La Verdad Sobre las Sustancias Químicas
- Creado por admin
- El 5 octubre, 2012
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Elizabeth M. Whelan
ACHS.org
El congreso está debatiendo la modificación del Acta de Control de Sustancias Tóxicas, (TSCA) la ley que guía la manera en que el gobierno regula a las sustancias químicas en el ambiente. La Agencia de Protección del Ambiente planea regular a cinco químicos usados comúnmente y dice que más sustancias serán añadidas regularmente a la lista. Los químicos están bajo un creciente escrutinio y la tendencia es en dirección a más medidas precautorias.
¿Pero qué está impulsando a todo esto? ¿Ciencia? ¿O alarmismo político? Yo digo que es lo segundo. Muchos de los químicos bajo ataque han sido usados por décadas en productos hogareños sin evidencia alguna de daño humano. Lo que estamos viendo es un asalto a la ciencia. Los medios están ignorando la copiosa evidencia fáctica de seguridad a favor de una “ciencia basura” más amigable con la audiencia. El hecho de que una sustancia sea segura no parece merecer publicación, mientras que un estudio preliminar afirmando que existe una relación entre el shampoo y el cáncer es una historia de primera plana, o el asunto central de las noticias de la noche en la TV.
Un ejemplo notable de esta guerra contra las sustancias químicas son los ftalatos, agente químico usado para hacer a los plásticos más suaves y flexibles. Los ftalatos han sido usados con seguridad en una gran variedad de productos de los consumidores como las mangueras de riego, dispositivos médicos flexibles, o pelotas para la playa durante más de 50 años. Existe ya una vastísima información científica sobre la seguridad de los ftalatos y o hay ninguna evidencia de problemas de salud de los ftalatos en ningún producto para los consumidores.
El American Council of Science and Health convocó a un panel de selectos científicos presidido por el ex Ministro de Salud C. Everett Koop en 1999 para revisar a la literatura científica sobre la exposición a los ftalatos. Los hallazgos del panel confirmaron la seguridad de estos productos. Un análisis más reciente fue publicado en el Journal científico con revisión de los pares Medscapem pr el Dr. Michael A. Kamrin, profesor emérito del Centro de Toxicología Integral de la Universidad de Michigan. Después de examinar los estudios biomonitorizados, investigación epidemiológica y evidencia de animales de laboratorio, el Dr. Kamrin llegó a la conclusión de que los riesgos de los ftalatos “son bajo, aún más bajos de lo que se pensaba originalmente… no existe evidencia de efectos adversos sobre los humanos.”
Pero, a pesar de su récord de seguridad, loa ftalatos han sido apuntados como blanco por una bien organizada campaña de miedos implementada por grupos de interés especiales. El año pasado los activistas insertaron con éxito su agenda anti-ftalatos en el Acta de Mejoramiento de Seguridad de Productos del Consumidor, que impuso restricciones sobre la manera en que las sustancias podían ser usadas en productos para los niños. En su decisión, el Congreso no evaluó la seguridad de los ftalatos implementando en su lugar un enfrentamiento de “principio de precaución.” Los grupos de activistas basaron sus campañas en investigaciones defectuosas y estudios preliminares (y hasta en estudios sobre ratas), ignorando de manera conveniente la investigación del gobierno que apoya a la seguridad de los ftalatos –estudios hechos por acreditados evaluadores incluyendo a la Unión Europea, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor, y al Programa Nacional Toxicológico para la Evaluación de Riesgos para la Reproducción Humana.
En vez de examinar los hachos científicos, muchos legisladores se rindieron ante la propaganda y el alarmismo de los medios. Los estudios que atacan a los ftalatos más frecuentemente citados no toman en cuenta el riesgo o la exposición, tratando de establecer causa y efecto sin considerar a los preceptos científicos aceptados. Un científico, cuya entera carrera ha sido dedicada a luchar contra los ftalatos es el estadístico Dr. Shanna Swan, directora del Centro de Epidemiología Reproductiva de la Escuela de Medicina de la Universidad de Rochester. Swan ha intentado mostrar efectos reproductivos y de desarrollo por la exposición a los ftalatos –pero a pesar de la publicidad que rodea sus estudios, ella todavía tiene que probar los efectos sobre la salud que ella afirma. Además, ninguna de sus investigaciones ha sido reproducido por otros científicos y sus conclusiones han sido cuestionadas por la comunidad científica.
Reciente, un grupo de investigadores en el Centro Médico Mount Sinaí se lanzaron a probar que los ftalatos eran dañinos, afirmando una correlación entre la exposición a los ftalatos y cualquier cosa desde obesidad, a desarrollo de las mamas, al autismo. Sin embargo, esos estudios no rindieron ninguna evidencia, de la clase que sea, y los autores hasta admitieron que cualquier asociación es débil y no conclusiva.
El terror por los ftalatos fue sólo la punta del iceberg. Los activistas se han concentrado ahora en la lucha más grande por la reforma del TSCA, urgiendo al Congreso a pasar regulaciones precautorias aún más estrictas. A principios del mes de mayo 2012, el panel de sonido prestigioso “panel del Presidente sobre el Cáncer,” publicó un informe culpando a un sustancia número de cánceres a la exposición a los químicos. Este informe, que ha sido desechado por todos quienes son conocedores de la causas prevenibles del cáncer, sólo ha servido para añadir combustible a la desinformación que circula sobre los presuntos peligros de los químicos en el ambiente –peligros que son, en verdad, insignificantes.
La cantidad de atención mediática y política dada a la pseudociencia química es irresponsable y preocupante. Tal alarmismo borronea las líneas entre riesgos reales y los hipotéticos, y desvía el tiempo y la atención de los desafíos reales de salud y seguridad. En vez de fabricar terrores, necesitamos enfocar nuestra atención en enfrentar a los riesgos coocidos.
Por: Dra. Elizabeth M. Whelan
residente y fundadora del American Council on Science and Healllth, ACSH
Fuente: Mitos y Fraudes
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