, distorsiones, o análisis engañosos. Después de fueron desenmascarados en la blogosfera, la comunidad académica se apresura a formar el círculo de carretas y denunciar cualquier crítica como “negacionismo”. Hay negacionismo en marcha, por supuesto –de la parte de los científicos que no quieren ver que su constante defensa de esta clase de prácticas tienen un inadmisible costo en la credibilidad del público en su campo de la ciencia climática.
Fuente: Mitos y Fraudes
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