Minimización de residuos de Europa
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- El 1 enero, 2000
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Uno de los grandes retos a los que se enfrenta la Unión Europea a la hora de encarar la gestión de los residuos es el continuo incremento en su generación, que no sólo avanza asociado al crecimiento económico, sino muy por encima de éste. Esta tendencia hace difícil el cumplimiento de los requisitos legales europeos y traslada una gran presión a los responsables municipales y las plantas de tratamiento. De todos los países de la UE, sólo Holanda, Alemania e Islandia habían conseguido desvincular el crecimiento económico y la generación de residuos en 1997, y según responsables de la AEMA, el panorama no ha variado significativamente desde entonces. Más bien al contrario, una estimación realizada en 1999 mostraba un crecimiento sostenido hasta el año 2010, cuando el incremento habrá alcanzado una medida del 22 % (Figura 1).
Así, y en vista de la creciente proporción de residuos que sigue acabando en los vertederos de la Unión Europea, a pesar de todos los esfuerzos realizados de recuperación y reciclaje, la AEMA se planteó durante el pasado año realizar un estudio sobre las iniciativas de minimización de residuos entre sus miembros, que incluyen, a partir de comienzos de este año a todos los de próxima adhesión, Islandia, Suiza y Turquía. El objetivo de este análisis fue determinar la aplicación real de la jerarquía de opciones de gestión de residuos e identificar las iniciativas de mayor interés de cara a su posible repercusión europea (Figura 2).
El concepto de prevención se consideró excesivamente restrictivo y sus resultados sólo apreciables unos años después de la implantación, por lo que se decidió enfocar el estudio desde el punto de vista de la minimización, que incluye prevención, reducción en origen, reducción de sustancias peligrosas y reciclaje, según la definición de la Agencia.
Realización del estudio
El estudio comenzó con una invitación a todos los Estados miembros para que presentasen los proyectos más relevantes de minimización de residuos llevados a cabo, centrándose en los aspectos regulatorios, menos temporales y más fácilmente transferibles que los tecnológicos. De los 40 casos presentados, fueron seleccionados 10, siguiendo unos criterios que incluían: cobertura geográfica; variedad de tipos de residuos y enfoques; evaluación escrita del proyecto y facilidad de transferencia de la experiencia (tabla 1).
Una vez seleccionados los diez casos de estudio, el análisis de su repercusión fue dividido en cinco áreas:
- Responsabilidad del productor
- Acuerdos voluntarios
- Requisitos legales
- Programas informativos
- Tasas sobre residuos
Responsabilidad del productor
Los casos de Alemania y Suecia incluían el concepto de responsabilidad del productor referidos a los envases y embalajes, mientras que el de Grecia fue incluido por las similitudes con los anteriores. La adopción del principio de responsabilidad del productor en los dos primeros casos ha dado resultados claros de prevención de residuos y de incremento de reciclaje. En el caso Alemán, disminuyó el uso de envases en un 15% durante la década de los 90, y el reciclaje aumentó seis veces. En Suecia se consiguió, asimismo, un desarrollo positivo del reciclaje obteniéndose ratios del 90 % en algunas corrientes de residuos. En Grecia no existen datos claros, pero se observó una disminución general del 8% en los residuos generados/vertidos.
Se puede extraer la conclusión general de que los sistemas de responsabilidad del productor permiten obtener resultados que, de hacerse desde la administración pública, precisarían modificaciones considerables en los sistemas, en lo que se refiere a regulación, materiales y mano de obra. Como contrapartida, las autoridades ambientales pierden influencia sobre la recogida y gestión de ciertos residuos.
Acuerdos Voluntarios
Los acuerdos voluntarios, habituales en algunos países europeos, pretenden estimular -mediante acuerdos establecidos entre la autoridad encargada de la gestión de los residuos y una industria específica- unos índices de recuperación más allá de lo legalmente requerido. Los acuerdos voluntarios tienen mucho puntos en común con los sistemas de responsabilidad del productor, ya que se basan en pactos entre la industria y la administración, pero suelen ser más flexibles. El caso seleccionado de Austria sobre vehículos fuera de uso (VFU) constituye un claro ejemplo de acuerdo voluntario, alcanzado entre el sector automovilístico y la administración: la industria se compromete a aceptar el viejo vehículo del comprador cuando éste adquiera otro nuevo o de segunda mano. El acuerdo ha mostrado se efectividad y casi el 100% de los VFU se gestionan ya a través de centros autorizados. El acuerdo ha sido utilizado, además, como base de la recientemente aprobada Directiva de VFU. Las ventajas de estos sistemas son la mayor implicación de la industria en alcanzar los objetivos y la facilidad política de su implementación. Como desventajas, el informe destaca la dificultad de hacer cumplir el acuerdo si la industria no está motivada o si muestra una excesiva atomización.
Requisitos legales
Las iniciativas de minimización de residuos se han mostrado especialmente efectivas si contaban con el respaldo de requisitos legales a nivel comunitario, como es el caso de la Directiva de vertederos. Así, los dos casos prácticos relacionados con la eliminación de residuos biodegradables de vertedero, una de las piedras angulares de la citada directiva, han dado frutos positivos. El proyecto de minimización de residuos orgánicos en Australia dio como resultado un descenso del 23% en el depósito de vertedero; y el de recogida de este tipo de residuos en Holanda consiguió recuperar un 33%
Figura 2: Descripción de los 10 casos seccionados
El informe resalta la complejidad de establecer amplios sistemas de recogida selectiva de estos residuos, debido a los requisitos tecnológicos y organizativos de la recogida y tratamiento, así como la gran dependencia en la colaboración ciudadana.
En lo que a la corriente de residuos orgánicos se refiere, establecer programas de recogida selectiva es una eficaz herramienta de minimización, aunque son importantes las campañas de concienciación y los altos requisitos de calidad del producto obtenido si e pretende su comercialización. En general, el respaldo normativo se presenta como buen apoyo a los proyectos de minimización de residuos.
Campañas de información
Las dos iniciativas estudiadas basadas en campañas de información, el programa Envirowise inglés y el de Demostración de Producción Limpia irlandés, fueron realizadas en el sector empresarial y obtuvieron resultados satisfactorios en los aspectos ambientales y económicos, aunque los logros ambientales fueron más difíciles de cuantificar, sobre todo en el corto plazo. En el aspectos económico, ambas iniciativas supusieron un ahorro anual superior a la inversión inicial.
El proyecto inglés incluye aspectos novedosos, como la creación de “clubes de minimización”: pequeñas asociaciones sectoriales que comparten la experiencia adquirida en minimización, organizan seminarios y reuniones y consiguen y canalizan fondos para promover la prevención de los residuos. Entre las dos iniciativas se ha evitado el consumo de más de 240.000 toneladas / año de recursos de vertido de más de un millón de toneladas de residuos al año. Estos dos casos, además de otros similares no incluidos en el estudio, no dejan duda de que las campañas de información son muy efectivas a nivel empresarial, aunque necesitan considerables fondos para su puesta en marcha. Por eso, es efectivo complementarlas con programas de tasas o impuestos, como por ejemplo tasas de vertido, lo cual neutraliza el costo inicial y ofrece una motivación adicional para el programa.
Tasas e impuestos sobre vertederos
Existen múltiples ejemplos en Europa acerca de la efectividad de las tasas sobre productos o residuos. En concreto, tres de los casos estudiados incluían estos incentivos: la tasa de vertederos y las tasas variables sobre residuos municipales en Dinamarca y la minimización de bioresiduos en Austria.
El análisis de estos casos mostró que la utilización de tasas en Austria y Dinamarca fueron instrumentos eficaces que consiguieron resultados espectaculares, aunque siempre acompañados de otros instrumentos. En Dinamarca se redujo el vertido desde el 63 hasta el 32% y en Dinamarca, mediante un progresivo incremento impositivo, se elevó el porcentaje de reciclado de los residuos de construcción y demolición desde un 25 % hasta el 90%. Una de las conclusiones fue la relación entre la cuantía de la tasa y el resultado obtenido, mostrándose que después de un cierto escalón, el aumento es marginal. En el caso de las tasas variables sobre los residuos municipales, se mostró efectiva su utilización para motivar a los ciudadanos a reciclar más y generar menos residuos, aunque se destacó la necesidad de una buena información y de sistemas gratuitos para los residuos reciclables.
Con todo, la introducción de impuestos ambientales debe ser cuidadosamente evaluada, para evitar los efectos no deseados, como los vertidos ilegales, que aumentan cuando la cantidad impositiva es excesiva o si no existen cauces paralelos para los residuos. En consecuencia, es deseable realizar un análisis de costo/beneficio basado en términos económicos y ambientales antes de modificar las cargas impositivas con fines ambientales.
Ana Gutiérrez Dewar
Fuente: ADM Plus
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