Más falsedades, omisiones y olvidos de Greeenpeace
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- El 9 enero, 2012
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La constante política del “doble mensaje” o “doble estándar” que practica esa transnacional británica del fundamentalismo ecológico no es nueva, aunque el común de la gente no lo sepa, y caiga en la credulidad ante las “lindas historietas color rosa” que cuenta y arma esta ONGs, que pretextando el cuidado del medio ambiente, es en realidad un poderoso instrumento de presión, para impedir nuestro desarrollo.
Recordemos los recientes comunicados de corte apocalíptico y catastrófico, rayanos con la paranoia, respecto a un ligero incidente (no hubo ningún damnificado ni daño verificable al medio ambiente) sucedido en una instalación secundaria de elementos nucleares NO EXPLOSIVOS, ubicada en Francia.
En la misma línea de terrorismo mediático, estuvo lo referente a las centrales nucleares japonesas de Fukushima, en cuyas difusiones se mezclaron grosera y malintencionadamente los muertos por el maremoto (tsunami), que habrían sido más de 30.000, con el único muerto a consecuencia del incidente de la central. Y las medidas de prevención de Japón fueron tratadas mediáticamente en tono apocalíptico, siendo que en la generalidad de los efectos sobre el entorno, las dosis eran equivalentes a las de una o dos radiografías, según fuentes científicas, obviamente no de Greenpeace. Tampoco hubo riesgo alguno de explosión, cosa que los terroristas mediáticos ocultaron cuidadosamente.
Muy distinta ha sido la actitud de esa transnacional de la ecolatría, respecto a un gran derrame de petróleo provocado por la petrolera norteamericana Chevron, frente a Río De Janeiro. Silencio prácticamente total en Argentina, y prácticamente ninguna repercusión conocida en medios periodísticos extranjeros, por parte de Greenpeace (y de otras transnacionales del fundamentalismo ecológico, como World Wildlife Foundation).
Recordemos que ante los enormes y muy nocivos derrames de petróleo ocurridos en el Golfo de México –provocados por una petrolera británica y otra de EEUU, los reclamos de Greenpeace fueron muy “modositos”, apenas algún comunicado de prensa muy descafeinado. Es que con El Tío Sam no se juega montando grandes manifestaciones (ya lo vieron los indignados apaleados por la policía en varias ciudades de EEUU). Además, ¿cómo iba Greenpeace a “escrachar” a sus espónsores, las petroleras anglosajonas?
¿A que se debe ese doble mensaje, de terrorismo mediático con relación a la energía nuclear, y el silencio cómplice o a lo sumo algún reclamo “muy suave” –diríase “modosito” cuando se trata de alguna comprobable catástrofe ambiental provocada por alguna de las grandes petroleras británicas o norteamericanas?
¿Acaso ese “doble estándar” no está demostrando, con la contundencia de los hechos, que esas enormes ONGs pseudos ecologistas están en connivencia con las megas empresas petroleras y gasíferas anglosajonas, tal como con mucha lógica y seguramente con bases documentales, afirmaron en forma contundente varios analistas geopolíticos y ambientales que son fuertemente críticos respecto al accionar de dichas ONGs?
¿Alguien pudo ver algún “gran acto de protesta” realizado en Washington o en New York, en contra de las actividades de petroleras y gasíferas anglosajonas, realizadas en áreas protegidas y “reservas naturales” en Alaska? ¡Nada, solo “mutis por el foro”!
Mientras tanto, no hace mucho en Argentina habían montado costosas campañas plagadas de mentiras, en contra del accionar de la Comisión Nacional de Energía Atómica, pues resulta claro que es un objetivo de Greenpeace –peón del accionar británico en su “guerra soft”- (suaves, mediáticas) permanentemente ejecutada contra Argentina.
Montones de infundios y falsedades, fueron difundidos a raudales, con las complicidades –seguramente muy bien pagas- de muchos periodistas y grandes medios de difusión. Recordar las hoy probadamente falsas acusaciones de las “aguas radioactivas” de Ezeiza, y las campañas para impedir la exportación del reactor argentino a Australia; mientras que en la actualidad, con malintencionada tergiversación de datos, pretendieron “ningunear” la enorme trascendencia de haber inaugurado la central nuclear de Atucha II –hito de enorme y muy positiva significación tecnológica, energética, social y económica-; y se verifica un constante accionar en contra de la minería del uranio, lo cual está privando a Argentina de disponer de su propio combustible para nuestras centrales nucleares.
Son también de recordar los escándalos y mentiras mediáticas muy costosas, en contra de la central eléctrica de Río Turbio, junto a la frontera chilena pero lejos de los glaciares. Hasta contrataron a un conocido actor –de nulos conocimientos en la materia- para que se preste a la campaña difamatoria. Se trata de UNA central en nuestras inmensidades patagónicas, necesaria para nuestro desarrollo, de efecto prácticamente inocuo en lo ambiental, pero significativo en lo social y económico. ¿Por qué no protestan contra las DECENAS de gigantescas centrales a carbón, que existen y siguen montándose en EEUU y Gran Bretaña, incluso en zonas muy pobladas?
¿Alguien recuerda alguna protesta masiva o tan siquiera un simple comunicado de prensa de Greenpeace, exigiendo soluciones al derrame de petróleo provocado por la empresa petrolera Shell (británica) en las costas de Magdalena, Provincia de Buenos Aires? Solo hubo silencio cómplice, pues esa ONG jamás protesta en contra de sus amos y financiadores.
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mboror
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