Los muertos exigen una moratoria de los alimentos orgánicos
- Creado por admin
- El 17 junio, 2011
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Por David Mastio
Washington Times
Una mirada algo seria sobre cómo una tecnología vieja puede matarnos
En este momento alguien está comprando brotes orgánicos de algún vegetal. Podría ser la última cosa que haga en su vida. La explosión de la bacteria Escherichia coli en Alemania la semana pasada –rastreada a una granja orgánica- resultó ser más letal que el mayor desastre nuclear de los últimos 25 años.
Por cierto, en los últimos dos años, dos historias sobre la seguridad pública han dominado laos titulares de la prensa mundial: una explosión y derrame de petróleo en el Golfo de México y el derretimiento del núcleo de un reactor en Japón. Pero en la ocurrencia de la enfermedad alimentaria de comida orgánica en Alemania, casi el doble de personas fallecidas en los otros dos desastres industriales combinadas, ha muerto ya a consecuencia de la bacteria E. coli de la granja orgánica.
En respuesta al derrame de petróleo los países de todo el mundo han detenido o limitado la perforación de petróleo en aguas profundas a medida de que se emitieron e implementaron nuevas regulaciones ambientales. Y no se han producido novedades en nuevas centrales nucleares en los Estados Unidos desde el terremoto de Japón. Alemania está desarrollando programas de ponerle naftalina a toda su industria nuclear.
Sin embargo, 23 muertes y más de 1000 hospitalizaciones causadas por un accidente industrial en una granja orgánica en el norte de Alemania causaron ninguna iniciativa de precaución en relación al funcio-namiento y desarrollo de esa actividad agrícola. Es fácil comprender el motivo. Los cultivos orgánicos tienen fama de ser el dominio de negocios de familiares a pequeña escala que hacen foco en el cuidado de Madre Tierra más que las ganancias. Cada cliente de productos orgánicos que entrevisté en tres supermercados desde que comenzó el problema en Alemania citaron a una salud mejor como la razón clave para comprar comida orgánica.
Eso es lo que la industria orgánica quiere que la gente piense. En un artículo de preguntas y respuestas dirigido a los consumidores, la Asociación de Comercio Orgánico dice esto: “En estos momentos hay una creciente evidencia que sugiere que los alimentos producidos orgánicamente podrían ser más nutritivos. Además, los alimentos orgánicos evitan la aplicación de tóxicos herbicidas, insecticidas persistentes, fungicidas y fertilizantes. Muchos pesticidas aprobados por la EPA fueron registrados mucho antes de que extensas investigaciones ligaran a estos químicos al cáncer y otras enfermedades.”
Si esa visión de la industria orgánica fuese verdad alguna vez, ha cambiado durante los últimos 20 años- Las comidas orgánicas han crecido hasta ser una industria global de miles de millones de dólares maneja-da por las mismas presiones de los defensores de la seguridad que culpan a la compañía TEPCO de Tokio y a British Petroleum de poner a las ganancias corporativas antes de la seguridad pública. Si no lo cree, pregúntese por qué los brotes orgánicos de alfalfa o soya cuestan el doble que los mismos producidos de manera tradicional, con pesticidas. En una palabra, codicia.
La escala del peligro que ignoramos al pretender que los alimentos orgánicos no es un negocio como cualquier otro es inimaginable. De acuerdo con las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud sobre las muertes por E. coli, en sólo los años pasados, ha muerto más gente por la enfermedad que por todos los eventos relacionados con la energía nuclear desde la aparición de ésta –aún si se incluyen las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Ha llegado el momento de que, hasta el poderoso lobby orgánico, acepten el principio de precaución –la idea de es mejor prevenir que curar cuando se trata de las prácticas potencialmente mortales de las granjas orgánicas.
Primero, la administración Obama necesita imponer un alto en la expansión o apertura de nuevas granjas orgánicas mientras los reguladores y los expertos federales en seguridad examinan los actuales peligros presentados por los productos orgánicos.
El corazón de la agricultura orgánica es el rechazo a un siglo de avances científicos. Los mismos riesgos que los Científicos Cristianos toman con sus propios hijos cuando rechazan a la medicina moderna, los agricultores orgánicos están entusiasmados en exponer a sus propios hijos cuando rechazan a la agri-cultura moderna.
Segundo, antes de que se permita a las granjas orgánicas expandirse nuevamente, la industria debe probar que ignorar a las tecnologías modernas no tiene riesgos ocultos para la salud pública o el ambiente. Un programa permisivo para tecnología obsoleta, quizás como parte del actual programa permisivo para la agricultura o el ambiente, debería exigir que las viejas tecnologías funcionen mejor que las nuevas en cada sitio donde un negocio propone abrir o expandir el uso de una técnica anticuada y obsoleta.
Tercero, cada técnica obsoleta debería requerir de un plan de desastre ambiental y de salud para todos los riesgos previsibles mientras que todas y cada una de las granjas orgánicas paguen un impuesto a un fondo nacional diseñado para implementar planes de desastres para las granjas orgánicas. Esos planes podrían ser aceptados sólo después de amplios comentarios públicos y encuestas y la oportunidad de fortalecer los planes a través de extensos litigios. Después, un régimen de inspección estricto e independiente sería requerido para mantener a las fuertes protección en su lugar.
Obviamente, la poderosa industria orgánica objetará, pero el caso en su contra es fácilmente compren-sible. Nadie permitiría construir una central eléctrica y operar una nueva central nuclear con tecnología de los años 50, sin pruebas de que el diseño es más seguro que la actual tecnología. Quienes se aferran a la agricultura de 1850 basada en el uso de desechos y heces animales deberían enfrentar esas mismas vallas. Como también quienes rechazan los avances claves en seguridad como la práctica de matar a la bacteria E. coli mediante la irradiación de alimentos sospechosos e ingeniería genética, que ofrecen promesas al usar procesos biológicos naturales para limitar la expansión de las enfermedades transmitidas por los alimentos.
A las granjas orgánicas se les podría requerir que tomen una página de lo que la Unión de Científicos Preocupados propuso recientemente para las plantas de energía nuclear. A medida de que cada instalación orgánica es propuesta y luego diseñada, debería poder probar a una Comisión Reguladora Orgánica que es más segura de las granjas orgánicas anteriormente instaladas y más seguras que las alternativas modernas.
Con la vida de niños puestas en riesgo, y el hecho de que el gobierno federal está tomando un rol más grande en pagar por planes de salud pública mucho más caros, simplemente no podemos permitir que la industria orgánica continúe pretendiendo que no es diferente a la agricultura moderna.
¿Hice mención a salvar a los niños?
Fuente: Mitos y Fraudes
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